- -Para el caramelo: 250 g de azúcar y 50 g de agua. ... de huevo, 200 g de azúcar, 1 vaina de vainilla, 900 g de leche entera y 100 g de nata.-fotoIngredientes: 6 huevos enteros, 4 yemas de huevo, 200 g de azúcar, 1 vaina de vainilla, 900 g de leche entera y 100 g de nata.
-Para el caramelo: 250 g de azúcar y 50 g de agua.
Elaboración: se precalienta el horno a 120 ºC. Se pone la leche en un cazo, se añade la vaina de vainilla cortada en rodajas pequeñas y se tritura la mezcla con la batidora a la máxima potencia durante unos pocos segundos. Se pasa la mezcla por un colador y se reservan los trocitos de vainilla. Se mezclan las yemas con los huevos en un bol, se añade el azúcar y se bate todo ligeramente. Sobre esta mezcla se vierte la leche avainillada y colada y se integran bien todos los ingredientes. Se añade la nata y se vuelve a mezclar hasta que todo quede bien amalgamado.
-Del caramelo: se mezcla el agua con el azúcar en una cazuela y se pone a fuego medio hasta que el agua se evapore y el azúcar comience a fundirse. Cuando este se haya fundido, será el momento de buscar el color que más nos guste para el caramelo (más claro, más tostado, más rubio...), lo que se consigue dejando más o menos tiempo el azúcar en la cazuela, moviéndolo constantemente con una cuchara de madera. Cuando el caramelo tenga el tono deseado, se retira del fuego y se rellena la base de las flaneras con una pequeña capa, de unos 5 milímetros de espesor. Con la mezcla de leche avainillada se rellenan el resto de las flaneras sin que la mezcla llegue al borde.
Acabado y presentación: se cuecen los flanes al baño maría en el horno a 120 ºC durante una hora y 15 minutos. Pasado ese tiempo, se sacan del horno y se dejan enfriar a temperatura ambiente. Después se pasan a la nevera y se dejan ahí unas 2 horas. Se desmoldan con cuidado y se sirven acompañados de un chantillí aderezado con azúcar glas y una ralladura de corteza de naranja.
Reinos de humo, por Carlos Maribona
Sin tarjeta no hay reserva
Pocas cosas molestan más a los cocineros que la informalidad de una parte de su clientela. Mesas reservadas, incluso reconfirmadas en el mismo día, que se quedan vacías porque nadie se presenta para ocuparlas. Y no hay respuesta en el teléfono que se facilitó en el momento de la reserva. Un auténtico trastorno para los propietarios del restaurante, que han estado rechazando a otros clientes por tener completo el comedor. Más dañino aún para los establecimientos pequeños, en los que una mesa de cuatro o de seis personas puede suponer hasta un quince por ciento de la facturación del día. Género comprado que no tiene salida. Informalidad, mala educación, falta de respeto... llámenlo como quieran.
El caso es que estos 'clientes' hacen un enorme daño al sector. La situación ha llegado a tal punto que, pese a las reticencias que siempre han tenido, ya son varios los restaurantes que han decidido pedir, a la hora de la reserva, los datos de una tarjeta de crédito. De tal forma que, si no se anula la mesa con tiempo suficiente, se hace un cargo determinado al que reservó. Nada nuevo. Ocurre en todos los hoteles. Y en muchos países del mundo. Sin embargo, hay gente a la que no le ha gustado la medida. Lógicamente deben de ser esos que están acostumbrados a no respetar el trabajo ajeno.
- Los mercadillos efímeros arrasan en las grandes ciudades, propiciados por la crisis, pero también por una nueva manera de consumir, más ...
Tendencias Llegan los mercadillos 'cool'
Los mercadillos efímeros arrasan en las grandes ciudades, propiciados por la crisis, pero también por una nueva manera de consumir, más exigente e imaginativa.-Primer requisito
Sus productos son bonitos, distintos y no los vas a encontrar en ninguna tienda. Segundo: el precio importa tanto como la originalidad y la artesanía. Tercero: nada de desorden, no estamos en la sección de taras de unos grandes almacenes ni en el Rastro. Esto es una pop up y se rige por las leyes del nuevo feriante: nadie regatea, se puede pagar con tarjeta y el envoltorio importa tanto como la mercancía y el escenario. Las piezas: camisetas insólitas, toallas de hilo, cervezas ecológicas, vestidos de segunda mano de las mejores marcas, carteras hechas a mano o tesoros vintage made in Spain o rescatados en los bazares más reputados del mundo para casi todos los bolsillos.
-El escenario: urbano
Las grandes ciudades se han llenado de espacios vacíos que han encontrado una segunda vida gracias a estas nuevas fiestas del consumo que duran lo justo para ser rentables y alentar la curiosidad del consumidor más avezado. Una nave industrial, un patio interior en un barrio acomodado, un antiguo palacio o una fábrica decimonónica acogen casi todos los fines de semana, en Madrid, Barcelona o Bilbao, a un puñado de diseñadores independientes y de fanáticas de la moda y la decoración. Es el nuevo sello de identidad del urbanita más al día, con un nivel adquisitivo medio-alto y ligado a los mejores barrios comerciales y culturalmente más inquietos. En algunos casos, se accede por invitación.
«Original, limitado y a buen precio: esos son los tres factores determinantes de lo que se puede encontrar en estos mercadillos efímeros», explica Juan Pastor, promotor del Mercadillo del Gato, uno de los últimos llegados al planeta pop up, con gran éxito de público y ventas. «Son efímeros, porque en el momento en que se vende lo que exponen no habrá posibilidad de conseguir una camisa, un bolso o un collar iguales. Y es esencial la diversidad y la calidad artesanal y estética. Ahora estamos en un momento de auge y hay que distinguirse: hay mucha mercancía asiática comprada en polígonos de venta al por mayor, a la que le cambian la etiqueta para que parezca de marca. Pero eso no es lo que la clientela experta espera encontrar».
-La tendencia: 'made in usa'
«En los años noventa surge la tendencia pop up en los Estados Unidos como una manera de aumentar la repercusión de un evento, no solo comercial, lo cual no quiere decir que sea necesariamente masivo», explica la analista de tendencias Elisabet Roselló. «Su origen está en los happenings culturales de los años setenta, acciones puntuales que buscaban el impacto político y mediático. La publicidad y el marketing, y más tarde las tiendas y las marcas, lo convierten en una nueva experiencia de consumo: concentrada, limitada en el espacio y en el tiempo y, por tanto, más intensa».Lo que surge, en su momento, como una subcultura anticonsumista en destartalados garajes se ha ido afianzando como una nueva forma de comprar y vender.
Pero unos y otros siguen teniendo algo en común: es una manera autónoma en la que decenas de creadores independientes pueden dar salida a sus productos, organizándose en grupos con intereses comunes. «Es la forma de encontrar salidas en un contexto de crisis, pero también de tener un contacto con el cliente en un momento de gran crecimiento de las compras on-line explica Roselló. Pop up es sinónimo de cool, y ya institucionalizado, pero en su esencia es un fenómeno irregular, relacionado con todos los movimientos hand made (hecho a mano), lo reciclado, la vuelta a lo artesanal, lo ecológico y producido en pequeñas cantidades, en contraposición a la masificación del low cost». Por eso, una de sus claves son las redes sociales: así es como se dan a conocer en su mayoría.
-La clientela: muy exigente
Son, en su mayoría, mujeres de entre 20 y 40 años y se distinguen por que están al tanto, un rasgo típico de la comunicación digital, rápida y constante. Y con un componente de acontecimiento social (eso que ahora todo el mundo llama evento), alegre y festivo. Por eso es tan importante el entorno: es una experiencia de compra singular, con la posibilidad de tomarse un café o conocer productos gourmet.
-El negocio: menos dineroy más darse a conocer
¿Deja muchos beneficios una pop up? «No -responde Juan Pastor-. Es como montar el escenario de una representación teatral. Supone gastos de acondicionamiento, electricidad, iluminación... Pero si hay afluencia de público, para los expositores puede ser muy positivo». Unos metros de tienda por unas horas, con un par de burros y un mostrador de quita y pon, con todos los gastos incluidos, pueden suponer varios miles de euros diarios. «Muchos expositores tienen su propia tienda, pero ganan más dinero en un fin de semana de mercadillo que en su propio espacio», explica Elena Martínez, socia de La Industrial Market, enclavado en una fábrica de hielo del siglo XIX, en el barrio de Malasaña de Madrid, que funciona como espacio de co-working, agencia de comunicación y publicidad y vivero de emprendedores de diseño y moda. Una vez al mes, esta pop up ofrece bicicletas, tocados, esculturas, arreglos florales y rarezas. «Todo exclusivo y elaborado en España», apunta.
-Los vendedores: feriantes 'high tech'
¿Cómo y por qué se convierte uno en mercadillero? ¿Existe un perfil definido del nuevo feriante? Tatiana Fernández, de 36 años, y Asunción Pinedo, de 33, socias de la firma de ropa infantil Muakmoi provienen del mundo de la banca y la empresa, pero, hartas de viajar y de no poder compatibilizarlo con sus familias, decidieron crear su propia marca: diseños a medida y por encargo para los que el cliente puede elegir tejido y estampado. Lanzaron su primera colección hace un año en una pop up. «No podíamos permitirnos tener una tienda y empezamos a ir de mercadillo en mercadillo cuentan.
La gente se ve en la necesidad de reinventarse con poco dinero». Es también la opinión de la interiorista Celia Alberca, feriante entre proyecto y proyecto, con una exquisita colección de bisutería, tejidos y muebles recolectados en Londres o Provenza. «La decoración, a diferencia de la moda es más especial y cara. Quizá por eso el resultado es desigual confiesa. No hay dinero y eso se nota. Además, en España falta tradición para arriesgarse con piezas grandes, aunque esto va cambiando». «En realidad, los mercadillos de este tipo retoman la idea del mercado medieval, en el que varios comerciantes se unen para vender su mercancía de forma independiente», explica Elisabet Roselló. Volver al Medievo es lo más chic. No se lo pierdan, aun a riesgo de gastar demasiado. n
Elige el tuyo
-Mercadillo del Gato.
Dónde: Palacio de Santa Bárbara (Hortaleza, 87. Madrid). www.mercadillodelgato.es.
Qué: moda, bisutería, accesorios, joyería, ropa de niños y vintage.
Próxima cita: primera semana de julio.
No te pierdas: sus productos gourmet para degustar en la terraza y su decoración floral.
-Mercado de Motores.
Dónde: Museo del Ferrocarril (Paseo de las Delicias, 61. Madrid).https://www.facebook.com/mercadodemotores.
Qué: muebles de almoneda de los cincuenta y sesenta, piezas de inspiración industrial, libros, flores.
Cuándo: el segundo fin de semana de cada mes.
No te pierdas: la venta entre particulares de objetos de segunda mano en el exterior.
-La Industrial Market.
Dónde: San Andrés, 8. Local. Madrid.www.laindustrialmarket.com.
Qué: moda y complementos de jóvenes diseñadores made in Spain y objetos insólitos.
Próxima convocatoria: 14 y 15 de junio.
No te pierdas: su ambiente cinematográfico en una antigua fábrica de hielo del siglo XIX.
-1001 Atmosphera.
Dónde: dos sedes, María Lostal, 5 (Zaragoza), y General Pardiñas, 50 (Madrid). www.1001atmosfera.com.
Qué: nuevos creadores de moda y decoración.
Próxima convocatoria: 5 al 8 de junio en Madrid.
No te pierdas: tocados, vestidos, bisutería y su exquisita decoración.
-Mercado de Tapinería.
Dónde: Tapinería, 15-17. Valencia.www.mercadodetapineria.com.
Qué: decoración, moda y accesorios artesanales.
Próxima convocatoria: Antique Market, del 3 al 8 de junio.
No te pierdas: sus joyas vintage y su plaza al aire libre.
-BCN en las Alturas.
Dónde: Pasaje de los Tilos, 1. Barcelona. www.facebook.com/bcnenlasalturas.
Qué: belleza, moda, decoración.
Próxima cita: en otoño.
No te pierdas: sus lámparas, bicicletas y alpargatas... y sus impresionantes vistas.
-City Summer Store.
Dónde: Ercilla, 20. Bilbao. www.facebook.com/thecitypopup-bilbao.
Qué: tiendas de prestigio dedicadas al interiorismo, tocados, joyas...
No te pierdas: sus talleres de punto o de arte floral.
domingo, 1 de junio de 2014
COCINA, DOMINGO, Flan de vainilla al caramelo,./ Llegan los mercadillos 'cool'
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