XLSemanal. Nació en Albacete un 16 de agosto, festividad de san Roque.Joaquín Reyes. Sí, pero, cuando yo era pequeño, san Joaquín,.
Joaquín Reyes: "No es malo que la gente piense, pero lo esencial es que se ría"
Soy un tipo con suerte. Acabo de
publicar el libro Realidad a la piedra (Mondadori)y presento en La 2,
junto con Mara Torres, un programa de información y humor sobre las
redes sociales: 'Torres y Reyes'.
XLSemanal. Nació en Albacete un 16 de agosto, festividad de san Roque.
Joaquín Reyes. Sí, pero, cuando yo era pequeño, san Joaquín se celebraba ese día. Luego lo pasaron al mes de julio.
XL. Mejor. Al no coincidir, doble regalo.
J.R. No creas, porque casi siempre nos íbamos a la playa ese día y, con el lío, se olvidaban del cumple del chiquillo.
XL. Un chiquillo que ya roza los 40...
J.R. [Se ríe]. Cuando nos llaman los nuevos cómicos, deberían decir los cómicos talluditos. Pero no he cambiado tanto: soy el mismo que empecé, aunque con mujer e hijos.
XL. Su estilo de hacer humor ¿no es un poco hacer el ganso?
J.R. He hecho mucho el ganso y también muchas tonterías [ríe].
XL. ¿Renuncia al humor con crítica?
J.R. No es malo que la gente piense con tu humor, pero lo esencial es que se ría.
XL. Actor, director, presentador, escritor, ilustrador, diseñador de decorados, humorista... ¿Es la crisis o es que usted es un osado?
J.R. Dicho así parece mucho, pero a los de mi generación nos enseñaron a hacer de todo. Para mí lo primero es el dibujo, yo estudié Bellas Artes; luego, el humor.
XL. ¿Por qué cree que los lectores deben comprar Realidad a la piedra?
J.R. Porque es graciosete, no es caro, huele bien, cabe en el bolsillo y, a ratitos, es un divertimento que a la gente le va a hacer mucho bien. Y, aunque se llama Realidad a la piedra, no pesa casi nada.
XL. Son diálogos, casi tuits, absurdos, tiernos e inteligentes entre piedras...
J.R. Sí. Están las piedras del zapato, las del riñón... Y a veces se comportan con más dignidad que muchos humanos.
XL. Vamos con sus teorías ingeniosas. Dice que la tele se rige por tres normas: vender humo, apuntarse el tanto y escurrir el bulto.
J.R. He conocido gente muy hábil que ha aguantado en su puesto con esas tres normas: vende humo cuando tiene que defender un programa; si sale bien, se apunta el tanto y, si no, escurre el bulto.
XL. Otra: «Los políticos de derechas envejecen mejor que los de izquierdas».
J.R. Es verdad. Los políticos de derechas tienen mejor masa capilar. En el PP hay unos pelazos impresionantes. Mira Aznar... ¡qué pelo! ¡Parece hecho en 3D!
XL. ¿Cómo le ha ido en el aciago 2013?
J.R. Con lo mal que está todo, he seguido trabajando y actuando. Me siento muy afortunado porque tengo muchos amigos en paro. A veces pienso que la crisis ha sido la excusa perfecta para apretar a la gente y que trabaje por menos dinero.
Su desayuno: «Café con leche y tostadas con aceite, sal y sésamo. Me gusta desayunar temprano con mi mujer y mis hijos. Luego, ellos se van y yo me quedo en casa trabajando».
Joaquín Reyes. Sí, pero, cuando yo era pequeño, san Joaquín se celebraba ese día. Luego lo pasaron al mes de julio.
XL. Mejor. Al no coincidir, doble regalo.
J.R. No creas, porque casi siempre nos íbamos a la playa ese día y, con el lío, se olvidaban del cumple del chiquillo.
XL. Un chiquillo que ya roza los 40...
J.R. [Se ríe]. Cuando nos llaman los nuevos cómicos, deberían decir los cómicos talluditos. Pero no he cambiado tanto: soy el mismo que empecé, aunque con mujer e hijos.
XL. Su estilo de hacer humor ¿no es un poco hacer el ganso?
J.R. He hecho mucho el ganso y también muchas tonterías [ríe].
XL. ¿Renuncia al humor con crítica?
J.R. No es malo que la gente piense con tu humor, pero lo esencial es que se ría.
XL. Actor, director, presentador, escritor, ilustrador, diseñador de decorados, humorista... ¿Es la crisis o es que usted es un osado?
J.R. Dicho así parece mucho, pero a los de mi generación nos enseñaron a hacer de todo. Para mí lo primero es el dibujo, yo estudié Bellas Artes; luego, el humor.
XL. ¿Por qué cree que los lectores deben comprar Realidad a la piedra?
J.R. Porque es graciosete, no es caro, huele bien, cabe en el bolsillo y, a ratitos, es un divertimento que a la gente le va a hacer mucho bien. Y, aunque se llama Realidad a la piedra, no pesa casi nada.
XL. Son diálogos, casi tuits, absurdos, tiernos e inteligentes entre piedras...
J.R. Sí. Están las piedras del zapato, las del riñón... Y a veces se comportan con más dignidad que muchos humanos.
XL. Vamos con sus teorías ingeniosas. Dice que la tele se rige por tres normas: vender humo, apuntarse el tanto y escurrir el bulto.
J.R. He conocido gente muy hábil que ha aguantado en su puesto con esas tres normas: vende humo cuando tiene que defender un programa; si sale bien, se apunta el tanto y, si no, escurre el bulto.
XL. Otra: «Los políticos de derechas envejecen mejor que los de izquierdas».
J.R. Es verdad. Los políticos de derechas tienen mejor masa capilar. En el PP hay unos pelazos impresionantes. Mira Aznar... ¡qué pelo! ¡Parece hecho en 3D!
XL. ¿Cómo le ha ido en el aciago 2013?
J.R. Con lo mal que está todo, he seguido trabajando y actuando. Me siento muy afortunado porque tengo muchos amigos en paro. A veces pienso que la crisis ha sido la excusa perfecta para apretar a la gente y que trabaje por menos dinero.
Su desayuno: «Café con leche y tostadas con aceite, sal y sésamo. Me gusta desayunar temprano con mi mujer y mis hijos. Luego, ellos se van y yo me quedo en casa trabajando».
TÍTULO; EL AMOR ES PARA QUIEN SE LO TRABAJA,.
- Desde que el mundo es mundo, la gente intenta comprender ese extraño fenómeno del que Ovidio dio la que para mí es una de sus más ...Desde que el mundo es mundo, la gente intenta comprender ese extraño fenómeno del que Ovidio dio la que para mí es una de sus más certeras definiciones. Según él, el amor es un no sé qué que viene no sé por dónde, se va no sé por qué y a veces incluso mata. Ese no sé qué ha hecho, por ejemplo, que los psicólogos se devanen los sesos intentando teorizar sobre él. Sin embargo, hasta finales de los ochenta se interesaban primordialmente por su lado patológico. Es decir, trataban de comprender las razones clínicas por las que algunas personas no eran capaces de amar y otras amaban en exceso sin interesarse por averiguar cómo aman las personas como usted y como yo, la gente normal.
Según el psicólogo Robert J. Sternberg, uno de los primeros en investigar sobre lo que podríamos llamar el amor sano, se trata de una relación interpersonal que se caracteriza por tener tres componentes: pasión, es decir, un estado de intenso deseo sexual; afinidad o, como se dice ahora, estar en la misma onda; y, por fin, compromiso, que él define como la intención de las partes de mantener el amor y formalizarlo de alguna manera. Sobre estos tres vértices se sustenta tal sentimiento, y las diversas combinaciones de dichos elementos dan como resultado siete tipos de amor diferentes, sabiendo que las relaciones que se apoyan en uno o dos de estos vértices son más frágiles que las que se apoyan en los tres. El primer tipo de amor que describe Sternberg es el encaprichamiento (solo pasión). Se trata del típico flechazo con un intenso deseo sexual. Es muy potente, pero, si no desarrolla alguno de los otros dos pilares (afinidad y/o compromiso), unas veces se extingue y otras se convierte en obsesión. El segundo es el cariño (solo afinidad). Se trata, por ejemplo, del amor que se siente por un amigo con el que uno tiene mucho en común e intenta construir una relación amorosa. Como carece de pasión y de compromiso, o bien evoluciona o suele morir al cabo de unos meses. El amor vacío (solo compromiso) es característico de las uniones de conveniencia o de las parejas que con los años han perdido pasión e intimidad. Amor romántico: este ya se sostiene sobre dos patas, la pasión y la afinidad, pero, si no busca el compromiso, a la larga también puede languidecer. Amor sociable es el que se apoya en la afinidad y el compromiso. Es típico de matrimonios de muchos años donde la pasión se ha extinguido; funciona, sí, pero solo si uno u otro no se encapricha de otra persona. El amor fatuo tiene también dos patas, la pasión y el compromiso, pero le falta afinidad los gustos comunes, por lo que, si falla la pasión, posiblemente tampoco sobreviva. Y por fin está el amor consumado, que es el que se sustenta en los tres pilares de los que venimos hablando. Es la situación ideal, la que todos desearíamos alcanzar, una en la que hay pasión, afinidad y también compromiso. Según Sternberg, este amor no es tan difícil de encontrar, lo realmente difícil es mantenerlo.
¿Por qué si a uno le ha tocado el gordo de la lotería? Pues en mi opinión, y ya no es Sternberg quien habla sino servidora, porque la gente cree que el amor es un rayo que le cae del cielo sin que él o ella tenga nada que ver en el asunto. Piensa y me incluyo, porque yo también he cometido en tiempos el mismo error que ese «no sé qué que viene no sé por dónde y se va no sé por qué» es tan caprichoso como inexorable. Y es verdad que lo es, pero solo en su comienzo o, mejor dicho, en una de sus tres patas, en el amor pasión, sin que las otras dos se vuelvan inservibles. Sin embargo, a partir de que esta funciona y las otras dos existen o han existido, el amor deja de ser un no sé qué inescrutable, para convertirse en un afán. Algo así como el campo. No solo porque hay que cultivarlo, abonarlo y regarlo con perseverancia y mucha paciencia, sino porque, parafraseando un viejo eslogan político, el amor perdurable no es para quien lo posee, es siempre para quien se lo trabaja.
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