Luis Landero es como ese vecino del tercero que se dedica a escribir. Ni él se da importancia ni se la das tú. Os cruzáis en el ascensor y ...fotos,.
El escritor extremeño llena las salas donde presenta su libro,.
Luis Landero es como ese vecino del tercero que se dedica a escribir.
Ni él se da importancia ni se la das tú. Os cruzáis en el ascensor y
habláis del tiempo, de la selección española y de los hijos. Landero
viste como el vecino del tercero: una cazadora clara y cómoda en
entretiempo y una chaqueta de oficinista de los 60 si hace fresco.
Luis Landero es tan natural y tan normalito que se incomoda sutilmente si empiezan a teorizar sobre lo que escribe, si cree que quienes escuchan se aburren ante tanta disquisición académica. En esos casos, corta con delicadeza e ironía, quita importancia a la rimbombancia y lleva la reunión por derroteros sencillos, irónicos y profundos, pero entretenidos.
Landero escribe porque escribe. También podría delinear, cocinar, barrer las calles o sembrar alfalfa y lo haría porque sí, porque es lo que le ha tocado hacer en esta vida y, como dijo cuando le entregaron la medalla de Extremadura, la verdadera revolución es que cada uno haga bien lo que le ha tocado hacer. Él se esmera en lo suyo, eso le deja la conciencia tranquila y nosotros disfrutamos de su revolución sencilla, de su aplicación.
La semana pasada, Luis Landero vino a Cáceres a presentar 'El balcón en invierno', su última novela, y el auditorio se llenó como siempre. No entiendo cómo no lo llevan a un teatro o a un salón de actos grandote si saben que siempre se queda mucha gente de pie y muchos espectadores en la calle. Me cuentan que hacía mucho calor y que el público volvió a disfrutar de esa manera de hablar tan sensata y certera que convierte a Landero en una especie de hermano mayor, que te reconcilia con el entorno y te hace reparar en el encanto de lo sencillo, de lo que tienes. Alguna vez lo ha escrito o lo ha dicho: para ser razonablemente felices «lo primero es aceptar las reglas de la vida».
A la misma hora que Landero hablaba en Cáceres, yo estaba en Barcelona en la entrega de los premios Planeta. Allí todo era distinto. Había muchos escritores, pero no sé si por ser como eran o por una obligación del contrato, el caso es que casi todos recurrían a la pose. Posaban para los fotógrafos al entrar y luego ya se pasaban toda la noche posando. Más que escritores, parecían tipos con suerte que no habían aceptado las reglas de la vida, habían arriesgado y habían ganado, pero no tanto por hacer las cosas bien como por haber sabido actuar con picardía.
Como me gusta mucho observar, me olvidé del cóctel y me dediqué a ir de un lado a otro, a escuchar conversaciones por aquí y por allá. Había escritoras de largas túnicas y trajes estampados con motivos felinos que confesaban estar con sus nuevas novelas como quien se queja de tener pintores en casa.
Había escritores de ternos pomposos y gafas espectaculares que manejaban la frase corta de saludo y compromiso, el chascarrillo y la ocurrencia bastante mejor que las frases y las imágenes en sus novelas. Se les veía a gusto en el conflicto fútil e instantáneo de la copa de cava, pero cuando los lees, esa misma futilidad se traslada al conflicto de sus historias y ahí, ya sin cava ni pompas, se ve que se derrumban.
La pompa frente a la humildad, el escribir porque te va la vida, y la revolución, en ello frente al escribir como escala social y atajo hacia la fama. Cuando me contaron la presentación de Cáceres, con su regusto provinciano y su sencillez, lamenté haberme perdido un acto donde el único photocall lo puso Marisa, la fotógrafa del HOY, solicitando un segundo a Landero y el escritor, cariñoso, posando, sonriente, amable y revolucionario, con su americana de funcionario discreto, de literato eficiente.
TÍTULO: REVISTA CAMPO, EL MERCADO DEL TABACO ES CADA VEZ MENOS EXIGENTE, MARIA RAQUEL AMOR JIMENEZ, TABAQUERA,.
Luis Landero es tan natural y tan normalito que se incomoda sutilmente si empiezan a teorizar sobre lo que escribe, si cree que quienes escuchan se aburren ante tanta disquisición académica. En esos casos, corta con delicadeza e ironía, quita importancia a la rimbombancia y lleva la reunión por derroteros sencillos, irónicos y profundos, pero entretenidos.
Landero escribe porque escribe. También podría delinear, cocinar, barrer las calles o sembrar alfalfa y lo haría porque sí, porque es lo que le ha tocado hacer en esta vida y, como dijo cuando le entregaron la medalla de Extremadura, la verdadera revolución es que cada uno haga bien lo que le ha tocado hacer. Él se esmera en lo suyo, eso le deja la conciencia tranquila y nosotros disfrutamos de su revolución sencilla, de su aplicación.
La semana pasada, Luis Landero vino a Cáceres a presentar 'El balcón en invierno', su última novela, y el auditorio se llenó como siempre. No entiendo cómo no lo llevan a un teatro o a un salón de actos grandote si saben que siempre se queda mucha gente de pie y muchos espectadores en la calle. Me cuentan que hacía mucho calor y que el público volvió a disfrutar de esa manera de hablar tan sensata y certera que convierte a Landero en una especie de hermano mayor, que te reconcilia con el entorno y te hace reparar en el encanto de lo sencillo, de lo que tienes. Alguna vez lo ha escrito o lo ha dicho: para ser razonablemente felices «lo primero es aceptar las reglas de la vida».
A la misma hora que Landero hablaba en Cáceres, yo estaba en Barcelona en la entrega de los premios Planeta. Allí todo era distinto. Había muchos escritores, pero no sé si por ser como eran o por una obligación del contrato, el caso es que casi todos recurrían a la pose. Posaban para los fotógrafos al entrar y luego ya se pasaban toda la noche posando. Más que escritores, parecían tipos con suerte que no habían aceptado las reglas de la vida, habían arriesgado y habían ganado, pero no tanto por hacer las cosas bien como por haber sabido actuar con picardía.
Como me gusta mucho observar, me olvidé del cóctel y me dediqué a ir de un lado a otro, a escuchar conversaciones por aquí y por allá. Había escritoras de largas túnicas y trajes estampados con motivos felinos que confesaban estar con sus nuevas novelas como quien se queja de tener pintores en casa.
Había escritores de ternos pomposos y gafas espectaculares que manejaban la frase corta de saludo y compromiso, el chascarrillo y la ocurrencia bastante mejor que las frases y las imágenes en sus novelas. Se les veía a gusto en el conflicto fútil e instantáneo de la copa de cava, pero cuando los lees, esa misma futilidad se traslada al conflicto de sus historias y ahí, ya sin cava ni pompas, se ve que se derrumban.
La pompa frente a la humildad, el escribir porque te va la vida, y la revolución, en ello frente al escribir como escala social y atajo hacia la fama. Cuando me contaron la presentación de Cáceres, con su regusto provinciano y su sencillez, lamenté haberme perdido un acto donde el único photocall lo puso Marisa, la fotógrafa del HOY, solicitando un segundo a Landero y el escritor, cariñoso, posando, sonriente, amable y revolucionario, con su americana de funcionario discreto, de literato eficiente.
TÍTULO: REVISTA CAMPO, EL MERCADO DEL TABACO ES CADA VEZ MENOS EXIGENTE, MARIA RAQUEL AMOR JIMENEZ, TABAQUERA,.
Esta agricultora lleva cerca de 30 años dedicada a este sector y gestiona 20 hectáreas en dos poblaciones cacereñas
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María Raquel Amor Jiménez Tabaquera,.-foto
María Raquel Amor Jiménez va a ser, en el apartado que HOY dedica al mundo del tabaco, la representante de tantas y tantas mujeres que durante décadas han ayudado, con su esfuerzo, a mantener el cultivo. Natural de Pueblonuevo de Miramontes, vive desde hace 25 años en Barquilla de Pinares. Entre ambas poblaciones tiene, con su marido, unas 20 hectáreas de cultivo.
¿Cuánto lleva en el mundo del tabaco?
Cerca de 30 años: 25 que llevo casada y algunos más antes, de soltera. Desde niños, en estos pueblos siempre nos hemos criado en el campo. Mi padre era agricultor y yo le veía y ayudaba. Después me enamoré de un agricultor y aquí seguimos.
Se puede decir entonces que es tabaquera por amor.
Pues sí. Me fui unos años a trabajar a Toledo, pero volví y conocí al que iba a ser mi marido. Curiosamente no en una plantación de tabaco, sino cogiendo espárragos, donde empezamos a trabajar los dos a jornal. Después empecé a trabajar para mis suegro, hasta que se jubiló, y más tarde ya empezamos nosotros.
¿Cómo es su explotación?Tenemos 20 hectáreas que solo dedicamos al tabaco. Ni frutales, ni pimientos. Nunca hemos puesto nada. Bueno, quizá alguna vez algo de maíz, pero siempre tabaco. Antes tabaco negro y sobre todo Virginia.
Y ahí siguen a pesar de todo, de las crisis repetidas del sector.Cuando nosotros nos casamos había un futuro. En los años 90 varias generaciones siguieron con el legado de los padres. Ahora, como la cosa está peor, siempre he intentado que mis hijas estudien y lo están haciendo las dos. A nosotros no nos ha ido mal, y aquí lo tienen si quieren. Pero ya no hay tanto relevo generacional porque es muy sacrificado y prefieres que se dediquen a otra cosa.
¿Y cómo es la situación actual?Hay que mentalizarse de que esto es algo familiar y mis hijas lo saben, y aunque están estudiando, cuando vienen tienen que echar una mano porque de esto salen sus estudios. La familia tiene que estar unida y trabajar todos, como cualquier empresa familiar. Además, siempre hay que estar gastando dinero, invirtiendo para mejorar. Siempre se ha dicho que para recoger hay que sembrar, y todo el dinero que vas sacando se va invirtiendo para hacer mejoras y más mejoras. Empezamos con los secaderos, después los contenedores, más tarde maquinaria para repelar, ahora la biomasa para reducir los gastos de gasoil... Cada año tienes que hacer inversiones, porque el mercado es cada vez más exigente. Ahora bien, quien quiere dedicarse a esto y trabaja, vive de esto. No como antes, pero vive.
¿A quien le venden su tabaco?Siempre a Cetarsa, no siendo una campaña. A nosotros nos ha dado tranquilidad. Siempre hemos dicho que, aunque fueran más bajos los precios los precios nos gustaba la seriedad y la seguridad, y nunca hemos querido aventuras.
Y de aquí hasta la jubilación, lejana, porque tiene 49 años.Sí, porque a nosotros nos ha cogido en una edad complicada. Yo todo lo he metido aquí y no se hacer otro trabajo. Ni mi marido. Estamos en una edad en la que tienes que aguantar, porque has metido mucho dinero como para tirarlo por la borda, y si dejas de trabajar lo pierdes. Nos ganamos la vida con el tabaco. No tengo lujos ni puedo permitirme algunas cosas, pero nos conformamos. También depende de lo que uno exige a la vida.
TÍTULO: VIERNES, CINE, NINJA ASSASSIN,.
- Reparto
- Rain, Naomie Harris, Rick Yune, Ben Miles, Shô Kosugi, Togo Igawa, Numan Acar, Richard van Weyden, Sung Kang,.
- Raizo (Rain) es un niño de la calle al que el Clan Ozunu transforma en una máquina programada para matar; pero, cuando el Clan asesina a uno de sus amigos, Raizo desaparece y prepara su venganza. En Berlin, la agente de Europol Mika Coretti (Naomie Harris) ha encontrado una pista que demuestra que los responsables de algunos asesinatos políticos son asesinos del Lejano Oriente. Cuando el Clan se entera ordena su muerte, pero Raizo consigue salvarla, aunque en adelante el Clan no descansará hasta que ambos sean eliminados.
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