EL BAR ESQUINA - Poesía y café = LA RAZÓN POR LA QUE ECHAR HIELO A TU CAFE ES UN DISPARATE, fotos.
Poesía y café,.
Al dibujar cada palabra,
detrás de su
color, ritmo, latido,
siempre soñé dejar
llena, secreta,
alguna taza de café
que se beba entre
las líneas.
Café con el aroma
de las horas
y la mesa en el
aire
donde al primer
hervor los vivos y los muertos
levitemos.
Amable duende que
nos sigue por el mundo
¿qué pruebo en su
sabor, qué bebo?
–A grandes sorbos
bebo tiempo,
bebo mi vida gota
a gota,
la que he perdido
y vuelve, la que queda
humeante aún ante
mis ojos, esperándome.
Café del alba,
amargo, recién hecho,
que nos trae a la
cama
algún canto remoto
del gallo.
Café de las
ciudades fugaces, imprevistas,
que sabe a las
voces de su gente,
al rumor de sus ríos
imaginarios.
El café gris de
las estatuas en la lluvia,
tan frío en su
boca de mármol.
El café azul del pájaro,
el verde inmenso
de los soleados platanales
y el café de los
ausentes,
dormido en nuestra
sangre.
Sólo para avivar
su aroma escribo a tientas
al dictado del
fuego.
Sólo para servirlo
siempre dejé oculta
alguna taza que se
beba entre líneas,
detrás de mis
palabras.
TITULO:ESPAÑOLES POR EL MUNDO - EL PUEBLO DONDE LAS COMUNIONES SE CELEBRAN A LAS NUEVE DE LA NOCHE POR EL CALOR,.
EL PUEBLO DONDE LAS COMUNIONES SE CELEBRAN A LAS NUEVE DE LA NOCHE POR EL CALOR,.
El pueblo donde las comuniones se celebran a las nueve de la noche.
Así se vive a 44,1 grados en junio en la localidad jiennense de Andújar, epicentro de la primera ola de calor del año,
A Pilar Guerrero no le extrañó que le propusieran que la Primera Comunión de su hija Candela se celebrara a las nueve de la noche. En su pueblo, Andújar (Jaén), un 24 de junio, a la una y media de la tarde que pensaba fijarla, "hace un calor de morirse". Y todavía más este año, en el que este municipio de 38.000 habitantes del valle del Guadalquivir batió récords de temperaturas durante la primera ola de calor del año. Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en Andújar se alcanzaron los 44,1 grados a la sombra el 16 de junio, "la medalla de plata de la ola".El oro se lo llevó, con 44,5 grados, el aeropuerto de Córdoba, a 5,8 kilómetros de la ciudad, por lo que el dato de Andújar es el más alto de una estación en zona habitada. El bronce fue para Sevilla, que se quedó en 43,3. Las mínimas también fueron de escándalo. En lo alto del podio, Jaén capital con 27,8 el 17 de junio. En Andújar, no se bajó de 26 ese día. Con todo, no se marcaron récords absolutos. La máxima jamás alcanzada en un mes de junio en España desde que hay registros fueron 45,2 en el aeropuerto de Sevilla en 1965 y la mínima más alta, 29,1 en el de Lanzarote en 2011.
La causa es la continua llegada de masas de aire caliente, que se estancan en el valle y se recuecen durante días por la elevada insolación de estas fechas en un "efecto caldera" de manual, en palabras de Rubén del Campo, portavoz de la Aemet. "Por las noches, como son más cortas, las masas no se enfrían y a Sevilla le alivia la brisa del Atlántico, pero a Jaén no llega", añade. A esta razón de fondo hay que sumar el cambio climático, que hace que España haya sufrido este año la primavera más cálida de su historia según Meteorología, que alerta de que el promedio de las temperaturas de junio están subiendo a un ritmo de entre medio y 1,2 grados por década. El 29 de junio, la ciudad iraní de Ahvaz parece haber alcanzado la temperatura más alta jamás registrada, 54 grados.
¿Cómo se vive a 44? "Con mucha paciencia", contesta Paqui Contreras, embarazada de siete meses, a la que la tensión le bajó muchísimo los primeros días de la ola. "Conseguimos sobrellevarlo manteniéndonos encerrados en las casas y enchufados al aire, saliendo lo justo y solo de nueve a once de la mañana, con duchas y cambios de ropa continuos y bebiendo mucha agua", relata. "Uno de los peores días tuve que salir a las cinco y era como intentar avanzar en una bola de fuego. Un auténtico infierno", recuerda.
Fernando Funes, dueño del popular bar de tapeo El Mesón, confirma los problemas que genera el calor extremo en la hostelería. "Los clientes se esconden los pobres como las lagartijas y buscan otras maneras de refrescarse como irse a la sierra, la playa o las piscinas y los bares nos tenemos que apañar con el fresquito del aire acondicionado, así que vamos mal, muy mal. Yo, que soy un tuerto en el reino de los cielos, cierro en agosto 15 días porque los gastos superan a los ingresos".¿Cómo es ser camarero en estas condiciones? "No tiene precio, sobre todo los cocineros, con 50 grados o más", añade Funes.
Los niños han sido, junto con ancianos y enfermos, la principal preocupación estos días de temperaturas extremas en los que, sin embargo, no ha habido que lamentar golpes de calor mortales o problemas de salud graves, según fuentes sanitarias de la Junta de Andalucía. "Seguimos sin estar acondicionados para tanto calor", da en la clave una vecina, Montse García Valenzuela. "En el cole de mi chica saltaban los plomos si ponían el aire, así que les han tenido que echar agua a los niños en los recreos para refrescarlos", relata. Los llamaban "los juegos del agua". En muchos centros dejaron a los niños ir a clase en bañador, organizaban guerras de pistolas de agua o convirtieron los toboganes en rampas de agua mientras los profesores recurrían a remedios caseros, como armarse con pulverizadores para aliviar a los menores en clase.
"En nuestro centro, en contra de la impresión de los alumnos, el aire estaba funcionando bien pero la verdad es que no se notaba, porque está pensado para 32/33 grados, no para 42/43", resume. "Era entrar en una clase y notar las gotas de sudor chorreando por la espalda. Y los alumnos como pollos, mucho peor, porque tú te vas del aula en una hora, pero ellos están allí seis", recuerda. "Nosotros hasta hicimos el abanico refrescante-educativo del consejero y nada, que seguía haciendo calor en clase, yo es que no me lo explico", ironiza Arancha González, profesora de Química en el Instituto Nuestra Señora de la Cabeza, donde también hay aparatos de aire pero "viejos e insuficientes".
Félix Prieto, albañil, cocinero "y todo lo que salga", cuenta que en Jaén hay jornada intensiva en la construcción, de siete a tres, pero que a partir de las doce trabajar resulta, por decirlo suavemente, "complicado". "Todo depende del jefe que tengas, que el mío es muy buena persona, y de lo que te toque hacer. Por ejemplo, una piscina, donde no corre el aire y el sol te da a plomo, o un tejado, a plena solanera, o con una solería que brilla mucho, que se pone a 60 grados de momento, todo eso es morir por Dios", explica. Su peor día fue uno de julio, cuando que le tocó "picar con un compresor, con el casco, las orejeras, la mascarilla, las gafas y los guantes, era inhumano". ¿Y no le da miedo? "Mis hijos tienen que comer y si a mí me pasa algo, mala suerte", contesta.
Huertas, que cuenta con la llegada de un millón de euros de fondos europeos Dusi para construir tres parques con chorros de agua tipo Madrid Río, explica que "en Andújar el calor se vive con normalidad". "Estamos acostumbrados, la gente actúa con mucho sentido común y cambia radicalmente de costumbres. La vida entera del pueblo se modifica, los comercios abren más tarde, nadie sale de tres a siete y se disfruta mucho de las terrazas hasta altas horas porque no se puede dormir", explica, para subrayar que su gran reto es "intentar que en la ciudad haya vida en verano".
"Ahora tenemos el concierto de Luis Fonsi el 1 de julio, organizamos jornadas de flamenco en los barrios y en la feria de septiembre este año completaremos el entoldado y la instalación de los microaspersores en el recinto ferial", comenta el regidor, al que le preocupa el fantasma de la sequía. El pueblo sufría duras restricciones de agua en verano hasta que se conectó al sistema de abastecimiento del Rumblar a primeros de los noventa. "Espero que no lleguemos a ese punto", reflexiona. "Por favor, vamos a dejar de hablar de calor todo el día, que me entra más calor", pide Ernesto Rivillas, uno de los invitados a la Comunión. Son las doce de la noche. Hace 32 grados.