Rosberg o Hamilton, Hamilton o Rosberg . No hay alternativa posible esta temporada, lo que al menos es algo más de lo vivido en el ...-foto
El alemán vuelve a dejar a su compañero sin la 'pole' por segundo
gran premio consecutivo y por sólo ocho centésimas, mientras que Alonso,
con problemas de potencia, se clasifica en una pobre séptima plaza.
Rosberg o Hamilton, Hamilton o Rosberg . No hay alternativa posible
esta temporada, lo que al menos es algo más de lo vivido en el
falsamente creído lejano tiempo del reinado de Red Bull. En esta ocasión
fue de nuevo Nico Rosberg el que le ha ganó la partida a un Lewis
Hamilton que no pudo ocultar su decepción al verse, por segunda carrera
consecutiva, por detrás de su compañero en la parrilla.
La 'pole' del GP de Canadá iba a ser para un piloto de Mercedes. Eso
estaba claro. Lewis Hamilton partía como el claro favorito, después de
ser más rápido que su compañero en todas las sesiones previas, pero en
la definitiva Q3, en el último momento, fue Rosberg el más inteligente.
El alemán fue el primero en bajar a la frontera de 1:14, algo que sólo
estaba en manos de los pilotos de las flechas plateadas, visto lo visto.
Hamilton llegó a su último intento en condiciones de disputarle a
Rosberg el mejor tiempo, pero un ligerísimo error en la curva ocho,
donde varios pilotos este fin de semana probaron con amargura la dureza
del muro, le privó de una nueva 'pole'. En este caso, Hamilton se pasó
de frenada lo justo como para perder poco más de una décima de su
previsible 1:14.7, y se quedó a 79 milésimas del crono de su compañero.
Esta vez no hubo atisbos de polémica de ningún tipo, pero no fue nada
cómodo para Hamilton ver, de nuevo, cómo se quedaba sin una 'pole' ante
su compañero.
Ambos superaron a un Sebastian Vettel que tuvo que mirar fíjamente a
la tabla de tiempos para comprobar que era él realmente el que ocupaba
la tercera posición. Sólo dos milésimas privaron a Valtteri Bottas de
asistir a la rueda de prensa oficial de la FIA, en la que estuvo un
Vettel que fue de menos a más en la sesión. Para su alegría, pudo
superar a su compañero Daniel Ricciardo, algo que sólo había conseguido
otra vez en esta temporada.
Hay que ir hasta la cuarta fila de la parrilla para encontrar a
Fernando Alonso. El piloto asturiano llegó a la sesión clasificatoria
con un serio problema, que detectaron en los terceros entrenamientos
libres: en su F14-T no funcionaba correctamente el caudalímetro, por lo
que tenía que ir dosificando de manera manual la inyección de
combustible. Esto implica que, ante la posibilidad de consumir por
encima de la normativa -con la consecuente sanción, como le ocurrió a
Ricciardo en Australia-, Alonso tuvo que ir con un coche notablemente
menos potente que los de sus rivales.
Alonso, sin gas
Ver a Alonso y a Räikkönen en las rectas de Canadá daba más vergüenza
que miedo. Ambos se veían notablemente perjudicados por una falta de
potencia que, además, se vio agravada en el caso de un Kimi que ya ni
siquiera está motivado. Séptimo y décimo crono para los pilotos de
Ferrari, en un circuito donde, en palabras de Montezemolo, se iban a
empezar a ver las ventajas de las novedades aerodinámicas que habían
trabajado en Maranello. Esas novedades ni siquiera se montaron este
sábado. Como confirmó Alonso tras la clasificación, con esas nuevas
piezas el Ferrari actúa bien en condiciones de frío, pero con más de 40
grados en pista, el monoplaza sufre un notable sobrecalentamiento.
Entre unas piezas que han llevado a Canadá que no pueden usar, la
avería del caudalímetro y que todos los equipos han mejorado más que
ellos, en Ferrari parten para este domingo con una notable carencia.
Ahora están por detrás de Mercedes, Red Bull y también Williams, que en
este circuito se presenta como la alternativa. «Hemos recortado algo.
Las piezas que probamos aquí, la mayor parte son positivas. Solo en un
par de ellas hemos tenido que volver atrás, pero creo que el paquete se
verá potenciado cuando haya una carrera en frío. Con el calor que hace
aquí va a haber más degradación y habrá que anticipar alguna parada de
las que teníamos previstas», admitió Alonso, apesadumbrado, ante los
micrófonos de televisión. Todo se jugará a una buena salida y a una
carrera en la que el español tendrá que estar muy concentrado. Todo para
llegar a un hipotético podio que, de nuevo, tapará las vergüenzas de un
equipo, Ferrari, que vuelve a estar muy por debajo de las expectativas.
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