Viajando con Chester: Querer es poder Tras el auge de Podemos como ... Arantza Quiroga y José Antonio Medina debaten sobre filosofía y ., foto,.
Arantza Quiroga y José Antonio Medina debaten sobre filosofía y política bajo la atenta mirada de Risto Mejide. Ella, dirigente popular y madre de familia numerosa y él, uno de los referentes nacionales en pedagogía y educación, conversan sobre la paternidad.
TÍTULO: EL DECIMO LOTERIA,.A SUFRIR, AL FUTBOL,.
- Y ahí, o sea, en el fútbol, al Cacereño le toca ganar poco y sufrir ... y, nada más entrar, un espectador le dijo a otro: «Vamos a sufrir un rato».fotos,.
Había profesores que ponían ceros los lunes si el Cacereño perdía,.
El sábado fui al voleibol. El equipo de Cáceres jugaba su primer partido en la máxima división española y ganó. La victoria debería de haberme servido como bálsamo para venir al fútbol con cierto consuelo preventivo: aunque hoy perdamos, ayer ganamos en el volei. Pero no. Seamos sinceros. Una liga en la que los mejores equipos son de Soria y Teruel no es para tirar cohetes, por muy súper que sea. Lo que cuenta es ganar en las competiciones castizas lideradas por equipos de Madrid y Barcelona. Y ahí, o sea, en el fútbol, al Cacereño le toca ganar poco y sufrir mucho.
No olvidaré nunca la primera vez que escuché lo del sufrimiento futbolístico. Fue en un bar de Plasencia. Yo tendría siete u ocho años y no había ido nunca a un estadio. Viajaba con mi padre y con un amigo suyo que se llamaba Paco Durán. Paramos a tomar algo y Paco dijo: «Yo he dejado de ir a ver al Cacereño porque solo sufría».
Me quedé perplejo. Yo asociaba el sufrimiento con el dolor y no acababa de entender cómo en un campo de fútbol se podía padecer tan intensamente. Al año siguiente, fui a ver mi primer partido, un Cacereño-Pegaso, y, nada más entrar, un espectador le dijo a otro: «Vamos a sufrir un rato». Me temí lo peor. Por ejemplo, que el árbitro me condenara a ser crucificado entre el poste derecho y el larguero. Eso sí, solo un rato.
Ayer, justo antes de comenzar el partido, en las letrinas del estadio, narcotizados por el vaho revenido del orín, el verbo sufrir se conjugaba en todas sus formas posibles. Y en la grada, la única incógnita era la cantidad, no la sustancia: «A ver cuánto sufrimos hoy».
De todos los sufridores damnificados por el Cacereño, me quedo con don Sebas, mi profesor de Geografía e Historia en el colegio Paideuterion. Decía la leyenda que si el Cacereño perdía el domingo, don Sebas sufría tanto que el lunes disparaba ceros a mansalva y no te libraba ni la caridad. Por culpa del Cacereño, sufría él y sufríamos todos.
Era tanta la fama, justificada o no, de sus ceros futboleros, que cuando llegábamos a casa con las notas, nos perdonaban los muy deficiente en cuanto exponíamos el eximente: «Si yo me sabía la lección, papá, pero es que el Cacereño perdió el domingo». Durante la temporada 94-95, la escabechina en el Paideuterion debió de ser de aúpa porque el Cacereño batió su récord de sadismo: perdió 22 partidos, más que en ninguna otra de las 95 temporadas de su historia.
Si esa ecuación derrota igual a cero patatero se repitiera esta temporada, don Sebas sería expedientado y el Cacereño sería disuelto por traumatizar a los niños: en siete jornadas llevábamos seis derrotas, algo nunca visto desde 1919, y con esa carga tremenda acudíamos los aficionados al Príncipe Felipe.
Convendrán ustedes que en un ambiente tan masoquista resulta paradójico y casi milagroso que la gente siga yendo a ver al Cacereño. Pero es que, en medio de tanto padecimiento, anida un factor trascendental: la ilusión. Sin ella resulta imposible entender el fútbol.
Por si fuera poco, salió un domingo ventoso y desapacible, el campo estaba pesado, por la grada zumbaban unas inexplicables avispas y solo teníamos un factor a favor: la estadística. Somos los reyes de los derbis y nos visitaba el Villanovense.
El Cacereño es un equipo fratricida: regala puntos a andaluces, manchegos, murcianos y norteafricanos y se los quita a los extremeños. Es su sino. Lleva varias temporadas alimentándose de la sangre de sus hermanos (Extremadura, en 2010, Arroyo y Villanovense, después) para remontar el vuelo. Y esta vez se repitió la historia: victoria en un derbi y a volar.
Los jugadores celebraron la victoria a lo grande. No es que fueran malos, es que eran el Cacereño y estaban obligados a hacernos sufrir. La única pena es que con las victorias dan menos ganas de escribir. La literatura fructifica mejor en el fracaso.
TÍTULO: LA POSADA DEL TEATRO CASTUERA, CINE, LAS CHICAS DE LA 6ª PLANTA,
- Reparto- fotos-
- Fabrice Luchini, Sandrine Kiberlain, Natalia Verbeke, Carmen Maura, Lola Dueñas, Berta Ojea, Nuria Solé, Concha Galán, Muriel Solvay, Annie Mercier,.
- Narra en clave de comedia la historia de un grupo de españolas que en los años sesenta emigraron a Francia para trabajar como criadas en casas de familias acomodadas.
Arantza
Quiroga y José Antonio Medina debaten sobre filosofía y política bajo
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