Europa es una gran avenida perfumada por Zara y Body Bell-fotos,.
Me gustan los hipermercados. No me refiero a sus precios ni a la
calidad y variedad de sus productos, eso sería comprensible y
disculpable, sino al hipermercado en general, en esencia, en sí mismo.
Sé que hay gente que acude a ellos por prescripción facultativa, como
receta médica contra la tristeza, la abulia y la náusea existencial. Yo
me los prescribo solito. Es un caso más de automedicación.
Me gustan los hipermercados desde los tiempos en que los países eran diferentes o, al menos, a mí me lo parecían. Me gustan de cuando fui con mis padres a un bautizo familiar a Biarritz y entré en un hipermercado Mammouth. Yo era casi un niño y me fascinó aquella orgía de productos tan bien apilados y presentados. Con inocencia infantil, concluí que hasta que en Cáceres no hubiera un hipermercado, mi ciudad no sería una capital de verdad. Y ya ven, las cosas de la infancia, que te marcan, te atontan, se te enquistan en el subconsciente y casi medio siglo después te llevan a sentir un bienestar enfermizo, casi patológico, cada vez que entras en un hipermercado.
Claro está que en aquel tiempo del Mammouth, cada vez que viajabas te sorprendías. En Cáceres, la plaza de San Juan olía a tortas del Casar y a las gambas a la plancha del bar El Norte y en Biarritz, la plaza Georges Clemenceau olía a perfumes inalcanzables. Hoy, toda Europa huele a una mezcla de Zara y Body Bell y así no hay manera de sorprenderse.
Cada vez resulta más difícil quedarse traspuesto por un paisaje urbano singular o por una costumbre extraña. Esta Semana Santa, viajé a Tánger anhelando quedarme con la boca abierta y bueno, sí, tenía su gracia, pero sin pasarse. Las mujeres tangerinas eran como las europeas y me contaron que estaban molestas porque las chicas que emigraban desde el interior estaban intentando imponer sus velos y sus dogmas y hasta las acosaban por vestir a lo occidental. Con lo cual, la diferencia, muchas veces, no es más que atraso e imposición, como sucede en Afganistán, que he visto en la web lavozdelmundo.net una serie de fotografías de las mujeres de este país entre 1940 y 1970 y aquello parece el Madrid de la transición, pero ves fotos de mujeres afganas de hoy y la Edad Media se te aparece de golpe. Y no es eso, la diferencia no es eso.
La medina de Tánger estaba bien, pero casi me llama más la atención el mercado dominical de Ahigal. Y la comida puede ser que me sorprendiera hace 30 años, pero ya no hay cuscús que me anonade ni té moruno que me emocione. Me temo que para quedarse con la boca abierta hay que irse muy lejos y aun así, cuando crees que a la vuelta de la esquina se encuentra la diferencia, resulta que o bien encuentras una tienda Stradivarius, o bien encuentras miseria, que es ya la única suerte de diferencia que perdura en el mundo: o globalización o pobreza.
«El mundo ha ido perdiendo poco a poco su alegre y pintoresca variedad y hoy podríamos decir que todos somos unos por obra y gracia de la aviación, el cine y la Coca-cola». Esto lo escribió Julio Camba ¡en 1914! después de recorrer Europa y descubrir que se habían acabado los franceses corteses con reminiscencias de guisado suculento en los bigotes y los alemanes de cabeza cuadrada que habían inundado el planeta de música, cerveza, salchichas y filosofía.
Un siglo después, los franceses nos han inundado con sus Carrefour, los alemanes nos han colonizado con sus Lidl y nosotros les hemos devuelto la pelota con Mango e Inditex. Y Cáceres, con dos híper, ya es una gran ciudad igual a todas las grandes ciudades. ¡Qué pena!,.
TÍTULO: LA VIOLENCIA EN EL FUTBOL,.
Los trágicos hechos de ayer se suman a la lista negra del fútbol español. Francisco Romero Taboada es la undécima víctima de la violencia ...foto,.
Me gustan los hipermercados desde los tiempos en que los países eran diferentes o, al menos, a mí me lo parecían. Me gustan de cuando fui con mis padres a un bautizo familiar a Biarritz y entré en un hipermercado Mammouth. Yo era casi un niño y me fascinó aquella orgía de productos tan bien apilados y presentados. Con inocencia infantil, concluí que hasta que en Cáceres no hubiera un hipermercado, mi ciudad no sería una capital de verdad. Y ya ven, las cosas de la infancia, que te marcan, te atontan, se te enquistan en el subconsciente y casi medio siglo después te llevan a sentir un bienestar enfermizo, casi patológico, cada vez que entras en un hipermercado.
Claro está que en aquel tiempo del Mammouth, cada vez que viajabas te sorprendías. En Cáceres, la plaza de San Juan olía a tortas del Casar y a las gambas a la plancha del bar El Norte y en Biarritz, la plaza Georges Clemenceau olía a perfumes inalcanzables. Hoy, toda Europa huele a una mezcla de Zara y Body Bell y así no hay manera de sorprenderse.
Cada vez resulta más difícil quedarse traspuesto por un paisaje urbano singular o por una costumbre extraña. Esta Semana Santa, viajé a Tánger anhelando quedarme con la boca abierta y bueno, sí, tenía su gracia, pero sin pasarse. Las mujeres tangerinas eran como las europeas y me contaron que estaban molestas porque las chicas que emigraban desde el interior estaban intentando imponer sus velos y sus dogmas y hasta las acosaban por vestir a lo occidental. Con lo cual, la diferencia, muchas veces, no es más que atraso e imposición, como sucede en Afganistán, que he visto en la web lavozdelmundo.net una serie de fotografías de las mujeres de este país entre 1940 y 1970 y aquello parece el Madrid de la transición, pero ves fotos de mujeres afganas de hoy y la Edad Media se te aparece de golpe. Y no es eso, la diferencia no es eso.
La medina de Tánger estaba bien, pero casi me llama más la atención el mercado dominical de Ahigal. Y la comida puede ser que me sorprendiera hace 30 años, pero ya no hay cuscús que me anonade ni té moruno que me emocione. Me temo que para quedarse con la boca abierta hay que irse muy lejos y aun así, cuando crees que a la vuelta de la esquina se encuentra la diferencia, resulta que o bien encuentras una tienda Stradivarius, o bien encuentras miseria, que es ya la única suerte de diferencia que perdura en el mundo: o globalización o pobreza.
«El mundo ha ido perdiendo poco a poco su alegre y pintoresca variedad y hoy podríamos decir que todos somos unos por obra y gracia de la aviación, el cine y la Coca-cola». Esto lo escribió Julio Camba ¡en 1914! después de recorrer Europa y descubrir que se habían acabado los franceses corteses con reminiscencias de guisado suculento en los bigotes y los alemanes de cabeza cuadrada que habían inundado el planeta de música, cerveza, salchichas y filosofía.
Un siglo después, los franceses nos han inundado con sus Carrefour, los alemanes nos han colonizado con sus Lidl y nosotros les hemos devuelto la pelota con Mango e Inditex. Y Cáceres, con dos híper, ya es una gran ciudad igual a todas las grandes ciudades. ¡Qué pena!,.
TÍTULO: LA VIOLENCIA EN EL FUTBOL,.
Los trágicos hechos de ayer se suman a la lista negra del fútbol español. Francisco Romero Taboada es la undécima víctima de la violencia ...foto,.
La derrota del fútbol,.
Once muertos por violencia en el fútbol español desde 1982,.
Los trágicos hechos de ayer se suman a la lista negra del fútbol español. Francisco Romero Taboada es la undécima víctima de la violencia entre aficiones.
30 de noviembre de 2014. Francisco Javier Romero
Taboada (43 años), hincha del Deportivo perteneciente a los Riazor Blues
conocido como Jimmy, fallece en una reyerta con seguidores del Atlético
miembros del grupo ultra Frente Atlético.
5 de abril de 2012. Iñigo Cabacas, aficionado del Athletic, resultó muerto al recibir el impacto de una pelota de goma lanzada por parte de la Ertzaintza en los altercados tras el partido Athletic-Schalke de Liga de Campeones.
7 de octubre de 2003. Manuel Ríos Suárez, de 31 años y aficionado del Deportivo, falleció tras recibir una paliza tras el partido de Copa del Rey entre el Compostela y Deportivo en el estadio de San Lázaro.
8 de diciembre de 1998. Aitor Zabaleta, de 28 años, seguidor de la Real Sociedad, murió en los aledaños del Calderón al recibir una puñalada en el corazón antes de un Atlético-Real Sociedad. Ricardo Guerra, miembro del grupo Bastión, sección del Frente Atlético, fue condenado a 17 años de cárcel. En 2012 adquirió el segundo grado penitenciario. Al volver de un permiso, en la puerta de la prisión fue cacheado y le intervinieron 150 bolas de hachís.
12 de marzo de 1994. Emiliano López Prada, de 19 años, recibió dos puñaladas mortales en un bar de A Coruña al celebrar un gol del Barcelona viendo un partido por televisión contra el Atlético. El agresor huyó.
15 de marzo de 1992. Guillermo Alfonso Lázaro, de 13 años, falleció a consecuencia de las heridas que le causó una bengala en Sarriá mientras asistía a un Espanyol-Cádiz.
14 de enero de 1991. Frederic Rouquier (20 años), seguidor francés del Espanyol miembro de las Brigadas Blanquiazules, fue muerto por heridas de arma blanca en un ataque de skinheads pertenecientes a Boixos Nois. Ocurrió tras un Espanyol-Sporting.
18 de agosto de 1990. Florentino Dueñas, árbitro de categoría regional, muere por los disparos efectuados por un policía jubilado durante el partido Motril B-Calahonda.
21 de abril de 1985. Luis Montero Domínguez, de 56 años, falleció durante el partido Cádiz-Castellón por el impacto de una bengala.
6 de mayo de 1984. El policía nacional Manuel Luque Castillo encontró la muerte por los golpes que recibió al intervenir en una discusión en un partido de alevines en Córdoba.
31 de octubre de 1982. José Gómez Rodríguez murió a causa de los golpes recibidos en una trifulca durante un partido de aficionados en Pallejá (Barcelona). La víctima era vicecónsul de Suecia en Benidorm.
5 de abril de 2012. Iñigo Cabacas, aficionado del Athletic, resultó muerto al recibir el impacto de una pelota de goma lanzada por parte de la Ertzaintza en los altercados tras el partido Athletic-Schalke de Liga de Campeones.
7 de octubre de 2003. Manuel Ríos Suárez, de 31 años y aficionado del Deportivo, falleció tras recibir una paliza tras el partido de Copa del Rey entre el Compostela y Deportivo en el estadio de San Lázaro.
8 de diciembre de 1998. Aitor Zabaleta, de 28 años, seguidor de la Real Sociedad, murió en los aledaños del Calderón al recibir una puñalada en el corazón antes de un Atlético-Real Sociedad. Ricardo Guerra, miembro del grupo Bastión, sección del Frente Atlético, fue condenado a 17 años de cárcel. En 2012 adquirió el segundo grado penitenciario. Al volver de un permiso, en la puerta de la prisión fue cacheado y le intervinieron 150 bolas de hachís.
12 de marzo de 1994. Emiliano López Prada, de 19 años, recibió dos puñaladas mortales en un bar de A Coruña al celebrar un gol del Barcelona viendo un partido por televisión contra el Atlético. El agresor huyó.
15 de marzo de 1992. Guillermo Alfonso Lázaro, de 13 años, falleció a consecuencia de las heridas que le causó una bengala en Sarriá mientras asistía a un Espanyol-Cádiz.
14 de enero de 1991. Frederic Rouquier (20 años), seguidor francés del Espanyol miembro de las Brigadas Blanquiazules, fue muerto por heridas de arma blanca en un ataque de skinheads pertenecientes a Boixos Nois. Ocurrió tras un Espanyol-Sporting.
18 de agosto de 1990. Florentino Dueñas, árbitro de categoría regional, muere por los disparos efectuados por un policía jubilado durante el partido Motril B-Calahonda.
21 de abril de 1985. Luis Montero Domínguez, de 56 años, falleció durante el partido Cádiz-Castellón por el impacto de una bengala.
6 de mayo de 1984. El policía nacional Manuel Luque Castillo encontró la muerte por los golpes que recibió al intervenir en una discusión en un partido de alevines en Córdoba.
31 de octubre de 1982. José Gómez Rodríguez murió a causa de los golpes recibidos en una trifulca durante un partido de aficionados en Pallejá (Barcelona). La víctima era vicecónsul de Suecia en Benidorm.
- Reparto
- Richard Gere, Joan Allen, Sarah Roemer, Jason Alexander, Cary-Hiroyuki Tagawa, Erick Avari, Davenia McFadden, Robert Capron, Kevin DeCoste, Bates Wilder, Robbie Sublett, Rob Degnan, Tora Hallstrom,.
- Parker Wilson, un profesor universitario que da clases de música, recoge un día a un perro de origen japonés y raza Akita, al que encuentra abandonado en una estación. Como nadie lo reclama, se lo lleva a su casa. Parker va descubriendo entonces los entrañables lazos que pueden unir a una persona y a un animal. Remake de la película japonesa "Hachiko monogatari" (1987) dirigida por Seijirô Kôyama y basada en la historia real de un perro tan fiel a su dueño que iba todos los días a esperarlo a la estación. Actualmente, en esa estación, existe una estatua de bronce erigida en su honor.
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