El descubrimiento, en los últimos años, de nuevas especies de dinosaurio está revolucionando la paleontología. Los dos últimos hallazgos, ...-foto.
Paleontología
El renacer de los dinosaurios
El descubrimiento, en los últimos años,
de nuevas especies de dinosaurio está revolucionando la paleontología.
Los dos últimos hallazgos, una nueva especie en China bautizada como
'Pinocho rex' y un dinosaurio gigante en Argentina, han cambiado la
forma de ver la evolución de estos grandes depredadores. Y es aún más
apasionante de lo que era. Se lo contamos.
El cazador más poderoso de aquel bosque de finales
del Cretácico buscaba, desesperado, una presa. Era extraño que un
tiranosaurio de su especie, un 'Tyrannosaurus rex', hubiera fallado en
dos ocasiones.
Dos presas grandes y apetitosas habían
logrado huir de sus mandíbulas despertando en él un hambre voraz. Doce
metros de hueso y músculos necesitaban combustible. Precisaba comer.
Cazar. Matar.Pocos minutos más tarde, un olor acre llegó a su hocico.
Posibles presas se escondían tras un muro de coníferas. Con lentitud
asomó su cabeza a un claro en el bosque y vio un grupo de Nankangia,
dinosaurios emplumados que podrían saciarlo, pero cuya agilidad le
pondría las cosas difíciles. Cuando se lanzó al ataque, el bosque
pareció cobrar vida. Otro tiranosaurio de aspecto diferente
surgió de la espesura. Era más estrecho, más pequeño, menos poderoso.
Pero mucho más veloz. El nuevo actor atrapó sin vacilación a uno de los
Nankangia y lo arrastró a la espesura mientras nuestro hambriento
tiranosaurio intentaba, corriendo en vano tras él, atrapar otro de los
dinosaurios emplumados. Una vez más, su primo de morro estrecho le había
tomado la delantera.
Setenta millones de años más tarde,
otra especie iba a encontrarse por sorpresa con este tiranosaurio ágil y
mortífero: el hombre. Un grupo de trabajadores chinos que excavaba en
las obras de una carretera en la provincia de Jiangxi dio con un cráneo
fosilizado, propio de un dragón de su milenaria historia. Los expertos
se pusieron a trabajar en la extracción y clasificación de los fósiles. El
cráneo parecía el de un tiranosaurio, pero su morro era mucho más largo
y estrecho que el del Tyrannosaurus rex, y en su superficie terminal,
sobre los orificios nasales, presentaba unas protuberancias. No era un
T. rex. Alguien recordó entonces que pocos años antes se habían
desenterrado cráneos similares, de menor tamaño, en Mongolia. Los
expertos habían concluido que eran de tiranosaurios juveniles. Se
equivocaron. Tras un largo periodo de trabajo,
en mayo, cinco investigadores de la Academia China de Ciencias
Geológicas y Stephen Brusatte, de la Universidad de Edimburgo, dieron la
noticia al mundo. Una nueva especie de tiranosaurio, primo del
archiconocido T. rex, nacía para la ciencia. Su nombre,
Qianzhousaurus sinensis, quedó inmediatamente eclipsado en los medios de
comunicación por el apodo con el que lo bautizaron: Pinocho rex. El
morro alargado le jugaba así una mala pasada a uno de los más poderosos
depredadores que haya conocido nuestro planeta. Desde hace unos años se
está nombrando una nueva especie cada dos semanas. Incluso en la misma
semana que se daba a conocer el Pinocho rex se ponía nombre a un nuevo
dinosaurio predecesor directo de las aves. Gran parte del mérito de este
'Renacimiento' en el mundo de los dinosaurios se lo debemos a China. Pero el gigante asiático no es el único que está proporcionando grandes sorpresas. El
sur de argentina viene sorprendiendo al mundo de la paleontología desde
finales del siglo pasado. Los mayores animales que jamás hayan pisado
la Tierra han ido apareciendo en la mitad sur del gigantesco país
sudamericano. Los saurópodos, los herbívoros de cuello y cola
descomunales que con frecuencia llamamos genérica y equivocadamente
Diplodocus, los más grandes entre los dinosaurios, parecen haber poblado
lo que hoy es el cono austral americano en número y variedad sin
precedentes.
A finales de 2011, un campesino descubrió en la
provincia de Chubut, 1300 kilómetros al sur de Buenos Aires, el hueso de
un animal de un tamaño imposible. Cuando los paleontólogos comenzaron a
excavarlo en enero de 2013, no daban crédito a lo que tenían delante.
Era un fémur, pero un fémur 14 veces más grande que el de un elefante
actual. Aquel animal tuvo que pesar cerca de cien toneladas. Además, en
el lugar del primer hueso aparecieron muchos otros, restos de siete
animales de la misma especie, lo que permitió a los científicos montar
las patas, el torso, la cola y parte del cuello del colosal dinosaurio;
algo insólito hasta la fecha. «Al excavar, el fémur nos
sorprendió por su tamaño: es el más grande que se conoce de un
dinosaurio comenta José Luis Carbadillo, paleontólogo del Museo Egidio
Feruglio de Trelew, pero nos quedamos más impactados según íbamos
cavando y encontrábamos restos de costillas, caderas, una cola completa,
un húmero... que nos dejan ver que eran animales grandes que comían y
se movían en grupo. Con estos restos podemos reconstruir el animal
íntegro».
Hace unos días se daba a conocer el hallazgo.
Los dinosaurios desenterrados, que vivieron hace 95 millones de años,
tenían la altura de un edificio de siete plantas y un peso cercano a
90.000 kilos. Es, sin ninguna duda, la especie de dinosaurio más grande
de todas cuantas se conocen. Los descubrimientos de la última
década también han colocado a España en el punto de mira de la
paleontología. A los grandes saurópodos de Teruel y Soria se suman los
hallazgos de dinosaurios emplumados en Cuenca y, recientemente, el
descubrimiento de huevos de dinosaurio en el Prepirineo ilerdense.
Albert
g. sellés, del instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont, se
está convirtiendo en una eminencia mundial en huevos de dinosaurio. El
año pasado, Sellés descubrió los primeros huevos de cuatro especies de
dinosaurio en los yacimientos de Coll de Nargó, en Lérida. Y
hace apenas unos días ha dado a conocer dos nuevas 'ooespecies' que es
como llaman los paleontólogos a los huevos de especies determinadas:
Prismatoolithus trempii, una especie carnívora de la que se conocen muy
pocos restos fósiles en Europa, y Spheroolithus europaeus, un
hadrosaurio (dinosaurios conocidos como 'pico de pato'), grupo del que
no se había encontrado ningún huevo hasta la fecha. Con estos hallazgos,
los yacimientos catalanes se convierten en los más importantes del
mundo en el estudio de huevos de dinosaurio. A
finales del siglo pasado, los hallazgos en China ya iniciaron una
revolución en nuestra forma de ver y entender a los grandes gigantes que
dominaron la Tierra hasta hace 66 millones de años. Los grandes
predadores como el tiranosaurio se vistieron de delicadas plumas,
aparecieron dinosaurios pequeños... Ahora estamos comprobando que fueron
mucho más numerosos, variados y adaptables de lo que creíamos. PARA
SABER MÁS: Living Dinosaurs: The Evolutionary History of Modern Birds.
G. Dyke & G. W Kaiser Ed. Wiley-Blackwell, 2011.
TÍTULO: ¿ QUE HACE FALTA PARA DESARROLLAR CON EXITO LA INVESTIGACION?,.
El premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2014 ha recaído sin que se hayan dado cuenta los miembros del jurado, ...-foto
¿Qué hace falta para desarrollar con éxito la investigación?
El premio Príncipe de Asturias de Investigación
Científica y Técnica 2014 ha recaído sin que se hayan dado cuenta los
miembros del jurado, entre los que figura desde hace muchos años el
autor de este artículo en tres químicos singulares que habrían podido
figurar en la lista de los químicos que impulsaron la Revolución
Industrial.
En mi opinión, los miembros del jurado no se
percataron a tiempo del doble significado que entrañaba la elección de
tres químicos como los de antes, pero totalmente nuevos: Avelino
Corma, Mark E. Davis y Galen D. Stucky, los galardonados, representan
la herencia de antaño, pero ejemplifican de qué estamos hablando cuando
lo hacemos de la nueva o novísima Revolución Industrial.
No
olvidaré nunca ni el nombre ni la estampa de las tres estatuas doradas
de Boulton, Watt y Murdoch. Y cuando digo 'doradas', quiero decir que en
Birmingham, donde están ubicadas, se pintaron de oro las tres
esculturas de estos tres sabios que dieron curso a la Revolución
Industrial. Fue muy llamativo recordar, como jurado de los
Príncipes de Asturias, la implicación del gentío de la calle cuando las
estatuas se restauraron hace pocos años y la popularidad de los
ingenieros e industriales (los tres fueron claves en la invención de la
máquina de vapor) que dieron cauce a la Revolución Industrial.
Como
entonces, la gente en la calle ha vuelto a congeniar con los
científicos que le estaban abriendo las puertas a las nuevas
tecnologías. Boulton, Watt y Murdoch habían explicado los mil vericuetos
de la luz a su público, de la misma manera que Avelino Corma, Mark E.
Davis y Galen D. Stucky divulgan una materia para la que están mejor
versados que los cuánticos. Una característica que une a estos
tres químicos es que son científicos a la vanguardia en la creación de
nuevos materiales; concretamente, de los llamados 'microporosos' y
'mesoporosos'.
Los primeros se caracterizan por poseer
una estructura con poros de un diámetro inferior a dos nanómetros, entre
los que se encuentran las zeolitas aluminosilicatos naturales o
artificiales de extraordinarias propiedades absorbentes y como
catalizadores industriales; los segundos tienen una estructura con poros
de hasta 50 nanómetros de diámetro y abarcan sustancias como la sílice,
la alúmina u óxidos de diferentes elementos mecánicos. Gracias a Avelino, Mark y Galen aprenderemos y lo sabremos todo de los materiales nuevos.
La
segunda característica de los químicos galardonados con el premio
Príncipe de Asturias es que, igual que los impulsores de la Revolución
Industrial, se han pegado literalmente al sector empresarial, utilizando
los métodos adecuados para formar la unión necesaria entre tecnología y
sector industrial. El futuro está en el aprovechamiento mutuo
de los dos sectores, el tecnológico y el industrial, algo que en España
no se ha sabido aprovechar o inventar.
El tercer rasgo
que comparten los viejos químicos y los nuevos galardonados con el
Príncipe de Asturias es que unos y otros consideran que el que trae el
dinero para financiar la nueva inversión no puede controlar también la
forma de instrumentar el trabajo o la nueva tecnología. Financiar y crear son dos cosas distintas; la mayor parte de las veces, absolutamente distintas.
Por último, vale la pena mencionar que, además de trabajar, hace falta dar a conocer los resultados. Avelino
Corma, por ejemplo, posee más de cien patentes de invención, aparte de
estar entre los 25 químicos más citados del mundo el primer español.
Echamos de menos en el sector científico lo que el grupo de Avelino
Corma domina: una vez más, lo que se necesita es convertir los dos
modelos en uno solo.
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