domingo, 6 de octubre de 2013

EL PERIODICO LA RAZON, EL FINAL DEL SUEÑO MARBELLI,/ REVISTA EL SENADO,EL SENADO ESTA K.O., Iñaki Anasagasti

TÍTULO;EL  PERIODICO LA RAZON, EL FINAL DEL SUEÑO MARBELLI,.

foto EL PERIODICO LA RAZON

SENTECIA DEL 'CASO MALAYA'

El final del sueño marbellí

Roca seguirá jugando al ajedrez en la cárcel de Alhaurín, donde Julián Muñoz añora a su última novia, una criadora de caballos. La vida de Marisol Yagüe tampoco ha sido fácil: trabajó en un tablao flamenco y fracasó en el amor

Llegó al Ayuntamiento de Marbella cobrando el paro y salió de él con propiedades valoradas en más de 200 millones y con un tigre.
Solista del coro Río Real, fue una marioneta de Roca. Tras acceder al cargo de alcaldesa, lo primero que hizo fue operarse.
Siempre se dijo que Estados Unidos era el país de las oportunidades, el único sitio en el que un simple limpiabotas podía medrar hasta dirigir un imperio, siempre y cuando aliñase su deseo con todo el esfuerzo y determinación necesarios. En las últimas décadas, cualquiera podría pensar que esa tierra de promisión se había mudado a Marbella, el lugar en el que todo eso se hacía realidad para los más espabilados, donde un camarero o una cantante de tercera podían convertirse en alcaldes y nadar entre billetes de 500 euros, y donde, a pesar de no haber pozos de petróleo ni minas de oro, el dinero brotaba del suelo.
La sentencia del 'caso Malaya', que este viernes se dio a conocer, ha venido a poner el punto final a esa versión mediterránea del sueño americano, con castigos ejemplares para muchos de sus protagonistas, que se ven en el trance de pasar de una vida igual a la de sus vecinos los jeques a otro mundo sórdido y oscuro, como si la puerta de la cárcel diera entrada a otra dimensión. Para algunos, como Juan Antonio Roca, esta nueva condena no supondrá un gran cambio: tras siete años y medio encerrado, los días de gloria quedan ya muy lejos, y a él mismo le resultará difícil recordarse como el verdadero amo del Ayuntamiento marbellí, ante quien los empresarios se vaciaban los bolsillos y la corte de sobornados se arrodillaba aguardando su parte. Hoy, probablemente, dedicará el día a la lectura, a jugar al ajedrez y a hacer algo de deporte -una costumbre nueva para él-, e incluso es posible que eche una mano para limpiar la celda.
Roca es uno de los presos de un módulo de respeto (el ocho) en Alhaurín de la Torre, en Málaga. Son bloques en los que los reclusos participan en su gestión, se comprometen a seguir unas normas de comportamiento y toman decisiones en asambleas; nada de drogas ni de tipos conflictivos, lo cual no quiere decir que entre ellos no haya asesinos y atracadores. La verdad es que él se adaptó pronto a la rutina carcelaria en todos los centros por los que ha pasado. La consigna, como sabe cualquier veterano, es mantener la cabeza ocupada. Así, ha trabajado en la biblioteca y ha ejercido como profesor con sus compañeros analfabetos, a quienes echa una mano con escritos y recursos e invita a café y cigarrillos. Antes, estuvo absorbido en la preparación de su juicio, una tarea que transformó su habitación en despacho y que provocó cierto revuelo cuando se supo que incluso disponía de un ordenador -sin internet, claro-, un privilegio desconocido para el común de los presos.
Siempre ha sido meticuloso, tanto cuando era gestor del urbanismo loco de Marbella como ahora tras los barrotes. Eso le llevó a registrar en un cuaderno su vida en prisión, una especie de diario en el que no faltaban planos del centro -hubo quien bromeaba diciendo que pensaba recalificar los terrenos-. Los funcionarios se lo requisaran por cuestiones de seguridad.
Bajo esa cubierta de serenidad se esconde un hombre que sueña con respirar aire puro y que, desde su detención en marzo de 2006, solo ha pasado ocho días en la calle, los que tardaron en revocar su libertad condicional. Si algo le pesa, es no haber podido salir para asistir al entierro de su padre.
La bofetada
El exalcalde Julián Muñoz también ha recibido el fallo tras las rejas. Hasta hace unos meses estaba en libertad (salió de la cárcel en 2009), lo que aprovechó para intentar rehacer su vida junto a Karina Pau, una ciudadana británica dedicada a la cría de caballos (su padre es un potentado gibraltareño) que le acogió en su finca de Jimena de la Frontera, en Cádiz. Allí, 'Cachuli' dedicaba el tiempo a atender a los animales o dirigir la labor de los empleados. «Yo me desplazaba allí todos los días para trabajar con él -explica Miguel Ángel Ordóñez, coautor de la reciente 'autobiografía' de Muñoz, 'La cruda verdad'-, y cada dos por tres interrumpía la entrevista para ir a dar de comer a las gallinas o regar el huerto». Cuando lo detuvieron el pasado abril, solo tuvo tiempo de hacer una llamada desesperada a su novia. «Te quiero mucho, Karina. Me meten en la cárcel. Cuídate y cuida de los perros. Haz tu vida y no me esperes: voy a estar mucho tiempo dentro».
También se truncó la gira de promoción de su libro, que ahora afronta Ordóñez en solitario, mientras él vuelve a habituarse a estar tras los muros en otro módulo de respeto de Alhaurín, el cinco. Durante su anterior estancia, se hizo cargo del economato, sudó en el gimnasio y aprovechó para dejar de fumar. De inquietudes menos intelectuales que Roca, de vez en cuando extendía una toalla en el patio, junto a una pared pintada con unas palmeras y un pedazo de mar, se compraba unas cocacolas, unas aceitunas y una bolsa de patatas fritas y organizaba un picnic playero con su grupo mientras tomaba un rato el sol.
Es difícil que Marisol Yagüe, su sucesora al frente del consistorio, se adapte así de bien al penal: invirtió los seis meses que pasó a la sombra en 2006 en llorar, leer y rezar en la capilla. «Una persona que nunca ha estado en la cárcel lo lleva mal, como es habitual», justifica su abogado, Pablo Luna. Tras salir, regresó a Marbella, donde trató de sacar partido a su vocación artística trabajando en el tablao flamenco de su sobrino, un negocio que fracasó. Tampoco le fue bien en el amor: después de dejar a su marido por Emiliano Domínguez, el policía local que ejercía de escolta cuando era regidora, acabó rompiendo con él.
Fue sonado el episodio de la bofetada que atizó a un chaval que le llamó «ladrona». Ocurrió en junio de 2009, cuando pasaba con su coche por delante de un colegio de la localidad. Se bajó airada, preguntó quién le había insultado y arreó un chuletón al chico que, altivo, lo reconoció. Fue denunciada y condenada a pagar 150 euros, y hay quien cree que, desde entonces, se deja ver menos por la ciudad.
Juan Cano, autor junto a Héctor Barbotta de 'La última gota. La novela del caso Malaya', da fe de la existencia de «un reproche social que ha obligado a muchos de los procesados a cambiar sus hábitos de vida, aunque no sé si tanto como para esconderse». Para desaparecidos, el caso de Pedro Román, mano derecha de Gil entre 1991 y 1998, considerado el más listo de todos por salirse de rositas. hasta que fue detenido en 2007 al aterrizar en el aeropuerto de Málaga, procedente de Suiza. La Justicia acabó por desentrañar su maraña de sociedades, que le permitía declarar unos ingresos de 13 euros el mismo año que invertía más de tres millones en un pelotazo inmobiliario que reportó seis de beneficio. Últimamente residía en Madrid, aunque se desplazaba de vez en cuando a Marbella a atender los negocios que le quedaban allí: este mismo año le embargaron 41 fincas y su parte en el avión y el helicóptero que compartía con Roca.
Sus conocidos dicen que amasó una fortuna de mil millones.
Camarero de profesión, tocó el cielo al convertirse en alcalde millonario y novio de la princesa de la copla, Isabel Pantoja.
Para juzgar la mayor trama de corrupción política de España se han gastado 621.000 euros. Se ha tomado declaración a 500 personas y se han celebrado 199 sesiones (800 horas) para juzgar a los 86 procesados. La sentencia ocupa 5.000 folios.
Se conoce como 'caso Malaya' la operación contra la corrupción urbanística que tuvo su centro en el Ayuntamiento de Marbella y ramificaciones por todo el país. Se trataba de una maquinaria delictiva en la que participaban empresarios, políticos, abogados, funcionarios y testaferros, con un repertorio delictivo que incluía el cohecho, la malversación de caudales públicos, la prevaricación y tráfico de influencias.
millones es el valor de los bienes incautados a los implicados durante la primera fase de la operación policial, que comenzó a desarrollarse en 2006.

TÍTULO;  REVISTA EL SENADO, EL SENADO ESTA K.O.

Iñaki Anasagasti-foto-

Iñaki Anasagasti
Iñaki Anasagasti
Iñaki Anasagasti en 2007.

Actualmente en el cargo
Desde el 14 de marzo de 2004

22 de junio de 1986-14 de marzo de 2004
Predecesor Marcos Vizcaya
Sucesor Josu Erkoreka

22 de junio de 1986-14 de marzo de 2004

31 de marzo de 1980-9 de julio de 1986

Datos personales
Nacimiento 16 de noviembre de 1947, 65 años
Cumaná Flag of Venezuela.svg Venezuela
Partido Partido Nacionalista Vasco
Ocupación Senador
Sitio web Iñaki Anasagasti
Iñaki Mirena Anasagasti Olabeaga (Cumaná, Venezuela, 1947) es un político español perteneciente al Partido Nacionalista Vasco.

Biografía

Nació el 16 de noviembre de 1947 en Cumaná, Venezuela, donde su familia, nacionalista vasca (su padre era militante del PNV), se había exiliado tras la Guerra Civil Española (su madre llegó a Venezuela en 1945). A los siete años, sus padres decidieron que Iñaki y sus tres hermanos debían educarse en el País Vasco, por lo que sus hijos regresan a San Sebastián y quedan a cargo de sus abuelos. Iñaki estudió en los Marianistas de San Sebastián desde 1955 a 1961 y desde esta fecha hasta 1965 en Santiago Apóstol de Bilbao.

Venezuela

En 1965 muere su padre, e Iñaki vuelve a Venezuela, donde permanece durante diez años. Toma contacto con el exilio nacionalista vasco, nucleado en torno al Centro Vasco de Caracas, y estudia Periodismo y Sociología en la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, regentada por los Jesuitas. Allí conoce también a María Esther Solabarrieta, con la que se casó en 1976.
En esa época fue nombrado presidente de Euzko Gaztedi Indarra (EGI, las juventudes del PNV) del Centro Vasco de Caracas. Radio Euzkadi emitía todos los días desde Venezuela y en onda corta "Radio Euzkadi". Colaboraba en la revista de resistencia "Gudari" editada en Caracas y participaba en acciones de resistencia.

Regreso a España

Con Javier Rojo, presidente del Senado.
En agosto de 1975, vuelve de nuevo a San Sebastián y dirige la publicación del PNV, Euzkadi. Fue detenido el 1 de abril de 1976, junto a Joseba Goikoetxea (asesinado posteriormente por ETA) y a Bingen Zubiri, por orden del ministro de Gobernación Manuel Fraga. Estuvo tres días en prisión.
Al salir el PNV de la clandestinidad, fue elegido en 1977 miembro del consejo regional del PNV en Vizcaya (Bizkai Buru Batzar), cargo que ocupó hasta 1980 bajo la Presidencia de Carlos Garaikoetxea.

Parlamento Vasco, Congreso de los Diputados y Senado

Fue diputado en el Parlamento del País Vasco entre 1980 y 1986, diputado en el Congreso de los Diputados y portavoz del PNV desde 1986 hasta 2004, y en la VIII Legislatura (2004-2008) ostentó el acta de senador. Además, es Secretario primero de la mesa del Senado. Es portavoz, en la IX Legislatura, del Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas. Fue elegido senador por la circunscripción de Vizcaya.

Reconocimientos

Ha recibido varias distintinciones y premios entre ellos fue premiado por la Asociación de Periodistas Parlamentarios como "Azote del Gobierno" en 1999, 2001 y 2003 y fue designado finalista en el premio "Azote del Gobierno" en 1998, "mejor relación con la prensa" en 1995 y "senador revelación" en 2004.

Actitud política en referencia al gobierno venezolano

Mantiene doble nacionalidad, española y venezolana. Ha declarado su preferencia por la oposición a Hugo Chávez, haciendo público su voto por Henrique Capriles Radonski en las elecciones presidenciales de 20121 y en las Elecciones presidenciales de Venezuela de 20132 , que enfrentaron a Nicolás Maduro y a Henrique Capriles Radonski.

EL PERIODICO EL PAIS,. MADRES DE ALQUILER,./ EL PERIODICO LA VERDAD La cantante mitológica.

TÍTULO; EL PERIODICO EL PAIS,. MADRES DE ALQUILER,.
Madres de alquiler

SOCIEDAD

Madres de alquiler

Sus vientres se han convertido en una jugosa fuente de ingresos para la India: conseguir un bebé por este procedimiento cuesta unos 25.000 euros. Y se gestan unos 3.000 al año-foto

Le llaman maternidad subrogada, pero el término tiene un cierto regusto burocrático y, además, es mucho menos explícito que el de vientre de alquiler. Es una práctica cada vez más extendida entre las parejas con problemas de fertilidad, principalmente por la trabas a la adopción que surgen en países como Rusia, que ahora rechaza a las parejas homosexuales y que en estos momentos mantiene en vilo a 500 familias españolas con todos los trámites en orden. El proceso es sencillo: se paga a una mujer para que se someta a una fecundación in vitro y lleve adelante el embarazo, bien con el semen y los óvulos de los padres o de donantes.
La maternidad retribuida está autorizada en muy pocos lugares del mundo, entre ellos la India, donde un embarazo cuesta unos 25.000 euros, y en algunos estados de EE UU, donde la cifra se triplica: unos 80.000 euros. También en Tailandia, Georgia, Ucrania... La mayoría de los candidatos se decantan por la alternativa más barata, así que el fenómeno ha derivado en una nada desdeñable fuente de ingresos para la India (se habla de unos 300 millones de euros anuales), donde proliferan unas 3.000 clínicas especializadas en madres de alquiler, un 'turismo' que atrae sobre todo a ciudadanos de Gran Bretaña, Australia, Japón y a un puñado de españoles.
Uno de los centros pioneros es Akansksha, dirigido por Nayana Patel, una doctora que se hizo famosa al aparecer en el 'talk show' de Oprah Winfrey en 2007 y que se ha convertido en una referencia para parejas de medio mundo que peregrinan hasta el estado de Gujerat en busca de una solución a sus problemas de fertilidad. «Los seres humanos tienen dos grandes instintos, el de autoprotección y el de reproducirse», reflexiona Patel, que se precia de que en su clínica han visto la luz ya más de quinientos bebés gestados en madres de alquiler desde que el Gobierno indio autorizó el procedimiento en 2002.
Las mujeres contratadas suelen residir en unos pabellones que forman parte del complejo sanitario desde que se confirma el embarazo. Proceden de familias humildes y perciben unos 5.000 euros por los nueve meses de embarazo, una cantidad que equivale a unos siete años de trabajo en su país. La pobreza hace que muchas de ellas repitan y repitan hasta llegar a los 35 años, la edad límite que marca la ley para minimizar los riesgos en la gestación. «Con el dinero pueden comprar una casa, educar a sus hijos e incluso iniciar un pequeño negocio. Cosas con las que antes no podían ni soñar», esgrime Patel.
Visto bueno familiar
La doctora exige a todas las candidatas el consentimiento expreso de esposos, padres y otros familiares próximos. La maternidad está bien vista en la India, así que las mujeres que se prestan a la iniciativa no suelen tener problemas de rechazo social. En sus casi nueve meses de 'reclusión' apenas salen del pabellón de la clínica; ven la tele, descansan recostadas en sus lechos o charlan entre ellas. Salvo una emergencia, solo pueden recibir visitas de su familia los domingos. Sujetas a un estricto seguimiento médico, casi todas son sometidas a una cesárea para evitar cualquier escollo durante el parto.
Los aspirantes a padres son la otra cara de la moneda. En la India la mayoría proceden de otros países, aunque la incipiente consolidación de una pujante clase media también lleva a muchas parejas autóctonas al centro de la doctora Patel. Sin embargo, no todo son parabienes. Los grupos que trabajan por los derechos de las mujeres denuncian que estas clínicas «no son más que fábricas de bebés para los más ricos».
Testimonio en primera persona de la experiencia de la gestación subrogada es el libro 'Madre de alquiler, una estrella de esperanza', escrito por la catalana Iolanda Anglés, que decidió ensayar esa vía después de ver fracasar todos sus intentos de reproducción asistida. Iolanda y Xavier son ahora padres de Estel, una niña de poco más de un año que fue concebida en California por Irene, una mujer a la que conocieron a través de una agencia especializada. La pareja catalana consiguió con un crédito y la ayuda familiar los 80.000 euros para el proceso. La gestante, que se llevó una cuarta parte de esa cantidad, les explicó que lo hacía porque a su madre también le había costado mucho quedarse embarazada. Iolanda cuenta en el libro que Irene es ahora para ellos como «una familiar lejana a la que algún día esperamos poder ir a visitar con Estel».

TÍTULO:  EL PERIODICO LA VERDAD, La cantante mitológica.
La cantante mitológica

V

La cantante mitológica

Ni nació en la calle, ni la criaron con vino, ni Santa Teresita curó su ceguera. Cuando se cumplen 50 años de su muerte, Francia repasa la leyenda de Edith Piaf

Edith Piaf, durante una actuación en el Olympia de París, en 1960.foto
El 19 de diciembre de 1915, una pareja camina apresuradamente por el barrio parisino de Belleville. La mujer, Line, es una cantante sin suerte, hija de una domadora de pulgas de origen italiano y bereber. El hombre, Louis-Alphonse, es contorsionista y acróbata callejero, hijo de los propietarios de un burdel de Normandía. Se dirigen hacia el hospital, porque Line se ha puesto de parto, pero llega un momento en el que los dolores le impiden continuar la marcha. Louis-Alphonse se aleja solo, con el propósito de conseguir una ambulancia, pero en algún punto del recorrido olvida la urgencia y se entrega a celebraciones prematuras en las tabernas. Line acaba dando a luz bajo una farola de la Rue de Belleville: el bebé es una niña, se llamará Edith Giovanna Gassion y, aunque sus primeros berridos no permitan suponerlo, se convertirá en 'la Voz de Francia' con el nombre artístico de Edith Piaf.
Esta historia sobre su nacimiento es una de las leyendas más extendidas acerca de Edith Piaf, la mujer diminuta y de aire trágico que hipnotizó al país entero con sus canciones melancólicas y su severa presencia escénica. Incluso hay una placa conmemorativa en el lugar donde presuntamente vino al mundo, por mucho que ese relato de los hechos sea pura ficción: Edith siempre fue muy dada a novelar sobre sí misma, como si la vida azarosa que le tocó en suerte hubiese sido poca aventura, y los franceses abrazaron sus invenciones y les sumaron unas cuantas más. Con motivo del 50 aniversario de su muerte, que se cumple el próximo jueves, los estudiosos de su figura se están dedicando a cribar la biografía de su icono nacional, para quedarse solo con las verdades.
En la tarea destaca 'Piaf, un mito francés', un volumen de más de 700 páginas firmado por el periodista Robert Belleret, a quien le sigue asombrando cuánto se ha «añadido, exagerado o directamente fabulado» a propósito de la cantante. En el libro queda claro que Line llegó a tiempo al hospital Tenon y fue atendida por un doctor y una comadrona, y también se desmontan otras anécdotas que era bonito repetir, como que a Edith la criaron a base de biberones de vino tinto, o que de niña estuvo cuatro años ciega a causa de una queratitis y se curó de manera más o menos milagrosa, gracias a la devoción por Santa Teresita de Lisieux. Según Belleret, como mucho sufrió una infección en los ojos que le pudo durar unas semanas.
Una «rompehogares»
El autor también analiza la etapa más oscura de su biografía, la ocupación nazi, durante la que aprovechó sus giras para hacer llegar papeles falsos a los prisioneros franceses... o eso contaba ella misma. Se trata de una «pura fantasía», asegura el periodista, que destaca cómo Edith Piaf fue aumentando la cifra de beneficiarios en sucesivas versiones, sin que jamás apareciese ninguno para darle las gracias en público. A su juicio, se atribuía ese falso mérito para desviar la atención de sus culpas, ya que durante la ocupación siguió actuando y bebiendo champán a raudales, e incluso residía a tiro de piedra de los cuarteles de la Gestapo, justo encima de un prostíbulo frecuentado por torturadores.
Su currículo amatorio, abundante y turbulento, sí que parece ser fiel a la verdad. Belleret define a Edith Piaf como «un donjuán femenino», una «rompehogares», una «seductora insaciable». Según quienes la conocieron bien, la cantante mostraba una necesidad casi patológica de amar y ser amada, que la llevaba a entregarse de manera insensata y acabar decepcionada. «Tenía que estar enamorada para poder cantar», ha declarado a la agencia AFP la hermana de su segundo marido. En su larga lista de romances destacan vocalistas tan conocidos como Yves Montand o Georges Moustaki -parece que Charles Aznavour se quedó en buen amigo-, pero también hay intelectuales, ciclistas o, por supuesto, un boxeador: el campeón Marcel Cerdan, su gran amor, un hombre casado cuya muerte en accidente de avión la dejó destrozada.
En algunas cartas, la artista aseguraba anhelar una vida «normal» y burguesa, con «bonitas cortinas» en las ventanas, pero no dudaba en telefonear a las revistas con una orden perentoria: «He cambiado de amante, envíen un fotógrafo». Durante una de sus giras por Estados Unidos incluso tuvo relaciones con Scotty Bowers, el hombre que logró liarse con medio Hollywood, así que acabó apareciendo en sus memorias, 'Servicio completo', recién editadas en España: cuenta el chismoso Scotty que Edith era «una persona triste que parecía estar siempre al borde de las lágrimas», que «al hacer el amor decía cosas cantarinas en francés, ronroneando a su manera grave y melosa» y que «tenía una sexualidad vigorosa e intensa y un corazón muy grande».
Burdel y circo
Lo cierto es que la biografía de Edith Piaf precisa de pocos adornos para resultar pasmosa, casi inverosímil. Abandonada muy pronto por su madre, creció con sus abuelas: primero la materna, la domadora de pulgas, que la tenía desatendida y mal alimentada, y después la paterna, la 'madame' normanda, a quien prestaban gran ayuda las prostitutas, empeñadas en mimar y dar cariño a la pequeña. A continuación vivió unos años en una caravana circense junto a su padre y debutó en las calles pasando el platillo tras sus números de saltimbanqui, antes de lanzarse a cantar por París. A los 17 tuvo a su hija, Marcelle, que falleció de meningitis con dos años. «Cuando traes una vida nueva al mundo, también estás firmando una sentencia de muerte», dijo una vez la artista. Louis Leplée, propietario de un club nocturno, la descubrió: él le puso el apodo de 'piaf' (gorrión) y poco después fue asesinado en su apartamento, un crimen del que Edith llegó a ser sospechosa. Más tarde vino la fama: los públicos entregados -ella, estática en el escenario, con su metro cuarenta y dos y su vestidito negro, dramatizando con los ojos y las manos como un muñeco de ventrílocuo- y también los excesos, el alcohol y las pastillas, que la envejecieron más deprisa de lo debido. Murió con 47 años, de un cáncer de hígado.
Pero quedaron sus canciones, esas melodías salpicadas de erres prodigiosas. Temas como 'La vie en rose' (con letra escrita por la propia Edith, que apenas fue a la escuela pero se esforzó por cultivarse e incluso leía filosofía) o 'Non, je ne regrette rien' han conseguido servir de emblema para todo un país a la vez que parecen reflejar las pasiones y penalidades de esa vida suya, tan singular. A medio siglo de su muerte, la grandeza de su obra sigue intacta. «En ella se juntaron varias cosas: lo primero, el alma, porque era una artista de los pies a la cabeza, lo traía de nacimiento. Era una artista de buena madera, que cantaba de manera sencilla pero decía muy bien las cosas, con una técnica muy sólida. Llegaba al corazón. A eso se sumó su forma de vivir, tan pasional, y un cancionero importantísimo», recapitula la cantaora y bailaora gaditana Ana Salazar, que versionó once clásicos de la francesa en un disco y sigue interpretando varios en su actual espectáculo. «La tengo como un ángel que me ayuda y vela por mí: cuando está por ahí el nombre de Edith Piaf, siempre me pasan cosas buenas».


REVISTA DE VINOS, DIVINO, HERAS CORDON,./ EL DIARIO DE NADEZHDA TOLOKÓNNIKOVA,Putin no logra doblegar a la más rebelde de las Pussy Riot

TÍTULO; REVISTA DE VINOS, DIVINO, HERAS CORDON,.

El pasado martes día 23 de noviembre fui invitado por mi amigo Juan Carlos Díaz Insua, propietario de la Vinoteca Os D´Anita a la degustación que-foto- Bodegas Heras Cordón ofrecía a los clientes y amigos de la nueva vinoteca del Burgo- Vilaboa. Asistí acompañado de Bartolomé, y tuvimos la oportunidad de conocer en primera persona a José Luis Heras Cordón, consejero delegado de las Bodegas y Viñedos Heras – Cordón. Con el cual departimos una entretenida y enriquecedora charla, donde evidentemente la bodega, su vino y la historia fueron bien representados en la figura de este sabio bodeguero.

Esta bodega que pertenece al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada de Vinos de Rioja, posee más de cincuenta hectáreas de viñedos de uva Tempranillo, Mazuelo y Graciano en la rioja alta y Alavesas. Los vinos tintos que elabora son de calidad pues proceden de grandes añadas y se crían en un parque de barricas de Roble Americano en un 75% y en Roble Francés en un 25%. Esta familia tiene claro que la tradición no esta reñida con la tecnología actual, por lo cual apuesta al incorporar a todo los elementos necesario  para hacer un exhaustivo seguimiento y elaboración de los caldos.

Después de hacer la catar, y comprobar como las uvas predominantes (tempranillo, mazuelo, gracianao)  aportaban un vino redondo y sin fisuras, creo que la familia Heras Cordón tiene un muy buen vino de cosecha limitada de vendimia seleccionada de una añada muy buena de 2006. La otra prueba la hicimos con un reserva, también con la misma clase de uvas y distinta proporción, de cosecha limitada de la excelente añada 2004, otro buen vino. Les propongo estos vinos tradicionales con una buena relación calidad precio.

El Periódico de Catalunya

  1. Nadia atraviesa su peor momento en la cárcel, bajo amenazas de muerte y hospitalizada por una huelga de hambre en defensa del resto de ...
     

    Internacional / rusia

    Putin no logra doblegar a la más rebelde de las Pussy Riot


    Nadia atraviesa su peor momento en la cárcel, bajo amenazas de muerte y hospitalizada por una huelga de hambre en defensa del resto de las reclusas, pero no se rinde

    Putin no logra doblegar a la más rebelde de las Pussy Riot

    -foto-Nadezhda Tolokónnikova, en una imagen de 2013
    Desde el pasado domingo, Nadezhda Tolokónnikova, la componente con más carisma del grupo punk ruso «Pussy Riot», está ingresada en un hospital y todavía no han podido visitarla sus abogados ni tampoco su marido. Ni siquiera han podido contactar con ella por teléfono. Nadia, acepción familiar de Nadezhda, lleva más de una semana en huelga de hambre en protesta por el mal trato que sufren ella y el resto de las reclusas de la Colonia número 14, sombría prisión de trabajos forzados situada en la república de Mordovia, a unos 600 kilómetros al sureste de Moscú.
    La alarma cunde entre las organizaciones de Derechos Humanos. Constatan que el brutal régimen punitivo de los campos penitenciarios estalinistas, los siniestros GULAG, sigue hoy vigente en Rusia con mayor auge que nunca. El autoritario presidente del país, Vladímir Putin, necesita que Tolokónnikova se arrepienta y admita su «delito» para justificar así el desmesurado castigo que le ha sido impuesto. Pero ella no se rinde. Se considera inocente de los cargos de «vandalismo motivado por odio religioso», imputación por la que fue condenada a dos años de reclusión.
    A la misma pena fueron sentenciadas sus otras dos compañeras de «Pussy Riot», María Aliójina y Ekaterina Samutsevich. Ésta última se encuentra en libertad provisional mientras Aliójina, también sometida a un feroz acoso dentro de la prisión hasta hace bien poco, ha logrado ser trasladada a otro centro con normas aparentemente menos rigurosas.
    Samutsevich fue liberada al declarar, por consejo de sus abogados, que, pese a que estuvo presente en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, no participó con sus colegas en la oración punk implorando a la Virgen María que echase a Putin del poder. La irreverente escenificación en el mayor templo de Rusia tuvo lugar el 21 de febrero del año pasado. Aparecieron de improviso con sus guitarras eléctricas y ataviadas con estridentes máscaras y vestidos multicolores.
    «No me considero culpable porque nunca pretendimos incitar ningún tipo de odio ni ofender a los creyentes. Protagonizamos una protesta por motivos políticos, porque queríamos denunciar el autoritarismo de Putin y por que creemos que la Iglesia no debe tomar partido a favor de ninguna fuerza política durante una campaña electoral», afirmó Tolokónnikova el 17 de agosto de 2012, cuando les fue leída la sentencia a dos años de cárcel. Kiril, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, pidió el voto para Putin, que logró su reelección en marzo del año pasado con serías dudas sobre la limpieza de los comicios.
    Nadia, que cumplirá 24 años el próximo 7 de noviembre, es la más joven de las tres activistas condenadas. Su encarcelamiento la ha obligado a dejar sin terminar sus estudios de filosofía en la Universidad de Moscú. Nació en la remota ciudad siberiana de Norilsk. Ella y su marido, Piotr Verzílov, formaron parte del grupo artístico iconoclasta «Voiná», que protagonizó diversas instalaciones contestatarias. En una de ellas fue dibujado un enorme falo frente a la sede local de los servicios secretos en San Petersburgo, hace dos años. En 2008, estando embarazada de su hija Hera, se desnudó en el Museo de Biología de Moscú en una performance denominado «el nacimiento de un osezno». Se refería al actual primer ministro, Dmitri Medvédev, que entonces acababa de ser elegido presidente de Rusia y cuyo apellido viene de la palabra oso.
    Putin la acusó entonces de haber participado en el Museo de Biología en una orgía, durante la que, según el mandatario, mantuvo relaciones sexuales con varios hombres. Putin intentaba así dañar la imagen de Tolokónnikova, presentándola como un ser satánico, apelativo que las autoridades rusas emplean a menudo en relación con los homosexuales, a los que ella también ha venido apoyando.

    Lejos de su hija

    Tener una hija de tan sólo cinco años no ha servido a la líder de «Pussy Riot» para conseguir la libertad anticipada, al cumplir la mitad de la pena, como suele suceder en casos de condenas leves y con niños pequeños de por medio. Las autoridades penitenciarias han aducido siempre mala conducta para denegar sus solicitudes. Aliójina, que también es madre de un menor, ha recibido las mismas respuestas.
    Tolokónnikova, que en 2012 fue reconocida “mujer del año” por el diario francés Le Figaro, denunció la semana pasada en una carta a la prensa rusa las insufribles condiciones que padecen las reclusas, obligadas a trabajar en un taller de costura «16 o 17 horas al día con cuatro horas para dormir y sólo un día libre en mes y medio». En la misiva hablaba también de palizas “a veces hasta la muerte” a las internas. Ella misma asegura haber sido amenazada de muerte. Primero fue confinada en una celda de castigo, eufemísticamente llamada de aislamiento, después trasladada a la enfermería de la prisión y, el domingo, enviada a un hospital.