LUNES -22 - Octubre - EN EL PUNTO DE MIRA ,.
En el punto de mira es un programa de televisión que se emite en el canal Cuatro y que se estrenó el 26 de julio de 2016.1 En este se tratan temas de actualidad y de investigación, ofreciendo como novedad en el formato, imágenes de cámaras 360° junto a grabaciones panorámicas hechas desde drones y sistemas de grabación oculta. Así, a manos de varios reporteros, profundizan en temas como la trata de animales, el negocio de las farmacéuticas o la caza ilegal.El próximo lunes 22 - Octubre , a las 22.45 horas, etc.
La píldora de la discordia,.
Hace 40 años España legalizó este anticonceptivo. «Las mujeres tenían muchas dudas sobre cómo tomarlo, pero no preguntaban para no llamar la atención», recuerda un farmacéutico,.
Sabía de la confianza que el boticario cultivaba con sus clientes, de modo que así sería más fácil que su paciente 'confesara' la trama. «Tal y como me pidió el médico, le pregunté a esta vecina por qué sacaba tanta Neogynona (nombre comercial de la píldora) todos los meses. La respuesta nos dejó helados», expresa a sus 73 años Michel Catapodis, farmacéutico jubilado de origen francés. «Don Michel, ¿cómo que tanta Neogynona? Pues lo normal, una para mí y otra para mi marido», le soltó la paciente con una sinceridad abrumadora. «Ahora, nos sonroja y hasta puede parecernos un chiste, pero es totalmente verídico», recalca Catapodis.
La anécdota retrata una época, y una sociedad que, pese a vivir ya en democracia, no se sentía libre para hablar de temas como los anticonceptivos. Era tabú. «Si había dudas sobre cómo tomarlos, mejor se pasaba de puntillas y no se preguntaba para no llamar la atención», apunta el farmacéutico.
La despenalización en España de la píldora anticonceptiva, el 7 de octubre de 1978, supuso una revolución social, zarandeó conciencias y allanó el camino de la incorporación de la mujer al mundo laboral, cuyo papel estaba relegado al cuidado de la casa y de los hijos.
Bajo cuerda
Era lo que imponía el régimen, la familia y las leyes, porque hasta ese momento el artículo 416 del Código Penal castigaba con arresto mayor y multa de 5.000 a 100.000 pesetas la información, propaganda y prescripción de medicamentos o procedimientos «capaces de provocar, facilitar el aborto o de evitar la procreación», rezaba el artículo. No obstante, la píldora se empezó a comercializar en España 1964, aunque solo con receta médica y para tratamientos ginecológicos exclusivamente. Si se buscaba para uso anticonceptivo, había que obtenerla bajo cuerda y tirando de ingenio. «Hubo muchos profesionales que supieron leer entre líneas las necesidades que discretamente dejaban entrever las mujeres y les recetaban la píldora con la excusa de regularles el ciclo menstrual», explica el ginecólogo Modesto Rey, portavoz de la Sociedad Española de Contracepción.Al detalle
- Legalización de la píldora.
- El 7 de octubre de 1978, las Cortes Constituyentes legalizaron la píldora anticonceptiva con la modificación del artículo 416 del Código Penal, que castigaba con arresto mayor y multa de 5.000 a 100.000 pesetas la divulgación y prescripción de medicamentos «capaces de provocar o facilitar el aborto o de evitar la procreación».
- 97%
- Es el tanto por ciento de mujeres casadas menores de 25 años que en 1977 conocían la píldora anticonceptiva, según la Escuesta de Fecundidad del INE de aquel año. Un 33% la había utilizado alguna vez.
- Natalidad.
- En los años del 'baby boom', la cifra de nacimientos superó los 650.000 anuales (en 2017, nacieron 391.930 bebés). Fue a partir de 1977 cuando empezó a decaer. Ese año, el 47% de las parejas reconoció haber usado algún método, incluido el ogino y el 'coito interruptus'.
- 17,3%
- El uso de la píldora sigue disminuyendo, aunque es el segundo método anticonceptivo más utilizado, con un 17,3%, frente al preservativo, con un 29,6%, según la encuesta 2018 de la Fundación Española de Contracepción
En otras ocasiones, era el «mercado clandestino» el que proporcionaba los codiciados blíster de 21 comprimidos. «Acudíamos a ciertas tiendas de pipas que había en Madrid y las conseguíamos allí de extranjis», rememora Justa Montero, activista de la Asociación Feminista de Madrid. Otras, las que tenían posibilidades de cruzar a Francia, las podían obtener sin necesidad de receta médica, como asegura el farmacéutico Catapodis.
Los datos demuestran que la realidad iba muy por delante de la ley. En 1975 ya tomaban la píldora medio millón de españolas, la mayoría como método anticonceptivo, y en 1977 (año previo a su regulación), se vendieron más de ocho millones de píldoras.
Los Centros de Planificación Familiar se convirtieron en refugio para muchas mujeres, en tiempos en los que la red sanitaria prestaba más atención a la curación que a la prevención. «Era un espacio en el que la mujer se sentía libre para hablar de sexualidad y para obtener la píldora anticonceptiva sin miedo a ser estigmatizada. Los propios laboratorios farmacéuticos nos la proporcionaban», afirma Isabel Serrano, ginecóloga e impulsora de estos centros.
Hasta allí llegaban mujeres «aterrorizadas» ante un retraso de la regla. Conocían la píldora, pero no siempre cómo administrarla correctamente. «Tuve a una paciente que después de haber mantenido relaciones sexuales sin protección, recurrió a la píldora desesperada e ingirió de golpe los 21 comprimidos pensando que así evitaría el embarazo», describe Serrano.
En otras ocasiones, el uso de la píldora llegaba tarde y mal. «Algunas me preguntaban cómo era posible que se hubieran quedado embarazadas si habían tomado la píldora. Y era cierto, pero solo la usaban el día que iban a tener un coito y no de manera regular», resume Modesto Rey.
El ideario franquista y el adoctrinamiento de la iglesia católica pesaron como una losa para que este medicamento (autorizado en EE UU con el nombre de Enovid para el tratamiento de trastornos menstruales en 1957 y como anticonceptivo en 1960) tardase casi 20 años en estar al alcance de todas las españolas, resignadas hasta entonces «a tener los hijos que Dios quisiera».
Con la legalización de la píldora, la mujer vivió una auténtica liberación. Podía decidir cuándo ser madre y cuántos hijos tener. Y eso era mucho decir en una sociedad androcéntrica y machista, en la que el poder de decisión de las mujeres se circunscribía a cuatro paredes. Por primera vez, sexo y reproducción iban por separado. Pero aquella revolución no fue fácil. «Durante años, el régimen vertió todo tipo de calumnias sobre los efectos secundarios y los riesgos de los anticonceptivos hormonales». Y eso caló. El ginecólogo Modesto Rey lamenta que hubiera profesionales, que por motivos ideológicos o desconocimiento, no atendieran la demanda femenina, «que salían de las consultas con un sentimiento de culpa aún mayor».
A por la píldora lejos de casa
Tras su legalización, la objeción de conciencia estaba dentro de las consultas, pero también fuera. En Málaga, María Petra García recuerda a sus 72 años como una colega suya farmacéutica se negó desde el primer día a dispensar la píldora anticonceptiva. «A mí no me supuso un problema venderla. Soy muy católica y muy religiosa, pero nunca me planteé no hacerlo. Incluso, en mi círculo de amigos, siempre bromeábamos con que se las tendríamos que dar algún día a nuestras hijas».Lo cierto es que pese al incipiente aperturismo, la sexualidad era un asunto tabú en las familias. «La información nos llegaba por el boca a boca y si empezabas a utilizar la píldora era porque alguna amiga ya la había utilizado y te daba la marca apuntada. Otra cosa era ir a la farmacia y comprarla. Yo nunca me atreví a hacerlo en la que tenía en la puerta de mi casa, me daba corte; siempre iba a otro barrio para que nadie me conociera», explica Ana, que pese a haber estudiado en la universidad en aquellos años y pertenecer a una familia con un buen nivel cultural, nunca se sintió con libertad para hablar del tema.
Cuarenta años después de aquella gran conquista, el club de fans de la píldora no es tan grande como el que cabría esperar. «El miedo a las hormonas sexuales sigue existiendo y se refleja en las estadísticas: la píldora es el segundo método anticonceptivo más utilizado en España por las mujeres, detrás del preservativo, pero solo con un 17,3%», aclara Rey.
TITULO:
LUNES -22 - Octubre - Madridistas por el mundo -la caída de Roma,.
Realmadrid TV lunes 22 - Octubre , a partir de las 22:30 horas, una nueva entrega de Madridistas por el mundo.
En esta ocasión el destino elegido es la caída de Roma,.
la caída de Roma,.
fotos / Dos fantasmas recorren hoy Europa: de un lado, la crisis política, que es de legitimidad; del otro, la económica, que pone en peligro el Estado de bienestar. La primera crisis, que tiene que ver con la corrupción, ha generado el desprestigio en torno al concepto de "lo político", y hay que combatirla con máxima urgencia porque afecta a la raíz de la democracia. En un reciente ensayo, Joaquín Leguina califica a la corrupción como "un delito de lesa democracia, porque combate de modo central el modelo político de las libertades. Y ello debido a tres factores:- Porque aquellos que tienen la obligación y el derecho de hacer las leyes (los partidos políticos y sus entornos) tienen el deber de cumplirlas y hacerlas cumplir. Si las transgreden atacan la legitimidad de aquéllas y el crédito del sistema.
- Porque la financiación ¡legal, al no figurar en la contabilidad oficial del partido, no puede estar sujeta al control social ni al control interno del propio partido, que supuestamente se beneficia de tan atípicos ingresos.
La corrupción se basa en la débil condición humana, pero tiene genes ideológicos. En la izquierda, la idea de que los nobles objetivos e intereses históricos de la clase obrera están por encima de las leyes; es decir, se pueden saltar las leyes si con ello se ataja el camino hacia la liberación universal (robar para el partido no es pecado). En la derecha, la creencia de que la política en España está mal pagada y alguna compensación extra es-necesaria para sus protagonistas.
Estos problemas no son nuevos. El historiador Josep Fontana, en un libro de próxima aparición (Europa al espejo), hace una oportunísima analogía entre la caída del Imperio Romano y nuestros días, a la que no hay que po,ner ni una coma: "La imagen tradicional de una Roma que vino a hundirse por el fracaso de sus clases dirigentes, incapaces de resistir el empuje de los bárbaros, ha cumplido, y sigue cumpliendo hoy, una función moralizadora de la mayor utilidad. Para muchos intelectuales y políticos contemporáneos, nuestra sociedad se enfrenta al peligro de otros bárbaros, que son las masas, a las que es necesario mantener a raya para evitar que destruyan nuestra civilización. Rehuyendo tomar en cuenta los problemas de nuestro propio mundo, les resulta más cómodo sacar del cajón el viejo espantajo de la decadencia de Roma que examinar los factores internos de división, como pueden ser el aumento en la desigualdad de las fortunas o las limitaciones de la libertad.
Cuando algunos historiadores de hoy'nos dicen que lo que realmente se corrompió en el Imperio tardío fue la práctica política, al anteponer los intereses privados a los colectivos, no es extraño que sus planteamientos susciten reservas, ya que pueden incitarnos a hacer comparaciones incómodas con otras situaciones del presente. Una interpretación que pusiera el acento en los problemas internos de la sociedad romana no tendría necesidad de recurrir a los bárbaros para explicar la crisis del Imperio, y los sustentadores de la visión tradicional quedarían entonces en una situación que les haría aplicable los versos que en un poema de Kavafis pronuncian el emperador y los senadores, que han estado esperando en vano la llegada de los bárbaros y se retiran angustiados al saber que ya no se les ve por ninguna parte:
¿Qué será de nosotros ahora, sin los bárbaros?
Porque hay que reconocer que estos hombres resolvían un problema.
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