domingo, 12 de enero de 2014

REVISTA EL RECREO, MARCA, LIGA FUTBOL, ESPANYOL-0-REAL MADRID-1-/ PERIODICO PAIS , REVISTA CON EL PAIS, Golfista y profesional,.

TÍTULO: REVISTA EL RECREO, MARCA, LIGA FUTBOL, ESPANYOL-0-REAL MADRID-1-,.

resultado final

-fotos--REVISTA EL RECREO, MARCA, LIGA FUTBOL, ESPANYOL-0-REAL MADRID-1-,.
Benzema
gol de pepe, etc,.
A un gol de llegar a esa cifra con la camiseta del Madrid

Benzema, a 100

-foto-Benzema puede lograr hoy su gol número 100 con el Real Madrid. El francés está a solo uno. Y lo va a intentar en un campo que no se le da especialmente bien, ya que nunca ha conseguido allanar las mallas de en Cornellà-El Prat.

 Tras el empate del Calderón, el Real Madrid tiene a tiro colocarse a tres puntos de Barça y Atlético si gana al Espanyol esta tarde. Por eso, Ancelotti no guardará nada en Cornellà. No habrá descansos ni rotaciones.

 El empate de anoche en el Calderón deja al Real Madrid con la oportunidad de ponerse a tres puntos de Atlético y Barcelona si hoy gana al Espanyol en Cornellà (19.00 h. GolT, C+L, Radio MARCA y MARCA.com).

TÍTULO: PERIODICO PAIS, REVISTA CON EL PAIS,.Golfista y profesional,.

fotos--PERIODICO PAIS, REVISTA CON EL PAIS,.Golfista y profesional,.
  1. De Don Benito a Texas con los palos a cuestas

    No es una víctima más de la crisis. Cuando Rosana Gómez Valdor (6 de junio de 1988) decidió cambiar Don Benito por Texas, el precio de los ...

    Golfista y profesional

    De Don Benito a Texas con los palos a cuestas


    Rosana Gómez apunta a profesional del golf, pero antes este deporte le puso en bandeja un trabajo gracias a una beca en la Universidad de Texas



    Rosana Gómez posa en un campo que conoce bien, el Golf Guadiana de Badajoz. :: JOSÉ VICENTE ARNELAS
    No es una víctima más de la crisis. Cuando Rosana Gómez Valdor (6 de junio de 1988) decidió cambiar Don Benito por Texas, el precio de los pisos seguía creciendo y nadie sabía a ciencia cierta el riesgo que tenía la prima. Rosana simplemente decidió que quería jugar al golf y que España no era el mejor sitio para hacerlo. También sabía que quería estudiar, y para compaginar ambas cosas sólo había un destino, Estados Unidos. Tomar la decisión le costó un año sabático, pero una vez que lo hizo nada le apartó de su objetivo. Dentro de cinco meses, y después de siete años, lo habrá conseguido.
    Rosana no es un genio precoz, aunque practicaba deporte, hasta los 12 años no cogió su primer palo y fue por recomendación paterna. Antonio, su padre, es aficionado y arrastró a su hija. Por entonces todavía vivía en su Asturias natal y en poco tiempo destacó en el club en el que jugaba, La Llorea de Gijón, donde a las primeras de cambio ganó la orden de mérito. Todavía en Asturias fue subcampeona regional en categoría alevín.
    Con 16 años, pasó a vivir en Don Benito, de donde es oriundo su padre. Volvió a ganar la orden de mérito de su club, esta vez en Mérida. En 2003, fue la ganadora de la fase nacional de un torneo organizado por El Corte Inglés que la llevó a conocer el Open Británico. Varias veces campeona de Extremadura, los campos de la región se le quedaron pronto cortos.
    Había que elegir un camino. No fue fácil. Estudiante brillante y buena artista, pero indecisa, empezó por dos ocasiones el bachillerato porque no tenía claro que carrera tomar. En el año sabático que tuvo entre ambos comienzos decidió que jugaría al golf y que estudiaría arte. Lo segundo sería sencillo, para lo primero buscó ayuda en AGM Sports, una empresa que pone en contacto a los deportistas con las universidades americanas.
    Tres ofertas
    «Estuve meses preparando mi currículum deportivo y académico, piden un montón de documentación. Cuando llegó la hora, recibí ofertas de tres universidades. Dos del norte de Estados Unidos y una de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP). El clima del norte no es el mejor para practicar golf y mi escaso nivel de inglés me decía que en una ciudad fronteriza con México como El Paso -650.000 habitantes y con un clima similar al extremeño- lo tendría algo más fácil al principio porque hay mucha gente que habla castellano». Rosana tenía tiempo para decidirse, pero no dudó y eligió Texas, donde llegó en 2007.
    «Hay que hacer un examen de acceso y otro de nivel de inglés, que no conseguí pasar a la primera. Pero si les interesas, la universidad encuentra la manera de que entres. En mi caso, mi inglés estuvo a prueba durante un semestre. Pasé esa prueba porque durante ese tiempo vieron que me esforzaba e iba cogiendo cada vez mejor nivel. Son muy exigentes, no en vano te pagan tus estudios para que juegues al golf para ellos. Es muy sacrificado y difícil de compaginar, pero además de los resultados, la universidad americana premia el esfuerzo». Y en eso Rosana tiene pocos rivales.
    Rosana estuvo cuatro años estudiando Arte y Psicología y como jugadora del equipo femenino de su universidad. Durante ese tiempo, su juego y el de su equipo mejoró sensiblemente. De hecho, con Rosana en el equipo ha sido la única vez que la UTEP consiguió ganar su conferencia. Individualmente, su juego mejoró cinco golpes en cuatro años. «Allí no se habla de handicap, sino de promedio. Cuando llegué tenía un promedio de casi 80 golpes por vuelta y terminé con menos de 75».
    De su papel en el equipo habla su presencia en los torneos. El circuito tiene 10 citas a las que sólo van cinco jugadoras de cada equipo después de jugar una clasificación entre todas. En cuatro años, Rosana sólo se perdió dos torneos, uno por estar enferma y otro por temas académicos.
    Después de cuatro años, Rosana ya no podía seguir en el equipo como jugadora. Volvió a España licenciada pero con ganas de seguir estudiando. «Existía la oportunidad de seguir mis estudios con otra beca si durante ese tiempo trabajaba para la universidad. Una de las opciones era ser asistente del entrenador del equipo femenino de golf y pregunté que si les interesaba». La respuesta fue sí. Una exjugadora de cierto nivel y joven daba el perfil perfecto para ser la intermediaria entre las nuevas jugadoras y el ya mayor entrenador. Desde el curso pasado, Rosana estudia un máster en Estudios de liderazgo, unos estudios de origen militar que se han adaptado al mundo civil y que Rosana terminará en mayo. «Sólo me quedan cuatro asignaturas».
    Su labor como asistente del entrenador es muy amplia. «Preparo los entrenamientos, hago el seguimiento de cada jugadora, llevo su preparación física, sus horarios de gimnasio o de yoga, hasta preparó la equipación de las chicas para que no se salgan de los colores que exige la universidad. Pero principalmente soy la intermediaria entre el entrenador, un antiguo golfista de la PGA, y las jugadoras. Hemos llegado a tener ocho, pero este año son sólo cinco. Una de ellas, española para más señas, nos dejó a media temporada. Es duro, son jóvenes, se les exige mucho y están lejos de casa...».
    Futuro inmediato
    ¿Y después de mayo? Rosana tiene los pies y las zapatillas en el suelo. «Quiero acabar mis estudios y trabajar en Estados Unidos. Cuando acabe el máster tendré un visado especial de un año para encontrar trabajo siempre y cuando esté relacionado con mis estudios». Rosana podría incluso acabar haciendo labores de entrenadora o asistente de otro entrenador. «Ahora también veo el golf desde esa perspectiva y la verdad es que me gusta mucho. Ponerme en la piel del entrenador me ayuda como jugadora y es un trabajo que es muy gratificante. Ver como crecen las jugadoras, como mejoran su juego...». Este tipo de trabajo sencillamente no existe en España o en Europa.
    La otra razón que tiene Rosana para querer quedarse en Texas, además de la sentimental, que también la tiene, es que va a intentar entrar en el circuito de la LPGA (Ladies Professional Golf Association). Una cosa es tener claro que lo primero es querer asegurarse el futuro y otra es cerrarse una puerta por la que ha luchado durante tantos años. «Quiero intentarlo. No puedo quedarme con la sensación de no saber hasta dónde podía haber llegado».
    En el circuito de la LPGA hay ahora mismo siete españolas, entre ellas Beatriz Recari, Azahara Muñoz, Belén Mozo o Carlota Ciganda. Y alguna de ellas como Beatriz o Azahara ya saben lo que es ganar en Estados Unidos.
    La idea de Rosana es aprovechar las próximas vacaciones de verano para preparar la escuela de clasificación de la LPGA. Una durísima clasificación en tres fases en la que participan cientos de jugadoras para adjudicarse 20 plazas. «Tampoco descarto intentar el circuito europeo (Ladies European Tour), pero no volveré a España».
    Después de año y medio dedicándose al juego de otras, tendrá sólo unos meses para recuperar su nivel de juego. «Soy una persona organizada, lo conseguiré». Con un handicap actual de 1.4, Rosana tendrá que ponerse en forma y mejorar algunos aspectos de su juego. No es una gran pegadora. «Estoy en una distancia media». Su fuerte son los hierros, el juego medio. «Soy muy regular y precisa». Pero falla en el green. Consigue oportunidades de birdie pero las pierde pateando. «Es casi un tema mental», explica.
    Con 25 años, Rosana se ha adaptado a un ritmo de vida que al principio no veía tan claro. «Vivir en Estados Unidos es tal y como se ve en las películas. Grandes vecindarios sin aceras en los que no hay gente en la calle, hay vagabundos. No existe el concepto de dar un paseo o de ir a comprar algo andando. Hasta coger el transporte público puede ser un tema delicado». ¿Muy distinto a Don Benito? «Muy distinto a todo, hasta a Madrid. Ahora ya lo veo todo con normalidad, casi me siento más extraña en Don Benito porque mis amigos también se han ido, sino fuera por la familia...».
    La familia es lo que ata a Rosana y a Extremadura, y el golf lo que las separa. Por delante un año para ganarse un futuro. El tiempo dirá si ese futuro está en un campo de golf, en un despacho o en ambos a la vez.

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