TITULO: Juego de Niños - El polideportivo acoge una exhibición de taekwondo ,. Sábado -25- Junio,.
Juegos de niños,.
Sabado -25- Junio a las 22:00 por La 1, foto,.
Juego - El polideportivo acoge una exhibición de taekwondo ,.
El polideportivo acoge una exhibición de taekwondo ,.
El domingo 19 de Junio, a las 11:00 horas en el Pabellón Central del Polideportivo Municipal de Fuente del Maestre (Badajoz), tendrá lugar un exhibición de Taekwondo a cargo de los alumnos de este curso de la UPF, que por primera vez se ha llevado a cabo en la localidad.
Su monitor , Bartolomé Nieto , ha hecho un balance “ más que positivo” del mismo: “ A pesar de las incidencias y vaivenes que hemos sufrido por el covid, hemos terminado el curso con cerca de 45 alumnos, divididos en tres grupos de edades. Tenemos 20 niños (hasta los 7 años), 15 (entre los 8 y 15 años) y 11 adultos .”
Ese último grupo se ha examinado el pasado 14 de Junio, “con unos resultados deportivos muy buenos, ya que se han conseguido mucho cinturones naranja. Ahora es el turno de los otros dos grupos”.
Aunque, destaca Bartolomé , “lo más importante que se ha logrado va más allá de lo deportivo, y son los valores como el respeto o el mirar por el compañero , la calidad humana de los participantes por encima de los resultados. Ése es el verdadero éxito del curso.”
De cara a la exhibición del domingo, ha dicho: “ Más que una exhibición, lo he planteado como una fiesta, sobre todo para los más pequeños. Lo que quiero es que disfruten porque es su día, y que la gente vaya a arroparles.”
TITULO : LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - La Biblioteca Juan Pablo Forner de Mérida recopila fondos bibliográficos del Festival,.
LA PANTERA ROSA - Y LUKE LUKE - La Biblioteca Juan Pablo Forner de Mérida recopila fondos bibliográficos del Festival,., fotos,.
La Biblioteca Juan Pablo Forner de Mérida recopila fondos bibliográficos del Festival,.
La delegada de Cultura y Bibliotecas, Silvia Fernández, y el gerente del Festival Internacional
de Teatro Clásico, Pedro Blanco, presentaron, en la tarde de ayer, la Biblioteca del Festival de Teatro Internacional de Mérida, coordinada por Javier Llanos, que se ha instalado en la sala Miguel de Cervantes de la Biblioteca Municipal “Juan Pablo Forner.
La Biblioteca Festival del Teatro de Mérida estará formada por textos iniciales y espectaculares que se han estrenado, fondos bibliográficos tanto de las obras originales como adaptaciones o diferentes ediciones , revistas especializadas, así como material grafico que sirva para contextualizar las obras representadas.
En definitiva se trata de recopilar y ofrecer al investigador la posibilidad de conocer los diferentes periodos y obras en el que se ha ido disfrutando el festival de la ciudad.
TITULO: EL CLUB COMEDIA - El hormiguero Lunes -27 - Jueves -30- Junio ,.
El hormiguero Lunes -27 - Jueves -30- Junio ,.
TITULO: EL CLUB COMEDIA - El hormiguero Lunes -27 - Jueves -30- Junio ,.
El hormiguero Lunes -27 - Jueves -30- Junio ,.
El lunes al jueves a las 21:45 horas, en Antena 3, fotos.
El Lunes -27- Junio ,.
Máximo Huerta: "¿Cómo veo al PSOE? Vengo a hablar de mi libro",.
Máximo Huerta. Utiel, Valencia, 1971. El escritor y periodista acaba de ganar el premio Fernando Lara con Adiós, pequeño, una novela que llega ahora a las librerías. Sobre Pedro Sánchez y sus siete días como ministro de Cultura, casi el silencio.
Máximo Huerta. Utiel, Valencia, 1971. El escritor y periodista acaba de ganar el premio Fernando Lara con Adiós, pequeño, una novela que llega ahora a las librerías. Sobre Pedro Sánchez y sus siete días como ministro de Cultura, casi el silencio.
- Cuéntenos, brevemente, ¿cómo es 'Adiós, pequeño'?
- Es una familia que ha tenido que construir su felicidad a base de silencios y de secretos.
- La frase con la que arranca su novela es demoledora: "Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiera nacido".
- Las novelas tienen que llegar al lector con la verdad y, a partir de ahí, nos damos la mano los dos.
- Estuvo tres años escribiéndola, pero inicialmente no pretendía publicarla.
- Este libro fue haciéndose solo. No me di cuenta ni de lo que estaba escribiendo. Ha venido a buscarme a mí. Hay libros que ya estaban escritos dentro de uno mismo. He sido invadido por esta novela.
- ¿Es cien por cien autobiográfica?
- Los libros, una vez publicados, ya son ficción para los lectores. Es un retrato impresionista, subjetivo, verídico y profundamente sincero.
- ¿Qué le ha costado más a la hora de desnudar su intimidad?
- Nunca se desnuda uno del todo. Nunca vamos desnudos por la vida. Yo creo que el secreto está en seguir siendo niño: intuición y asombro.
- Habrá quien piense que está exorcizando los demonios del pasado.
- Los fantasmas no existen y no hay que exorcizar nada del pasado.
- En su familia, el silencio es la solución.
- Es que el silencio es la mejor respuesta para todo: para protegerse, para sentirse más seguro y, a veces, morderse la lengua está muy bien.
- La novela destila amor, pero también incomodidad, amargura, tristeza...
- Es una antología de fragmentos, un muestrario. Toda una vida siempre es una antología; el resto lo destruyó el olvido.
- A todos los que somos pueblo nos resultan familiares algunas referencias de su novela, como la matanza del cerdo, los vecinos, las tiendas...
- En el pueblo, el micromundo es eterno y los pueblos tienen mucha memoria, tanto las gentes como los lugares y eso no se despega de la piel.
- Y también hay una generación que recordará la revista 'Burda' con sus patrones y las madres y abuelas cosiendo sin parar.
- La infancia de mi abuela, las abuelas, los padres, mis padres, la familia campesina... Todo mitificado. He regresado a eso, a la vida de entonces, a lo mejor para imitarla. Seguramente.
- En su novela evoca un episodio de su infancia que fue "infinitamente peor para la autoestima" que su breve etapa como ministro de Cultura y Deporte en 2018. [Dimitió al conocerse que había cometido una infracción tributaria].
- La vida hay que celebrarla y en la vida hay muchísimos episodios buenos y malos que nos van conformando como persona y todo puede hacerte crecer.
- Ha sido el ministro más breve de la historia de la democracia. ¿No se quedó con ganas de volver a la política?
- Soy el Salvatore de Cinema Paradiso, que de pronto se ha sentado en el cine y está viendo los besos robados. Lo demás ya no me importa.
- Si le hubiera insistido más Pedro Sánchez, ¿se habría quedado?
- Insistir es algo agotador, no funcionan las cosas en las que se insiste, no funciona ni el amor.
- ¿Qué cualidad le faltó para asentarse en la política?
- No tengo ni idea, no he hecho repaso. Es un tiempo muy pasado y hay que sacar ya la ropa de verano, eh.
- ¿Cómo ve al PSOE ahora?
- Yo, como diría aquel, he venido a hablar de mi libro.
- ¿Y al PP?
- Asisto como espectador a toda la actualidad.
- ¿Y a Vox? ¿Alguna mención?
- De ninguno. Hay ya demasiado ruido en este país. Mi opinión no creo que sea tan importante en este asunto.
- ¿Dónde se miente más: en la política o en televisión?
- Las mejores mentiras son en la literatura porque son ficción y esas son maravillosas y nos hacen disfrutar.
- ¿Le gustaría regresar a las cadenas de televisión nacionales?
- Es que estoy muy bien en casa: en Valencia, en el hogar... Más allá de la M-30 hay mucho país, eh. Hay más España. [Huerta presenta desde enero de 2021 el magazine diario Bona vesprada en la televisión autonómica valenciana].
- ¿Se liberó ya de los prejuicios de ser un escritor que viene de la televisión?
- Mi pregunta sería al revés ¿se han liberado ya los demás?
- ¿Qué hará con los 120.000 euros del premio Fernando Lara de novela?
- Celebrar la vida.
Martes -28- Junio,.
- Cuéntenos, brevemente, ¿cómo es 'Adiós, pequeño'?
- Es una familia que ha tenido que construir su felicidad a base de silencios y de secretos.
- La frase con la que arranca su novela es demoledora: "Mi madre habría sido más feliz si yo no hubiera nacido".
- Las novelas tienen que llegar al lector con la verdad y, a partir de ahí, nos damos la mano los dos.
- Estuvo tres años escribiéndola, pero inicialmente no pretendía publicarla.
- Este libro fue haciéndose solo. No me di cuenta ni de lo que estaba escribiendo. Ha venido a buscarme a mí. Hay libros que ya estaban escritos dentro de uno mismo. He sido invadido por esta novela.
- ¿Es cien por cien autobiográfica?
- Los libros, una vez publicados, ya son ficción para los lectores. Es un retrato impresionista, subjetivo, verídico y profundamente sincero.
- ¿Qué le ha costado más a la hora de desnudar su intimidad?
- Nunca se desnuda uno del todo. Nunca vamos desnudos por la vida. Yo creo que el secreto está en seguir siendo niño: intuición y asombro.
- Habrá quien piense que está exorcizando los demonios del pasado.
- Los fantasmas no existen y no hay que exorcizar nada del pasado.
- En su familia, el silencio es la solución.
- Es que el silencio es la mejor respuesta para todo: para protegerse, para sentirse más seguro y, a veces, morderse la lengua está muy bien.
- La novela destila amor, pero también incomodidad, amargura, tristeza...
- Es una antología de fragmentos, un muestrario. Toda una vida siempre es una antología; el resto lo destruyó el olvido.
- A todos los que somos pueblo nos resultan familiares algunas referencias de su novela, como la matanza del cerdo, los vecinos, las tiendas...
- En el pueblo, el micromundo es eterno y los pueblos tienen mucha memoria, tanto las gentes como los lugares y eso no se despega de la piel.
- Y también hay una generación que recordará la revista 'Burda' con sus patrones y las madres y abuelas cosiendo sin parar.
- La infancia de mi abuela, las abuelas, los padres, mis padres, la familia campesina... Todo mitificado. He regresado a eso, a la vida de entonces, a lo mejor para imitarla. Seguramente.
- En su novela evoca un episodio de su infancia que fue "infinitamente peor para la autoestima" que su breve etapa como ministro de Cultura y Deporte en 2018. [Dimitió al conocerse que había cometido una infracción tributaria].
- La vida hay que celebrarla y en la vida hay muchísimos episodios buenos y malos que nos van conformando como persona y todo puede hacerte crecer.
- Ha sido el ministro más breve de la historia de la democracia. ¿No se quedó con ganas de volver a la política?
- Soy el Salvatore de Cinema Paradiso, que de pronto se ha sentado en el cine y está viendo los besos robados. Lo demás ya no me importa.
- Si le hubiera insistido más Pedro Sánchez, ¿se habría quedado?
- Insistir es algo agotador, no funcionan las cosas en las que se insiste, no funciona ni el amor.
- ¿Qué cualidad le faltó para asentarse en la política?
- No tengo ni idea, no he hecho repaso. Es un tiempo muy pasado y hay que sacar ya la ropa de verano, eh.
- ¿Cómo ve al PSOE ahora?
- Yo, como diría aquel, he venido a hablar de mi libro.
- ¿Y al PP?
- Asisto como espectador a toda la actualidad.
- ¿Y a Vox? ¿Alguna mención?
- De ninguno. Hay ya demasiado ruido en este país. Mi opinión no creo que sea tan importante en este asunto.
- ¿Dónde se miente más: en la política o en televisión?
- Las mejores mentiras son en la literatura porque son ficción y esas son maravillosas y nos hacen disfrutar.
- ¿Le gustaría regresar a las cadenas de televisión nacionales?
- Es que estoy muy bien en casa: en Valencia, en el hogar... Más allá de la M-30 hay mucho país, eh. Hay más España. [Huerta presenta desde enero de 2021 el magazine diario Bona vesprada en la televisión autonómica valenciana].
- ¿Se liberó ya de los prejuicios de ser un escritor que viene de la televisión?
- Mi pregunta sería al revés ¿se han liberado ya los demás?
- ¿Qué hará con los 120.000 euros del premio Fernando Lara de novela?
- Celebrar la vida.
Martes -28- Junio,.
Vicky Peña: "Los teatros públicos tendrían que estar dando trabajo a destajo, pero no están cumpliendo con su compromiso",.
Barcelona, 1954. La actriz Vicky Peña protagoniza, junto a Muntsa Alcañiz, Lurdes Barba e Imma Colomer, 'Sólo yo escapé', obra de la dramaturga británica Caryl Churchill que se representa desde este jueves y hasta el 10 de julio en el Teatro de la Abadía de Madrid.
Barcelona, 1954. La actriz Vicky Peña protagoniza, junto a Muntsa Alcañiz, Lurdes Barba e Imma Colomer, 'Sólo yo escapé', obra de la dramaturga británica Caryl Churchill que se representa desde este jueves y hasta el 10 de julio en el Teatro de la Abadía de Madrid.
- ¿Cómo llegó esta obra a usted? ¿O fue al revés?
- La obra llegó a mí y yo llegué a ella. La compré en un viaje a Londres con un lote de libros de teatro y de otras cosas que me interesaron, porque tenía ganas de conocer a esta autora más de cerca y esta obra era relativamente próxima, ya que se estrenó en 2016. Vi que eran solamente cuatro intérpretes femeninas, la leí y me fascinó. Entonces hablé con una amiga que es actriz y traductora y le dije: compramos los derechos y vemos si podemos sacar el proyecto adelante. Lo miramos... y estaban los derechos cogidos. Ohhhh. Pero al cabo de unos meses me llamaron para montar esta obra y me propusieron uno de los papeles. O sea que fue un encuentro estupendo y maravilloso, inesperado y muy agradable.
- ¿Cómo ha sido vivir en ella?
- La estrenamos en la primavera del año pasado y ha sido un gozo transitarla. Es una obra muy interesante en sí misma y también para una actriz, al representarla. Lo que yo había leído en el proceso de ensayos fue cogiendo un nuevo significado para mí y para todas las intérpretes.
- ¿De qué trata 'Sólo yo escapé'?
- Son tres vecinas cerca de la setentena tomando té en el jardín de una de ellas y charlando sobre cosas de sus vidas, muy cotidianas, de sus sobrinas, de las teteras, de pájaros, de las tiendas del barrio...Todo ello da un paisaje humano muy reconocible. A veces estás en la playa con los ojos cerrados y puedes oír la conversación de la sombrilla de al lado, que se corta, se interrumpe, pero entiendes que están hablando de la tía Pepita, que va a venir el domingo... Y en un momento, una de ellas suelta unos breves monólogos terribles, inquietantes, sobre el momento de la humanidad en que estamos. Que cuando los oímos nos puede sonar a ciencia ficción o apocalíptico, pero que resuena en nosotros como algo muy cercano.
- ¿En qué sentido?
- Con este juego verbal que contrapone una aparente cháchara de tres señores mayores con lo que dice esta cuarta como Casandra visionaria, Caryl Churchill nos sobrecoge absolutamente. A mí es algo que me parece muy interesante en el teatro: que te zarandeen emocionalmente. Y creo que este texto consigue de algún modo poner sobre la mesa la insensibilidad de una parte de la humanidad que no está comprendiendo el 'cul de sac' en el que nos estamos metiendo como seres vivos, al planeta y a nosotros mismos. Y que nos encerramos en una cierta burbuja de cotidianidad y de que "ya alguien hará algo".
- ¿Cómo definiría el lenguaje de la obra?
- Está escrita en un 'continuum' de frases cortas y no acabadas. Son cuatro mujeres hablando que se interrumpen continuamente, que aparentemente cambian de tema, que se van solapando, que van rizando el rizo de cosas que se acaban de decir, que retoman a una frase que se ha dicho anteriormente tres frases más allá... Pero, mientras tanto, han pasado cosas. Es un texto rico, misterioso, inquietante que insinúa y que va mutando. Es una manera de escribir teatro muy novedosa, muy conmovedora y hecha por una mujer de 80 y pico años que siempre ha tenido una dramaturgia muy importante, más que moderna, muy provocadora y muy reivindicativa.
- ¿Diría que es un montaje catastrofista?
- En ningún momento resulta apocalíptico. Es todo muy cotidiano, muy normal. Detrás de la voz de la experiencia y del sentido de la realidad tan patente que tiene, me inquieta y me alerta. Creo que ha sido una de las cosas que más me ha hecho reaccionar acerca de determinados procesos que voy viendo en nuestra vida. Como intérprete y como ciudadana lo percibo así.
- ¿Al teatro se va a sufrir, a disfrutar o a una mezcla de ambas?
- Durante el rato que pasamos en el teatro vivimos una serie de circunstancias y tenemos la capacidad de oír, ver y juzgar cosas, tal vez terribles, sin que nos afecten realmente, pero ejerciendo la empatía y la sensibilidad. Y esa distancia de seguridad resulta de algún modo gratificante. Es como una pequeña vacuna. De algún modo nos inocula una parte de desastre o de locura o de alegría que luego nos va a permitir tener una capacidad de reaccionar. Esta virtud también la tienen los libros, pero escucharlo encarnado en la voz, en el sentimiento de los intérpretes nos reconforta porque nos reconocemos más como seres humanos. Luego, hay también una cierta parte de rito, de ceremonia. Hace poco estuve en el funeral de Rosa Guiñón, una magnífica actriz de doblaje que puso voz a Audrey Hepburn en 'Desayuno con diamantes' o a Julie Andrews. Y ese momento en que el ser humano se reúne y se confronta ante algo que está al otro lado del escenario, ya sea en una ceremonia de este tipo o con unos intérpretes, nos une colectivamente y nos da un sentido espiritual.
- ¿Espiritual?
- Compartimos una risa en un teatro o cuando te embarga la emoción de la música en un concierto es distinto a escuchar un disco de una ejecución maravillosa con el mejor equipo de sonido en tu casa. Hay algo que nos agrupa. Y esto me reconcilia un poco con el ser humano. Es una de nuestras capacidades, una especie de sinapsis invisible en la que somos todos como neuronas de un cerebro común.
- En su origen, hace 2.500 años, teatro y democracia iban de la mano. ¿Qué ha pasado?
- Por un lado está la banalización del arte, la comercialización de la cultura. Y por el otro la contradicción que hay entre que los poderes públicos asuman la cultura como algo que hay que gestionar y que es patrimonio de todos y luego la propia gestión, las políticas no siempre acertadas que se escogen. También la sociedad tan mercantilizada, tan mediatizada y tan llena de 'inputs' de todo tipo nos aleja de la esencia de nosotros mismos. Estamos muy distraídos. El hecho cultural está muy lejos de lo que tendría que ser. Igual que el teatral. Pero es que tampoco hay nada que defina qué es lo que tiene que ser.
- ¿Diría que ha habido una degeneración?
- Estamos en un momento de la civilización y de la sociedad muy complejo. Esta frase de que cualquier tiempo pasado fue mejor resuena a lo largo de los siglos. Pero también hay avances. Lo que sí sé ahora mismo es que me gustaría mucho que los gestores de los teatros públicos asumieran la responsabilidad de hacer obras que dieran trabajo a mucha gente, después del terror, del caos y del desmantelamiento de obras, de circuitos y de compañías.
- ¿Y qué habría que hacer?
- Los teatros públicos tendrían que estar montando obras de 20 o 40 intérpretes y sólo en las salas pequeñas tendrían que hacerse obras de seis u ocho. Tendrían que estar dando trabajo a destajo. Y esto es una cosa que me perturba muchísimo, que están haciendo obras con muy pocos intérpretes. Están diciendo que es que tienen poco presupuesto, pero es que esto ya pasa de castaño oscuro. Cada vez hay menos dinero para escenografía, dirección, interpretación...Cada vez hay menos días de exhibición, menos giras. Y en esto los teatros públicos tendrían que ponerse firmes y sacar adelante todo lo que se ha perdido, que ha sido mucho. El teatro privado hace lo que puede, pero el público tendría que tener ahí un compromiso que creo que no está cumpliendo. Y me duele profundamente.
Miercoles -29- Junio,.
- ¿Cómo llegó esta obra a usted? ¿O fue al revés?
- La obra llegó a mí y yo llegué a ella. La compré en un viaje a Londres con un lote de libros de teatro y de otras cosas que me interesaron, porque tenía ganas de conocer a esta autora más de cerca y esta obra era relativamente próxima, ya que se estrenó en 2016. Vi que eran solamente cuatro intérpretes femeninas, la leí y me fascinó. Entonces hablé con una amiga que es actriz y traductora y le dije: compramos los derechos y vemos si podemos sacar el proyecto adelante. Lo miramos... y estaban los derechos cogidos. Ohhhh. Pero al cabo de unos meses me llamaron para montar esta obra y me propusieron uno de los papeles. O sea que fue un encuentro estupendo y maravilloso, inesperado y muy agradable.
- ¿Cómo ha sido vivir en ella?
- La estrenamos en la primavera del año pasado y ha sido un gozo transitarla. Es una obra muy interesante en sí misma y también para una actriz, al representarla. Lo que yo había leído en el proceso de ensayos fue cogiendo un nuevo significado para mí y para todas las intérpretes.
- ¿De qué trata 'Sólo yo escapé'?
- Son tres vecinas cerca de la setentena tomando té en el jardín de una de ellas y charlando sobre cosas de sus vidas, muy cotidianas, de sus sobrinas, de las teteras, de pájaros, de las tiendas del barrio...Todo ello da un paisaje humano muy reconocible. A veces estás en la playa con los ojos cerrados y puedes oír la conversación de la sombrilla de al lado, que se corta, se interrumpe, pero entiendes que están hablando de la tía Pepita, que va a venir el domingo... Y en un momento, una de ellas suelta unos breves monólogos terribles, inquietantes, sobre el momento de la humanidad en que estamos. Que cuando los oímos nos puede sonar a ciencia ficción o apocalíptico, pero que resuena en nosotros como algo muy cercano.
- ¿En qué sentido?
- Con este juego verbal que contrapone una aparente cháchara de tres señores mayores con lo que dice esta cuarta como Casandra visionaria, Caryl Churchill nos sobrecoge absolutamente. A mí es algo que me parece muy interesante en el teatro: que te zarandeen emocionalmente. Y creo que este texto consigue de algún modo poner sobre la mesa la insensibilidad de una parte de la humanidad que no está comprendiendo el 'cul de sac' en el que nos estamos metiendo como seres vivos, al planeta y a nosotros mismos. Y que nos encerramos en una cierta burbuja de cotidianidad y de que "ya alguien hará algo".
- ¿Cómo definiría el lenguaje de la obra?
- Está escrita en un 'continuum' de frases cortas y no acabadas. Son cuatro mujeres hablando que se interrumpen continuamente, que aparentemente cambian de tema, que se van solapando, que van rizando el rizo de cosas que se acaban de decir, que retoman a una frase que se ha dicho anteriormente tres frases más allá... Pero, mientras tanto, han pasado cosas. Es un texto rico, misterioso, inquietante que insinúa y que va mutando. Es una manera de escribir teatro muy novedosa, muy conmovedora y hecha por una mujer de 80 y pico años que siempre ha tenido una dramaturgia muy importante, más que moderna, muy provocadora y muy reivindicativa.
- ¿Diría que es un montaje catastrofista?
- En ningún momento resulta apocalíptico. Es todo muy cotidiano, muy normal. Detrás de la voz de la experiencia y del sentido de la realidad tan patente que tiene, me inquieta y me alerta. Creo que ha sido una de las cosas que más me ha hecho reaccionar acerca de determinados procesos que voy viendo en nuestra vida. Como intérprete y como ciudadana lo percibo así.
- ¿Al teatro se va a sufrir, a disfrutar o a una mezcla de ambas?
- Durante el rato que pasamos en el teatro vivimos una serie de circunstancias y tenemos la capacidad de oír, ver y juzgar cosas, tal vez terribles, sin que nos afecten realmente, pero ejerciendo la empatía y la sensibilidad. Y esa distancia de seguridad resulta de algún modo gratificante. Es como una pequeña vacuna. De algún modo nos inocula una parte de desastre o de locura o de alegría que luego nos va a permitir tener una capacidad de reaccionar. Esta virtud también la tienen los libros, pero escucharlo encarnado en la voz, en el sentimiento de los intérpretes nos reconforta porque nos reconocemos más como seres humanos. Luego, hay también una cierta parte de rito, de ceremonia. Hace poco estuve en el funeral de Rosa Guiñón, una magnífica actriz de doblaje que puso voz a Audrey Hepburn en 'Desayuno con diamantes' o a Julie Andrews. Y ese momento en que el ser humano se reúne y se confronta ante algo que está al otro lado del escenario, ya sea en una ceremonia de este tipo o con unos intérpretes, nos une colectivamente y nos da un sentido espiritual.
- ¿Espiritual?
- Compartimos una risa en un teatro o cuando te embarga la emoción de la música en un concierto es distinto a escuchar un disco de una ejecución maravillosa con el mejor equipo de sonido en tu casa. Hay algo que nos agrupa. Y esto me reconcilia un poco con el ser humano. Es una de nuestras capacidades, una especie de sinapsis invisible en la que somos todos como neuronas de un cerebro común.
- En su origen, hace 2.500 años, teatro y democracia iban de la mano. ¿Qué ha pasado?
- Por un lado está la banalización del arte, la comercialización de la cultura. Y por el otro la contradicción que hay entre que los poderes públicos asuman la cultura como algo que hay que gestionar y que es patrimonio de todos y luego la propia gestión, las políticas no siempre acertadas que se escogen. También la sociedad tan mercantilizada, tan mediatizada y tan llena de 'inputs' de todo tipo nos aleja de la esencia de nosotros mismos. Estamos muy distraídos. El hecho cultural está muy lejos de lo que tendría que ser. Igual que el teatral. Pero es que tampoco hay nada que defina qué es lo que tiene que ser.
- ¿Diría que ha habido una degeneración?
- Estamos en un momento de la civilización y de la sociedad muy complejo. Esta frase de que cualquier tiempo pasado fue mejor resuena a lo largo de los siglos. Pero también hay avances. Lo que sí sé ahora mismo es que me gustaría mucho que los gestores de los teatros públicos asumieran la responsabilidad de hacer obras que dieran trabajo a mucha gente, después del terror, del caos y del desmantelamiento de obras, de circuitos y de compañías.
- ¿Y qué habría que hacer?
- Los teatros públicos tendrían que estar montando obras de 20 o 40 intérpretes y sólo en las salas pequeñas tendrían que hacerse obras de seis u ocho. Tendrían que estar dando trabajo a destajo. Y esto es una cosa que me perturba muchísimo, que están haciendo obras con muy pocos intérpretes. Están diciendo que es que tienen poco presupuesto, pero es que esto ya pasa de castaño oscuro. Cada vez hay menos dinero para escenografía, dirección, interpretación...Cada vez hay menos días de exhibición, menos giras. Y en esto los teatros públicos tendrían que ponerse firmes y sacar adelante todo lo que se ha perdido, que ha sido mucho. El teatro privado hace lo que puede, pero el público tendría que tener ahí un compromiso que creo que no está cumpliendo. Y me duele profundamente.
Miercoles -29- Junio,.
Carlos Tarque: "Cuando llevas 30 años quemando la noche, se convierte en una rutina aburridísima",.
Carlos Tarque. Santiago de Chile, 1962. Primero se cortó el pelo y luego se fue a vivir al campo, pero M-Clan, el grupo que lidera desde hace 30 años, permanece. Acaban de publicar En petit comité, un directo acústico.
Carlos Tarque. Santiago de Chile, 1962. Primero se cortó el pelo y luego se fue a vivir al campo, pero M-Clan, el grupo que lidera desde hace 30 años, permanece. Acaban de publicar En petit comité, un directo acústico.
- La muerte del rock se lleva anunciando 20 años y aquí seguimos.
- Claro, ¿cómo demonios se va a morir el rock? Es música y es un sentimiento. Además, es una música que no ha tenido competencia porque, aunque han salido otros estilos, la energía del rock es tan poderosa que, al menos en directo, no va a morir nunca. Estas semanas han tocado por aquí Guns N' Roses, los Stones, Red Hot Chili Peppers... Todos en estadios llenos. Y aunque sea ese ejercicio de nostalgia que dicen algunos, y es en parte cierto, por encima de todo es buena música y la buena música perdura. El calado que tiene el rock en el alma de la gente no lo tiene ningún otro estilo.
- Eso de la nostalgia siempre me hace gracia: una canción buena en 1970 sigue siendo buena hoy. No entiendo el problema.
- Sí, hay siempre una especie de reivindicación de lo innovador en el arte que no es justa. Es verdad que el rock hace tiempo que no es innovador y en el momento en que salga algo nuevo que aporte, bienvenido sea, pero mientras lo nuevo no sea mejor que lo anterior yo tengo muy claro lo que prefiero. Cuando se escucha Mozart nadie habla de esto, nadie te dice: "Joder, es que eres un nostálgico porque escuchas a Vivaldi". Vivaldi es la hostia y punto. Pues los Stones, igual. Se quiere vender todo el rato lo nuevo como bueno y no es cierto.
- ¿Escuchas algo de lo nuevo?
- La verdad es que muy poco porque, y esto sí que es una cosa de nostalgia, con la edad tu capacidad de emocionarte con cosas nuevas se diluye. Yo sigo encontrando la emoción en cosas antiguas, no lo puedo remediar. Y eso con el rock, en cuanto a otros géneros el hip-hop, que tiene cosas que me gustan mucho, es una música que también tiene ya 50 años. De todas maneras, yo creo que en el mundo el hip-hop no ha calado tan profundo como el rock. No sé si tiene la amplitud y la profundidad que tiene el rock porque a nivel de sonido no tiene ese rango: el rock puede ir desde el folk de Neil Young hasta el death metal. El rap es un poco más, digamos, simple en ese sentido. En definitiva, que escucho mucha música antigua porque es que era mejor. Al menos, para mí es así.
- Este disco ha sido hijo de la pandemia.
- Sí, es un disco hijo de sus circunstancias, no estaba pensado, pero tuvimos que hacer conciertos pequeñitos y acústicos por las restricciones y de todo lo malo sale algo bueno, aunque sólo sea por supervivencia. No es la primera vez que la civilización pasa por pandemias y esta quizás ha sido la más fácil porque todos estamos comunicados, no ha habido, dentro de lo difícil que ha sido, no ha sido en 1918 con la famosa gripe española, y en este sentido se ha llevado un poco mejor. Es impresionante como los humanos tiramos para delante y ya casi lo hemos olvidado, por suerte, pero nos ha hecho pensar y reflexionar y eso siempre está bien. Porque la velocidad que llevamos en el siglo XXI nos ha convertido casi en robots y un frenazo así te humaniza.
- Solías decir que no ibas a llegar a los 50, pero ya tienes 52 y vives alejado de la ciudad y el caos. ¿Qué queda del sexo, drogas y rock and roll?
- Hay un momento para todo y cada uno tiene que jugar con ello. Ahora estoy en una etapa tranqui, retirado de esa vida y ese mundo con el que he tenido muchísima conexión, porque sentí la necesidad personal de apaciguarme en lo personal y lo vital. Curiosamente, en lo musical, estoy preparando un disco que quizá sea el más duro que he hecho nunca en cuanto a sonido. Porque reivindico que el rock es, por encima de todo, música. No lo olvidemos. No necesariamente tienes que ir vestido de cuero y estar rompiendo botellas de Jack Daniels. Esos mitos no salen de la nada, son verdaderos, pero al final lo que queda es la música. Y yo en ese sentido me veo con más ganas de hacer música que nunca.
- La muerte del rock se lleva anunciando 20 años y aquí seguimos.
- Claro, ¿cómo demonios se va a morir el rock? Es música y es un sentimiento. Además, es una música que no ha tenido competencia porque, aunque han salido otros estilos, la energía del rock es tan poderosa que, al menos en directo, no va a morir nunca. Estas semanas han tocado por aquí Guns N' Roses, los Stones, Red Hot Chili Peppers... Todos en estadios llenos. Y aunque sea ese ejercicio de nostalgia que dicen algunos, y es en parte cierto, por encima de todo es buena música y la buena música perdura. El calado que tiene el rock en el alma de la gente no lo tiene ningún otro estilo.
- Eso de la nostalgia siempre me hace gracia: una canción buena en 1970 sigue siendo buena hoy. No entiendo el problema.
- Sí, hay siempre una especie de reivindicación de lo innovador en el arte que no es justa. Es verdad que el rock hace tiempo que no es innovador y en el momento en que salga algo nuevo que aporte, bienvenido sea, pero mientras lo nuevo no sea mejor que lo anterior yo tengo muy claro lo que prefiero. Cuando se escucha Mozart nadie habla de esto, nadie te dice: "Joder, es que eres un nostálgico porque escuchas a Vivaldi". Vivaldi es la hostia y punto. Pues los Stones, igual. Se quiere vender todo el rato lo nuevo como bueno y no es cierto.
- ¿Escuchas algo de lo nuevo?
- La verdad es que muy poco porque, y esto sí que es una cosa de nostalgia, con la edad tu capacidad de emocionarte con cosas nuevas se diluye. Yo sigo encontrando la emoción en cosas antiguas, no lo puedo remediar. Y eso con el rock, en cuanto a otros géneros el hip-hop, que tiene cosas que me gustan mucho, es una música que también tiene ya 50 años. De todas maneras, yo creo que en el mundo el hip-hop no ha calado tan profundo como el rock. No sé si tiene la amplitud y la profundidad que tiene el rock porque a nivel de sonido no tiene ese rango: el rock puede ir desde el folk de Neil Young hasta el death metal. El rap es un poco más, digamos, simple en ese sentido. En definitiva, que escucho mucha música antigua porque es que era mejor. Al menos, para mí es así.
- Este disco ha sido hijo de la pandemia.
- Sí, es un disco hijo de sus circunstancias, no estaba pensado, pero tuvimos que hacer conciertos pequeñitos y acústicos por las restricciones y de todo lo malo sale algo bueno, aunque sólo sea por supervivencia. No es la primera vez que la civilización pasa por pandemias y esta quizás ha sido la más fácil porque todos estamos comunicados, no ha habido, dentro de lo difícil que ha sido, no ha sido en 1918 con la famosa gripe española, y en este sentido se ha llevado un poco mejor. Es impresionante como los humanos tiramos para delante y ya casi lo hemos olvidado, por suerte, pero nos ha hecho pensar y reflexionar y eso siempre está bien. Porque la velocidad que llevamos en el siglo XXI nos ha convertido casi en robots y un frenazo así te humaniza.
- Solías decir que no ibas a llegar a los 50, pero ya tienes 52 y vives alejado de la ciudad y el caos. ¿Qué queda del sexo, drogas y rock and roll?
- Hay un momento para todo y cada uno tiene que jugar con ello. Ahora estoy en una etapa tranqui, retirado de esa vida y ese mundo con el que he tenido muchísima conexión, porque sentí la necesidad personal de apaciguarme en lo personal y lo vital. Curiosamente, en lo musical, estoy preparando un disco que quizá sea el más duro que he hecho nunca en cuanto a sonido. Porque reivindico que el rock es, por encima de todo, música. No lo olvidemos. No necesariamente tienes que ir vestido de cuero y estar rompiendo botellas de Jack Daniels. Esos mitos no salen de la nada, son verdaderos, pero al final lo que queda es la música. Y yo en ese sentido me veo con más ganas de hacer música que nunca.
- Ya, pero con 25 años, aunque la música sea importante, pasarlo bien lo es casi más.
- Claro, exprimir la vida. Cuando escucho letras de trap ahora me parece el punk de la actualidad, ese nihilismo de muere joven y deja un bonito cadáver. Casi todos hemos vivido eso en la juventud, esa seducción y esa poesía que tiene el rock y, antes de los rockeros, la generación beat y los rockers y el jazz. Siempre ha existido ese tipo de leyenda y de vida porque el peligro seduce, pero ya me cansé de cerrar bares. No podía estar toda mi vida así, acabó por convertirse en una rutina aburridísima: cuando llevas 30 años quemando la noche, acabas harto. Además, por mi experiencia, tampoco pasa nada tan especial en los bares.
- Bueno, a veces sí.
- Cierto, cierto, me he pasado (risas). A veces sí, pero no tantas veces.
- Dices que ahora tienes tiempo para otras cosas, ¿qué cosas?
- Hacer más música, salir a caminar por la montaña, ir con mi barco, viajar, visitar amigos que a lo mejor antes tenía más abandonados... Aunque ahora mismo tengo una agenda de conciertos y de promos que no me deja tiempo para nada más. De aquí a octubre, no tengo más de tres días libres. Eso es el rock and roll también.
- ¿Cuántas veces has escuchado eso de "Carlos Tarque, la mejor voz del rock en España"? ¿Mito o realidad?
- Muchas veces, pero lo agradezco un montón aunque no crea que sea cierto. A ver, creo que canto bien, pero no veo la necesidad de comparar algo tan relativo. La mejor voz del rock español puede ser Rosendo o Robe [Iniesta], que canta de la hostia, o Fito, que es un cantante excepcional y se dice muy poco porque su parte de compositor ensombrece al cantante. Hay muchos, así que no le hago mucho caso a esa etiqueta. Creo que, como yo soy frontman y sólo canto, llamo la atención más. Me agrada, me parece bien, no sé si es cierto y tampoco me importa.
- Jueves -30 - Junio ,.
- Ya, pero con 25 años, aunque la música sea importante, pasarlo bien lo es casi más.
- Claro, exprimir la vida. Cuando escucho letras de trap ahora me parece el punk de la actualidad, ese nihilismo de muere joven y deja un bonito cadáver. Casi todos hemos vivido eso en la juventud, esa seducción y esa poesía que tiene el rock y, antes de los rockeros, la generación beat y los rockers y el jazz. Siempre ha existido ese tipo de leyenda y de vida porque el peligro seduce, pero ya me cansé de cerrar bares. No podía estar toda mi vida así, acabó por convertirse en una rutina aburridísima: cuando llevas 30 años quemando la noche, acabas harto. Además, por mi experiencia, tampoco pasa nada tan especial en los bares.
- Bueno, a veces sí.
- Cierto, cierto, me he pasado (risas). A veces sí, pero no tantas veces.
- Dices que ahora tienes tiempo para otras cosas, ¿qué cosas?
- Hacer más música, salir a caminar por la montaña, ir con mi barco, viajar, visitar amigos que a lo mejor antes tenía más abandonados... Aunque ahora mismo tengo una agenda de conciertos y de promos que no me deja tiempo para nada más. De aquí a octubre, no tengo más de tres días libres. Eso es el rock and roll también.
- ¿Cuántas veces has escuchado eso de "Carlos Tarque, la mejor voz del rock en España"? ¿Mito o realidad?
- Muchas veces, pero lo agradezco un montón aunque no crea que sea cierto. A ver, creo que canto bien, pero no veo la necesidad de comparar algo tan relativo. La mejor voz del rock español puede ser Rosendo o Robe [Iniesta], que canta de la hostia, o Fito, que es un cantante excepcional y se dice muy poco porque su parte de compositor ensombrece al cantante. Hay muchos, así que no le hago mucho caso a esa etiqueta. Creo que, como yo soy frontman y sólo canto, llamo la atención más. Me agrada, me parece bien, no sé si es cierto y tampoco me importa.
- Jueves -30 - Junio ,.
David Cronenberg, segundo Premio Donostia del 70 Festival de San Sebastián,.
El director y guionista será homenajeado en una gala en el Victoria Eugenia en la que se proyectará 'Crimes of the Future', su última película,.
En su 70 edición, el Zinemaldia va a reconocer con un Premio Donostia la labor del director y guionista canadiense David Cronenberg (Toronto, 1943). Será en una gala que tendrá lugar el 21 de septiembre en el Teatro Victoria Eugenia y en la que se proyectará 'Crimes of the Future', su último trabajo protagonizado por Viggo Mortensen, Léa Seydoux y Kristen Stewart, que concursó en el último Festival de Cannes. El realizador se suma a la actriz Juliette Binoche, que también recogerá el galardón además de ser la imagen del cartel oficial del certamen, y posiblemente se incorpore algún nombre más.
Exponente, con permiso de David Lynch, del cine más perturbador y morborso, sus inclasificables películas -que de enmarcarse en algún género serían la ciencia ficción, el terror y el drama psicológico-, representan un universo personal y único. Sin llegar a ser un outsider dentro de la industria, sus planteamientos le han llevado a que cada vez le cueste más sacar adelante un proyecto. En concreto para realizar 'Crimes of the Future', tardó ocho años y por el camino dejó a medias el proyecto de una serie con Netflix por no comulgar con las exigencias de la plataforma, a la que acusó de conservadora. Una veintena de películas componen su filmografía. Ya trabaja en su próximo proyecto, 'The Shrouds', en la que se reunirá con Vicent Cassel, sobre «un hombre de negocios innovador y un viudo afligido, que construye un dispositivo para conoctarse con los muertos dentro de un sudario».
En 2007 inauguró el Festival con 'Promesas del Este'. Entonces, al hablar de su cine donde la violencia y el sexo son mostrados de forma más explícita de lo habitual, comentó que se enmarcaba de una reivindicación del derecho a la libertad de expresión. «Los artistas estamos en lucha constante para conseguirla y debemos mantener esta postura contra la censura», explicó en una entrevista con este periódico.
En su 70 edición, el Zinemaldia va a reconocer con un Premio Donostia la labor del director y guionista canadiense David Cronenberg (Toronto, 1943). Será en una gala que tendrá lugar el 21 de septiembre en el Teatro Victoria Eugenia y en la que se proyectará 'Crimes of the Future', su último trabajo protagonizado por Viggo Mortensen, Léa Seydoux y Kristen Stewart, que concursó en el último Festival de Cannes. El realizador se suma a la actriz Juliette Binoche, que también recogerá el galardón además de ser la imagen del cartel oficial del certamen, y posiblemente se incorpore algún nombre más.
Exponente, con permiso de David Lynch, del cine más perturbador y morborso, sus inclasificables películas -que de enmarcarse en algún género serían la ciencia ficción, el terror y el drama psicológico-, representan un universo personal y único. Sin llegar a ser un outsider dentro de la industria, sus planteamientos le han llevado a que cada vez le cueste más sacar adelante un proyecto. En concreto para realizar 'Crimes of the Future', tardó ocho años y por el camino dejó a medias el proyecto de una serie con Netflix por no comulgar con las exigencias de la plataforma, a la que acusó de conservadora. Una veintena de películas componen su filmografía. Ya trabaja en su próximo proyecto, 'The Shrouds', en la que se reunirá con Vicent Cassel, sobre «un hombre de negocios innovador y un viudo afligido, que construye un dispositivo para conoctarse con los muertos dentro de un sudario».
En 2007 inauguró el Festival con 'Promesas del Este'. Entonces, al hablar de su cine donde la violencia y el sexo son mostrados de forma más explícita de lo habitual, comentó que se enmarcaba de una reivindicación del derecho a la libertad de expresión. «Los artistas estamos en lucha constante para conseguirla y debemos mantener esta postura contra la censura», explicó en una entrevista con este periódico.
Inicios
En sus inicios experimentales, con filmes como 'Stereo' o 'Crimenes of the Future' (1970), que lleva el mismo título que su último trabajo, ya se planteaba el 'horror corporal', donde exploraba los miedos humanos ante la transformación corporal y la infección, mezclando el aspecto psicológico y la ciencia-ficción. Así, dentro de lo que se ha denominado artísticamente 'Nueva carne' -la representación estética y extrema del dolor y la ruptura de fronteras entre cuerpo y mente-, se enmarcan 'Shivers' ('Vinieron de dentro de...', 1975), 'Rabid' ('Rabia', 1977) o 'The Brood' ('Cromosoma 3', 1979) hasta 'Videodrome' (1983), que supuso su reconocimiento internacional.
El favor del público se lo llevó con el remake de 'La mosca', (1986), donde un científico es alterado por su propio experimento, algo similar a lo que sucede en 'Inseparables' (1988), donde Jeremy Irons se desdobla en dos atormentados gemelos ginecólogos. Después rodó 'M. Butterfly' (1993), dando paso a una temática más psicológica como con 'Crash' (1996), que analiza la excitación sexual de los personajes al sufrir accidentes automovilísticos; 'Exitenz' (1999), donde se introduce en la realidad virtual; o 'Spider' (2002), sobre la enfermedad mental,
A pesar de mostrar un mundo tan personal, muchas de sus películas son adaptaciones de novelas: 'La zona muerta' (1983), parte de un texto de Stephen King; 'William Burroughs está detrás de 'El almuerzo desnudo' (1991); 'La mosca' está basada en un relato corto de George Langelaan; en 'Crash' adaptó a J. G. Ballard y en 'Cosmopolis' (2012) recrear la novela de Don DeLillo.
El thriller también ha tenido espacio en la filmografía de Cronenberg, sobre todo con el cambio de siglo. En 2005 rodó 'Una historia de violencia' (2005). Fue su primera colaboración con Viggo Mortensen. Después, juntos realizaron 'Promesas del Este' (2007) y 'Un método peligroso' (2011). El actor vuelve a ponerse a las órdenes del canadiense en 'Crimenes of the Future', aunque hay otra colaboración entre ambos anterior porque Cronenberg aparecía en 'Falling', dirigida por Mortensen.
En sus inicios experimentales, con filmes como 'Stereo' o 'Crimenes of the Future' (1970), que lleva el mismo título que su último trabajo, ya se planteaba el 'horror corporal', donde exploraba los miedos humanos ante la transformación corporal y la infección, mezclando el aspecto psicológico y la ciencia-ficción. Así, dentro de lo que se ha denominado artísticamente 'Nueva carne' -la representación estética y extrema del dolor y la ruptura de fronteras entre cuerpo y mente-, se enmarcan 'Shivers' ('Vinieron de dentro de...', 1975), 'Rabid' ('Rabia', 1977) o 'The Brood' ('Cromosoma 3', 1979) hasta 'Videodrome' (1983), que supuso su reconocimiento internacional.
El favor del público se lo llevó con el remake de 'La mosca', (1986), donde un científico es alterado por su propio experimento, algo similar a lo que sucede en 'Inseparables' (1988), donde Jeremy Irons se desdobla en dos atormentados gemelos ginecólogos. Después rodó 'M. Butterfly' (1993), dando paso a una temática más psicológica como con 'Crash' (1996), que analiza la excitación sexual de los personajes al sufrir accidentes automovilísticos; 'Exitenz' (1999), donde se introduce en la realidad virtual; o 'Spider' (2002), sobre la enfermedad mental,
A pesar de mostrar un mundo tan personal, muchas de sus películas son adaptaciones de novelas: 'La zona muerta' (1983), parte de un texto de Stephen King; 'William Burroughs está detrás de 'El almuerzo desnudo' (1991); 'La mosca' está basada en un relato corto de George Langelaan; en 'Crash' adaptó a J. G. Ballard y en 'Cosmopolis' (2012) recrear la novela de Don DeLillo.
El thriller también ha tenido espacio en la filmografía de Cronenberg, sobre todo con el cambio de siglo. En 2005 rodó 'Una historia de violencia' (2005). Fue su primera colaboración con Viggo Mortensen. Después, juntos realizaron 'Promesas del Este' (2007) y 'Un método peligroso' (2011). El actor vuelve a ponerse a las órdenes del canadiense en 'Crimenes of the Future', aunque hay otra colaboración entre ambos anterior porque Cronenberg aparecía en 'Falling', dirigida por Mortensen.