El 13 de
agosto de 2017 Eider Arévalo dio un “salto cuántico” en su carrera y fue
justo al lado del Palacio de Buckingham donde se coronó campeón mundial
de los 20 kilómetros de la marcha, una meta que cumplió tras sufrir
“mucho dolor en las piernas”.
Así lo reveló en una entrevista con
Efe en Bogotá, donde se preparó para disputar los Juegos Panamericanos
de Lima y recordó que el Campeonato Mundial de Atletismo de Londres 2017
fue un punto de inflexión en su carrera, que desde entonces ha tenido
más días alegres que tristes.
“Cuando empecé a concentrarme no
era el sistema el que estaba malm sino que yo debía mejorar para
acomodarme al sistema. Cuando eso ocurrió simplemente me concentré tanto
que di el salto cuántico: ser campeón mundial”, afirmó Arévalo, de 26
años.
El bogotano tiene claro desde entonces que “el dolor” hace
parte de la preparación y considera que llega a un punto en el que se
vuelve un “amigo” que “debe ser parte esencial de lo que es ser un
campeón”.
“Fue un salto cuántico en realidad el hecho de prepararse todo el
tiempo para algo, de saber que se podía lograr, todo el tiempo
concentrado en un solo objetivo, que era competir y entrenar muchísimo.
Son muchos kilómetros, mucho sufrimiento muchas veces, mucho dolor en
las piernas”, agregó.
Una de las personas que más ha ayudado a
Arévalo a progresar es Luis Fernando López, un atleta retirado que en
2011 se convirtió en el primer colombiano en ganar un oro en la marcha
atlética de un Campeonato Mundial al ganar los 20 kilómetros en la
ciudad surcoreana de Daegu.
Sus consejos, desde que eran
compañeros de equipo en Colombia, han sido claves porque le han “ayudado
muchísimo” a crecer y a cumplir con los objetivos propuestos.
Uno de ellos es el oro en los 20 kilómetros de Lima, que se disputará el
4 de agosto en un circuito que le es familiar porque en él se coronó
campeón de la Copa Panamericana de Marcha en 2017.
“La preparación ha sido muy buena, muy importante. Hemos hecho muy
buenos kilómetros en esta temporada, me siento muy confiado para hacer
esta prueba en los Juegos Panamericanos de Lima”, explicó.
El circuito lo conoce y le trae buenos recuerdos pues en 2017 ganó en la Copa Panamericana de Lima.
El andarín buscará uno de los pocos oros que le falta, el de los Juegos
Panamericanos luego de haber participado en Toronto 2015, en donde
ocupó la quinta posición tras sufrir “un choque de energía”.
“Fue
una experiencia triste (en Toronto) pero sabía que en pocos meses tenía
el Mundial de ese momento (en Pekín). Fui al Mundial y quedé séptimo,
que era entonces mi mejor puesto en un Mundial de Atletismo. Ya después
de cuatro años (de los Juegos de Toronto) y de adquirir toda esa
experiencia, ya sabemos qué es lo que tenemos y con qué vamos a Lima”,
precisó.
En el ciclo olímpico, Arévalo ha tenido resultados
sobresalientes como el bronce en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta
2017 y el oro en los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018.
En el último año también ha obtenido varios resultados destacados como
las victorias en abril en el Gran Premio de Rio Maior (Portugal) y en
junio en el GP Cantones (España).
Los triunfos le han permitido
ganar confianza, algo que busca siempre para “tener buenas marcas” y
competir en la elite mundial.
“Eso es lo que uno busca siempre,
tener mucha confianza y mucha tranquilidad para que al momento de hacer
la prueba sea simplemente salir a disfrutar”, resaltó el atleta.
Otra de las experiencias que le permitió fortalecer su carrera la
vivió en enero pasado, cuando hizo parte de una investigación
nutricional liderada por la doctora australiana Louise Burke.
“Lo
que hacíamos era estar en una dieta alta en grasas y baja en
carbohidratos (...) lo que genera en el cuerpo mucho cansancio y mucha
fatiga porque todos los seres humanos normalmente lo que utilizamos es
el glucógeno, que es la energía que sacamos de los carbohidratos”,
detalló.
Arévalo explicó que cuando el glucógeno “se vacía
totalmente” en los músculos se empiezan a sentir “calambres, dolores” y
“cansancio, fatiga tanto física como mental”.
“Entonces esta
investigación fue algo muy importante para saber uno a qué se podía
exponer (...) sintiendo todo esto y estando en esta dieta. Fue algo muy
importante”, agregó.
Los resultados obtenidos en el último año
acreditan al colombiano como principal favorito a llevarse el oro en
Lima, aunque él tiene clara su prioridad: coronarse campeón olímpico en
Tokio 2020.
“El sueño de lograr una medalla en los Juegos
Olímpicos es de todo atleta (...) Se puede lograr, no tan fácil pero sí
con lucha, con mucho trabajo, entonces sé que es simplemente enfocarse y
trabajar muchísimo para cumplir ese sueño”, concluyó.
TITULO: 3 RAZONES CON -Victoria en el Campeonato de Extremadura y por equipos en la Clásica Velá de Triana ,.
Victoria en el Campeonato de Extremadura y por equipos en la Clásica Velá de Triana
foto / Doble alegría
para el equipo en los dos frentes en los que participó este domingo.
Juan Gutiérrez consiguió el triunfo en el Campeonato de Extremadura y el
gran trabajo conjunto en la Clásica Velá de Triana en Sevilla permitió
al Bicicletas Rodríguez-Extremadura llevarse la victoria por equipos.
Rara vez en ciclismo el que más trabaja
consigue ganar. Pero con valentía, los ciclistas que participaron en la
prueba sevillana se echaron la carrera a las espaldas y controlaron en
todo momento la carrera, con la firme intención de jugar las bazas de
sus hombres rápidos. La apuesta les permitió terminar con tres ciclistas
entre los diez primeros, a saber Geralds Scheihing (4º), David Martín
(6º) y Claudio Clavijo (7º). La consecuencia de este gran resultado fue
la victoria por equipos, que dio sentido al trabajo realizado.
Además, el Campeonato de Extremadura
tuvo como protagonista a Juan Gutiérrez, que fue segundo en la categoría
Sub 23 y se proclamó Campeón regional. David Correyero completó el
pódium de la categoría (3º) y consiguió el subcampeonato.
Con la satisfacción de haber realizado
un gran trabajo y la recompensa de los éxitos obtenidos, el Bicicletas
Rodríguez-Extremadura ya piensa en Vuelta a Avila y Palencia, próximos
objetivos siempre manteniendo la filosofía con la que lleva muchos años
trabajando: Formación, juventud y equipo.
TITULO: POLICÍAS EN ACCIÓN - La doble pena de los hijos de Infancia Libre,.
La
primera vez que María Sevilla testificó por negarse a cumplir con el
régimen de visitas concedido al padre de su hijo, ella argumentó que el
niño había «verbalizado» haber sufrido abusos sexuales. La Fiscalía le
creyó y abrió diligencias. El caso fue sobreseído, es decir, archivado
provisionalmente, en 2013. «La acusación la hace la Fiscalía por
presunto delito sexual», mantiene Sevilla, de 36 años y presidenta de
Infancia Libre. «Yo nunca denuncié pero este señor debería seguir
imputado». En 2017 ella se mudó con el niño, su pareja actual y una hija
de ambos a Granada, y el padre acudió a los juzgados y ganó la custodia
de su hijo. Entones, la familia desapareció. Con una orden de busca y
captura, los encontraron en Villar de Cañas. El niño de once años estaba
sin escolarizar y el juez decretó que viviera con su padre, aunque ella
no está en prisión. «Salían sólo al ocaso, mi hijo llevaba una vida más
nocturna y ella le obligaba a llamar papá a su marido», se queja el
padre en televisión, un medio que también usa la madre: «el niño tiene
miedo que ese señor lo mate».
En el fondo, el caso de las
mujeres investigadas de Infancia Libre, una asociación marginal creada
en agosto de 2015, contiene las historias de cuatro niños sacudidos por
un vendaval mediático, levantado por cuatro factores que, en orden
cronológico, son: sus madres denunciaron a sus exparejas por abuso
sexual contra sus propios hijos y se asociaron a Infancia Libre, una
organización marginal creada para dar voz a los niños víctimas de
agresiones sexuales. Además María Sevilla, Patricia González, Rocío de
la Osa y Ana María Bayo se fotografiaron con dos diputadas de Podemos
cuando ese partido político las invitó a hablar en el Congreso. Por
último, las cuatro fueron acusadas de «sustracción de menores» y
«desobediencia a la autoridad judicial» y detenidas entre marzo y junio.
Los
hijos quedaron a la deriva de la disputa entre sus progenitores. Como
el hijo de Sevilla, la hija de Patricia González está con su padre; la
hija de Rocío de la Osa, con una tía paterna, mientras que Ana María
Bayo mantiene la custodia de la suya. A diferencia de las dos primeras,
sí existe una sentencia en contra de los padres de los dos últimos casos
por violencia intrafamiliar. El padre de la hija de Bayo, que se separó
de ella cuando la niña tenía seis meses, fue sentenciado por un delito
de maltrato familiar. Había abofeteado a la niña cuando tenía siete
años. Hace cuatro meses el juez lo absolvió del cargo de abuso sexual, a
pesar de que la niña insistiera en su versión, sostenida en un audio
que, más que dudas razonables, provocaba certezas. Al padre, sin
embargo, le prohibieron acercarse a su hija, ahora de doce años. Ambas
partes recurrirán la sentencia.
La expareja de De la Osa, por su
parte, había sido condenado por maltrato. Hacía cinco años él había
abandonado la ciudad en que vivía la niña, ahora de ocho años y no la
había vuelto a ver. «Mi hija me contó una serie de cosas y le creí»,
afirmó Osa, de 36 años, también en televisión. «La he protegido hasta
donde he podido». ¿Las madres habían adoctrinado a los hijos para
volverlos contra el padre, castigado así tras la separación? Es una
tesis. ¿Habían sido realmente abusados por sus padres y las madres
habían actuado con instinto protector? Es la otra hipótesis. Sin una
respuesta nítida, los juzgados han dejado correr el tiempo.
Extraña coincidencia
En
2014 Osa y González denunciaron en distintas jurisdicciones y en marzo
de 2015 lo hizo Bayo. Cinco meses después las cuatro coincidían en
Infancia Libre, cuando se registró la organización para «la protección a
la infancia» y pidió tres euros mensuales a sus «simpatizantes». Nunca
recibió subvenciones y no pagó sueldos, asegura Sevilla. Las causas por
violencia doméstica de los padres contra los hijos se resolvieron con
sobreseimientos en el caso de Sevilla y González,de 44 años. Los jueces
consideraron que no había pruebas suficientes pero ningún caso se
archivó como denuncia falsa. Ahora se dieron vueltas las tornas y la ley
va contra ellas. Ocho padres constituyeron una plataforma en Granada y
contrataron a un bufete para demandar con acciones conjuntas, mientras
animan a otros padres a sumarse.
En enero de 2016, cuando
Infancia Libre aparece en el Registro Nacional de Asociaciones, ninguna
de estas mujeres había incumplido el régimen de visitas todavía. La
cuestión comienza en 2017. Ese año también acuden a la Comisión de
Derechos de la Infancia y la Adolescencia del Congreso de los Diputados.
De aquella vez fue la foto con Podemos, sus anfitriones. Dos, en
concreto. Una interior y otra exterior, en la que aparece Ione Belarra,
ahora portavoz adjunta. Aquella vez Sevilla afirmó que su organización
representaba «150 niños y niñas». Después de compartir el acto,
abandonaron sus redes sociales.
Como sus tres compañeras, González
había dejado de cumplir las vistas con el padre de su hija en febrero
de 2017. Separada del padre de su hija hace ocho años se había ocultado
en La Cabrera, cerca de Madrid, con la niña de diez años, a la que había
retirado del colegio. La causa por abuso sexual había sobreseído dos
años antes. Entre las cuatro reúnen cientos de denuncias por parte de
los padres. Dos de ellas desaparecen del mapa. Tienen orden de busca y
captura. Dos años después, caía Sevilla en marzo; González y Bayo, en
mayo, y De la Osa, en junio. En el punto de mira la abogada y el
psiquiatra que comparten, Carmen Simón y Antonio Escudero. «No existe
una organización criminal ni estamos siendo investigadas como tal»,
refuta Sevilla. Pero los casos relacionados con Infancia Libre que
investiga la Policía Nacional pueden llegar a la veintena, más de la
mitad en Andalucía, entretejidos por una forma similar de sustanciar sus
acciones. Detenidas las madres, los niños pasan a otras casas, otros
cariños.