Infecciones al alcance de la mano
Alarma ante la aparición de difteria en España y de un brote de MERS en Alemania.
Cuando el ébola parecía remitir, dos nuevas infecciones
asoman: difteria y MERS. El caso de un niño de Olot con difteria, el
primero en España en 28 años, disparó la alarma nacional. A nivel
global, inquieta más un brote de MERS, síndrome respiratorio de Oriente
Medio: tras cobrarse ya una veintena de vidas en Corea del Sur, ese tipo
de virus asociado con la gripe ya ha llegado a Alemania, donde ha
matado a una persona, y amenaza con expandirse por Europa. Jeremy Farrar
-experto en enfermedades infecciosas- alerta de que en el futuro se
producirán más epidemias y no serán nuevas, sino algunas que creíamos
erradicadas. Farrar explica que tratarlas con medicamentos no es
suficiente porque, tarde o temprano, las bacterias y los virus
desarrollan resistencia a ellos. Hay que encontrar una vacuna. Farrar
asegura que aún no hay una buena vacuna contra el VIH, la tuberculosis o
la malaria, pese a los avances. Y advierte: «Los principales
transmisores somos los seres humanos, y cada día estamos más conectados.
Los patógenos lo tienen muy fácil para extenderse por todo el mundo».
E. F.
Las nuevas epidemias serán de enfermedades que creíamos controladas
Lávate las manos. Estos son los microbios de la palma de la mano de un niño de ocho años. Lo 'reveló' la microbióloga Tasha Sturm al colocar la mano de su hijo sobre una placa de laboratorio con una sustancia delatora de bacterias.
Los virus que nos acechan
Tuberculosis..
Sigue afectando a 9 millones de personas al año. De ellas, 1,5 millones mueren. Un tercio de la población mundial sufre una tuberculosis 'latente', es decir, es portadora de la bacteria sin presentar síntomas de la enfermedad.
Gripe. Se cataloga en tipos A, B y C. Provoca de 3 a 5 millones de enfermos graves y entre 250.000 y 500.000 víctimas mortales al año.
MERS. Apareció por primera vez en 2012 en Arabia Saudí: hasta la fecha se han confirmado mil casos, con más de 300 muertos . Hace unas semanas se informó de un brote en Corea del Sur, que suma ya 20 muertes, y de uno en Alemania, con una víctima mortal hasta hoy.
Difteria.Causada por una bacteria, provoca asfixia y libera una potente toxina capaz de atacar a los riñones y al corazón. La mortalidad es de entre el 5 y el 10 por ciento. En 1943 hubo un millón de casos de difteria y 50.000 muertos solo en Europa. En 2013 se produjeron únicamente 3300 muertes en todo el mundo.
Malaria. La tasa de mortalidad ha decrecido un 47 por ciento desde 2000. Entonces morían 2 millones de personas cada año. En 2013 se registraron 584.000 muertos ; la mayoría, eran niños africanos menores de cinco años.
SARS. El Sindrome Respiratorio Agudo Severo fue registrado por primera vez en 2002 en China. Entre 2002 y 2003 se produjo una pandemia con 8098 posibles casos y 774 muertos. No se registran casos desde 2004.
VIH/sida. Se lo detectó por primera vez en 1981 en EE.UU. El año pasado hubo 35 millones de infectados; hasta la fecha se han producido 39 millones de muertos (fallecidos por dolencias provocadas por el sida). En 2013 murieron 1,5 millones de infectados.
Ébola. Se tuvo por primera vez noticia de él en 1976, en dos brotes en Sudán y la República Democrática del Congo. En 2014 fue la epidemia más devastadora en el África occidental: se ha cobrado ya más de 8000 vidas.
Chikunguña. Descrito por primera vez en 1952 en un brote en Tanzania. Se registraron 1,5 millones de casos en la India en 2006 y 20.000 en Sudamérica en 2014. Tiene un pronóstico favorable, pero puede causar víctimas mortales.
Dengue. Registrado por primera vez en las epidemias de los años 50 en Tailandia y Filipinas. Alrededor de 100 millones de casos al año en todo el mundo; de ellos, unos 25.000 con consecuencias mortales.
TÍTULO: PRMER PLANO, - A FONDO - La pequeña heroína de Nepal,.
En primer plano
Las nuevas epidemias serán de enfermedades que creíamos controladas
Lávate las manos. Estos son los microbios de la palma de la mano de un niño de ocho años. Lo 'reveló' la microbióloga Tasha Sturm al colocar la mano de su hijo sobre una placa de laboratorio con una sustancia delatora de bacterias.
Los virus que nos acechan
Tuberculosis..
Sigue afectando a 9 millones de personas al año. De ellas, 1,5 millones mueren. Un tercio de la población mundial sufre una tuberculosis 'latente', es decir, es portadora de la bacteria sin presentar síntomas de la enfermedad.
Gripe. Se cataloga en tipos A, B y C. Provoca de 3 a 5 millones de enfermos graves y entre 250.000 y 500.000 víctimas mortales al año.
MERS. Apareció por primera vez en 2012 en Arabia Saudí: hasta la fecha se han confirmado mil casos, con más de 300 muertos . Hace unas semanas se informó de un brote en Corea del Sur, que suma ya 20 muertes, y de uno en Alemania, con una víctima mortal hasta hoy.
Difteria.Causada por una bacteria, provoca asfixia y libera una potente toxina capaz de atacar a los riñones y al corazón. La mortalidad es de entre el 5 y el 10 por ciento. En 1943 hubo un millón de casos de difteria y 50.000 muertos solo en Europa. En 2013 se produjeron únicamente 3300 muertes en todo el mundo.
Malaria. La tasa de mortalidad ha decrecido un 47 por ciento desde 2000. Entonces morían 2 millones de personas cada año. En 2013 se registraron 584.000 muertos ; la mayoría, eran niños africanos menores de cinco años.
SARS. El Sindrome Respiratorio Agudo Severo fue registrado por primera vez en 2002 en China. Entre 2002 y 2003 se produjo una pandemia con 8098 posibles casos y 774 muertos. No se registran casos desde 2004.
VIH/sida. Se lo detectó por primera vez en 1981 en EE.UU. El año pasado hubo 35 millones de infectados; hasta la fecha se han producido 39 millones de muertos (fallecidos por dolencias provocadas por el sida). En 2013 murieron 1,5 millones de infectados.
Ébola. Se tuvo por primera vez noticia de él en 1976, en dos brotes en Sudán y la República Democrática del Congo. En 2014 fue la epidemia más devastadora en el África occidental: se ha cobrado ya más de 8000 vidas.
Chikunguña. Descrito por primera vez en 1952 en un brote en Tanzania. Se registraron 1,5 millones de casos en la India en 2006 y 20.000 en Sudamérica en 2014. Tiene un pronóstico favorable, pero puede causar víctimas mortales.
Dengue. Registrado por primera vez en las epidemias de los años 50 en Tailandia y Filipinas. Alrededor de 100 millones de casos al año en todo el mundo; de ellos, unos 25.000 con consecuencias mortales.
TÍTULO: PRMER PLANO, - A FONDO - La pequeña heroína de Nepal,.
La pequeña heroína de Nepal
Cuando se cumplen tres meses de un
terremoto que dejó ocho mil muertos y una réplica que sumó mil más,
Nepal intenta levantarse de sus ruinas. Por supuesto, con ayuda
internacional, pero también con historias de coraje y superación como la
de Ansu, una niña de ocho años decidida a que ningún temblor la aparte
de su camino.
El 12 de mayo, la tierra volvió a rugir en Nepal. Los 25
niños del centro de acogida para menores con discapacidades de Hetauda
comenzaron a precipitarse hacia el patio. A mitad de camino, Ansu
decidió correr en dirección contraria. Alguien había preguntado por
Kismat, y Ansu entendió en ese mismo momento que su amigo se había
quedado dentro del edificio. Y que no iba a poder salir.
Kismat es un niño de ocho años que sufre parálisis cerebral y no se puede mover por sí mismo. Está acogido por la ONG nepalí Helpless, Disabled Child Rehabilitation Center con la colaboración de la ONG española Nepal Sonríe, en Hetauda, una ciudad a unos 80 kilómetros de Katmandú. Ansu es una niña nepalí de su misma edad que fue abandonada por sus padres en 2011. Aquella mañana de mayo, el temblor desató el pánico porque se producía menos de un mes después del terremoto que el 25 de abril segó la vida de más de ocho mil personas.
Pese a que el suelo temblaba bajo sus pies, Ansu agarró al niño de los brazos y lo sacó a rastras de su cuarto para evitar que muriese si se derrumbaba el edificio. La escena se producía ante la mirada atónita de voluntarios y enfermeras, que al verlos fuera del edificio acudieron a su auxilio. Para quienes conocen a Ansu no fue tanta sorpresa. A su corta edad se ha convertido en una madre para Kismat, a quien carga en brazos muchas veces a pesar de que apenas puede con él. Le da de comer y lo cuida, como hace con otros discapacitados, pero con Kismat parece haber conectado especialmente. La niña le dispensa la atención maternal que ella nunca recibió. En Nepal no es inusual que los padres más pobres abandonen a los niños en centros como este para que se hagan cargo de ellos. A Ansu la dejaron con su hermano mayor. A veces, algún pariente regresa para reclamarlos, pero solo para que trabajen y ayuden económicamente a la familia.
Ansu dice que quiere ser enfermera o médica de mayor. Nada le hace más ilusión que cuando le prestan un fonendoscopio para auscultar a los enfermos. Por eso estuvo tan preocupada durante el mes que la escuela permaneció cerrada. Estudiar es para ella la única posibilidad de encontrar una vida mejor. Como lo es para miles de niños nepalíes. De ahí que las ONG internacionales se estén esforzando tanto por reabrir las 25.000 escuelas que quedaron destruidas tras el terremoto. Hay más de un millón de niños que siguen sin colegio.
Tráfico ilegal de niños
Aunque hay amenazas peores. Según denuncia el grupo activista contra la trata de personas Maiti Nepal, se ha producido un incremento del tráfico ilegal de niños hacia la India para obligarlos a trabajar en burdeles o como esclavos. Cada año se estima que unos diez mil menores son víctimas de contrabando en la frontera entre ambos países. Esta cifra se podría multiplicar tras los terremotos. Para intentar controlarlo, el Gobierno nepalí aprobó un decreto el 26 de mayo para que los menores de 16 años que atraviesen la frontera deban estar acompañados por un padre o un tutor legal. Pero el fraude de los documentos es habitual.
Anuradha Koirala, quien se dedica a rescatar víctimas del tráfico sexual, tiene un centro de rehabilitación en Katmandú, que aunque afectado por el terremoto se ha mantenido en pie. Es el hogar habitual de 425 chicas. Ahora ha recogido a 200 huérfanos más. «Las niñas son las más vulnerables. Se convierten rápido en objetivo para el tráfico; y en cuanto las ven desprotegidas, en víctimas de abusos y violaciones. No sé cómo, pero acogeré a tantas como pueda».
Los orfanatos están hoy especialmente desprotegidos. Por eso cobran especial relevancia anécdotas como la de Ishwor Ghimire, convertido en héroe nacional tras rescatar a 55 huérfanos en el Nepal Deprived Women and Children Centre de Katmandú. Cuando se produjo el primer y más devastador terremoto, Ghimire estaba rodeado de niños que entraron en pánico. Él, a sus 19 años, fue capaz de mantener la calma y sacarlos sanos y salvos a un patio. Lo más increíble es que él estuviera allí, justo ese día: gracias a una beca internacional, este joven nepalí pudo estudiar en una escuela de Adelaida (Australia) y ahora, antes de ingresar en la universidad, había regresado a Nepal para colaborar con el orfanato en el que él mismo había crecido.
También entre los voluntarios que asistieron a los heridos tras el terremoto ha encontrado Nepal héroes que mitiguen su dolor. Narayan Kumar Shresth, un voluntario de Cruz Roja, rescató a más de cien personas en el distrito de Dhading. A sus 39 años, padre de cuatro hijos, Narayan no dejó de acarrear heridos en las situaciones más complicadas, hasta el punto de que ahora lo llaman Ambulance Uncle, el Tío Ambulancia. Su trabajo con la Cruz Roja comenzó cuando era adolescente. Cuenta que entonces se produjeron las mayores inundaciones que ha vivido el país. «Tenía solo 15 años, pero era fuerte y podía sacar a gente del río, gente que era arrastrada. Me di cuenta de que realmente podía hacer algo. Siempre puedes hacer algo».
Amigos para siempre
Ansu, de ocho años, carga con Kismat, de su misma edad y con parálisis cerebral. Ambos residen en un centro de acogida de niños con discapacidades.
Una enfermera en potencia
Ansu, que fue abandonada en un centro de Hetauda, asiste a niños en peor situación que ella. Sueña con ser médica o enfermera de mayor.
Regreso al orfanato
Ishwor Ghimire, de 19 años, salvó la vida de 55 huérfanos en el mismo orfanato donde él creció. Ahora vive en Australia y estaba de visita.
El tío ambulancia
Narayan Kumar Shresth, un voluntario de Cruz Roja, llevó a cabo tantas operaciones de rescate tras el terremoto que salvó a más de cien personas. Ahora lo llaman Ambulance Uncle.
Vivir entre los escombros
Más de tres millones de personas están sin techo en Nepal, cifra que podría aumentar con el monzón. Unicef insiste en que un millón de niños necesitan ayudan humanitaria urgente.
Cómo se reconstruye un país
Decepcionante. Así ha calificado el coordinador de la ONU en Nepal, Jamie McGoldrick, la respuesta internacional a la catástrofe. Critica que se haya centrado en la búsqueda de supervivientes y se haya olvidado de la ayuda alimentaria y del cobijo.
Más de ocho millones de personas necesitan ayuda humanitaria. El Gobierno prometió entregar a cada familia sin techo 15.000 rupias (135 euros) para que pudiera comprar chapas con las que protegerse ante la inminente llegada del monzón, pero estas ayudas no están llegando a las zonas rurales.
Son pocas las viviendas de piedra y arena que quedan en pie después de los dos terremotos. El Gobierno ha reaccionado reabriendo los monumentos dañados para reactivar el turismo. Y eso, pese a las advertencias de la Unesco, que insiste en su «precaria» situación. El responsable del departamento arqueológico afirma que es seguro y que solo es necesario que los turistas lleven casco.
Por si fuese poco, ahora llega el monzón, una de las cinco estaciones que se viven en esa región. Las lluvias suelen dejar un reguero de víctimas -algunas, mortales- cada año. Es inimaginable lo que puede ocurrir este año, cuando ni siquiera hay techos para cubrirse y, aun menos, agua potable que pueda evitar la propagación del cólera.
TÍTULO:Entrevista - Jeannette Bougrab tras la muerte de de charb, su familia me arrastro por el barro,.
-foto--Jeannette Bougrab tras la muerte de de charb, su familia me arrastro por el barro,.
Pasaron tan sólo tres meses desde que me recibí para que sucedieran cosas y comenzar a comprender más de cerca algunas de esas tantas cuestiones que por ahí se conocen y que embarran el laburo del periodista; por más que lo que me toque ahora sea sólo una “muestra gratis” de todo lo que puede pasar y pasa en este mundo que elegí. La enorme impotencia que por momentos se siente al saber que siempre podés quedar en el medio de interéses de unos y otros a los que tu bolsillo no llega ni a una propina del de ellos, y que, si alguien la paga en el medio, el que más chances tiene de comerla sos vos. Pensar en que si uno fuera hijo de puta resultaría mucho más fácil todo, incluso estar en el lugar más bajo, pero que el sólo hecho de tener algo de moral ya te mata periódicamente con dilemas y dilemas. Yo soy periodista. Yo no voy a dejar de serlo porque es la profesión que soñé desde que tengo uso de razón, y porque no voy a dejar que dueños hipócritas, traidores hasta de sí mismos, y por sobre todas las cosas garcas, me desalienten o me animen a bajar los brazos de cara al futuro. Ni siquiera mi situación es la peor en el lugar en el que estoy; tengo compañeros que están aún peor, pero el estado general de las cosas y la situación en sí llevan a mi indignación y a querer descargarme aunque sea escribiendo esto. Para peor, donde estoy ni siquiera es una excepción al resto del mundo, ya que hay muchos otros lugares más donde la situación empleador-empleado es la misma o mucho mucho peor. Sin embargo eso no alcanza ni para consuelo de tonto, o por lo menos no para mí. De momento escogeré siempre lo mejor para que mi trabajo sea honrado, me respetaré a mí mismo, a mis compañeros y a la profesión por sobre todas las cosas, y me prepararé para todas las piedras que se quieran aparecer en el camino en este largo estilo de vida que escogí tener. “El éxito no está en vencer siempre, sino en no desanimarse nunca”.
Kismat es un niño de ocho años que sufre parálisis cerebral y no se puede mover por sí mismo. Está acogido por la ONG nepalí Helpless, Disabled Child Rehabilitation Center con la colaboración de la ONG española Nepal Sonríe, en Hetauda, una ciudad a unos 80 kilómetros de Katmandú. Ansu es una niña nepalí de su misma edad que fue abandonada por sus padres en 2011. Aquella mañana de mayo, el temblor desató el pánico porque se producía menos de un mes después del terremoto que el 25 de abril segó la vida de más de ocho mil personas.
Pese a que el suelo temblaba bajo sus pies, Ansu agarró al niño de los brazos y lo sacó a rastras de su cuarto para evitar que muriese si se derrumbaba el edificio. La escena se producía ante la mirada atónita de voluntarios y enfermeras, que al verlos fuera del edificio acudieron a su auxilio. Para quienes conocen a Ansu no fue tanta sorpresa. A su corta edad se ha convertido en una madre para Kismat, a quien carga en brazos muchas veces a pesar de que apenas puede con él. Le da de comer y lo cuida, como hace con otros discapacitados, pero con Kismat parece haber conectado especialmente. La niña le dispensa la atención maternal que ella nunca recibió. En Nepal no es inusual que los padres más pobres abandonen a los niños en centros como este para que se hagan cargo de ellos. A Ansu la dejaron con su hermano mayor. A veces, algún pariente regresa para reclamarlos, pero solo para que trabajen y ayuden económicamente a la familia.
Ansu dice que quiere ser enfermera o médica de mayor. Nada le hace más ilusión que cuando le prestan un fonendoscopio para auscultar a los enfermos. Por eso estuvo tan preocupada durante el mes que la escuela permaneció cerrada. Estudiar es para ella la única posibilidad de encontrar una vida mejor. Como lo es para miles de niños nepalíes. De ahí que las ONG internacionales se estén esforzando tanto por reabrir las 25.000 escuelas que quedaron destruidas tras el terremoto. Hay más de un millón de niños que siguen sin colegio.
Tráfico ilegal de niños
Aunque hay amenazas peores. Según denuncia el grupo activista contra la trata de personas Maiti Nepal, se ha producido un incremento del tráfico ilegal de niños hacia la India para obligarlos a trabajar en burdeles o como esclavos. Cada año se estima que unos diez mil menores son víctimas de contrabando en la frontera entre ambos países. Esta cifra se podría multiplicar tras los terremotos. Para intentar controlarlo, el Gobierno nepalí aprobó un decreto el 26 de mayo para que los menores de 16 años que atraviesen la frontera deban estar acompañados por un padre o un tutor legal. Pero el fraude de los documentos es habitual.
Anuradha Koirala, quien se dedica a rescatar víctimas del tráfico sexual, tiene un centro de rehabilitación en Katmandú, que aunque afectado por el terremoto se ha mantenido en pie. Es el hogar habitual de 425 chicas. Ahora ha recogido a 200 huérfanos más. «Las niñas son las más vulnerables. Se convierten rápido en objetivo para el tráfico; y en cuanto las ven desprotegidas, en víctimas de abusos y violaciones. No sé cómo, pero acogeré a tantas como pueda».
Los orfanatos están hoy especialmente desprotegidos. Por eso cobran especial relevancia anécdotas como la de Ishwor Ghimire, convertido en héroe nacional tras rescatar a 55 huérfanos en el Nepal Deprived Women and Children Centre de Katmandú. Cuando se produjo el primer y más devastador terremoto, Ghimire estaba rodeado de niños que entraron en pánico. Él, a sus 19 años, fue capaz de mantener la calma y sacarlos sanos y salvos a un patio. Lo más increíble es que él estuviera allí, justo ese día: gracias a una beca internacional, este joven nepalí pudo estudiar en una escuela de Adelaida (Australia) y ahora, antes de ingresar en la universidad, había regresado a Nepal para colaborar con el orfanato en el que él mismo había crecido.
También entre los voluntarios que asistieron a los heridos tras el terremoto ha encontrado Nepal héroes que mitiguen su dolor. Narayan Kumar Shresth, un voluntario de Cruz Roja, rescató a más de cien personas en el distrito de Dhading. A sus 39 años, padre de cuatro hijos, Narayan no dejó de acarrear heridos en las situaciones más complicadas, hasta el punto de que ahora lo llaman Ambulance Uncle, el Tío Ambulancia. Su trabajo con la Cruz Roja comenzó cuando era adolescente. Cuenta que entonces se produjeron las mayores inundaciones que ha vivido el país. «Tenía solo 15 años, pero era fuerte y podía sacar a gente del río, gente que era arrastrada. Me di cuenta de que realmente podía hacer algo. Siempre puedes hacer algo».
Amigos para siempre
Ansu, de ocho años, carga con Kismat, de su misma edad y con parálisis cerebral. Ambos residen en un centro de acogida de niños con discapacidades.
Una enfermera en potencia
Ansu, que fue abandonada en un centro de Hetauda, asiste a niños en peor situación que ella. Sueña con ser médica o enfermera de mayor.
Regreso al orfanato
Ishwor Ghimire, de 19 años, salvó la vida de 55 huérfanos en el mismo orfanato donde él creció. Ahora vive en Australia y estaba de visita.
El tío ambulancia
Narayan Kumar Shresth, un voluntario de Cruz Roja, llevó a cabo tantas operaciones de rescate tras el terremoto que salvó a más de cien personas. Ahora lo llaman Ambulance Uncle.
Vivir entre los escombros
Más de tres millones de personas están sin techo en Nepal, cifra que podría aumentar con el monzón. Unicef insiste en que un millón de niños necesitan ayudan humanitaria urgente.
Cómo se reconstruye un país
Decepcionante. Así ha calificado el coordinador de la ONU en Nepal, Jamie McGoldrick, la respuesta internacional a la catástrofe. Critica que se haya centrado en la búsqueda de supervivientes y se haya olvidado de la ayuda alimentaria y del cobijo.
Más de ocho millones de personas necesitan ayuda humanitaria. El Gobierno prometió entregar a cada familia sin techo 15.000 rupias (135 euros) para que pudiera comprar chapas con las que protegerse ante la inminente llegada del monzón, pero estas ayudas no están llegando a las zonas rurales.
Son pocas las viviendas de piedra y arena que quedan en pie después de los dos terremotos. El Gobierno ha reaccionado reabriendo los monumentos dañados para reactivar el turismo. Y eso, pese a las advertencias de la Unesco, que insiste en su «precaria» situación. El responsable del departamento arqueológico afirma que es seguro y que solo es necesario que los turistas lleven casco.
Por si fuese poco, ahora llega el monzón, una de las cinco estaciones que se viven en esa región. Las lluvias suelen dejar un reguero de víctimas -algunas, mortales- cada año. Es inimaginable lo que puede ocurrir este año, cuando ni siquiera hay techos para cubrirse y, aun menos, agua potable que pueda evitar la propagación del cólera.
TÍTULO:Entrevista - Jeannette Bougrab tras la muerte de de charb, su familia me arrastro por el barro,.
-foto--Jeannette Bougrab tras la muerte de de charb, su familia me arrastro por el barro,.
Pasaron tan sólo tres meses desde que me recibí para que sucedieran cosas y comenzar a comprender más de cerca algunas de esas tantas cuestiones que por ahí se conocen y que embarran el laburo del periodista; por más que lo que me toque ahora sea sólo una “muestra gratis” de todo lo que puede pasar y pasa en este mundo que elegí. La enorme impotencia que por momentos se siente al saber que siempre podés quedar en el medio de interéses de unos y otros a los que tu bolsillo no llega ni a una propina del de ellos, y que, si alguien la paga en el medio, el que más chances tiene de comerla sos vos. Pensar en que si uno fuera hijo de puta resultaría mucho más fácil todo, incluso estar en el lugar más bajo, pero que el sólo hecho de tener algo de moral ya te mata periódicamente con dilemas y dilemas. Yo soy periodista. Yo no voy a dejar de serlo porque es la profesión que soñé desde que tengo uso de razón, y porque no voy a dejar que dueños hipócritas, traidores hasta de sí mismos, y por sobre todas las cosas garcas, me desalienten o me animen a bajar los brazos de cara al futuro. Ni siquiera mi situación es la peor en el lugar en el que estoy; tengo compañeros que están aún peor, pero el estado general de las cosas y la situación en sí llevan a mi indignación y a querer descargarme aunque sea escribiendo esto. Para peor, donde estoy ni siquiera es una excepción al resto del mundo, ya que hay muchos otros lugares más donde la situación empleador-empleado es la misma o mucho mucho peor. Sin embargo eso no alcanza ni para consuelo de tonto, o por lo menos no para mí. De momento escogeré siempre lo mejor para que mi trabajo sea honrado, me respetaré a mí mismo, a mis compañeros y a la profesión por sobre todas las cosas, y me prepararé para todas las piedras que se quieran aparecer en el camino en este largo estilo de vida que escogí tener. “El éxito no está en vencer siempre, sino en no desanimarse nunca”.
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