El Langui: "Cuando supe que no iba a curarme, me hice del Atleti, un club luchador"
-foto-El Langui: "Cuando supe que no iba a curarme, me hice del Atleti, un club luchador"
Nací en Madrid hace 34 años. Estoy
casado y tengo dos hijos. Soy músico, rapero, actor... Ahora trabajo en
la serie 'El chiringuito de Pepe' (Telecinco), con Santi Millán y Blanca
Portillo. Mi nombre real es Juan Manuel Montilla.
XLSemanal. Dicen que es usted un MC que tiene un podcast... ¡Traduzca!
El Langui. Soy el maestro de ceremonias de Taraská, un programa de radio por Internet de humor, música y entrevistas que ahora emite Radio 3.
XL. ¡Y tiene dos Goyas en su haber!
E.L. A la mejor música y al actor revelación por El truco del manco. Fue una sorpresa y me hizo mucha ilusión.
XL. Dice que, cuando se aburre, miente. Espero que hoy esté divirtiéndose...
E.L. ¡Ya veremos! [Ríe]. Desde pequeño, me gusta inventar historias surrealistas y ver la reacción de la gente.
XL. De niño iba con su madre al hospital para hacer recuperación [nació con una lesión cerebral] y, al pasar junto al Bernabéu, soñaba con ser futbolista del Real Madrid.
E.L. Siempre he sido muy soñador. Pero, cuando me quité la venda con 13 años y me di cuenta de que no me iba a curar nunca, me hice del Atlético, que es un equipo más sufridor y luchador.
XL. Hace gala de haber nacido en el barrio de Pan Bendito (Carabanchel). ¿No lo cambia por ningún otro?
E.L. No me he podido permitir los precios de las casas de Pan Bendito y me he tenido que ir a 20 minutos para tener una casa en condiciones. Y pago una hipoteca indecente, porque la casa no se merece ese precio.
XL. Estudió en el colegio Cervantes porque era el único sin escaleras...
E.L. Sí. Es una vergüenza que la Administración no esté encima del tema de las barreras arquitectónicas. Hay restaurantes prestigiosos, recién renovados, en los que una persona con movilidad reducida no puede ir al baño porque hay 16 escalones. Pero da igual...
XL. Canta y cuenta la política a ritmo de rap. ¿Es la única forma de digerirla?
E.L. Sí, con música es más fácil. Un cantante de rap es un periódico que cuenta cómo están las cosas.
XL. Hay quien lo ve como un talismán: todo lo que toca lo convierte en oro.
E.L. No me puedo quejar. A ver si pasa también con El chiringuito de Pepe.
XL. En la serie, un chef de alto copete llega a un chiringuito de playa. ¿Cocina moderna contra plato combinado?
E.L. Es un caos. Yo soy el hijo del dueño (Jesús Bonilla) y me dedico a fregar y a poner orden entre todos porque para mí la llegada de Sergi Roca (Santi Millán) supone una oportunidad de crecer.
XL. Van a acabar metiéndonos a todos en los fogones...
E.L. Están de moda los espacios de cocina, sí. Faltaba la serie, ¡y ya está!
Su desayuno: ¡o sándwich!«Un vaso de leche con cacao y un plato de galletas campurrianas. Si tengo tiempo, me hago un sándwich mixto en la sartén, que no sabe igual que en la tostadora».
TÍTULO: EL CLUB DE LAS SEGUNDAS ESPOSAS,.
El Langui. Soy el maestro de ceremonias de Taraská, un programa de radio por Internet de humor, música y entrevistas que ahora emite Radio 3.
XL. ¡Y tiene dos Goyas en su haber!
E.L. A la mejor música y al actor revelación por El truco del manco. Fue una sorpresa y me hizo mucha ilusión.
XL. Dice que, cuando se aburre, miente. Espero que hoy esté divirtiéndose...
E.L. ¡Ya veremos! [Ríe]. Desde pequeño, me gusta inventar historias surrealistas y ver la reacción de la gente.
XL. De niño iba con su madre al hospital para hacer recuperación [nació con una lesión cerebral] y, al pasar junto al Bernabéu, soñaba con ser futbolista del Real Madrid.
E.L. Siempre he sido muy soñador. Pero, cuando me quité la venda con 13 años y me di cuenta de que no me iba a curar nunca, me hice del Atlético, que es un equipo más sufridor y luchador.
XL. Hace gala de haber nacido en el barrio de Pan Bendito (Carabanchel). ¿No lo cambia por ningún otro?
E.L. No me he podido permitir los precios de las casas de Pan Bendito y me he tenido que ir a 20 minutos para tener una casa en condiciones. Y pago una hipoteca indecente, porque la casa no se merece ese precio.
XL. Estudió en el colegio Cervantes porque era el único sin escaleras...
E.L. Sí. Es una vergüenza que la Administración no esté encima del tema de las barreras arquitectónicas. Hay restaurantes prestigiosos, recién renovados, en los que una persona con movilidad reducida no puede ir al baño porque hay 16 escalones. Pero da igual...
XL. Canta y cuenta la política a ritmo de rap. ¿Es la única forma de digerirla?
E.L. Sí, con música es más fácil. Un cantante de rap es un periódico que cuenta cómo están las cosas.
XL. Hay quien lo ve como un talismán: todo lo que toca lo convierte en oro.
E.L. No me puedo quejar. A ver si pasa también con El chiringuito de Pepe.
XL. En la serie, un chef de alto copete llega a un chiringuito de playa. ¿Cocina moderna contra plato combinado?
E.L. Es un caos. Yo soy el hijo del dueño (Jesús Bonilla) y me dedico a fregar y a poner orden entre todos porque para mí la llegada de Sergi Roca (Santi Millán) supone una oportunidad de crecer.
XL. Van a acabar metiéndonos a todos en los fogones...
E.L. Están de moda los espacios de cocina, sí. Faltaba la serie, ¡y ya está!
Su desayuno: ¡o sándwich!«Un vaso de leche con cacao y un plato de galletas campurrianas. Si tengo tiempo, me hago un sándwich mixto en la sartén, que no sabe igual que en la tostadora».
TÍTULO: EL CLUB DE LAS SEGUNDAS ESPOSAS,.
- Ella junto con su «compi de fatigas», como muy gráficamente la denomina, han fundado el colectivo de las Segundas Esposas. La idea es dar ...foto,.A raíz de la reedición de mi libro El síndrome de Rebeca, que habla de cómo influye la sombra de un amor anterior en la vida de una persona, he tenido oportunidad de conocer a Maite. Ella junto con su «compi de fatigas», como muy gráficamente la denomina, han fundado el colectivo de las Segundas Esposas. La idea es dar visibilidad a un problema que pasa del todo inadvertido en la sociedad de hoy, a las situaciones grotescas, increíbles y casi siempre injustas que se producen como consecuencia de los dictámenes de ciertos jueces de familia después de una sentencia de divorcio. He aquí algunos casos. Elena Porras, que ha escrito un libro titulado Calla y paga, explica en él cómo su novio, que está divorciado, al quedarse en el paro solicitó modificar la pensión que hasta entonces pasaba a su ex. El juez no solo no la disminuyó, sino que decretó que, si él no tenía dinero, debía ser Elena quien pagase algo que tiene todos los visos de ser ilegal, puesto que no se puede obligar a alguien a pagar deudas que no son suyas.
El caso de E. aún es más increíble. Su marido también perdió su trabajo. La sentencia de divorcio de su primer matrimonio lo obligaba al pago de la hipoteca de la casa en la que ahora vive su hijo con su ex y su actual pareja. Muy bien, pues resulta que E., que acababa de dar a luz gemelas, se encuentra ahora con el siguiente panorama. La jueza, al no poder el atribulado padre hacer frente a su compromiso por estar en paro, ha embargado el finiquito de la empresa en la que él trabajaba y también su prestación por desempleo sin tener en cuenta para nada a las dos recién nacidas de su unión con E., que, según esto, deben de ser hijas de segunda clase o algo así. Otro caso curioso es el que se produce con las herencias. Al morir su suegra, M. se llevó la sorpresa de ver cómo el dinero que recibió su marido fue a parar íntegro a su ex para gastos del hijo mayor, mientras que los habidos en el segundo matrimonio no recibieron nada. Como consecuencia de todas estas situaciones, la vida de muchos hombres divorciados está actualmente tan judicializada que parece una carrera de obstáculos. Organizar unas simples vacaciones es toda una odisea y no digamos hacer un viaje al extranjero, puesto que acontecimientos como estos se prestan siempre al chantaje: «O me das esto y lo otro, o el niño no se mueve de casa, etcétera».
Como es fácil de deducir, casos como los que acabo de reseñar son efectos colaterales de injusticias anteriores. Después de que la ley favoreciera durante siglos los derechos de los hombres frente a los de las mujeres, ahora nos hemos ido al otro extremo del péndulo. Al producirse un divorcio, se tiende a discriminar positivamente a favor de la que se considera la parte más débil, es decir, la mujer. Por supuesto eso está muy bien, pero siempre que se haga con criterio, y no como norma sin tener en cuenta las circunstancias de cada caso. Al final, como bien dice Maite, las discriminaciones son siempre horribles, aunque sean positivas. Pero lo más lamentable, a mi modo de ver, es la santa omertá o ley de silencio que parece haberse instaurado alrededor de este problema. Algunas voces se han alzado para denunciarla, pero, hasta ahora, con poco éxito. Existe, por ejemplo, una Plataforma Ciudadana por la Igualdad, liderada por un juez sevillano, pero su labor se ha visto seriamente amenazada por los lobbies feministas más furibundos.
Hace apenas unos días, una sentencia pionera ha dado la razón a un padre que reclamaba que se pagase a medias el viaje de su hijo para pasar con él los días que le correspondían. Y es que la madre se había mudado con el niño y su actual pareja a la otra punta de España y a él le costaba una cantidad considerable poder ver a su hijo un día laborable y fines de semana alternos. ¿Es posible que sea noticia algo que debería ser completamente normal? Por todo ello, me gustaría aportar mi granito de arena y decir que las mismas injusticias que nosotras hemos sufrido en el pasado las están padeciendo ahora algunos hombres. No todos, ni siquiera la mayoría, pero un tema tan sensible como es todo lo que atañe a los hijos bien merece que se estudie caso a caso y no estandarizar dando por supuesto que la razón la tiene siempre una de las partes.
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