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“Me aliso cuidadosamente los bordes del vestido, mis bailarinas repiquetean al ritmo de mis pensamientos contra el suelo de la cafetería. Miro a todos lados, observando, intentando centrar mi mirada en otra parte para evadir mi mente. Una pareja de edad similar a la mía se encuentran a unas mesas de distancia. Se acarician con ternura, sin prisas… Tienen toda la vida por delante. Durante una fracción de segundo una punzada de celos recorre mi cuerpo, entumeciéndolo, pero tan rápido como llegó, esa sensación desaparece y la calma y la felicidad vuelven a adueñarse de mí. Oigo la campanilla que indica la entrada de un nuevo cliente. Vuelvo la cabeza deseando que mi espera llegue a su fin. No es él. Desilusionada centro mi atención de nuevo en los pliegues de mi vestido. <<Tranquila. Vendrá. Lo sabes. Siempre lo hace>>. El camarero se acerca y me sirve un café. Lo de siempre. Le sonrío a modo de agradecimiento pero me devuelve una sonrisa triste y unos ojos vacíos que me observan con lástima, apiadándose se mí. No entiendo el por qué. No estoy triste, sino muy feliz. Él va a venir, no faltará. Compartiremos una taza de café juntos, cogidos de las manos, perdidos en la mirada del otro. Como siempre. Va a venir. Lo sé. Es hora de cerrar. Los últimos clientes apuran sus tazas, saboreando los restos del café que se ha quedado pegado al fondo. Otros se lanzan los últimos o penúltimos besos cargados de promesas que, ¿quién sabe? Algunas expirarán en el momento en el que uno de ellos salga por la puerta; otros acabarán en la casa de él o ella y otras, las que menos, puede que esas sí que duren para siempre. Me levanto, arreglo de nuevo mi vestido y grácilmente salgo por la puerta dejando atrás una taza de café a medio terminar con un montón de momentos a medio vivir. No ha venido. Entonces, iré a buscarle. Me detengo en la parada del bus. El viento agita mi pelo y las ramas de los árboles. Esta noche las estrellas y la luna brillan para mí. Al fin, ya llega. Subo y me siento al fondo, tranquila y con una gran sonrisa aflorando en mis labios. Los minutos pasan y sé que es hora de encontrarme con él. Ya le veo. Está ahí. Está esperándome. Llego a su lado y me recuesto con él. <<Ya estoy aquí amor mío>>. Alzo la vista y leo los números de la lápida: 8-06-2000. Vuelvo a sonreír. Ya no temo a nada. Me siento ligera, me siento viva. <<Voy contigo amor, por fin estaremos juntos. Esta vez será para siempre>>. La oscuridad me envuelve y sumida en una inmensa felicidad cierro los ojos para no volver a abrirlos."
TITULO: FAMILIAS REALES ANTENA 3 -Desde matrimonios con con seis hijos a 'triejas',.
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