domingo, 13 de octubre de 2013

REVISTA DE TOROS,. Morante de la Puebla: «Sin el arte, el toreo degeneraría en un circo»/ REVISTA LA SALUD, LOS NIÑOS ROBADO, SE COMPRABAN BEBÉS A PLAZOS, COMO NEVERAS,.

  1. Morante de la Puebla: «Sin el arte, el toreo degeneraría en un circo»
    Cuando apenas le restan dos actuaciones para cerrar la temporada española, el famoso torero Morante de la Puebla hace balance y asegura ...
     

    TOROS

    Morante de la Puebla: «Sin el arte, el toreo degeneraría en un circo»

    El diestro, que está a punto de cerrar su temporada española, hace balance de su campaña 2013

    Cuando apenas le restan dos actuaciones para cerrar la temporada española, el famoso torero Morante de la Puebla hace balance y asegura en una entrevista que «sin el arte, el toreo degeneraría en un circo». «Más que hablar de mí mismo, a estas alturas me interesa analizar el estado de la fiesta y transmitir una serie de conceptos que creo que son fundamentales para su futuro», explica este diestro sevillano catalogado como «artista genial» y «torero de toreros».
    José Antonio Morante (La Puebla del Río, Sevilla, 1978) cree que en esa vertiente artística de la tauromaquia reside su verdadera trascendencia, ya que «el toreo que queda en la memoria, el que deja huella en el alma del espectador, aún puede seguir teniendo vigencia en este mundo comercializado. Y, humildemente, yo soy la prueba».
    «Pero aun así -continúa- muchas veces me pregunto si es posible que exista precisamente en estos tiempos un torero como yo. Y es que, con el toro que sale hoy en día, tan a contraestilo, y con tantas trabas internas no es fácil que surjan toreros con buenas intenciones a la hora de interpretar el toreo».
    Le preocupa a Morante «el devenir de la fiesta», porque «si se siguen poniendo barreras al sentimiento del toreo, esto se convertirá en una especie de deporte, de mucho mérito y de mucho esfuerzo, sí, pero que ya no le interesará a las mentes inteligentes y sensibles».
    Cree el diestro sevillano que «los pintores, los poetas, los músicos... todos los artistas que se han inspirado en las plazas de toros, lo han hecho gracias a la sensibilidad de los toreros». Pero advierte que «si ahora convertimos los toros en un espectáculo de mera lucha física degeneraríamos hacia el circo y nos alejaríamos de una esencia que muestra tantos valores para alimentar el espíritu».
    «Ahora se tiene muy en cuenta la opinión de un tipo de público que impone un toro mastodóntico que no nos lleva a ninguna parte. Aunque hay excepciones y milagros de la genética, ese toro es una tapia contra la que uno se choca. Yo lo vivo y lo sufro un día tras otro, y veo cómo el público se aburre», insiste.
    Para Morante , «esa lucha con ese toro gigante tiene su importancia, evidentemente, pero más la tiene el verdadero arte de torear, que no es ese tópico del detallito breve y el pellizquito. Torear es conjugar las distancias, la colocación, las formas, el temple, el compás, la hondura...».
    «Y ese toreo -enfatiza- es la mayor defensa de la fiesta, el que siempre inspiró a los artistas. Cuando Lorca habla del «duende» del toreo nadie es capaz de rebatirlo, pero ahora somos nosotros mismos los que espantamos al duende».
    El torero de La Puebla del Río piensa que a veces rema a contracorriente al «sentirse un contrapeso de esa tendencia, lo que es también una responsabilidad. Pero estoy ya maduro y en el mejor momento para afrontar ese papel. Después de haber solucionado mi vida, me toca plasmar mis sueños y divulgar mi concepto, aunque es difícil hacerlo casi en solitario». «No es que no esté acompañado -matiza-, porque muchos de mis compañeros creen lo mismo que yo. Lo que pasa es que a la hora de exigir donde hay que exigir contra tantas cosas que van contra la lógica y la naturalidad del toreo, miro hacia los lados y no veo a nadie».
    Le «duele» a Morante de la Puebla esta deriva de la Fiesta, porque «estamos limitando que surjan chavales jóvenes con ese alma de artista. En estos tiempos hay que tener mucha personalidad y mucho criterio para sacar adelante esos sentimientos. Y más cuando te obligan a contentar a la multitud y a triunfar a toda costa por ese sentido comercial que tanto perjudica».
    «De todas formas, quiero pensar que la intención de la gente del toro para solucionar el futuro es buena, aunque hay que saber canalizarla. Aun así, a veces tengo mis dudas y pienso que muchos realmente ignoran la responsabilidad que tienen entre manos. Y por eso me gustaría que tomaran conciencia de mis palabras», insiste el torero sevillano.
    Sobre su temporada de 2013, Morante se siente «satisfecho», aunque matiza: «No he tenido buenos lotes, he conseguido hacer faenas estimables y nada fáciles, que sólo se consiguen con valor, vocación y entrega a tu arte».

    «Se compraban bebés a plazos, como neveras» TÍTULO; REVISTA LA SALUD, LOS NIÑOS ROBADO, SE COMPRABAN BEBÉS A PLAZOS, COMO NEVERAS,.

    Robar la identidad y la memoria es como robar la vida». Lo asegura-foto- Inma Chacón (Zafra, 1954) autora de Mientras pueda pensarte (Planeta),
     

    CULTURA

    «Se compraban bebés a plazos, como neveras»

    Inma Chacón aborda el doloroso drama de los niños robados, desde la posguerra hasta la democracia, en su última novela

    «Robar la identidad y la memoria es como robar la vida». Lo asegura Inma Chacón (Zafra, 1954) autora de 'Mientras pueda pensarte' (Planeta), novela en la que fabula con los muy reales y dolosos casos de robo de niños que avergüenzan a nuestro país desde hace más de medio siglo. El drama comenzó con las presas republicanas a quienes hurtaron sus hijos, se mantuvo en la dictadura franquista, que proporcionó hijos a las muy católicas familias afectas al régimen que no podían tenerlos, y se mantuvo «y esto es los alucinante, con la Transición y la Democracia consolidada».
    «Hay casos hasta en los años 90, lo que es mucho mas sangrante y exige muchas complicidades; personajes como la difunta sor María, pero también de funcionarios de registros y de matronas y personal sanitario» denuncia Chacón. Ella se basa en un caso real que leyó en un diario, «el de dos críos comprados a plazos a sus padre biológicos, como se compra un piso o una nevera» y que al conocer la verdad de adultos y «reaccionan de manera muy distinta».
    Carlos, creativo publicitario, descubrirá con 40 años que fue robado en una clínica y dado ilegalmente en adopción con la complicidad de un médico, una monja y un taxista. Su gran amigo José Luis ha vivido una experiencia semejante. Es abogado y sabrá por su madre moribunda que también fue comprado al nacer a los miembros de una oscura trama. «Carlos, muy querido por sus padres adoptivos, desea conocer sus orígenes. José Luis, a quien sus padres adoptivos no supieron querer, no quiere saber qué pasó; no mira hacia atrás y desea vivir el presente, poniéndose una coraza ante el horror del pasado. Las dos opciones son válidas, pero si quieres construir el futuro has de conocer tu pasado», asegura la escritora.
    Además de lanzar «un grito», Chacón quiere expresar su empatía con las víctimas de este execrable tráfico de indefensos seres humanos, con la familias rotas a causa de un drama «que comenzó siendo ideológico y que acabó siendo un negocio sostenido en la soberbia, la avaricia y la prepotencia de muchas personas». Lo hace con una novela coral, con distintos narradores que nos sitúan en distintos espacios y épocas para mostrar todas las facetas del drama.
    «No juzgo a nadie, para eso están los tribunales, pero planteo muchas preguntas y busco respuestas», dice la narradora, finalista del premio Planeta en el 2011 con 'Tiempo de arena', donde abordaba ya el drama que supone para una madre le quiten su hijos por prejuicios sociales. «¿Qué puede impulsar a alguien a arrancar a un crío de los brazos de su madre natural, a hacerle creer que ha muerto y a castigarlo con un vida mutilada emocionalmente? ¿Cómo reaccionaría cualquiera al saber de repente que es adoptado?». Son preguntas que, según Chacón, se formulan «muchas más personas de las que suponemos». Y es que algunas estimaciones hablan de 300.000 bebés robados entre los años cuarenta y lo noventa del siglo pasado. Unos robos institucionalizados «e imposibles sin la existencia de una trama muy bien organizada».
    Las razones para este crimen son distintas en cada época que aborda la novela, que va de 1931 al 2004. «Primero fue por la ideológica perversa surgida del terrorismo bélico que justificaba separar a las madres republicanas de sus hijos recién nacidos; luego por el prejuicio moral que dictaminaba en el franquismo quiénes eran buenos padres o no, y que permitió hacer lo mismo; y al final por dinero, simplemente por negocio, convirtiendo a los críos en un producto mercantil, lo que supone el grado máximo de aberración», lamenta la escritora. «Convertir a una criatura en un objeto, comerciar con su vida es lo más grave. Supone al plena deshumanización de la maternidad», dice Chacón, gemela de la también escritora Dulce Chacón, cuya vida se truncó en plena madurez narrativa y que también en 'Cielos de barro' o 'La voz dormida' reivindicó «la memoria de todas esas madres y críos a quienes robaron la posibilidad de construir juntos sus recuerdos».
    Inma disponía de ingente material real para armar la novela, con los detalles del tráfico bebés desvelados en los último años en los tribunales ante los que fueron imputados la difunta monja María Gómez Valbuena, y el doctor Eduardo Vela. Conoció también testimonios muy directos de personas con dudas más que razonables sobre su identidad. Pero preferió armar su ficción apoyándose en un único hecho real, «de modo que todo que narro es ficticio».
    «Lo peor es la impunidad que se extendió por toda España, y la pasividad que permitió que hasta mediados de los noventa no se cambiara la Ley del Menor para proteger el derecho del adoptado a conocer sus orígenes», lamenta. «Todos son víctimas: los hijos, las madres naturales, y en algunas ocasiones las adoptivas, que cayeron en la trampa de los traficantes; al comprar los bebés fueron cómplices de los verdaderos verdugos, los organizadores de la trama», concluye.
     

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