miércoles, 10 de enero de 2024

Metrópolis - Vintage dedicados a la moda en los 80 ,. / DIAS DE TOROS - El Juli se va, Roca renace y nuevas promesas , . / Retratos con alma - Cuerpos y almas - Gonnord, el hombre que retrata el alma de Zapatero,.

 

 TITULO: Metrópolis -Vintage dedicados a la moda en los 80 ,.

  El lunes - 22, 29 - Enero , los lunes a partir de las 00:30, en La2, fotos,.

  Metrópolis -Vintage dedicados a la moda en los 80,.


Metrópolis presenta dos nuevos capítulos de su serie Vintage, iniciada en 2014 para revisar y recontextualizar destacadas entrevistas y reportajes de producción propia pertenecientes a su extenso archivo y considerados ya documentos históricos. En esta ocasión, la protagonista es la moda, nacional e internacional, que empezaba a despuntar en los años 80 con sus arriesgadas propuestas y originales presentaciones, que llamaron la atención del equipo de Metrópolis.

Metrópolis Vintage 10: Moda española, años 80

En España, en los años 80, tras un periodo marcado por la crisis económica, se produjo un notable crecimiento y reconocimiento de la moda española a nivel nacional e internacional.

A este resurgir de la industria, contribuyó en gran medida la aparición de las Pasarelas Cibeles y Gaudí, que consiguieron incluir las ciudades de Madrid y Barcelona en el mapa internacional de la moda.

Metrópolis mostró el trabajo de diseñadores como Jesús del Pozo, Sybilla, Francis Montesinos, Lola Corral o Devota y Lomba, que ya en aquel momento destacaron por sus propuestas innovadoras y su estilo personal.

Extravagancia y minimalismo

La moda de los años 80 en España reflejó una época de cambios culturales y sociales, y se caracterizó por ser colorida, extravagante y diversa. La moda made in Spain empezaba a sonar a nivel internacional como símbolo de modernidad y originalidad.

Siempre sorprendentes fueron las presentaciones del valenciano Francis Montesinos. Sus creaciones, con un marcado ‘carácter español’, mezclaban tejidos y estilos, y destacaban por su fuerza y frescura. Tanto sus diseños como sus desfiles emanaban pasión, emoción y gusto por la tradición popular. Los modelos de Montesinos no solo desfilan, también bailan, saltan, ríen, montan a caballo o pasean en carrozas, todo un espectáculo que se convirtió en su seña de identidad.

Su presentación de la colección otoño/invierno 1986 en la madrileña Plaza de toros de Las Ventas, tenía claras referencias al flamenco y a grandes pintores como Goya, Picasso o Sorolla, y tuvo gran repercusión nacional e internacional siendo uno de los principales motores que situaron a España dentro del panorama internacional de la moda. Este acontecimiento marcó un punto de inflexión en el despegue de la moda española en los años 80.

Junto a Montesinos, los diseños de Pedro Morago buscaban renovar la imagen del hombre incluyendo la falda como parte del vestuario masculino y mezclando diferentes estilos en sus piezas. En el año 86 presentó una colección de inspiración militar: chaquetas de hombreras marcadas, detalles de botones dorados y telas estructuradas.

Desfile Pedro Morago 'Ejército de la paz' (Invierno 86-87)

Desfile Pedro Morago 'Ejército de la paz' (Invierno 86-87)

Los coloridos diseños de Lola Corral ayudaron a definir este estilo más extravagante y arriesgado de la moda española en los 80. Sus piezas estaban marcados por siluetas asimétricas, cortes y líneas no convencionales que se completaban con detalles decorativos como apliques, bordados y elementos tridimensionales.

En el otro extremo, destacaron las propuestas minimalistas de Sybilla que ofrecía una alternativa original a las creaciones imperantes en los 80. Sus propuestas apostaban por los contrastes, con líneas limpias, cortes sencillos, telas naturales y una paleta de colores suaves y neutros. Pionera en la moda unisex, Sybilla, además, experimentó con técnicas de teñido y estampado, creando patrones únicos y originales en sus telas. Junto a ella, la propuesta de Devota & Lomba en los años 80 también se decantaba por líneas limpias y sencillas, evitando el exceso de adornos y detalles elaborados, aunque en ocasiones jugaron con grandes volúmenes presentando vestidos y faldas con formas amplias y geométricas. Asimismo, al igual que Sybilla, apostaron por una moda unisex y experimentaron con tejidos y texturas diversas para crear innovadores efectos visuales en sus prendas, como las propuestas de Jesús del Pozo, un conjunto de elegantes piezas en tonos neutros y líneas puras de influencia arquitectónica elaborados con materiales de gran calidad.

La propuesta de Devota & Lomba en los años 80 se decantaba por líneas limpias y sencillas

La propuesta de Devota & Lomba en los años 80 se decantaba por líneas limpias y sencillas

Otras propuestas interesantes made in Spain

En los 80 Metrópolis se fijó también en las originales propuestas de Kima Guitart, diseñadora y artesana, pionera en la técnica de pintura en seda utilizando técnicas de estampación tradicionales orientales junto con diseños de influencia mediterránea; los experimentos con lino de Outeiriño, que potenció la moda gallega o las originales creaciones en piel y ante de Nieves Rodríguez, entre otros muchos diseñadores que hicieron de la moda española un referente de creatividad y modernidad.

Metrópolis Vintage 11: Moda Internacional, años 80

En el panorama internacional, la moda de los años 80 se caracterizó por la convivencia entre estilos inconformistas herederos del punk y nuevas tendencias clasicistas, así como la entrada en escena de los diseñadores japoneses, pioneros de la moda posmoderna.

Entre 1985 y 1990, Metrópolis presentó el trabajo transgresor de los enfants terribles de la moda Jean-Paul Gaultier y Franco Moschino; la fusión de estilos orientales y occidentales de Issey Miyake; el singular estilo de Claudia Skoda; y los modelos inspirados en el cine neorrealista italiano de Dolce & Gabbana.

Jean-Paul Gaultier

El que saltó a la fama mundial vistiendo con faldas a los hombres y sacando la ropa interior femenina a la calle, era, además de “malo”, un niño precoz: Autodidacta, Jean-Paul Gaultier (Bagneux, 1952) empezó a trabajar en el mundo de la alta costura como asistente de Pierre Cardin con tan solo 18 años. A los 24 presentó la primera colección de su propia marca, y cinco años más tarde, ya empezada la década de los 80, comenzó a destacar con diseños cada vez más audaces e irreverentes. Cuando recibió a Metrópolis en su taller en 1985, ya había subvertido muchas de las convenciones de la profesión y de género. Su rebosante imaginación queda excelentemente reflejada en los espectaculares desfiles con los que presentó su colección de ese año.

Jean-Paul Gaultier  recibió a Metrópolis en su taller en 1985

Jean-Paul Gaultier recibió a Metrópolis en su taller en 1985

Issey Miyake

En los años 80, la moda japonesa, ya presente en los desfiles desde la década anterior, consiguió consagrarse definitivamente a nivel internacional. Uno de sus máximos y más veteranos exponentes, Issey Miyake (Hiroshima, 1938-Tokio, 2022), se había formado y trabajado en Tokio y Paris antes de presentar, en 1971, su primera colección en Nueva York. Entregado, a partes iguales, al diseño y a la innovación tecnológica, experimentó con distintos materiales, técnicas de hilado y métodos de confección para desarrollar nuevos tejidos y cortes en sintonía con el cuerpo humano. En 1986, Metrópolis le dedicó un reportaje con motivo de la presentación de su colección hombre primavera/verano en el Centro Pompidou de Paris.

Claudia Skoda

Cuando inauguró, en 1982 y por recomendación de David Bowie, su primera tienda en Nueva York, Claudia Skoda (Berlín, 1943) ya era un icono de la escena underground de su ciudad natal. En 1975 había ocupado, junto a amigos músicos y artistas una vieja fábrica en Kreuzberg donde instaló su taller. Allí también presentó sus rompedoras prendas de punto en performances multidisciplinares que atrajeron tanto público que, ya en 1978, tuvo que trasladarlos a espacios más grandes; para ello eligió lugares emblemáticos de la ciudad, tanto interiores como exteriores, como en el caso de la presentación de sus propuestas para el verano de 1988, acompañada por un equipo de Metrópolis.

Claudia Skoda (Berlín, 1943)

Claudia Skoda (Berlín, 1943)

Franco Moschino

Antes de convertirse en el niño “malo” de la moda italiana, Franco Moschino (Abbiategrasso, 1950-Annone di Brianza, 1994) quiso ser pintor, pero para financiar sus estudios de Bellas Artes empezó a trabajar como ilustrador de moda y con el tiempo se fue inclinando más hacia el diseño. En 1983, después de trabajar durante seis años para el sello Cadette, lanzó su propia marca llamando en seguida la atención por la originalidad de su diseño aplicado a formas básicas. Con su estilo irreverente y juguetón parodiaba también el mundo de la alta costura en el que, no obstante, no paró de cosechar éxitos. Metrópolis mostró sus colecciones para mujer de primavera/verano 88 y otoño/invierno 89/90 con algunos de sus sombreros más espectaculares, como el famoso sombrero-peluche.

Dolce & Gabbana

Cuando Metrópolis se trasladó a Milán a principios de 1990 con motivo de la presentación de la primera colección para hombre de Dolce & Gabbana, el dúo formado por Domenico Dolce (Polizzi Generosa, 1958) y Stefano Gabbana (Milán, 1962) se encontraba a un paso de alcanzar la fama mundial. Ya en su primera colección para mujer lanzada en 1985 se pudieron ver sus principales fuentes de inspiración: la mujer mediterránea y el cine italiano, protagonistas también de su colección mujer primavera/verano 90. El reportaje incluyó, además las impactantes fotografías de Isabella Rossellini realizadas por Steven Meisel para la campaña publicitaria de la colección mujer otoño/invierno 89/90. El estilo sumamente sensual de su marca se convertiría en una de las tendencias dominantes de los años 90.

Fotografía de Isabella Rossellini realizada por Steven Meisel para la campaña publicitaria de la colección mujer otoño/invierno 89/90 de Dolce and Gabanna.

Fotografía de Isabella Rossellini realizada por Steven,.

 

TITULO:  DIAS DE TOROS  - El Juli se va, Roca renace y nuevas promesas,.

 

 

El Juli se va, Roca renace y nuevas promesas,.

La afición se renueva en un año que sube el número de festejos y también la cantidad de aficionados que pasan por las plazas,.

Puerta grande en la retirada el El Juli en Las Ventas. © Alberto R. Roldán / Atresmedia 30 09 2023
 
foto / Puerta grande en la retirada el El Juli en Las Ventas.

Acabamos el año con el temblor político que acecha con el nombramiento como ministro de Cultura a un ferviente antitaurino. ¿Alguien puede entender que el presidente de un país, encargado de velar por los intereses del conjunto de sus ciudadanos, elija proteger y fomentar la cultura a una persona que públicamente la denosta? Esto es España, nuestra España actual. La misma que Pablo Motos decía tras la aceptada amnistía para llegar a un pacto de poder por parte de Pedro Sánchez y gobernar a toda costa no sentirse orgulloso de ser de aquí. El año, que ahora despedimos, comenzó con mejores augurios. Tras la Feria de Fallas, llegamos a Sevilla para presenciar una de las mejores de la Historia. Sin duda. Épica. Como lo fue ver a Morante de la Puebla cortar, por fin, las dos orejas y el rabo a un toro en la bella Maestranza sevillana, porque el toreo fue un soplo de vida que nos llevó a todos los rincones olvidados de la torería. Al sentido último de la tauromaquia. A algo que, quizá, Urtasun, no entendería, pero no hay que estar tan loco, solo acercarse al toreo con la mirada limpia y sin prejuicios y abandonarse, como lo hizo el de La Puebla. Aquella tarde del 27 de abril se convirtió en un hito. Hacía 52 años que no ocurría desde que lo lograra Ruiz Miguel a un toro de Miura en 1971. En esta ocasión, el toro era de Domingo Hernández, la ganadería talismán de Julián López «El Juli», torero que sabríamos tiempo después que había preparado para este año su despedida después de cuarto de siglo en la misma cima. Para eso teníamos que transitar la feria de Santander, por el mes de julio.

En abril, en la veraniega feria de Sevilla, Daniel Luque pondría una de las primeras piedras de la que sería una temporada extraordinaria. Y El Juli logro cortar las orejas a un ejemplar de Cuvillo la emblemática fecha de Resurrección y lo bordó con uno de La Quinta, una vez más, el 30 de abril, aunque el palco mirara para otro lado. La feria de Roca Rey, Luque, Ginés Marín, Juli, Manuel Escribano, Tomás Rufo y Emilio de Justo con elevado nivel ganadero. Cuatro fueron los hierros premiados con la vuelta al ruedo: El Parralejo, Hernández, Matilla y Victorino Martín. Fue el ganadero de Galapagar quien lidió un encierro sobresaliente. No sería la única ocasión. También cerraría meses después en Madrid una temporada sobresaliente.

Después del boom de la Feria de Sevilla, Madrid nos colocó en otro sitio. Muchos menos éxitos en un serial que estrenaba formato. Más corto y con días de descanso entre semana. El éxito fue unánime en cuestión de asistencia de público y tenía mérito con la liberalización de los precios. En el informe que presentó Plaza 1, empresa gestora, informó de que 868,784 espectadores habían pasado por la plaza de toros en los 59 festejos celebrados durante la temporada. A pesar de que hicieron el paseíllo todas las figuras, la sorpresa la dio Fernando Adrián y lo hizo en dos ocasiones al abrir la Puerta Grande, tan cotizada como prestigiosa. A lo largo de todo el año, a hombros consiguieron salir seis toreros, Sebastián Castella, que volvía después del parón que decidió hacer en su carrera, Emilio de Justo, que regresaba tras una de las cogidas más duras de los últimos tiempos en las vértebras que le obligó a una recuperación lenta y compleja; El Juli, el emotivo día de su despedida, que merece un aparte, al igual que la emocionantísima de Borja Jiménez cuando la temporada llegaba a su ocaso. A caballo, Diego Ventura.

Con una carta en las redes sociales anunció el torero madrileño Julián López «El Juli» que había llegado el momento de tomarse un descanso de manera indefinida en su carrera. Había transcurrido parte de la temporada. Todavía quedaba. Llevaba 25 años en la cima, tirando del carro, anunciado en todas las grandes ferias. Fue entonces cuando la gente se volcó. La traca final aguardaba con Madrid y Sevilla. Visto con la perspectiva de la historia escrita y a pesar de lo mucho que ha significado la Maestranza para él, donde recibió la cornada más perturbadora de su carrera, el orden debió ser a la inversa. Madrid lo despidió con honores y empujó para una Puerta Grande a la altura de su trayectoria, de lo que ha sido en el toreo. La emoción estuvo servida, el final feliz. En Sevilla faltó corazón. Cuando la temporada estaba vencida en Madrid, Borja Jiménez puso Las Ventas del revés en una de las tardes más potentes de la temporada. Se fue a hombros. Pasaron muchas cosas. Madrid unánime, ronco y gritón, como es esta plaza cuando la verdad se impone. Inesperado. A Borja no le pasó de largo la tarde. Fue consciente y disfrutón del milagro de triunfar en esta despiadada casa. En ese mal necesario que frustra tantos días de toros, pero cuando te lo da, lo hace como ninguna.

 

Un día antes había pisado plaza uno de los toreros más esperados del año, Juan Ortega, de prodigioso capote y dueño del tiempo, más bien capaz de ralentizarlo. Torea más despacio que nadie. Esa es la realidad. Este año en el tándem con José María Garzón ha encontrado su mejor versión y ha dado un paso más para llegar a toros que quizá antes se le resistían. Madrid espera, y más si es a lo bueno.

 Roca Rey, el torero del Perú, que sigue siendo el más taquillero de todos, ha dejado tardes para la historia. Entre ellas una en la que volvió a nacer en la plaza de toros de Santander. Fue allí donde resultó cogido en varias ocasiones, pero una de ellas estampado contra las tablas y milagroso que no resultara herido de gravedad. Su compañero Cayetano Rivera Ordóñez, en aquel momento, no dudó en salir a cuerpo descubierto en dos ocasiones a quitarle el toro, y de hecho también resultó cogido. Una hermandad que no se entiende en otras profesiones.

 Morante, que el año pasado firmó la temporada de su vida, sufrió una cogida con una lesión de muñeca que le ha dado muchos quebraderos de cabeza en un ir y venir hasta sumirle en la oscuridad y cortar temporada. Su ausencia es un boquete en la afición, en la ilusión, en el peregrinaje de quienes aman la tauromaquia, porque esto estimado ministro de Cultura habla de las pasiones, no de la barbarie.

Cerramos este 2023 con la incertidumbre en cuestiones políticas, algo que ha marcado el devenir de los últimos años, no hay más que ver lo que ocurrió en la plaza de toros de Barcelona, por poner un ejemplo. Lo cierto es que asomarse a las plazas de toros, de hacerlo, es observar que la tauromaquia, sin intervencionismo político, goza de salud y una renovación en el público, cada vez más joven. Sobran explicaciones si nos detenemos a ver cómo son las Puertas Grandes. Otra cosa es que no se quiera ver. Habrá que esperar. O desesperarse.

 

TITULO:  Retratos con alma - Cuerpos y almas - Gonnord, el hombre que retrata el alma de Zapatero  ,.

 

La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.  

 

 Lunes - 22 , 29 - Enero  a las 22:40 horas en La 1 / foto,.

 

Cuerpos y almas - Gonnord, el hombre que retrata el alma de Zapatero,.

El artista francés buscará plasmar en el retrato del expresidente socialista, que costará 35.000 euros, las huellas que su mandato ha dejado en su rostro

El Expresidente del Gobierno de España, Jose Luis Rodriguez Zapatero
 
El Expresidente del Gobierno de España, Jose Luis Rodriguez Zapatero,.

Pierre Gonnord (Cholet, Francia 1963) es conocido fundamentalmente por sus retratos. Son series que incluyen colectivos en riesgo de exclusión en las que plasma, no solo la grandeza del ser humano, sino su alma doliente cuya mirada permanece durante mucho tiempo en nuestra cabeza. Su desfavorecedora situación se llena así de belleza, a pesar de las marcas de dolor de su rostro y a veces, también de su cuerpo. Pero no es una marginalidad cualquiera, sino vestida de nobleza, de una altivez serena que va desde sus retratos infantiles y juveniles a los de ancianos o delincuentes. No es nada nuevo en la historia. Todos los artistas han descubierto en las clases menos favorecidas un atractivo que no solo era estético, sino que les servía para captar mejor el alma humana. Mirando la distinción y porte de algunos de sus gitanos, indios o yakuzas es fácil recordar a los enanos y personajes de placer que Velázquez inmortalizó como si fueran príncipes.

Por eso no me ha extrañado que Gonnord haya sido elegido para retratar a José Luis Rodríguez Zapatero. Hace ya un tiempo que los hombres de Estado –ministros, empresarios, presidentes…– eligieron la fotografía para incluirse en esas galerías que pueblan edificios públicos y privados. Es más moderna que el tradicional óleo. Quizá lo hacen solo por eso. Pero no hay problema si el que capta la imagen es un artista. El arte siempre es arte, aunque a veces cueste reconocerlo en esas series de bustos de mármol o bronce tan antiguos y repetitivos. Esta tradición parece obsoleta y costosa. Pero, cuando uno visita –por poner un ejemplo reciente– la colección de banqueros que hoy guarda el Banco de España, algunos pintados por Goya, doy gracias a esta tradición que ha permitido que los grandes artistas nos dejaran esas galerías de reyes y prohombres de mirada cansada y perdida.

Es lo que va a pasar seguramente con el expresidente socialista Zapatero. Cerca de 35.000 euros que dicen ha costado el encargo y no me parece una gran suma. Al menos, no para una fotografía de Gonnord. Sobre todo porque su cotización es más alta ya en el mercado. Pero hay más. Gonnord va a retratar a Zapatero once años después de que dejara la Presidencia del Gobierno. Son muchos años. Y no creo que tengan la culpa los presidentes que le han seguido sino, simplemente la pereza de tomar la decisión.

Pero digo que once años son muchos porque José Luis Rodríguez Zapatero ha tenido una vida pública después de dejar la Presidencia. Pero, por ver la parte positiva, podrán verse ahora de una manera más palpable las huellas que el drama de su mandato y trabajos posteriores han dejado en su rostro. Vivir en situaciones especiales no resulta gratuito y todas se reflejan en el rostro.

Decía en «Ars Magazine» José Manuel Ballester –otro magnífico fotógrafo– que «de alguna manera, cada fotografía de Gonnord era un autorretrato». Y lo decía porque proyecta en sus personajes su actitud ante la vida, su forma de entenderla, su sensibilidad… Es lo que ocurrirá con Zapatero. Sabe quién fue, quién es, y lo que fue para él. Para el artista. Por eso tampoco me extrañó que, en fechas más recientes, Gonnord abandonara la tensión y presión de sus retratos para descansar en varias series de animales. Un bestiario que empezó con el paisaje pero que hace unos años se trasladó a los caballos, y que también abarcó otras especies. Nada ajeno tampoco a la historia del arte. Desde Durero y Leonardo pasando por Rubens y Rembrandt, los grandes maestros se han detenido en la Naturaleza. A mirarla y contemplarla. Y esta última actividad me gusta porque, según me dijo una vez Gonnord, detenerse en la mirada de los animales, también en su salvaje e indómita belleza, le ayudaba a trabajar mejor sus retratos humanos.

Mirada desafiante

Imagino que la sesión de Zapatero en el estudio de Gonnord será larga. Larga hasta que la mirada desafiante del ex presidente se vaya tornando cansina y quizá derrotada. Hasta que sus músculos se relajen y pueda descubrirse al hombre que rigió los destinos de España en una de las peores crisis económicas que recordamos. Será una imagen de abajo arriba. Un contrapicado suave que obligue a Rodríguez Zapatero a mirar de arriba abajo, pero casi de frente. Entonces, cuando esa mirada se vuelva más humana, Gonnord podrá disparar su enésima foto. La buena. La que pueda colgar en la galería de presidentes de La Moncloa. Pero también aquella imagen en la que el artista pueda descubrir su propia mirada.

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