domingo, 6 de octubre de 2013

EL MISTERIO DE LOS CADAVERES EXQUISITOS,. ARQUEOLOGIA,./ ;CONOCER ZOOM, POR QUE OLVIDAMOS CIERTAS COSAS,.

TÍTULO; EL MISTERIO DE LOS CADAVERES EXQUISITOS,. ARQUEOLOGIA,.

  1. Cadáveres barrocos

    Decorados con oro, plata, gemas y piedras preciosas de valor incalculable, decenas de esqueletos duermen el sueño eterno en cenobios y ...
     
    Arqueología

    Arte funerario barroco. El misterio de los cadáveres exquisitos

    Eran supuestos mártires y, en espera de la santidad, fueron suntuosamente decorados con oro y piedras preciosas. Siglos después yacen ocultos en criptas y monasterios europeos. Un investigador americano, Paul Koudounaris, conocido como 'Indiana Bones', ha sacado a la luz estos espectaculares cadáveres, la mejor muestra del arte funerario barroco de Alemania, Suiza y Austria. Nunca la muerte había sido tan bella.


    Decorados con oro, plata, gemas y piedras preciosas de valor incalculable, decenas de esqueletos duermen el sueño eterno en cenobios y pequeñas iglesias del centro de Europa. Un especialista californiano en arte barroco al que apodan Indiana Bones ha rastreado su pista hasta encontrarlos.
    La historia de estos restos se remonta a 1578. Ese año, mientras realizan unos trabajos en el subsuelo de Roma, unos obreros descubren una serie de catacumbas repletas de esqueletos. La Iglesia, advertida del hallazgo, determina, sin excesivo rigor, que se trata de restos de mártires de la época romana y decide enviarlos como objetos de culto a iglesias y monasterios del sur de Alemania, Suiza y Austria, donde el catolicismo ha recuperado terreno tras la reforma protestante, pero cuyas iglesias se encuentran arrasadas y sin una mala reliquia u obra que mostrar.
    Una vez en sus destinos, los rectores católicos deciden vestir esos esqueletos de la forma más suntuosa posible. En primer lugar, para demostrar a los nuevos fieles la pujanza de la Iglesia de Roma. Y en segundo término como apunta Paul Koudounaris, su descubridor, «para relacionar los restos con la descripción de la Jerusalén celestial repleta de joyas que se hace en el Libro de las Revelaciones». De la tarea de enjoyar con profusión estos esqueletos se encargan las monjas de los monasterios suizos, alemanes y austriacos en los que recalan. Ellas y solo ellas porque, al ser considerados restos de mártires, no pueden ser manipulados por cualquiera. En algunos casos invierten hasta cinco años de trabajo y utilizan los materiales más suntuosos que tienen a su alcance: oro, piedras preciosas, gemas, seda, plata... «Es imposible poner un precio a estos esqueletos; su valor es incalculable», apunta Koudounaris.
    Durante su momento de esplendor, a estos cadáveres se los considera milagrosos, lo que contribuye a reforzar los vínculos de la Iglesia con las ciudades en las que los restos han recalado. Pero el paso del Barroco a la Ilustración los destierra de los principales altares y, pese al valor incalculable de las joyas que lucen, algunos de ellos acaban olvidados dentro de armarios. el reponsable de localizarlos, fotografiarlos y devolverlos a la vida en el libro Heavenly bodies (Cuerpos celestiales) ha sido Koudounaris. «Ha sido, sobre todo, un trabajo detectivesco y creo que todavía quedan bastantes por descubrirse», explica este profesor californiano que durante cinco años ha recorrido decenas de pequeños pueblos en busca de estos exquisitos cadáveres. «Son, sin duda, los mejores trabajos de arte sobre huesos jamás realizados», sentencia.
    El libro consolida a Koudounaris como el principal experto mundial en arte a partir de huesos, al que la prensa italiana dio el sobrenombre de Indiana Bones por su anterior trabajo, The empire of death, un recorrido por osarios de todo el mundo. Koudounaris explica su fascinación por los restos humanos remitiendo a una inscripción que halló en un osario alemán: «Lo que somos lo serás; lo que eres lo fuimos». Y ya tiene en mente sus próximos proyectos: un estudio sobre las posesiones diabólicas de gatos y otro acerca de las leyendas urbanas sobre fantasmas con necesidades sexuales.
    -San Valerio: Este es uno de los esqueletos que se enjoyó de forma más cuidadosa al llegar a Alemania, en el siglo XVI, con oro y piedras preciosas en ojos, nariz y boca. Se encuentra en la iglesia de la localidad bávara de Weyarn, de apenas tres mil habitantes.
    -Mano de Santa Valentina: Este esqueleto se conserva en el monasterio alemán de Bad Schussenried, cerca de la frontera con Suiza. Un guardia suizo papal, Johann Pfyffer, se ocupó del traslado de este y, al menos, otros 25 restos de Roma a esa zona centroeuropea.
    -Santa Luciana: Algunas de las monjas que decoraron estos esqueletos optaron por tapar las calaveras con velos y centrarse en el cuerpo. Es el caso de este cadáver que se conserva en Heiligkreuztal, un minúsculo pueblecito alemán.
    -San Federico: Conservado en el monasterio benedictino de Melk (Austria), está a la vista de los visitantes dentro de una urna acristalada. De todos estos 'cadáveres exquisitos', es el más conocido por el gran público.
    -Santa Mundicia: Está a la vista en la iglesia de San Pedro, en Múnich (Alemania), donde se celebra su festividad. Oculta por un breve periodo, lleva expuesta en su actual ubicación desde 1883.
    -San Alberto: Es uno de los esqueletos que decoró una monja conocida como madre Potentiana, del monasterio bávaro de Freising. Se encuentra en la iglesia de Burgrain, un pueblecito alemán a las afueras de Garmisch-Partenkirchen.
     
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    Nuestros cerebros almacenan masivamente miles de recuerdos que vamos recolectando a lo largo de nuestras vidas. Esos recuerdos van desde los mas profundos (Quienes somos, ¿Por qué vivimos en este ...

    Nuestros cerebros almacenan masivamente miles de recuerdos que vamos recolectando a lo largo de nuestras vidas. Esos recuerdos van desde los mas profundos (Quienes somos, ¿Por qué vivimos en este lugar?) hasta los mas triviales (el numero de matricula de algún auto). En todos los casos, nuestros recuerdos varían su precisión considerablemente.
    ¿Diferentes niveles de precisión o diferentes tipos de memoria?
    Hace algunas décadas, los psicólogos determinaron que existían dos tipos de memoria, una de corto plazo que se encargaba de almacenar hechos recientes; y otra de largo plazo que se encargaba de guardar todos los recuerdos vividos a lo largo de nuestra existencia. Estos dos tipos de memoria tienen también diferentes niveles de precisión: la memoria de corto plazo provee recuerdos con una gran cantidad de detalles, en cambio la memoria de largo plazo los presenta mucho más difusos. Podemos almacenar grandes cantidades de información en nuestra memoria de largo plazo, pero los detalles de esta memoria no son siempre del todo acertados y están limitados a solo decirnos “que es lo que vimos” o “que fue lo que sucedió”.
    Un estudio reciente publicado por Timothy F. Brady, un neurocientífico cognitivo del Instituto de Tecnología de Massachusetts, sugiere que la memoria de largo plazo no es tan difusa como se creía. Junto con sus colegas intentó recordar 3,000 imágenes de objetos comunes, estos eran presentados una sola vez y por tan solo unos segundos. Al finalizar la fase de visualización, se les mostraba un par de imágenes y estos tenían que recordar cual era la que habían visto en la fase anterior. Sin tanto asombro, los resultados de las pruebas fueron excepcionales, más del 90% de la prueba fue acertada aun a pesar de que se había asignado demasiados objetos a recordar. Lo más sorprendente de todo fue la excelente capacidad que tiene la memoria de largo plazo para almacenar detalles precisos. Los sujetos pudieron recordar diferencias tan sutiles, como las de dos imágenes en las cuales la única diferencia se encontraba dentro de una rebanada de pan.
    Si la memoria no es tan difusa como se creía… ¿Por qué seguimos olvidando cosas?
    Como el estudio anterior revela, si nos muestran un objeto, nosotros podemos decir fácilmente si lo hemos visto antes. Pero si por ejemplo intentamos recordar la dirección de una persona, necesitamos buscar voluntariamente dentro de nuestros miles de recuerdos.

    En este caso no tenemos la ayuda de una referencia visual y buscar esa información es como intentar encontrar un documento dentro de un archivero sin etiquetas, a veces nos toma un poco de tiempo encontrar el documento que contiene el recuerdo o en algunas ocasiones simplemente no lo encontramos, esto es a lo que comúnmente llamaríamos como olvido.

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