José
María Carrascal es historia viva del periodismo español. Tras más de 30
años como corresponsal en Berlín y Nueva York regresó a España a
finales de los ochenta y su rostro se convirtió en uno de los más
populares de los telediarios. Pese a ello, afirma que ni entonces era un
hombre de tele ni tampoco ahora.
En una entrevista con EFE,
Carrascal recuerda la experiencia “traumática” que supuso para él pasar
de escribir crónicas a hablar directamente al espectador, pero reconoce
la oportunidad que se le brindó de vivir en primera persona en Antena 3
el nacimiento de la televisión privada en España en 1989.
A sus
84 años, este periodista madrileño asegura que su informativo nocturno,
que presentó durante casi nueve años, “rompió moldes” porque España no
estaba acostumbrada a ver editoriales en televisión, y se muestra
convencido de que hoy en día no podría hacerse porque ahora la
información está “encauzada” y entonces salían con lo que les “daba la
gana”.
PREGUNTA:
Desde que usted comenzó su carrera, los medios de comunicación han
cambiado mucho. ¿Cómo ve la situación actual del periodismo?
RESPUESTA:
El periodismo, como todo, está sufriendo una transformación inmensa.
Estamos en el principio de una nueva era, la era electrónica. Esto no es
sólo una crisis económica, es una crisis de crecimiento, el mundo se ha
convertido en una aldea global y eso son palabras mayores.
En los
medios, la tecnología ha traído unos avances increíbles. Yo enviaba mis
primeras crónicas desde Berlín por correo aéreo y funcionaba bastante
bien. Pero ese avance técnico ha traído también muchos desajustes. Antes
los corresponsales éramos los dueños de la situación, ahora se enteran
las redacciones antes que el corresponsal.
Ahora bien, el
periodismo sigue siendo lo mismo. ¿Qué son los medios de comunicación?
Antes se decía que el periódico es la historia de un día, ahora es la
historia del instante porque se está informando en directo de lo que
ocurre, pero las pautas son las mismas: decir lo que pasó o lo que está
pasando y decir por qué ha pasado o está pasando y qué consecuencias
tiene. Eso no varía, lo que ocurre ahora es que la cosa se ha puesto
bastante más difícil debido a la inmediatez.
P:
Empezó en televisión con 60 años. El 25 de enero de 1990 presentó el
primer informativo de una televisión privada en medio de una gran
expectación a nivel nacional por el nacimiento de una cadena privada.
¿Cómo fue la experiencia de ver nacer una televisión?
R: Fue
una experiencia traumática porque yo no tenía ninguna experiencia en
televisión. Estaba a punto de cumplir 60 años y llevaba 33 haciendo
periodismo en lugares como Berlín o Nueva York. Por esa a experiencia me
llamó Manuel Martín Ferrand.
Lo más difícil fue adaptarse al
medio porque ya no se trataba de escribir tu crónica, sino de hablar
directamente. Es verdad que teníamos el “telepromter”, pero en
televisión menos es más y si lo puede decir en cinco palabras, mejor que
en diez. Así que tuvimos que adaptarnos porque aquella primera Antena 3
estaba hecha por unos pocos veteranos y por chicos y chicas recién
salidos de la universidad. Nos lanzamos como se lanza un barco al agua,
no sabiendo si va a flotar o se va a ir al fondo.
Eso
sí, la oportunidad que se nos dio de ser la primera emisora de
televisión privada no oficial y la libertad de que gozábamos todos,
tanto redactores como presentadores, fue muy bienvenida en una España
que ya había pasado el rubicón democrático. Los fallos que hubo al
principio la gente no nos los echó en cara. Y al revés, el aire de
libertad, el no tener complejos, la eliminación del elemento oficialista
que había, produjo casos como el mío: que llevaba 33 años haciendo
periodismo con máquina de escribir, y sin embargo se olvidó todo y pasé a
ser un hombre de la tele, cosa que no era entonces y que ahora tampoco
soy.
P: ¿No existe ahora esa libertad de la que gozaban en aquella época?
R:
A nosotros no nos venía de arriba cómo hacer la escaleta, la hacíamos
los directores de programa con nuestros equipos. Mi equipo y yo salíamos
como nos daba la gana, metíamos lo que nos daba la gana. Hoy mis
colaboradores de entonces me dicen que aquel informativo no se podría
hacer hoy. Hoy la información está mucho más, no voy a decir controlada,
pero sí encauzada. Cada programa tiene una línea y cada cadena tiene su
línea. Yo fui afortunado de no tener que enviar ni siquiera la escaleta
arriba, se enteraban de mi informativo cuando salía, como el resto de
la gente. Eso se notaba y la gente lo percibía.
P: Aunque
su experiencia era la del periodismo de máquina de escribir, se ocupó
durante casi nueve años del telediario nocturno creando un estilo muy
particular. ¿Cómo logró dar a su informativo un sello tan especial?
R:
Fue un poco tirarme a la piscina sin saber si tenía agua porque en 15
días decidí venirme y ponerme al frente. Pero me hice a la idea. Había
visto mucha televisión norteamericana y los norteamericanos son los
pioneros en televisión. Para mí un informativo es un periódico en el
aire, y un periódico es la crónica general de un día y en un periódico
tiene que haber de todo. Naturalmente tiene que haber acontecimientos
ocurridos, política nacional, internacional, deportes, cultura, hechos
extravagantes y raros y tiene que haber un editorial. Y España no estaba
acostumbrada a ver editoriales, que eran mis comentarios, no más de 40
segundos, pero en esos 40 segundos cada segundo y cada coma estaban
pensados y eso chocó. En eso, mi informativo rompió moldes. También en
otras cosas porque me di cuenta de que sabía muy poco de televisión, era
un hombre de pluma, de máquina de escribir y muchas veces la idea de
cómo empezar el informativo la tenía el ayudante de realización que veía
las cosas más en imágenes que en contenidos.
P: “El
mundo visto a los 80 años”. Por el título de su último libro parecen
unas memorias más que un recorrido personal por los principales
acontecimientos del siglo XX y XXI.
R: Me han pedido muchas
veces mis memorias pero soy refractario a ellas. Aunque sí creo que he
sido testigo de acontecimientos muy importantes en los últimos tres
cuartos de siglo, como la llegada a la luna, la caída del muro de Berlín
o el Watergate, que fue cómo se echa a un presidente por parte de unas
cámaras (...) Ver un comité conjunto del Congreso y el Senado
estadounidenses echar a un presidente fue la experiencia periodística
más importante que he visto... Más que mi historia es la historia de
este último medio siglo contada por un testigo presencial.
TITULO: ¡ Atención obras ! - Cine -Escorbuto autoritario,.
Escorbuto autoritario,.
foto / Cristóbal Colón,.
El
almirante genovés fue al parecer un gran amante de esta planta de uso
culinario y dejó apuntada de su puño y letra una receta para cultivarla
Donde uno menos se lo espera se encuentran a veces
maravillosas y nuevas curiosidades sobre el mundo gastronómico. Y si no,
vean cómo a través de una receta de cordero se puede aprender algo
sobre la vida de Cristóbal Colón, concretamente en un capítulo del
mítico programa 'Con las manos en la masa', emitido el 19 de noviembre de 1986 y que contó con la presencia de Miguel de la Quadra-Salcedo.
Con el quinto centenario del descubrimiento de América ya
en mente, Elena Santonja invitó al famoso atleta, periodista y
aventurero para hablar de las especias, del intercambio de alimentos
entre el Viejo y el Nuevo Mundo y de la expedición de Magallanes y
Elcano, de la que en 2019 se cumplen también quinientos años. Todo esto
mientras se guisaba un plato, claro, que en esta ocasión fue un cordero
al macis acompañado de un arroz oriental. Les recomiendo que vean este
capítulo concreto y de paso toda la serie disponible online,
gracias a la cual se puede seguir aún hoy en día descubriendo no sólo
recetas sino también conocimientos como éste de Colón y su pasión
perejilera. En un momento del vídeo, de la Quadra-Salcedo se pone un
monóculo para leer un pasaje en latín, apuntado por el navegante genovés
en los márgenes de un libro de su biblioteca: la 'Historia rerum ubique
gestarum' o 'Historia de todas las cosas y de los hechos que se han
hecho en el mundo', escrita por el papa Pío II y editada en 1477.
Esta obra pasó a la colección de libros de su hijo
y gracias a ello sabemos que en el borde de un pasaje Colón escribió lo
siguiente: «Vt subito nascatur porsimolum, pone in remolio semine in
aceto per spacium IIIm dierum. Postea fere ipsa sub aselis dies tres et
quando uolueris semina ipsa; et postea in hora. I nascatur et
comendatur». Que en castellano significa «para que nazca al punto el
perejil, pon en remojo la semilla en vinagre por espacio de tres días.
Después llévala debajo del sobaco tres días, y cuando quieras,
siémbrala; y después en una hora brota y se come». Obviando lo del
chusco invernadero sobaquil, aquí lo importante es que Colón consideraba
el perejil lo suficientemente importante como para dedicarla una
observación acerca de un posible método de cultivo rápido. En el siglo
XV el perejil (entonces perexil o peregil) se usaba habitualmente en la
cocina y no únicamente por su sabor, sino por sus supuestos efectos
beneficiosos sobre la salud. Según la teoría de los cuatro humores que
regía la medicina de aquel tiempo, los alimentos se clasificaban según
cuatro características (frío / calor y sequedad / humedad) combinables
entre sí y que podían contrarrestar a sus contrarias. El perejil se
consideraba «yerva caliente e seca» de modo que según esta doctrina,
servía para evitar los males que una comida «fría y húmeda» podía traer
consigo y por eso se incluía en numerosas recetas por ejemplo de
pescado. La salsa de perejil se convirtió en uno de los condimentos más
usados y la hierba en sí, en una planta de uso medicinal que según Alonso de Herrera en su 'Obra de agricultura'
(1513) lo mismo curaba la sarna que curaba la hidropesía, purgaba la
orina, quitaba ventosidades, rompía las piedras del riñón, refrescaba el
hígado o confortaba la digestión.
Ahora sabemos además que el perejil tienen mucha vitamina
C y es un buen remedio para el escorbuto que sufrían los marineros en
alta mar, de modo que es completamente lógico que Colón estuviera
interesado en conseguir que naciera rápido. Con sobaco o sin sobaco, lo
cultivó con éxito en América y en la relación de su segundo viaje se
cuenta que las semillas que llevaron los españoles consigo crecieron al
tercer día, tal y como su apunte decía: «Oy son treinta y un día que yo
llegué en este puerto. Agora tenemos de todas maneras de
hortalizas. Nasçieron las simientes todas al terçero día. Rávanos
y perexil y semejantes yervas ya nos aprovechamos en éstos; y plantas ya
son grandes, trigo y çevada ya de un pie en alto, naranjos y sarmientos
y cañas dulçes están ya creçidas».