DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - El Ferguson del Cacereño . fotos.
El Ferguson del Cacereño,.
-
Ángel Marcos, un caballero escéptico al que no se valora lo suficiente,.
Otro domingo de fútbol y temporal. El Cacereño no se desenvuelve mal con estas condiciones. Aunque su fútbol no es directo por culpa de la lluvia, sino por mor de este campo minado de guaridas de conejo donde solo los jugadores de rugby adivinarían hacia dónde botará el balón.
Los equipos contrarios vienen al Príncipe Felipe con aprensión, pero se van contentos: saben que les espera el peor terreno de juego de la división y saben que, desde que hemos vuelto al grupo del frío, nos hemos contagiado de la climatología norteña, con la salvedad de que en este estadio, a veces, se estropea el agua caliente. Así sucedió hace una semana contra el Club Deportivo Izarra y hubo que hacer cola en el vestuario local para ducharse juntos los 27 jugadores y el trío arbitral.
Ducharse juntos une mucho y eso convierte los partidos de Cáceres en una fiesta fraternal. Además, el público está cada vez más resignado a las inclemencias de todo tipo y no se enfada ni con los árbitros anticaseros, que son entendidos como otro fenómeno meteorológico adverso. Por otro lado, ¿cómo te vas a enfadar si te ganan el Sporting B o el Izarra?, equipos que no nos han hecho nada malo. El Izarra, además. nos suena más a gobernador civil que a club de fútbol. ¿Se acuerdan de Izarra Rodríguez, un médico manchego que fue gobernador de Cáceres en 1964? Seguro que si son aficionados del Cacereño, lo recuerdan: el grueso de la masa social ya tenía uso de razón en el 64.
Si recuerdan a Izarra, también se acordarán del Marcador Simultáneo Dardo, que informaba 'manualmente' desde el fondo Norte de la Ciudad Deportiva de los resultados de la quiniela. En el Príncipe Felipe es distinto. Aquí había un marcador electrónico tan cascado que parecía un jeroglífico: salían tres rayas y te entretenías mucho adivinando si marcaban el minuto 38 o el 22. Ahora, ni eso: está estropeado.
A pesar de los pesares, el Cacereño resiste temporada tras temporada gracias a la repetición de un mismo esquema, el del vaivén: va una racha mala y parece que todo se hunde, viene una racha buena y parece que disputaremos la Copa y hasta la promoción de ascenso, va otra racha mala, nos conformamos con salvarnos a dos jornadas del final y nos salvamos.
La situación del Cacereño, aunque aburrida por repetida, me parece milagrosa y nuestro santo hacedor no es otro que el beato Ángel Marcos, que lleva 22 años en el Cacereño y once temporadas entrenándolo. A veces, lo observo mientras recorre la banda. Es un caballero elegante, espigado, con aire escéptico, como de vuelta de todo. Cada año le encargan en el último momento que salve la situación y él actúa con solvencia. Es consciente de que no se le valora en Cáceres. Fuera de aquí, sí. De hecho, la prensa del equipo más 'representativo' de Segunda B, la gaditana, lo llama 'El Ferguson del Cacereño'. El apodo le queda perfecto.
Impávido, discreto, experto... Aguanta lo que caiga. A veces, no tiene jugadores suficientes, pero no se inmuta y resuelve con lo que hay. Si uno de sus defensas fundamentales decide colgar las botas para dar clase de Biología en un instituto de Navalmoral, le pide que compagine unas jornadas más el aula y el área y el profesor Mejías dice que sí. ¡Cómo hacerle un feo a Ferguson!
En cuestión de fichajes, el club parece últimamente un aeropuerto de enlace con Iberoamérica por donde pasan brasileños, ecuatorianos, uruguayos y argentinos, pero todos en tránsito, ninguno se queda. Incluso pasó por la 'terminal' una señora azteca que quiso enviar a México a nuestro Ferguson. Afortunadamente, la señora también estaba en tránsito y el tándem Ferguson-Glazer (Marcos-Doblas) sigue salvándonos. Ayer perdimos tontamente porque ahora toca racha mala y era lo previsible. La gente se enfadó, pero no se desesperó. La racha buena está al caer y a Marcos y a Doblas se les quiere como se quiere a un marido habitual: por costumbre... Y porque sin ellos, el Cacereño desaparecería.
TÍTULO: AQUEMARROPA - NAVEGANTE DE TIERRA ADENTRO,.
Navegante de tierra adentro,.
-
El maquetista Curro Mangas lleva a Madrid dioramas de la batalla de Pensacola,.
-
Navíos a escala de Trafalgar o de la guerra civil americana también han salido de su taller del Casco Antiguo,.
Curro Mangas nunca ha navegado, pero pasa la vida entre barcos. Conoce al detalle los secretos del Victory -un navío inglés del siglo XVIII que participó en la Batalla de Trafalgar- y una visita a su taller se podría convalidar por una clase de historia naval. Galeones de la armada invencible, fragatas americanas o galetas canadiense que participaron en los principales episodios bélicos, de las que se hacen películas y se escriben novelas que pueblan las estanterías. «En España no se enseña historia a los niños». Y pone como ejemplo su último encargo. La batalla de Pensacola de 1871. Más de mil figuras en dos recreaciones y un barco de dos metros a escala. Ocho meses casi sin respiro para llegar a tiempo a la exposición sobre la vida de Bernardo de Gálvez. «Pregunta en cualquier colegio quién es Bernardo de Gálvez».
Y como sabe la respuesta, explica que la muestra que ha acogido la Casa América y que fue inaugurada por Felipe VI trata de reparar ese olvido. De Gálvez (1746-1786) ejerció de gobernador de Luisiana y aprovechó la revolución americana para reconquistar las Floridas del dominio británico. Y el figurinista del Casco Antiguo sigue con su particular docencia. «Si a un niño le pones planos y mapas, se aburre, pero si le enseñas una maqueta bien hecha, se queda con todos los detalles y no se le olvidan».
Pensacola, reconoce, es el encargo que más le ha costado en los últimos años. «Después de Madrid irá a Estados Unidos y probablemente se quede allí. Tenía que quedar muy bien».
El encargo vino de Guerrero de Acosta, directivo del Instituto de Historia y Cultura Militar y comisario de la exposición.
Con planos de la época, archivos de uniformes militares y libros propios de cada contienda americana, se documentó para poner en relieve lo que cuentan las enciclopedias. Su preocupación por los detalles le lleva, por ejemplo, a fijarse en la topografía del terreno. «Según la orografía, los fuertes son más efectivos y eso lo tienes que tener en cuenta en el diseño».
La recreación se ha hecho a base de madera, poliespan de alta densidad, masilla y plomo para las figuras. «No hay ningún soldado igual, cada uno tiene una pose». Lo de Pensacola supone, en cierto modo, el reconocimiento a un oficio poco conocido y el espaldarazo a alguien que hasta no hace mucho tiempo trabajaba de electricista. El modelismo era una afición que fue creciendo a partir de las primeras construcciones de avión de niño. «Yo nunca pensé que me dedicaría a esto y la gente me dice que tengo mucha suerte de vivir de lo que realmente me gusta, pero cada vez tenía más encargos, decidí comprar un local debajo de casa y montar el taller ya de forma profesional».
Hace pocos meses terminó un barco para el famoso pintor Augusto Ferrer-Dalmau y a Chicago envió otro al director de una naviera americana para que presidiera el despacho de la compañía. «Afortunadamente no paro. Mi Facebook lo mira todo el mundo y es donde me salen todos los trabajos».
Curro Agudo asume que muchas veces sus maquetas no valen el tiempo que emplea. «Si lo tuviera que vender por las horas que echo saldrían muy, muy caros, por eso hay que buscar un término medio». No hay un precio estándar porque no todos los trabajos son iguales, pero se puede decir que una pieza de cierta envergadura no baja de los seis mil euros.
HistoriaAdemás de la evidente destreza para recortar, pegar, pintar y dar forma a figuras pequeñas, Curro Agudo no entiende su trabajo de maquetista sin una base histórica sólida.
Antes de ponerse a serrar la madera, se pasa por los museos, revisa los libros y estudia los planos de los barcos, que tampoco son fáciles de conseguir. Cuestión de contactos, confiesa. Los museos y los historiadores expertos no ceden material a cualquiera, pero después de tanto tiempo, a Curro ya le conocen y basta con una llamada para que le envíen el pdf.
Tampoco escatima en viajes. A Londres se fue para ver una exposición sobre el Victory, un navío del siglo XVIII que participó en la batalla de Trafalgar y más de una vez se ha recorrido España para ver muestras navales.
Aunque también ha moldeado episodios bélicos sobre Badajoz y la Guerra de la Independencia para el Museo de la Ciudad, su obra estrella se centra principalmente en el diorama de Trafalgar. Doce metros cuadrados con ocho barcos en los que se puede ver al Santísima Trinidad español asediado por tres barcos ingleses. Para Agudo, la derrota de la alianza francoespañola de Napoleón a manos de la armada británica en Cádiz fue un acontecimiento único, por eso se empeño en llevarlo a escala. Se estudió los planos de las embarcaciones participantes de los museos navales de Madrid y Londres y tardó casi tres años en darle forma. «Un trabajo titánico». Ahora, la pieza se alquila y se mueve por exhibiciones temáticas de toda España. Acaba de cerrar su presencia en Albacete y seguramente en las próximas semanas le llegue otra propuesta para principios de años. «Se hizo de forma muy escrupulosa», tanto como para superar cualquier clase de historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario