sábado, 24 de junio de 2023

MAS QUE COCHES - Ogier acaricia el triunfo en Kenia ,. / Para Todos La 2 - Mbororé ,. / Gigantes de La 2 - Miguel Rellán ,. - Jueves -6- Julio ,. / ¡ Atención obras ! - Cine - Pactos de la vergüenza,.

 

TITULO : MAS QUE COCHES -  Ogier acaricia el triunfo en Kenia,.

 

 

Ogier acaricia el triunfo en Kenia,.

El francés ha mantenido su ventaja sobre Kalle Rovanpera, con cuatro Toyota ocupando las cuatro primeras posiciones. Dani Sordo es quinto y salva los muebles en Hyundai.

Ogier acaricia el triunfo en Kenia - AS.com

foto / El ‘jubilado’ acaricia su tercer triunfo de la temporada. Sebastien Ogier está a un paso de anotarse la victoria en el Rally Safari, ya que en la segunda etapa ha mantenido su ventaja respecto a Kalle Rovanpera. Los Toyota copan las cuatro primeras posiciones tras el abandono de Esapekka Lappi, y llevan camino de repetir el gran resultado del año pasado. Dani Sordo marcha quinto, justo detrás del ‘batallón invencible’ de los Yaris.

Aunque la jornada arrancó con susto para Ogier, que pinchaba en el primer tramo, se anotaba el mejor tiempo y ampliaba su ventaja sobre un Rovanpera que en los dos siguientes era el más rápido. Pero el finlandés no se dejaba llevar por el impulso y explicaba que “Seb no tiene nada que perder, y yo tengo que pensar en los puntos para el campeonato”. Al no correr el francés en todas las pruebas, corre a ‘melena suelta’, con el único objetivo del triunfo. Y está a un paso de sumar el tercero de esta campaña.

En el primer tramo Elfyn Evans se paraba tras pasar un vado de agua (mal endémico de los Toyota, como se vio en Cerdeña), lo que permitía a Lappi adelantarse y colocarse en posición de podio. Pero en el primer tramo de la tarde, también tras pasar un vado, el Hyundai del finlandés comenzaba a sufrir problemas, y abandonaba aparentemente por un fallo de transmisión como el que ya tuvo en el ‘shakedown’.

Y, al igual que ocurriera el pasado año, ya están los cuatro Toyota copando las cuatro primeras posiciones, con Dani Sordo colocado justo tras ellos, el primero de los ‘mortales’. “No podemos ir al ritmo de los de delante, y el objetivo es seguir así y sumar el máximo de puntos”, comentaba con cara de resignación el cántabro, que en ningún momento ha mostrado destellos como en otras pruebas, pero al final puede salvar los muebles de Hyundai en Kenia.

Resta una corta etapa de 6 tramos y 75 kilómetros cronometrados para verificar que Ogier logra su segundo triunfo en el Safari, el tercero de 2023, y Toyota repite el resultado de pasado año copando las cuatro primeras posiciones.

 TITULO:  Para Todos La 2 - Mbororé ,.

Mbororé ,.


Seguro que casi ningún lector, habrá escuchado jamás este nombre. Y es una pena, porque hace referencia a un lugar en el que se libró uno de los combates más honorables de cuantos jalonan nuestro pasado. Un combate que merece la pena rescatar del olvido porque acredita que nunca faltó el idealismo en nuestros empeños.

 

Pues sucedió que, en la primavera de 1641, una fuerte expedición formada por 450 bandeirantes de la colonia portuguesa de Sao Paulo y varios miles de indios salvajes, adiestrados para el saqueo, atacó por enésima vez la zona comprendida entre el río Uruguay y el alto Paraná, donde se asentaban las más importantes de las misiones jesuíticas del Paraguay.

Los bandeirantes paulistas, que en sus correrías por el interior brasileño cautivaban indígenas para venderlos como esclavos, pronto pusieron en peligro estas misiones. Las incursiones contra las mismas eran particularmente rentables ya que se podía capturar grandes cantidades de indios civilizados y obtener por ellos, un precio mejor que por los salvajes de las selvas.

Fueron aproximadamente 60.000 los indios de las reducciones que fueron cautivados y luego vendidos en los mercados lusitanos. Se saqueaba y se reducía a cenizas las misiones. A la larga iba a ser imposible conservar los puestos avanzados, por lo que los jesuitas decidieron evacuarlos. Lo que siguió fue un éxodo de proporciones bíblicas. Más de 10.000 indios navegaron por el Paraná hacia el sur en botes y almadías de troncos rechazando la posibilidad que se les ofreció de volver a la selva para escapar de sus perseguidores.

Ante la continuación de las correrías portuguesas, los jesuitas decidieron organizar su propia defensa. Pidieron autorización a la Corona para armar a los guaraníes y cuando les fue concedido procedieron a instruirles militarmente. No eran escasos entre ellos los veteranos de los tercios españoles. En aquellos siglos, de intensa vivencia religiosa, fue bastante habitual que personas que brillaban en la milicia, la política, o la cultura experimentaran a lo largo de su vida una conversión que les condujo a cambiar de vida.

Mbororé
fotos / Mbororé

Varios de estos antiguos militares, dirigieron la instrucción y prepararon al contingente guaraní. Desde Buenos Aires fueron enviados 11 hombres de armas españoles (nada menos) con algunas armas de fuego que contribuyeron al encuadramiento de los indígenas. Aunque el mando directo de las operaciones correspondió a los propios guaraníes, que, organizados en compañías bajo la dirección de sus caciques, esperaron esta vez, a pie firme, el ataque de los los bandeirantes.

Los confiados invasores se encontraron con una resistencia encarnizada en un lugar remoto llamado Mbororé. Armadas poco más que con arcos, hondas y piedras, garrotes y macanas las milicias guaraníes consiguieron aplastar decisivamente a los bandeirantes después de varias jornadas de lucha sin cuartel. Las Misiones se habían salvado y no volverían a ser atacadas en muchos años.

Aquella batalla olvidada, consolidó una experiencia que venía de lejos y que constituye una de las más valiosas aportaciones españolas a la evolución de la conciencia de los hombres: Los indios eran seres humanos libres, como había proclamado la Corona española. Nadie tenía derecho a esclavizarles ni a despojarles de su humanidad y por esa convicción merecía la pena luchar y morir, cualquiera que fuese el agresor.

Para la mentalidad de la época, la esclavitud no planteaba excesivos dilemas morales. Se aceptaba su existencia y se justificaba en determinadas circunstancias. Por ello la tentación de la esclavitud surgió de manera inmediata al comienzo de la empresa americana. La disculpa de que se trataba de salvajes antropófagos, inicialmente aceptada, fue posteriormente rechazada cuando se descubrió su falsedad. Por ello en 1500, la Corona prohibió la esclavitud de los indios, proclamando su inalienable derecho a ser libres.

Este reconocimiento del derecho a la libertad de un colectivo humano tan amplio como el de los nativos americanos, supone un paso fundamental en el avance moral de la humanidad hacia el reconocimiento intrínseco de la libertad como valor indisociablemente ligado a la condición humana y extensible, por ello, a todos los hombres. De ahí la impresionante modernidad de la política respecto a los indios iniciada por los Reyes Católicos y continuada por sus sucesores, que contrasta intensamente con la desarrollada por otras naciones europeas.

Mbororé es un paso más en este proceso. Constituye un monumento a la humanidad y a la justicia, pero su nombre es desconocido entre nosotros y sus protagonistas han pasado a un inmerecido y cruel olvido. Causa conmoción, descubrir, en un autor extranjero, las hazañas de aquellos hombres, legos jesuitas, indios cristianizados, humildes soldados desterrados a los confines del imperio. Hombres que combatieron con honor en la eterna lucha por la justicia, hombres de apellidos familiares en los que reconocemos nuestra forma de ser y nuestras motivaciones. Que alentaron la esperanza y se sacrificaron sin esperar nada terrenal a cambio. Y que pasaron al olvido con la discreción de los buenos,.

 

TITULO:  Gigantes de La 2 - Miguel Rellán,.- Jueves -6- Julio ,.

Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2  Jueves -6 - Julio  , 23:50 de Televisión Española.

 

 Miguel Rellán,.

 El actor Miguel Rellán es el II Premio Godot de Honor

foto / Miguel Rellán: "Cada vez que me dan un premio pienso que se la he vuelto a colar",.

El intérprete recoge esta noche el Godot de Honor, en el Teatro Pavón, por su "compromiso" sobre las tablas,.

 

Se celebran hoy los II premios de la revista «Godot» y Miguel Rellán (1943) llega con los deberes hechos. Los más de 50 años de carrera le han valido para que se le reconozca su labor en una gala que concentrará en el Pavón a todo el panorama teatral de la capital y en la que el actor recogerá el Premio de Honor. Por edad y por años cotizados, podría estar en casa disfrutando de no hacer nada, pero eso no va con él: «O estás callado o tocando la trompeta», dice un tipo que alterna los rodajes de cine con la gira de Retorno al hogar. Rellán no duda en «tocar la trompeta» y LA RAZÓN le pilla entre idas y venidas. Se mueve de los escenarios a los rodajes de «Un hipster en la España vacía» y otro filme de Nacho G. Velilla «sobre el mundo del ajedrez».

¿Se le da bien el ajedrez?

Como dicen, sé mover las fichas. Y me da rabia porque mi madre jugaba muy bien. Mientras hacía la tortilla o unas espinacas rehogadas, se daba la vuelta y decía «como muevas esa te como». Era un prodigio. Lo mío es otra cosa.

El teatro, por ejemplo. Nunca sobra un premio de honor, ¿no?

Aunque sea una obviedad, es un honor. Yo creo que hay 300 personas por delante de mí que se lo merecen, pero...

Por algo será.

Sigo teniendo el síndrome del impostor. Cada vez que me dan un premio pienso que se la he vuelto a colar. Hay otras actividades que son Matemática pura, el teatro no. Si eres cirujano y el tío al que operas estaba cojo y sale andando, has triunfado; si corres y llegas el primero, también; pero el teatro está sujeto a la subjetividad.

Es lo bueno/malo del arte. Ahí está su valor.

Claro, pero uno siempre está en la cuerda floja.

El teatro no se mide en cifras, pero más de 50 años de carrera no es mal aval.

Una cosa es la calidad y otra la cantidad. Te puedo dar ejemplos de gente que aguanta porque cubre el expediente y no molesta.

Los Godot valoran su «compromiso» con las tablas.

Para mí el teatro es una necesidad, un bien que me viene desde que un grupo de insensatos formamos Esperpento para cambiar el mundo a mediados de los 60. Teníamos un compromiso político.

¿Cuándo se dio cuenta de que no se podía cambiar el mundo?

¿Quién dice eso?

José Luis Alonso de Santos.

Uno tiene cara de idiota, pero no lo es. Te das cuenta enseguida, pero, estando de acuerdo con el maestro, no se cambia el mundo y sí las personas.

¿Por ahí tiene que empezar la revolución?

Así es. El compromiso es con el teatro. Yo me hice actor profesional para medio llenar la nevera. Cuando llegué a Madrid me di cuenta de que los grandes, como Fernán Gómez, hacían de todo. Me vine a hacer teatro con gente como Marsillach y he cumplido a rajatabla. He hecho de fascista en una película progresista, pero no de revolucionario en una película fascista. Y he hecho trabajos muy malos, pero en el teatro digo «no» muchas veces. Quiero que al espectador le pase lo que a mí, que salga distinto a cómo entró. Iñaki Gabilondo me dice que nuestros trabajos son como el del cirujano: lo importante es el paciente. No sirve de nada que haga una exhibición atlética y de interpretación si el público se va igual. Tiene que pasar algo, que se haga preguntas aunque no tengan respuestas. O que se emocione.

¿No vale el simple entretenimiento?

Hay un teatro destinado a eso y es lícito. El primer mandamiento es no aburrir. Billy Wilder ha dicho más a la humanidad que Ingmar Bergman porque ha llegado a más gente. «El apartamento» ha hecho pensar más que «El séptimo sello».

Ahora que están de gira, ¿quién llena el teatro: Fran Perea y Rellán o el texto de Pinter?

No lo sabemos. Pinter y Veronese deben tener su tirón, pero supongo que Fran y yo también tenemos nuestro público, como las folclóricas. Woody Allen decía que si se supiera la fórmula del éxito, el teatro ya sería de los bancos. En España hay afición al teatro, pero es una minoría y siempre lo será.

El (dichoso) algoritmo ya hace música, ¿se meterá con los textos dramáticos?

Lo voy a probar. Pero el hecho de que vaya la gente, el éxito, también se puede discutir. ¿Qué gente va?... El algoritmo hará música, pero qué música... Yo soy un loco de la música y cuando veo el éxito de determinadas canciones me doy cuenta de que el criterio de la gente ha pegado un bajón espectacular. Jalean cosas que tienen de música lo que yo monja.

También decían que el rock era una locura...

Todas las innovaciones se encuentran con una resistencia, como los acordes del jazz o Beethoven, pero, amigo, analicemos la música de ahora: tres acordes y compás uno por uno. Eso machaca el cerebro. No entiendo que se haya implantado el arte con fecha de caducidad. ¿Alguien se acuerda ya de la chica fue a Eurovisión?... No hay más preguntas, señoría.

 

TITULO:  ¡ Atención obras ! - Cine - Pactos de la vergüenza,.

 Pactos de la vergüenza,.

 Una escena del filme.

foto / Borja Cobeaga recupera el humor de 'Vaya semanita' en un filme que se ríe de los verdugos y no de las víctimas,.


Por fin se puede hablar de 'Fe de etarras' y no de su cartel. Borja Cobeaga estrena hoy viernes en el Zinemaldia una comedia que osa dar protagonismo a un comando de ETA. Ambientada durante el Mundial de 2010, el nuevo filme de los autores de '8 apellidos vascos' se estrenará el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, en Netflix, que por algo ha puesto la pasta. He aquí la crítica de una cinta mediante las respuestas a cuatro preguntas.

Inevitablemente el espectador acaba por sentir empatía por los cuatro protagonistas. Sin embargo, los actores, a excepción de Julián López, encarnan sus personajes sin concesiones a la caricatura. Javier Cámara es el líder veterano del comando, torturado por dos cuestiones: su origen riojano y un hecho del pasado que le condena a ser tachado de cobarde. Gorka Otxoa confiere dureza a un terrorista que arde en deseos de pasar a la acción para acallar al sector de la banda proclive al diálogo. Miren Ibarguren es su pareja, seria y cortante como buena vasca, aunque irá sufriendo una mutación que le debilita durante su enclaustramiento. En cuanto a Julián López, no tiene la culpa de que abra la boca y se tronche de risa el patio de butacas. A él le tocan los gags más divertidos, por descerebrado, fanático y oriundo de Chinchilla, Albacete. «En ETA no hay ninguna fea, todas están buenas», sostiene el más entusiasta del grupo, que cambia las chapuzas de albañil por el amonal.

Los protagonistas de 'Fe de etarras' son torpes en sus acciones y dubitativos en sus creencias. Hablan con proclamas para reafirmar su ideología, pero su discurso les revela como unos auténticos majaderos. No ocurre lo mismo con el personaje de Ramón Barea, respetado jefe del aparato militar, que marca el destino de los protagonistas. Como vascos con label viven obsesionados por la comida, leit motiv de la cinta desde el primer fotograma. Se diserta sobre la pantxineta, las croquetas o el bacalao y hay unas cuantas conversaciones en la mesa. Una frase concentra el espíritu provocador y en tiempo pasado de 'Fe de etarras', provocando una sonrisa helada: «En ETA antes se comía de la hostia».

Borja Cobeaga y Diego San José se ríen de los verdugos, no de las víctimas. No hay ni una brizna de épica en la aventura de este comando que ya en 2010 parece fruto de otro tiempo. Esa desubicación temporal está mostrada a través del piso en el que viven, que con su decoración se diría detenido en los años 70. Existe el peligro de que según vemos la película olvidemos que son asesinos. Su única acción tiene como escenario un parque del barrio, en el que detonan una bomba fabricada con pólvora recolectada de petardos. No parecen peligrosos. O si lo son, no lo demuestran. Si 'Vaya semanita' repartía estopa a diestro y siniestro, 'Fe de etarras' es heredera directa de su humor, que transcurrido el tiempo resulta blanco y benefactor. Si alguien debería sonreír de vergüenza es el mundo radical y los ambientes nacionalistas, cuyo lenguaje y cultura es puesta en solfa. Cobeaga saca punta al talibanismo cotidiano y costumbrista que prohíbe pronunciar la palabra España, apoyar a la Selección de fútbol y evitar a toda costa la combinación de rojo y amarillo. O el Fernando que se hace llamar Pernando. España es la mayor causa de obesidad», sostiene un activista jugando al Trivial. «Ellos trajeron de América las patatas y el chocolate». Si a la izquierda abertzale no le hizo ni puñetera gracia '8 apellidos vascos', ésta tampoco.

'Fe de etarras' no descubre nada nuevo al espectador vasco que ya conoce 'Vaya semanita'. La cinta anterior de Cobeaga, 'Negociador', resultaba mucho más arriesgada, con un ritmo moroso y un humor gélido. Manejaba materiales más delicados que esta farsa, que al feísmo y carácter anodino de sus escenarios une una música ominosa que en absoluto corresponde a una comedia. «He comido en pisos francos mejor que en un restaurante», se escucha en tono nostálgico, porque las risas no ocultan que esta es la crónica de una organización derrotada. 'Fe de etarras' es, en el fondo, una película profundamente triste y patética, que juega con elementos de absurdo, como es el hecho de que se pasen todo el metraje esperando, como en la obra de Samuel Beckett. Su Godot no está claro qué es, si el adiós a las armas o una Euskadi utópica. Sin hacer spoilers, la verdadera carga de profundidad del filme está en su inesperado final. Esos últimos minutos cambiarán las ideas preconcebidas y revelan las intenciones de Cobeaga y San José a la hora pronunciarse de nuevo sobre el 'conflicto vasco'.

Que 'Fe de etarras' esté producida para ser vista en Netflix no quiere decir que se haya rodado como si fuera un telefilme. Cobeaga perfecciona en cada nuevo largometraje un estilo austero y efectivo, que se beneficia de la fotografía tristona y los estupendos diálogos de Diego San José. La cinta arranca con una comilona en Bayona en 1998. El buen rollo se interrumpe cuando uno de los personajes planta su pistola en la mesa. Una sencilla pero potente manera de recordarnos sobre quién estamos echando unas risas. La fachada de la urbanización de extrarradio donde viven los protagonistas se irá sembrando poco a poco de banderas rojigualdas, según España va acercándose a la final. Son insertos efectivos de gran comicidad que simbolizan la marea de españolidad que va ahogando al comando. Cada gol de La Roja retumba en el barrio hasta con las ventanas cerradas.

El Athletic de Bilbao y Al-Qaeda, el Pacto de Lizarra y los GAL. No hay nada sagrado para los autores de '8 apellidos vascos', que no solo dominan el gag verbal sino que logran soberbias interpretaciones de todos los actores. El personaje de Julián López apunta por dónde podrían haber ido los tiros si se hubiera ido la mano en la sal gruesa (atención a su conversación con unos vecinos árabes), pero el despiporre está controlado y se confía más en la palabra que en la acción. Lástima que 'Fe de etarras' se vaya a disfrutar en la intimidad del televisor y la tablet. Esta es una comedia para ver en una sala llena y contagiarse de las carcajadas. Un espejo para que los vascos continuemos respirando hondo. Tras el escalofrío, la carcajada.

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