El sabado -8- julio a las 21:30 por La 1, fotos.
El ministro Luis de Guindos en Informe Semanal
Además, la seguridad de los ciclistas y el boom inmobiliario de Nueva York
Economía sin vacaciones
En pleno periodo de vacaciones se ha decidido una reducción de impuestos para las rentas más bajas que entrará en vigor el 1 de enero de 2018. El Gobierno ha revisado al alza el crecimiento económico que se espera llegue hasta el 3 por ciento este año. Igualmente, el Ejecutivo considera que la coyuntura favorece el incremento de los salarios, que puede llegar en algunos casos hasta el 3 por ciento. La próxima semana se vota el techo de gasto, que alcanza los 120.000 millones en 2018. La economía, pues, no para en vacaciones. En pleno periodo vacacional nos acercamos al ciudadano para detenernos de modo particular en las inquietudes y también en las esperanzas que el horizonte económico perfila. El Ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, participa en este análisis. También contamos con la presencia de Emilio Ontiveros, catedrático de Economía de la UAM y presidente de Analistas Financieros Internacionales, y Amador Ayora, director del diario "El Economista"#InformeSemanalEconomia@@FOTO[4102228,C,100]
La piel sobre el asfalto
Más de una veintena de ciclistas ha muerto este 2017 en las carreteras españolas, según los datos de la DGT; más de 400 en la última década. Unas cifras escalofriantes que no logran concienciar a muchos conductores que no son conscientes de la fragilidad del colectivo ciclista. La escasez de carriles específicos para bicicletas, la falta de limpieza de los arcenes en las carreteras o la inconsciencia de algunos conductores que circulan bajo la influencia de alcohol o drogas, ponen en peligro a quienes disfrutan del deporte sobre dos ruedas. El reportaje "La piel sobre el asfalto" analiza esta situación de vulnerabilidad en carretera, y las iniciativas legislativas que tratan de evitarla, con ciclistas como Jaime Escortell, del Club de Atletismo Llebeig de Jávea; Gregorio Serrano, Director de la Dirección General de Tráfico; Jorge Ortega, Responsable de Estudios de Seguridad de la Fundación MAPFRE; y Alfredo García, Director del Proyecto "Bike2Lane" de la Universidad Politécnica de Valencia. Puedes participar en el hashtag: #InformeSemanalCiclistasNueva York por las nubes
Nueva York, la ciudad donde todos quieren estar, tiene un problema: el espacio para acoger a los 9 millones de personas que irán a vivir en poco tiempo a la ciudad más importante del mundo. Se estima que en los próximos 3 años se van a construir 92 rascacielos, con piso valorados en 100 millones de dólares. La falta de terrenos para construir y los precios del mercado han generado una burbuja inmobiliaria. Informe Semanal nos acerca las tendencias arquitectónicas de una ciudad cuya personalidad ha sido marcada por los rascacielos. Estos edificios, otrora para albergar grandes empresas, oficinas y centros comerciales… tienden hoy hacia un concepto novedoso: vivir en las alturas. Son los apartamentos en la Gran Manzana con precios prohibitivos, pero el ayuntamiento de Nueva York obliga a que en muchas de las nuevas construcciones los promotores reserven pisos baratos para los menos favorecidos. A través de los testimonios de Feniosky Peña-Mora, concejal de Construcción de Ayuntamiento de Nueva York; Rafael Viñoly, arquitecto y Juan Herreros, arquitecto y profesor de la Universidad de Columbia, descubrimos el Nueva York que vive en las alturas. Puedes participar en el hashtag: #InformeSemanalNuevaYork,.
Crónicas es un programa de reportajes de
producción propia enfocado a la realidad de España. Todos los lunes a
las 23.45 horas en La 2 , etc.
El segundo Mad Cool sobrevive al diluvio con unos Foo Fighters .
Cultura - Música,.
El segundo Mad Cool sobrevive al diluvio con unos Foo Fighters mesiánicos,foto.
El diluvio caído en la primera jornada no ha
disuadido a los 45.000 asistentes de disfrutar de los grandes cabezas
de cartel de la edición,.
No pintaba tan gris el panorama cuando meses atrás se agotó el aforo del II Mad Cool Festival, pero julio ha querido retorcer previsiones con un diluvio en la primera jornada que, con todo, no ha disuadido a los 45.000 asistentes de disfrutar de los grandes cabezas de cartel de la edición, Foo Fighters.
«¡Es una noche jodidamente bonita!», ha gritado su líder, Dave Grohl,
ya sin nubes a la vista, incapaz de ocultar su buena estrella después de
casi 20 horas de agua sobre Madrid, aunque la organización haya
comunicado desde bien temprano que la suspensión no era una opción y que
las camisas hawaianas debían dar paso al menos hoy a los chubasqueros.
Negro como pedernal se desplomaba el cielo en la apertura de puertas de La Caja Mágica al principio de la tarde, cuando se daba acceso rápido a unos pocos valientes para que alcanzaran las zonas cubiertas ante una lluvia que ocultaba incluso la simbólica noria del festival. No ha sido hasta las 19,30 horas aproximadamente cuando las nubes han dado tregua, coincidiendo con la llegada masiva de asistentes para disfrutar bajo techo del directo de los españoles Neuman o del del cuarteto femenino de rock Warpaint, este al raso.
Llegado ese momento no se habían registrado tampoco incidencias grandes más allá del apagón de las pantallas, inservibles en toda la jornada para seguir los conciertos multitudinarios, o la media hora larga de retraso en el show de The Lumineers (algunas fuentes han indicado a Efe que la banda no quería salir por los truenos). Su salto a escena ha coincidido con casi los primeros rayos de sol del día y su folk jovial, coloreado con acordeón y contrabajo, ha puesto una necesaria sonrisa al festival, sobre todo con «Ho hey», que han soltado rápidamente en una actuación de apenas 25 minutos para cumplir con los tiempos.
Así han dejado vía libre al directo de Foals en el segundo escenario grande, mientras Quique González, el hombre que cantaba «Te vi bailar bajo la lluvia», registraba en DVD su directo en un formato más íntimo. El concierto de los británicos ha servido de termo para ir calentando los pies húmedos gracias a sus sofisticadas guitarras y a la voz de Yannis Philippakis, bien templada desde la roquera «Mountain at my gates» y en piezas bailables como «My number».
Quizás se les han atragantado después las cuerdas hipnóticas de «Spanish Sahara» frente a un público tibio, sin apenas música o cerveza encima, que no ha sabido apreciar un repertorio trufado de lo más granado de su último disco, «What went down», pero también de «Antidotes» o el celebrado «Holy Fire». Nada que ver con la salvaje irrupción de Foo Fighters poco después, con la práctica totalidad de los asistentes pendientes de ellos el día en el que se cumplían 6 años de su último concierto en Madrid, calificado entonces por la prensa y por ellos mismos como una cita para la historia.
«Va a ser una noche larga», ha pronosticado Grohl, gran maestro de ceremonias de un show de casi dos horas y media que ha dado para dejar el cuerpo dolorido entre espasmos, celebrar momentos de emponderamiento personal y exaltación de la amistad y hasta para arrullos románticos en formato semiacústico. Con la única salvedad de «Cold day in the sun», como siempre con el batería Taylor Hawkins como protagonista, Grohl ha estado omnipresente, desmarañada la melena y presto a dejarse el alma a cada momento, voraz como Cronos o milagroso como Moisés al frente de un sexteto que, con ocho manos a las cuerdas, ha construido un muro impenetrable.
Decididos a dejar huella en Madrid, hasta han subvertido el orden y composición de shows previos, arrancando a lo grande con «Everlong», habitualmente su fin de fiesta. Entre las más de dos docenas de canciones interpretadas han cabido canciones como «Monkey wrench» y «Learn to fly», pasando por las ineludibles «The pretender», «Walk», «Times like these» o «My hero», aquí con el público coreando el estribillo a pleno pulmón. «Vamos a hacer un concurso, a ver quién pierde primero la voz, yo puedo cantar toda la noche», prevenía ya al inicio, y no eran pocos los que se sorprendían de que no se dejara la garganta entre notas musicales y berridos sostenidos.
Incluso ha habido tiempo para su nuevo álbum, «Concrete & Gold», que se publicará en septiembre con la ya conocida «Run» o una pieza romántica a la guitarra que ha dado en llamar «Big me» y que también ha sonado esta noche. El gran damnificado ha sido el pop alternativo y colorista de Belle & Sebastian, que merecía mejor espacio que uno de los escenarios medianos a la misma hora que Foo Fighters, quienes han rematado con «Best of you» un concierto de altura, a la espera de lo que puedan hacer mañana Green Day y Ryan Adams en la segunda jornada.
Negro como pedernal se desplomaba el cielo en la apertura de puertas de La Caja Mágica al principio de la tarde, cuando se daba acceso rápido a unos pocos valientes para que alcanzaran las zonas cubiertas ante una lluvia que ocultaba incluso la simbólica noria del festival. No ha sido hasta las 19,30 horas aproximadamente cuando las nubes han dado tregua, coincidiendo con la llegada masiva de asistentes para disfrutar bajo techo del directo de los españoles Neuman o del del cuarteto femenino de rock Warpaint, este al raso.
Llegado ese momento no se habían registrado tampoco incidencias grandes más allá del apagón de las pantallas, inservibles en toda la jornada para seguir los conciertos multitudinarios, o la media hora larga de retraso en el show de The Lumineers (algunas fuentes han indicado a Efe que la banda no quería salir por los truenos). Su salto a escena ha coincidido con casi los primeros rayos de sol del día y su folk jovial, coloreado con acordeón y contrabajo, ha puesto una necesaria sonrisa al festival, sobre todo con «Ho hey», que han soltado rápidamente en una actuación de apenas 25 minutos para cumplir con los tiempos.
Así han dejado vía libre al directo de Foals en el segundo escenario grande, mientras Quique González, el hombre que cantaba «Te vi bailar bajo la lluvia», registraba en DVD su directo en un formato más íntimo. El concierto de los británicos ha servido de termo para ir calentando los pies húmedos gracias a sus sofisticadas guitarras y a la voz de Yannis Philippakis, bien templada desde la roquera «Mountain at my gates» y en piezas bailables como «My number».
Quizás se les han atragantado después las cuerdas hipnóticas de «Spanish Sahara» frente a un público tibio, sin apenas música o cerveza encima, que no ha sabido apreciar un repertorio trufado de lo más granado de su último disco, «What went down», pero también de «Antidotes» o el celebrado «Holy Fire». Nada que ver con la salvaje irrupción de Foo Fighters poco después, con la práctica totalidad de los asistentes pendientes de ellos el día en el que se cumplían 6 años de su último concierto en Madrid, calificado entonces por la prensa y por ellos mismos como una cita para la historia.
«Va a ser una noche larga», ha pronosticado Grohl, gran maestro de ceremonias de un show de casi dos horas y media que ha dado para dejar el cuerpo dolorido entre espasmos, celebrar momentos de emponderamiento personal y exaltación de la amistad y hasta para arrullos románticos en formato semiacústico. Con la única salvedad de «Cold day in the sun», como siempre con el batería Taylor Hawkins como protagonista, Grohl ha estado omnipresente, desmarañada la melena y presto a dejarse el alma a cada momento, voraz como Cronos o milagroso como Moisés al frente de un sexteto que, con ocho manos a las cuerdas, ha construido un muro impenetrable.
Decididos a dejar huella en Madrid, hasta han subvertido el orden y composición de shows previos, arrancando a lo grande con «Everlong», habitualmente su fin de fiesta. Entre las más de dos docenas de canciones interpretadas han cabido canciones como «Monkey wrench» y «Learn to fly», pasando por las ineludibles «The pretender», «Walk», «Times like these» o «My hero», aquí con el público coreando el estribillo a pleno pulmón. «Vamos a hacer un concurso, a ver quién pierde primero la voz, yo puedo cantar toda la noche», prevenía ya al inicio, y no eran pocos los que se sorprendían de que no se dejara la garganta entre notas musicales y berridos sostenidos.
Incluso ha habido tiempo para su nuevo álbum, «Concrete & Gold», que se publicará en septiembre con la ya conocida «Run» o una pieza romántica a la guitarra que ha dado en llamar «Big me» y que también ha sonado esta noche. El gran damnificado ha sido el pop alternativo y colorista de Belle & Sebastian, que merecía mejor espacio que uno de los escenarios medianos a la misma hora que Foo Fighters, quienes han rematado con «Best of you» un concierto de altura, a la espera de lo que puedan hacer mañana Green Day y Ryan Adams en la segunda jornada.