TÍTULO: LOS LEONES, Los atributos de Kim,.
Los Leones--foto,.
Estoy segura de que todos los lectores habrán
adivinado inmediatamente quién es la Kim que da
título a este artículo y cuáles son los atributos que la han
hecho rica y famosa. Exactamente, me refiero a Kim Kardashian
y, muy especialmente, al atributo que la ha llevado
a las portadas de casi todos los medios mundiales. ¿Su
genio literario? ¿Su sensibilidad humanitaria? ¿Su destreza
musical? ¿Su impactante oratoria? Pues no, su trasero.
Probablemente, el trasero más famoso del planeta y cuya
exhibición pública ha coincidido en el tiempo con otros
hitos mediáticos protagonizados por mujeres.
El calendario Pirelli, por ejemplo, que no por ser más
propio de revistas porno deja de suscitar un apasionado
interés en medios de comunicación perfectamente respetables.
O las sabrosas historias de la expareja del presidente
francés, Valérie Trierweiler, que también se está haciendo
millonaria, algo menos que Kim, por titulares como ese de
que François y ella hicieron el amor por primera vez en
un hotel de dos estrellas que pareció demasiado vulgar a
François. Y no he sabido todo lo anterior por los programas
del corazón sino por los periódicos, muy serios, que por trabajo
y afi ción leo
todos los días.
Varios nacionales
y varios internacionales.
Por eso me irrita
y me preocupa
su impacto. Porque
esa cobertura
construye y difunde
determinada
imagen de las
mujeres, de los
atributos que les
llevan a la fama
y al dinero.
Sí, sé que también hay otras mujeres
en las portadas.
La canciller Angela
Merkel, las
tenistas Venus y Serena Williams, la diseñadora Miuccia
Prada o, incluso, Drew Gilpin Faust, la primera mujer
en alcanzar la presidencia de la Universidad de Harvard,
o Ertharin Cousin, la directora del Programa Mundial de
Alimentos. El problema es que, mientras sus equivalentes
masculinos ocupan el 80% de las portadas y dejan a sus
Kim un lugar bien reducido además de menospreciado, con
las mujeres ocurre justamente al revés. Kim y compañía
arrasan, como si eso fuera lo propio del género femenino.
Escribí un artículo sobre este problema hace unos dos
años, cuando salió el correspondiente calendario Pirelli, y
tengo la impresión de que las cosas no han variado. Que
sigue la imparable ruptura de viejas barreras por parte de
las mujeres en todos los espacios sociales, pero, sin embargo,
permanece en los medios la imagen del pasado. Y
cuando veo fantásticas iniciativas como esa de la editorial
Alba dedicada a grandes mujeres y pequeñas lectoras,
me pregunto por el lío mental de esas jóvenes lectoras.
Les dicen que las grandes mujeres, las biografiadas
en esa colección, por ejemplo, son personas como Coco
Chanel, Frida Kahlo o Édith Piaf. Pero, después, las niñas
encienden la televisión, abren el periódico de sus padres
y a quien ven es a Kim. Y sus atributos.
TÍTULO: NOCHE SEXO, TENGO PSICOLOGO,.
No tengo novio,
tengo psicólogo”.
Así, tal cual,
se lo solté a
Natalia, una vieja amiga
que sigue muy interesada
mis desventuras amorosas,
cuando nos encontramos
para tomar una copa y
reírnos de la vida y de
nosotras mismas. Natalia
estalló en carcajadas, y yo
también. Lo malo es que es
verdad. En lugar de novio,
en estos momentos, tengo
psicólogo. Y no por mis
genes argentinos, que algo
habrán infl uido, no lo niego.
Al fin y al cabo, todas mis
amigas de la infancia van al
psicólogo como aquí vamos
al dentista.
Hasta mi amiga Elke,
una de las personas más
equilibradas que conozco
y con pareja estable y feliz,
practica psicólogo desde
que era jovencita, y con
muchísima más fidelidad
que el gimnasio. Pero yo
soy mucho más española y
lo del psicólogo ha sido una
respuesta expeditiva, y un poco desesperada, a mis últimos
desastres amorosos. Llevo varios este año y he llegado a la
conclusión de que necesito un experto.
¿Y sirve de algo un psicólogo para arreglar los
problemas del amor? Bueno, no te da grandes
soluciones pero te explica lo que haces mal, que
es lo que hacen los expertos. En su caso, te explica
tus condicionantes infantiles, que son algo así como los
genes. Al menos, a juzgar por la obsesión que tienen los
psicólogos con la infancia.
Todo viene de la relación con tu padre y tu madre, y no
hay manera de sacarlos de ahí. En nuestro caso, en el de
las mujeres, de las vinculaciones con el padre. Y por si os
puedo ahorrar el diagnóstico, según mi psicólogo, un padre
frío y distante da lugar a dos
tipos de comportamientos
con los hombres. La actitud
distante, o la dependiente,
que es la mía. La de las
mujeres que buscamos
en los hombres, me dice,
el cariño que nos faltó de
nuestro padre y que nos
lleva a desarrollar con
ellos un comportamiento
autocrítico y dependiente
para ganar y conservar su
amor. O algo así.
Ah! ¿Entonces,
el 90% de la
humanidad que
quiere vivir en
pareja y busca el amor
ha tenido un problema
de padre o madre frío y
distante? Le pregunto. ¿Y
la cultura no cuenta? ¿El
amor como el sentido de la
vida? ¿O las difi cultades de
las mujeres profesionales
para ser aceptadas por
hombres incómodos con la
igualdad? Insisto. Pero no
hay manera de sacar a mi
psicólogo de la teoría del
padre y de la infancia. El
resto de mi vida no cuenta.
Me rindo y le pregunto
por la terapia. “Sé menos
perfeccionista y autocrítica”,
me recomienda. Que
es algo así como que el
médico te invite a fumar o
a comerte todas las galletas
de mantequilla que te
apetezcan. O sea, que la
culpa es de ellos. Que yo
soy fantástica y no tengo
que justifi carme todo el
tiempo. Voy a obedecer a
mi psicólogo, a ver si ellos
se dan cuenta de que soy
maravillosa mientras fumo
y me como las galletas de
mantequilla. Ya os contaré
el resultado.
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