El lunes -17- Agosto los lunes a partir de las 00:30, en La2, foto,.
La historia se repite
Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia, desembarca en Cartagena el 30 de diciembre de 1870, justo el día en que el general Prim sufrió un mortal atentado en Madrid. El 2 de enero Amadeo llega a la capital de España y lo primero que hizo fue dirigirse a la basílica de Nuestra Señora de Atocha para rezar ante los restos mortales de Prim. Desde allí, se trasladó a las Cortes para prestar juramento en una de las ceremonias de proclamación más tristes de la historia. El reinado de Amadeo se inició ese 2 de enero de 1871, aunque los libros empiezan a contar desde el 16 de noviembre de 1870, cuando se le votó en la Cortes.
El monarca italiano fue bien acogido por el pueblo y la clase media, no así por la aristocracia que lo consideraba un intruso. Cada vez más solo y sin apoyos en aquella España desgarrada por «las sangrientas y estériles luchas», Amadeo presentó el 11 de febrero de 1873 su renuncia a gobernar un país «tan hondamente perturbado». Lo hizo a través de una carta dirigida a la nación en la que se quejaba amargamente de los enfrentamientos de los partidos políticos y de las manifestaciones tan opuestas de la opinión pública. Estas palabras de su carta mantienen todavía hoy pleno sentido: «Si fueran extranjeros los enemigos de España sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles».
Sólo 58 años después el rey Alfonso XIII, abuelo de don Juan Carlos I, optó también por abandonar España. Lo hizo el 14 de abril de 1931 tras unas elecciones locales plagadas de fraudes que dieron el triunfo a los partidos republicanos. En el comunicado que dirigió al país en su despedida el monarca reconocía haber perdido el «amor de mi pueblo» y deseaba que su partida no fuese definitiva. Con su marcha, según declaraba, trataba de apartarse «de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil», pero sin renunciar a sus derechos «porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuentas rigurosas». Su exilio no evitó una guerra entre hermanos cinco años después.
La historia se repite y en este trepidante 2020 que vivimos, el Rey que trajo la democracia a España y abrió un largo periodo de paz y prosperidad también ha optado por dejar el país. Abrumado por las informaciones que sobre sus actividades privadas salen a la luz, y que comprometen a la institución monárquica, forzado también por las presiones políticas de los partidos socios del Gobierno, don Juan Carlos ha optado por salir de la escena pese a que, hasta el momento, no está acusado por delito alguno ni ha sido juzgado. La presunción de inocencia a la que tanto se apela no se ha tenido en cuenta en su caso.
Muchos sin legitimidad de ningún tipo se dedican ahora a lanzar piedras en forma de tuits contra el rey emérito. Y justamente quienes los hacen con más inquina son aquellos que más tienen que callar porque no son ni más nobles ni más íntegros que don Juan Carlos. Su reinado ha tenido luces y sombras y, como todo humano, un rey también puede equivocarse, pero gran parte de la sociedad no se muestra hoy generosa con lo que de positivo ha sido su legado.
Yo también pienso hoy, como Amadeo I, que vivimos en un país 'hondamente perturbado'.
TITULO: Retratos con alma - Muerte y resurrección de Beirut ,.
La periodista Isabel Gemio regresa a la televisión para presentar 'Retratos con alma', el nuevo programa producido por RTVE en colaboración,.Lunes -17- Agosto a las 22:40 horas en La 1 / foto,.
Muerte y resurrección de Beirut
La explosión en el puerto deja a la capital libanesa en una situación extrema en la que los supervivientes se debaten entre emigrar para siempre o quedarse y luchar por un nuevo Líbano
Vivimos en una ciudad zombi, estamos exhaustos, no tengo fuerzas ni para protestar», confiesa Richard Alam desde su apartamento del centro de Beirut, próximo al puerto. Suenan martillos y porrazos de fondo, pero por suerte su casa ha sufrido daños menores. Un milagro en medio del mar de destrucción que le rodea. Su voz es el reflejo del estado de ánimo de muchos beirutíes que siguen en shock tras la brutal explosión en la zona portuaria el 4 de agosto, que dejó 200 muertos, 6.000 heridos y a 300.000 personas sin hogar. «Podemos lograr victorias simbólicas como la dimisión del Gobierno, pero para cambiar el sistema necesitamos que los chiíes se sumen a la lucha y que la comunidad internacional presione de verdad. Tras la vista de Emmanuel Macron, parece que algo se mueve en el exterior, pero respecto a los chiíes, no hay señales de cambio», lamenta este responsable de Amnistía Internacional (AI) de 33 años.
La explosión reactivó con fuerza las protestas que arrancaron el 17 de octubre. Miles de jóvenes volvieron a la plaza de los Mártires, en el corazón de la capital, para reclamar un cambio de sistema, el final de la corrupción y ahora también justicia para las víctimas. Lo que nació como protesta económica y social -la chispa que prendió la calle fue la intención del Gobierno de poner un impuesto a las llamadas por WhatsApp- se convirtió poco a poco en un desafío en toda regla a un modelo de gobierno sectario consolidado desde el final de la guerra civil en 1989.
«La caída del régimen»
Con el paso de las semanas, los cambios estéticos adoptados por las autoridades, como la llegada de Hasán Diab a la jefatura de Gobierno con la promesa de reformas, el cansancio y el coronavirus silenciaron las calles, pero la explosión ha reavivado las movilizaciones. «La gente quiere la caída del régimen», es el grito de guerra más repetido, el mismo que resonaba en Egipto, Túnez, Libia, Siria o Yemen en la «primavera árabe» de 2011.Ese «régimen», en un país con 6,8 millones de habitantes que reconoce 18 comunidades religiosas diferentes, es fruto de los Acuerdos de Taif. Los tres puestos principales de poder se reservan a los cristianos maronitas (presidente), musulmanes suníes (primer ministro), y chiíes (presidente del parlamento). Las armas callaron gracias al statu quo pactado por las distintas confesiones, los señores de la guerra se pasaron a la política y han estado tres décadas gobernando cada uno para su comunidad religiosa, no para todo un país, y fomentando el miedo al otro. Líbano se rige por clanes, con pequeños reinos de taifas donde impera el clientelismo.
Los chiíes a quienes se refiere Richard son ahora la fuerza principal en el país gracias al partido milicia de Hizbolá. Esta formación creada por Irán en los 80 fue la única que no entregó su arsenal al final de la guerra y las voces críticas aseguran que ha crecido hasta consolidarse como un estado paralelo con una potencia militar mayor que la del Ejército nacional. Como partido forma parte del sistema y se beneficia del paraguas que cobija a todos los antiguos señores de la guerra; como milicia opera fuera del sistema con sus propias reglas. Una dualidad que todos conocen y temen en las calles.
Mientras las bases de Hizbolá sigan fieles al partido, «las movilizaciones no conseguirán un cambio real», lamenta Richard, quien critica, pero entiende esta postura. Lo explica con una pregunta muy sencilla: «¿Recuerdas la guerra de 2006?». En aquel verano, después de 33 días de combates, los aviones de Israel destrozaron el sur de Beirut y en el norte, la zona ahora afectada ahora por la explosión, bares y discotecas estaban abiertos y seguían de fiesta pese a los 1.200 muertos. «Ahora que ocurre lo contrario, es complicado tener su solidaridad, el hueco es enorme, somos dos mundos diferentes en una misma ciudad», lamenta.
Crisis de diez meses
Líbano estaba en pleno desmoronamiento antes de que las 2.700 toneladas de nitrato de amonio volaran en el Almacén 12 del puerto. Con la explosión tocó fondo, porque no se trató de un ataque de un grupo yihadista o un bombardeo israelí, fue la culminación de décadas de dejadez, corrupción y negligencia. «Mi gobierno hizo esto», reza una de las pintadas en la zona cero. La estupefacción inicial se tornó en ira cuando se desveló que el material llevaba allí desde 2014 y que el primer ministro, Hasán Diab, y el presidente, Michel Aoun, recibieron a mediados de julio un informe para alertarles del peligro que corría Beirut. No hicieron caso.«Desde octubre vivimos un infierno y la explosión ha sido el remate. Me tiraba tres o cuatro horas de espera en el banco para poder sacar cien dólares, los cortes de electricidad son constantes, la basura se acumula en las calles… así era nuestro día a día y ahora mucho peor debido a los muertos y la destrucción», cuenta Richard. Como todo su círculo cercano, no tiene en la cabeza más que «emigrar, abandonar Líbano lo antes que pueda. No veo otra opción».
En Oriente Próximo, Líbano es considerado «el país más grande del mundo» debido a su diáspora, que el Gobierno estima en 15 millones de personas. Algunos salieron de forma temporal y tras ganar dinero en el Golfo, regresaron. Los jóvenes que buscan abandonar ahora el país, no piensan regresar.
Durante años, los libaneses que vivían alejados de los clanes sostenidos por los señores de la guerra podían hacer su vida gracias a que la libra se mantenía estable respecto al dólar, el sistema bancario parecía sólido y recibían divisas de la diáspora. Todo cambió con el colapso de la economía. La libra se hundió, los precios se dispararon, no existía estructura pública alguna para ayudar a la población y se esfumó para siempre esa imagen de «Suiza de Oriente Medio» que algún día mereció para mostrarse como un estado fallido.
«Si esta explosión no hace cambiar a nuestros políticos, nada lo conseguirá. Debe ser un punto de inflexión no solo para cambiar las caras, sino para modificar la forma en la que funciona el país», señala Bassam Osman. Este médico residente de la Universidad Americana, de 27 años, estaba en el hospital en el momento del desastre y no salió hasta que pasaron 52 horas. Su relato en Twitter se hizo viral y mostró «una situación que ni los más veteranos recordaban en la época de la guerra, nunca nadie había vivido algo parecido».
Pasada más de una semana comienza a notar el impacto psicológico y tiene problemas de sueño, flash-backs con escenas que no puede borrar de su cabeza, escucha gritos de los pacientes… «Llevábamos meses de depresión colectiva por la crisis económica, la falta de recursos y la llegada de la pandemia, hasta que se produjo la explosión. En el momento de la emergencia no tienes tiempo para preocuparte de tus emociones, debes actuar. Ahora estamos todos tocados. Se te saltan las lágrimas. ¡Dios mío! ¡Dios mío!»
Se corta la conversación
«Pensaba salir a estudiar mi especialidad como cardiólogo y no volver nunca, pero a diferencia de la mayoría de gente que me rodea, he cambiado de opinión. Voy a retrasar mi salida para intentar ayudar y cuando me toque viajar, lo haré pensando en regresar. Tengo una desconfianza absoluta en nuestros dirigentes, pero la respuesta de la comunidad internacional me da esperanza y hay luz al final del túnel», apunta Bassam. Con la devaluación de la moneda, su sueldo no llega a 200 euros.«Esto es un crimen contra la humanidad», escribe la socióloga Rima Majed en el portal Middle East Eye (MEE), «la calle volverá a explotar, pero esta vez será una guerra en toda regla o una revolución. (...) Si dejamos que esto pase sin que nadie pague por ello y sin una transición política seria, firmaremos nuestra sentencia de muerte». Una situación extrema para una ciudad extrema que, una vez más, debe renacer de sus escombros.
TITULO: DIAS DE TOROS -Don Benito suspende la corrida de toros prevista para el 6 de septiembre por los brotes de coronavirus,.
Don Benito suspende la corrida de toros prevista para el 6 de septiembre por los brotes de coronavirus,.
La empresa organizadora buscará nueva fecha con los actuantes, si las condiciones sanitarias mejoran y lo permiten,.
La empresa organizadora del festejo taurino, Mar Toros, buscará nueva fecha con los actuantes, si las condiciones sanitarias mejoran y lo permiten, según informa el consistorio en nota de prensa.
En ella se indica que según decreto por la alcaldesa en funciones de Don Benito, Isabel Bahamonde Moreno, la corrida de toros «queda suspendida cautelarmente» por dichos motivos.
En el evento, previsto a las 18:30 horas en la Plaza de Toros 'Mariano Gallego', los diestros Enrique Ponce, Ginés Marín y «Juanito» iban a lidiar seis astados de la ganadería de Cayetano Muñoz, en un cartel de festejo mixto con el rejoneador Guillermo Hermoso de Mendoza, a quien le iba a tocar en suerte una res de la ganadería Los Espartales.
La corrida se organizaba con motivo de las fiestas de septiembre, como viene siendo habitual, y permanecía en el calendario a pesar de la suspensión de la Feria y Fiestas de la localidad.