El sitio es un antigua cortijo recuperado como hotel. Esta muy bonito. Ademas cuentan con un gimnasio, pistas de padel y tenis, y cafeteria, en la cual cenamos los dos dias y los platos estaban bastante elaborados. Esta a las afueras del pueblo, unos 5minutos en coche. El personal fue muy amable. Lo unico un poco frio en la habitacion...foto,.
Fuimos a una boda en don Benito unos matrimonios amigos El 15 de agosto estuvimos 5 días Las habitaciones muy tranquilas los pasillos muy amplios y todo muy bien cuidado No pudimos disfrutar de la piscina lo que hubiéramos deseado Las camas muy confortables Tiene aparcamiento También tiene bufet desayuno El resto no lo preguntemos Por que todo el día...
Gran amplitud. Habitaciones cómodas y espaciosas Con todas las
comodidades. Alejado de todo es un oasis de paz. El servicio de
restauración muy bueno. Wifi gratis. Un excelente sitio de descanso y a
muy buen precio. Y lo que mas valoro sin duda en mi viajar que es el
trato recibido perfecto. Todos amables y profesionales. Lo recomiendo
sin condiciones,.
TÍTULO: UN PAIS PARA COMERSELO, EL SCHINDLER DE LA RAYA,.
El sábado se inauguró en Barrancos un monumento en honor del teniente Seixas, foto,.
En junio de 2003 viajé al pueblo portugués de Barrancos para realizar un reportaje sobre un caso desvelado en España por el historiador extremeño Francisco Espinosa en su libro 'La columna de la muerte'. Escribía el investigador de Villafranca de los Barros sobre un teniente portugués, Antonio Augusto Seixas, que había acogido en dos campos de refugiados a 1.020 extremeños que huían del avance devastador del ejército de Franco.Tras pasar dos días en Barrancos hablando con testigos de aquella heroicidad, publiqué en un suplemento dominical el primer trabajo que aparecía en la prensa española sobre aquel acto de valentía y solidaridad y titulé el reportaje: 'Seixas, el Schindler portugués'.
Comparar a aquel teniente de lo que hoy es la Guardia Nacional Republicana (GNR) con el empresario alemán que salvó la vida a miles de judíos no dejaba de ser una ocurrencia periodística, pero resultaba efectivo y esclarecedor. En ambos casos, dos personas, poniendo en riesgo su reputación, su carrera o sus empresas y hasta sus vidas, habían apostado por la conciencia y los principios para salvar vidas humanas.
Como saben, Seixas acogió a los refugiados extremeños que llegaban desde Valencia del Mombuey, Oliva de la Frontera, Jerez de los Caballeros o Villanueva del Fresno en los campos de Russianas y Coitadinhas contra el parecer y las órdenes de algunos de sus superiores. Removió Beja con Lisboa hasta conseguir que, a primeros de octubre de 1936, los 1.020 refugiados de Barrancos embarcaran en el buque Niassa hacia Tarragona, salvando así sus vidas, y actuó, en fin, de manera completamente opuesta a como se estaba operando en el resto de la frontera portuguesa, donde la policía portuguesa devolvía, para que los fusilaran o encarcelaran, a cuanto refugiado español cruzaba la frontera, ya fuera el alcalde de Badajoz, Sinforiano Madroñero, ya fuera el poeta Miguel Hernández, entregado en Rosal de la Frontera.
Antonio Augusto Seixas actuó contra corriente y salvó cientos de vidas, pero hundió la suya. Seixas fue investigado y encarcelado durante 60 días en el Forte de Graça de Elvas, lo que supuso su retiro definitivo. Tenía 45 años, había salvado 1.020 vidas y había arruinado la suya profesionalmente, aunque no humanamente.
A partir de 1999, comenzó un proceso de recuperación de la figura de Seixas en Portugal y en España. El reconocimiento de lo sucedido en Barrancos culminó en 2009 con la entrega de la medalla de Extremadura a este pueblo de acogida. Pero la hazaña personal del teniente Seixas no tuvo el justo honor que merecía hasta el pasado sábado.
12 años después de mi primera visita, el sábado volví a Barrancos para asistir a la inauguración del Monumento e do Largo Tenente António Augusto Seixas. Allí estaban los alcaldes extremeños de Oliva, Valencita, Fregenal e Higuera la Real. Había diputados y alcaldes portugueses y hasta un general luso. Hubo himnos, discursos, mareos de músicos y guardias por efecto del sol y un Barrancos de Honra, que es como se llaman allí los vinos de honor.
Del acto me quedo con la intervención del teniente coronel Joaquim Figueiredo, jefe del Comando Territorial de Beja de la GNR, que, en su discurso, proclamó a Seixas 'El Schindler de la Raya'. Lo cual, en boca de un militar, ya no es una ocurrencia ni un titular. La máxima autoridad regional del mismo cuerpo militar que degradó a Seixas en 1936 reivindicó públicamente, por fin, su memoria, llegando a niveles de heterodoxia militar tales como defender a Seixas por tener el coraje y la libertad de conciencia para desobedecer las órdenes injustas. Escuchando al teniente coronel, entendí que la figura del héroe de Russianas y Coitadinhas quedaba completamente recuperada. Definitiva y oficialmente ya es, de verdad, 'El Schindler de la Raya'.
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