TOROS
El Congreso aprueba hoy la iniciativa para proteger la tauromaquia
El Gobierno propondrá a la Unesco que las corridas de toros sean declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad
La Comisión de Cultura del Congreso tiene previsto aprobar
hoy miércoles la iniciativa para proteger las corridas de toros al
considerar la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad, según recoge Europa Press. Se trata del último trámite
parlamentario antes de enviar el texto al Senado para, si no hay
cambios, proceder a su aprobación definitiva. La nueva ley surge de la
iniciativa ciudadana que llegó al Congreso avalada con 600.000 firmas,
entre ellas las de políticos como Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre,
escritores como Mario Vargas Llosa, y cantantes como Joaquín Sabina.
La propuesta inicial pretendía declarar los toros como Bien
de Interés Cultural, a salvo de prohibiciones por parte de comunidades
autónomas como la que decidió Cataluña. Sin embargo, en sus enmiendas
parciales el PP ha apostado por declarar la tauromaquia como Patrimonio
Cultural Inmaterial como los que declara la UNESCO.
En concreto, el PP insta al Gobierno a dar el «impulso a
los trámites necesarios para la solicitud de la inclusión de la
tauromaquia en la lista representativa del Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad».
Esta enmienda va en la línea de otra presentada por UPyD,
partido que señala que «la tauromaquia, que comprende todas las
expresiones sociales y culturales vinculadas a la lidia de toros,
constituye un elemento del patrimonio cultural inmaterial español, en
los términos contemplados por la Convención para la Salvaguarda del
Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO».
Asimismo, el PP propone un Plan Nacional que recoja las
medidas de Fomento y Protección de la Tauromaquia, garantizando el libre
ejercicio de los derechos inherentes a la misma, al tiempo que aboga
por la actualización de la normativa taurina a través del marco de
colaboración de la Comisión Consultiva Nacional de Asuntos Taurinos.
En esta línea, el grupo popular quiere impulsar «normas y
actuaciones que fomenten el principio de unidad de mercado,
responsabilidad social y libertad de empresa en el ámbito de la
tauromaquia, en consideración a los beneficios económicos, sociales y
medioambientales que genera».
También pretende el PP impulsar y fomentar, «en
colaboración con las restantes administraciones públicas, los mecanismos
de transmisión de los conocimientos y actividades artísticas, creativas
y productivas que concluyen en la corrida de toros y en el arte de
lidiar, así como potenciar otras medidas de identificación,
documentación, investigación, valoración y transmisión de este
patrimonio».
La cuestión competencial centró las críticas de los
nacionalistas catalanes y vascos, mientras que desde Izquierda Plural,
(IU-ICV-CHA), ERC y Compromís se critica el sufrimiento de los toros ,
que consideran maltrato. El PSOE, que hasta ahora se ha mantenido en la
abstención y solo ha apoyado a CiU en la defensa de las competencias
autonómicas, hace hincapié en sus enmiendas en que el Gobierno debe
«respetar las normas sobre espectáculos taurinos que puedan dictar las
comunidades autónomas en el ejercicio de sus competencias
constitucionales y estatutarias».
En la misma enmienda, los socialistas reclaman que el
Gobierno vele por el cumplimiento de la «legislación sobre protección
del menor y demás normativa aplicable, especialmente, las leyes sobre
protección animal».
Por último, UPyD se posiciona en contra de la prohibición
de los toros, pero manifiesta al mismo tiempo su desacuerdo con que los
poderes públicos garanticen su conservación con «subvenciones y ayudas».
Por eso cree, al igual que el PP, en la pertinencia de la declaración
de la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La Comisión de Cultura aprobará la iniciativa una semana
después del debate de las enmiendas a la totalidad, en el que el
ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, tendió la
mano al resto de grupos parlamentarios para tratar de negociar un texto
con el que todos se sintieran cómodos.
TÍTULO; SI PIENSAS EN EL LECTOR, ESTAS MUERTO,.
-foto-Ferrari: «Si piensas en el lector estás perdido»
«Si piensas en el lector estás perdido. Si
escribes para satisfacer sus esperanzas se acabó: estás muerto». Lo dice
con un franca sonrisa y sin ánimo de epatar Jérôme Ferrari (París,
1968), el premio Goncourt que presenta al lector español la novela que
le dio el más prestigioso premio de las letras francesas. Ferrari lloró
de alegría cuando supo que El sermón sobre la caída de Roma
(Mondadori), sexta novela de este profesor de filosofía criado en
Córcega que ejerce en Abu Dabi, le consagraba incluyéndole en una lista
junto a Marcel Proust, André Malraux o Michel Houllebecq. Con la
literatura y la filosofía se plantea las preguntas que responde en forma
de ficciones. «Te permiten avanzar, buscar la luz desde el corazón del
bosque», explica. La literatura es para él una forma de conocer el mudo
de forma intuitiva y se carcajea de quienes entienden la escritura como
algo «salvador o terapéutico».
No concibe la literatura como mero
entretenimiento, y su texto no es fácil. Se apoya en la lectura de
Agustín de Hipona y el sermón con el que, tras el derrumbe de Roma,
quiso convencer a los suyos de la finitud de toda empresa humana y de la
necesidad de aferrarse a la eternidad salvadora del cristianismo. A
Ferrari le interesa más la mística agustiniana que su justificación
cristiana de la eternidad, de modo que traslada esas reflexiones a un
bar en pueblo de montaña en Córcega para reflexionar sobre la
inexorabilidad del tiempo y la finitud de las cosas. «Las cuestiones no
son filosóficas o literarias: es el tipo de respuesta lo que marca la
diferencia. La filosofía responde al concepto, mientras que la
literatura responde en el ámbito de lo concreto», propone.
«Filosofía y literatura se preocupan por lo
mismo, pero dan repuestas diferentes», insiste, lamentando que su novela
cargue con la etiqueta de «filosófica». Niega que el pesimismo
agustiniano esté en la base de la novela «porque los textos agustinianos
no son filosóficos». «No me he planteado si soy pesimista u optimista.
Sé que los lectores me tomarán por pesimista, pero ni me veo así, ni
siquiera reconozco esa dicotomía», dice Ferrari, que marca distancias
con esta línea: «El pesimismo total no es compatible con la creación, lo
que no quiere decir que seas siempre un dechado de entusiasmo».
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