TAPAS Y BARRAS - SALMERON LIDERA LA AMBICION,./ UN PAIS PARA COMERSELO - TORREMOCHA ESTRENA ALCALDE,.

TÍTULO : TAPAS Y BARRAS - SALMERON LIDERA LA AMBICION,.

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segunda b

Salmerón lidera la ambición,.

• El Cacereño le entrega su proyecto al técnico almeriense, que ha firmado por una temporada y será presentado esta tarde,.

  A José María Salmerón (Almería, 1966), aquí en Extremadura, se le conoce solo por números y estadísticas. Datos muy fríos todos para poder catalogarlo. Muy pocos, o casi nadie, han visto jugar a ninguno de sus equipos, que han sido unos cuantos, y en varias categorías. Sí lo han hecho los nuevos responsables deportivos del Cacereño, que han decidido darle el primer proyecto de Ana María Macías, ese que por ambición no se está quedando corto. Al menos de palabra.
  El nuevo técnico verde, que será presentado esta tarde en el Príncipe Felipe a las 16.00 horas, firma por una temporada y llegará acompañado de Pablo Herrero, que hará la labor de segundo entrenador. Herrero ha dirigido esta última temporada al Alcalá madrileño de Tercera División, con el que comenzó de segundo y acabó clasificándolo como primero en octava posición. Se trata de un licenciado en INEF, experto en Coaching Deportivo, entrenador nacional, especializado en táctica y dirección de equipos, materia que además imparte como profesor en la Escuela de Técnicos Deportivos AFEN.
  «Salmerón presenta el perfil que buscaba el club desde el principio para el puesto: experiencia en la categoría (además, habiendo entrenado durante cuatro temporadas en Segunda A) y trabajo con la cantera (ya que siempre ha trabajado con los más jóvenes)», explica en un comunicado el Cacereño sobre su nuevo entrenador, que cuenta con más de un par de páginas en su currículo. Más de entrenador que de futbolista.
  
  El nuevo técnico verdiblanco es el noveno jugador más joven en debutar con el Real Madrid
  Porque José María Salmerón llegó a debutar en Primera División con el mismísimo Real Madrid, en el mismísimo Santiago Bernabéu, en un partido ante el Sporting en septiembre del 84. Lo promocionó al primer equipo Amancio Amaro, que ya lo tenía subrayado por su proyección en la cantera blanca. Es el noveno jugador más joven en debutar con el primer equipo blanco. Sin embargo, las lesiones frenaron al mediapunta almeriense. Lo intentó más tarde en Tenerife, Levante, Sant Andreu y Almería, entre los ochenta y hasta finales de los noventa, pero sin fortuna. Por lo que decidió colgar las botas y coger la pizarra.
  Tras formarse como entrenador en la cantera del Real Madrid, ascendió a Segunda B al Almería y al San Sebastián de la Reyes, y luego dio el salto de categoría como segundo de Quique Setién y Julián Rubio en el banquillo del Poli Ejido, en Segunda A. En 2003 se hizo cargo de la plantilla tras la destitución de Setién y volvió al poco a hacerse cargo de nuevo tras la destitución de Julián Rubio, y fue su nombre el que la salvó del descenso. Una temporada después volvería a ser el 'apagafuegos', esta vez de Pepe Mel, y otra vez salvó al Poli Ejido de bajar a Segunda B.
  De ahí marchó al Lorca, para sustituir en mitad de la temporada a José Aurelio Gay, sin la suerte de las dos temporadas anteriores. El conjunto murciano acabó descendiendo a Segunda B. En 2008, mientras dirigía al Real Madrid C, fue reclamado por el Alavés para sustituir a Josu Uribe y salvar al equipo del descenso. Lo volvió a conseguir. Todo en Segunda A.
  En 2009, se puso al frente del proyecto del filial del Almería. pero en Tercera. Fue eliminado en la tercera eliminatoria por el ascenso, aunque logró llegar a Segunda B por el descenso administrativo del Atlético Ciudad. En 2012, volvió a llegar a mitad de temporada a otro club, el Fuenlabrada, para sustituir a Cosmin Contra, que se marchó para entrenar en su país. Lo clasificó para la Copa del Rey. Hoy llega al Príncipe Felipe como director de la escuela de fútbol TAE de Almería.
  Es decir, ninguna de las nueve temporadas en las que ha entrenado ha sido completa. O ha llegado para sustituir, la mayoría de ellas, o ha sido destituido a mitad de curso, las de menos. A partir de hoy le tocará comandar uno desde el inicio. «A partir de ahora, el club intensificará el trabajo de renovaciones y fichajes con la supervisión del nuevo cuerpo técnico», zanja el club verde, ya en marcha.
  
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  Torremocha estrena alcalde

• El candidato de TU no quiso tomar posesión por falta de crucifijo

«Estoy nervioso. He estado muy tranquilo toda la noche, pero ahora estoy nervioso». Son las 10.15 de la mañana del sábado 13 de junio y estas son las primeras palabras de Alfonso Barroso como flamante alcalde de su pueblo: Torremocha. Mientras los focos iluminan las tomas de posesión de las manuelas y las adas, de los Fragoso y las Nevado, nos hemos venido hasta esta localidad de menos de mil habitantes de la provincia de Cáceres para saber cómo toman posesión los alcaldes de los pueblos pequeños.
El pasado 24 de mayo, 716 torremochanos votaron y dictaminaron que el PSOE tendría cuatro concejales, mayoría absoluta, el PP, dos y Torremocha Unida, uno. Desde 1979, en Torremocha ha mandado la derecha durante 30 años y la izquierda durante seis. Así que los 932 habitantes de este pueblo se disponen a vivir una experiencia poco habitual: ser gobernados por un guardia civil jubilado y socialista de 58 años, que se expresa con mucha propiedad y emplea con buen tino vocablos como magnificar o paradoja.
Torremocha tiene dos entidades bancarias y seis bares. En 1950, rozó los 3.000 habitantes (2.968), pero la emigración ha desangrado este pueblo cuyo personaje más destacado fue Francisco Bonilla, un ganadero de reses bravas que llegó a ser presidente de la Diputación de Cáceres, procurador en Cortes con Franco y presidente de la Confederación Nacional de Agricultores y Ganaderos. Aunque lo importante es que Torremocha sigue existiendo a un paso de Cáceres. Había otra Torremocha a secas en Teruel, que hoy es un pueblo abandonado, y hay también cinco Torremocha con apellido: de Jadraque, del Campo, del Pinar, del Jarama y del Jiloca.
La toma de posesión de Alfonso Barroso iba a ser al mediodía y, tras el acto, estaba previsto que el equipo de gobierno pagara unos pinchos de su bolsillo, pero parece ser que la alcaldesa saliente y concejala electa, Antonia Fajardo, tiene un viaje inaplazable y el pleno se ha adelantado a las diez. Así que el aperitivo se ha cambiado por un café y todos contentos.
A la hora prevista, en el salón de plenos no cabe un alfiler. Más de 50 torremochanos acuden a la cita y todo transcurre con normalidad bajo la supervisión de Dora, la secretaria, hasta que, de pronto, acaece un incidente que, si hubiera sucedido en una plaza de primera, habría saltado a todos los titulares, pero que en Torremocha se queda en mera anécdota. Sebastián, el concejal in pectore de TU, o sea, de Torremocha Unida, exige tomar posesión con una mano en la Constitución y la otra en el crucifijo. La secretaria ha traído un bello ejemplar de la Constitución regalado por el Senado, pero no hay crucifijo (interpreta que no es necesario en un estado no confesional). Sebastián dice que él, sin crucifijo no es concejal y su toma de posesión se aplaza. Otro detalle, que habría saltado a titulares de suceder en Madrid o Badajoz, es que, sobre un sillón de la antesala, reposa un gran retrato del rey Felipe VI mientras la foto de su padre sigue presidiendo el salón de plenos.
A pesar de la tensión provocada por la enérgica actitud de Sebastián, el público ni se inmuta. Quizás se deba a que este es un pueblo muy relajado gracias a los terapéuticos talleres que se anuncian en la puerta de la casa consistorial. A saber: de Risoterapia, de Musicoterapia y, ¡oh paradoja!, de Control de Emociones y de Amor sin Control.
Los talleres relajantes han hecho su efecto entre el público del salón de plenos, que no aplaude a su nuevo alcalde ni cuando la secretaria lo proclama ni al tomar posesión. Solo lo ovaciona al final de su discurso. Y el alcalde, que no debe de ser muy de talleres tranquilizantes, asegura estar nervioso y habla de trabajo, ilusión, participación, unión... Con tanto concepto es natural su confesión penúltima: «Me estoy quedando sin palabras». La última es un ruego y la asunción de una evidencia: «Os pido disculpas si la piscina empieza tarde». Alfonso ya es alcalde: se acabaron las palabras, empiezan los problemas.