Resultado Final - Valencia -3 - Sporting de Gijón - 0-, foto,.
Santi Mina le da paz a Marcelino,.
El gallego, con un doblete, llegó la alegría al valencianismo. Wass y Ferran Torres fueron un tormento para el Sporting en la segunda parte. El canterano marcó el tercero.
Marcelino se llevó su primera alegría del año. Él, sus jugadores y Mestalla. Ella se la deben a Santi Mina, que encontró el camino que no hallaba últimamente el Valencia, el del gol. La paz a Marcelino, quizás sea más apropiado llamarle tregua, le vino a costa de su querido Sporting, un equipo que murió en la orilla de la eliminatoria y cuyos futbolistas y su entrenador Jose Alberto han hecho honores al club durante su periplo copero. Pero Mina, autor de dos goles, dejó a los asturianos sin premio y a los suyos en los cuartos.En verdad Mina hizo más que dos goles. El gallego fue como un interruptor para el Valencia, un equipo que pasó del negro al blanco tras su paso por vestuarios y principalmente por la salida de Santi Mina en lugar de Rodrigo. Porque el Sporting había logrado hasta la aparición de Mina que lo que único que pasara fueran los minutos. Lo consiguió con madurez, jugando sin complejos, con pillería, estando bien plantado y queriendo ser protagonista con balón. La pena del Sporting fue que en esa fase Lod remató fuera en una ocasión que hasta Jaume la veía dentro.
El Valencia se marchó a vestuarios sin haber rematado una sola vez a portería. Dani Martín estaba en Mestalla como podría haberse quedado en el hotel o incluso en Gijón. Los de Marcelino en defensa era nuna caricatura y ofensivamente, una lágrima. Sus ataques no tenían patrón ni determinación. Eran una concatenación de pases imprecisos. No había fluidez ni velocidad. Pero todo ello cambió con Mina.
El propio estilo a trompicones del gallego tiene algo de llamada a la épica y eso empezaba a necesitar el Valencia para no sufrir la enésima decepción del curso. Con él se enchufó Ferran, asistencia y tercer gol, y también Kang-in Lee, al que Mestalla se puso en pie para despedirle. Mina marcó el primero tras centro de Wass y el segundo de Ferran. Djurdjevic tuvo ocasión de meter al Sporting en la eliminatoria, pero el Valencia ya navegaba con viento a favor y Ferran certificó la paz en Mestalla.
Marcelino: "El nivel de su equipo va a ser mucho más alto"
El equipo ha cambiado la imagen en un partido...Soy más de pensar en trayectorias. Se ha visto cómo está este equipo y lo que necesita. Una oportunidad del Sporting nos incomodó en exceso. Nos hizo incluso salir del partido. A raíz del gol nos desatamos, necesitamos goles y jugar con el marcador a favor.
¿La victoria le sirve para mucho?
Siempre que se gana, cuando vienes de rachas negativas, con resultados lejos de los merecimiento, siempre viene bien. Damos continuidad al trabajo del Valladolid y a ver si somos capaces de variar esa dinámica de resultados.
Le ha salido bien el cambio de Mina...
El cambio de Mina estaba preparado. Iban a jugar 45 minutos cada uno. Queríamos tenerlos frescos para el partido del sábado.
¿Qué tiene que decirle a la grada?
Este equipo joven y con resultados adversos necesitan apoyo. Creo que luego va a volar. El nivel de su equipo va a ser mucho más alto. Kangin y Ferran son dos jugadores jóvenes, no podemos exigirles mucho. Con su esfuerzo y humildad tiene que crecer. Me da igual quién nos toque en la siguiente ronda.
José Alberto: "En la primera parte creo que fuimos superiores"
El entrenador del Sporting hizo balance del partido tras ser eliminado por el Valencia: "Hemos visto un muy buen Sporting en estos 180 minutos de Copa. En la primera parte creo que fuimos superiores, pero en la segunda el Valencia estuvo mejor, apretó y, como se suele decir, cuando estás mucho tiempo achicando agua es muy difícil conseguir el objetivo. Sabíamos que si no hacíamos un gol, teníamos pocas posibilidades de pasar la eliminatoria. Teníamos la ilusión, pero tener partidos entre semana despista a veces y nuestro foco tiene que estar en la liga. Nuestra afición tiene que estar muy orgullosa del Sporting que ha visto. En la primera parte hemos concedido muy poco con un sistema de tres centrales que solo pudimos ensayar en el último entrenamiento, por lo que el mérito es de los futbolistas. Si Lod hubiese acertado en su ocasión, hubiésemos generado dudas al rival, pero sin marcar era muy difícil poder superar en esta eliminatoria al Valencia".TITULO: FUTBOL - COPA REY -Atlético Madrid -3- Girona -3-,.
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'Gironazo' en el Metropolitano,.
Empató 3-3. Marcaron Kalinic, Correa y Griezmann para el Atleti a quien anularon dos goles por fuera de juego. Valery, Stuani y Doumbia para el Girona. Se lesionó Saúl.
La noche de Copa se llevó por delante el Atlético, en un partido que pareció escrito por un guionista de los viejos tiempos. Porque hubo de todo. Emoción, remontadas, dos palos (de Correa y Godín), dos goles anulados (a Kalinic y a Arias), seis en el marcador, cinco chequeos de VAR y un Atleti que lo tuvo en el 84' y vio, cómo en el 88', se escapaban los cuartos y la competición, en una contra del Girona que ninguna pierna frenó. Fue el último golpe a un Metropolitano que lo vivió todo con el corazón en la garganta.Había cometido Simeone una temeridad: en una competición en la que no juega Oblak, quitarle a su equipo a Griezmann, la otra pieza del binomio sobre el que se sustentan sus victorias. Comenzó en el banco, como Rodrigo y Lucas. Vitolo ni siquiera se llegó a vestir. Otra lesión muscular, el drama de cada partido. Jugó, sin embargo, bien el Atlético. Llegando con claridad, buscando siempre la espalda de sus tres centrales. Así llegó el 1-0. Porque anda el Atleti buscando 9 y en el 12' Kalinic alzaba la mano para rematar a bote pronto un pase extraordinario de Godín, desde su campo. En ese momento, el Atleti estaba en cuartos. Y manejaba a su antojo a ese Girona que tanto le cuesta.
Un Girona, como hace una semana, con suplentes y chavales, pero un coco: Stuani. Controló el Cholo mientras taponó las subidas de los carrileros de Eusebio, Valery y Pedro Porro. El Girona no se acercó por el área de Adán, salvo una cabalgada de Lozano, hasta después de que Kalinic volviera a alzar la mano a la media hora. Empujó en la línea un rechace, gol. Pero el asistente alzó también la bandera. Fuera de juego, muy justo, pero el VAR no modificó. Sus dos minutos de revisión, eso sí, se hicieron largos como dos años en la tarde gélida del Metropolitano. Cuando el partido regresó ya no volvió a ser el mismo. Se enfrió el Atleti, se destensó, se fue su control. En la jugada siguiente, recibiría la primera cuchillada del Girona.
Controló con el pecho Valery un centro desde la derecha de Pedro Porro. Correa mira, Arias también. El chaval desenfunda la bota y se saca una volea imparable. 1-1. El partido de los empates, un Atleti-Girona, otro resultado no parece posible entre estos dos equipos, miraba la prórroga cuando se iba al descanso.
Cuando el partido regresó del reposo, Grizi ya calentaba fuerte en la banda y Correa estampaba un latigazo desde fuera del área que se le escapó a Iraizoz y besó el palo antes de irse fuera. Entonces, otro imprevisto, otro jugador con un mordisco en la pierna, Saúl. Entra Rodrigo. Cuando iba a hacerlo Grizi, al fin, que ya le había regalado el Cholo a Eusebio una hora de su ausencia, vino el coco: Stuani.
Cabeceó sin oposición una falta lateral que lanzó Aleix García ante la mirada atónita del Metropolitano. Godín cayó al suelo, le han empujado. El VAR revisa y no ve falta. El gol sube. 1-2. El Atleti está fuera de la Copa, de los cuartos. El milagro se llama dos goles. El milagro se llama Griezmann, que mientras el VAR revisa salta al campo por Koke. Cinco minutos más tarde, se cuela entre un batiburrillo de defensas y le entrega un balón a Correa que bate a Iraizoz entre las piernas. Empujaba con la voz el Metropolitano, su Atleeeti infinito, sus banderas al aire, aunque siga atónito. Que el Girona tenga tanto con tan poco, dos goles con sólo dos disparos.
Mientras, aquella otra portería, la de Iraizoz parecía frotada con ajo: el larguero escupía otro balón, un cabezazo de Godín. Se lanzaba sobre ella el Atleti con la prisa del último minuto y el nunca dejes de creer en las piernas. Y llegaba el milagro, la remontada. Gol de Arias. Pero anulaba el juez de línea, otra vez su bandera en alto. El parón de VAR ratifica. Justo justísimo, milímetros de bota. Pero ahí estaba Griezmann, y justo después volvió a ondear su capa. Fue tras una delicia de pase del Lemar que cuesta 70 millones que Grizi, sin ángulo alguno, envió a la red. Minuto 84', 3-2, locura, ahí estaba el Atleti, de nuevo en el bombo, rompiendo el empate que le sacaba. Hasta la vuelta de Lucas se había diluido entre tanta emoción.
Entonces corrió el Girona y en este Atleti antaño granítico, frontón, nadie lo frena. Centró Pedro Porro, remató Borja García y Doumbia desvió para colársela entre las piernas a Arias y a Adán y devolver el empate, apagar el Atleeeti, apearlo de Copa. Tan pronto, en octavos. Tan cerca ayer del 90'. Y el milagro.
TITULO: FUTBOL - COPA REY -Leganés-1- Real Madrid-0-,.
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Tampoco Isco arroja luz,.
El malagueño y Marcelo fueron titulares en un Madrid bajo mínimos. Braithwaite marcó el gol de un Leganés mejor. Brahim salió al final y Keylor fue el mejor.
No era noche para la épica, ni siquiera en la competición en que mejor y más frecuentemente se sirve. El Madrid salió de Butarque igual de contusionado en su ánimo y el Leganés encontró consuelo en una victoria inútil. Jugaron Isco y Marcelo, pero sin ganas de avivar el debate, ninguno de los suplentes del Madrid mejoró su estatus, Vinicius siguió subiendo en el escalafón, debutó Kravets en el Leganés y marcó Braithwaite el único gol del partido para redimirse por los que se le fueron en el Bernabéu, donde la eliminatoria quedó cerrada.
Quedó claro que sí tiene un plan Solari para Isco: convertirle en jugador trascendente de los partidos intrascendentes. La de Butarque fue la declaración formal de que es futbolista para lo que no importa. Ponerle un miércoles en Leganés, rodeado de suplentes propios y ajenos en una eliminatoria de octavos de Copa presuntamente resuelta una semana antes no alivia el trato denigrante al futbolista. No fue el único mensaje que registró un pleito devaluado. Después de dos encuentros de reflexión volvió Marcelo para jugar por delante de Reguilón. Solari no le veía para salir a la calle (la del 3) sin guardaespaldas.
Con ellos, y sin ellos probablemente también, pasó el Madrid en su versión B con alguna inquietud, sin gloria y sin fútbol. El Leganés anunció, con su habitual buen humor, una despedida con la cabeza alta y con esa digna postura se fue, achicando a un Madrid ya chico aunque sin la potencia de fuego que se exigía para una remontada de gran calado.
El equipo de Solari repartió su cabeza entre la ida y el Sevilla que viene. Plagado de suplentes, con Vinicius como referencia en ataque (progresa adecuadamente en su curso de paracaidismo), Isco en la suerte natural del mediapunta y Odriozola en la derecha, anduvo extraviado, desganado, casi ausente. Le pudo la antipatía del partido al sentido del deber. En una noche así se fabricó el ‘alcorconazo’.
El Leganés fue de menos a más, con el debutante Kravets dejando una estupenda impresión e interesándose de verdad por el partido. Siovas, el propio Kravets y Sabin Merino probaron que la defensa del Madrid es de gomaespuma y Braithwaite, a la segunda (su primer cabezazo pegó en el palo), acertó en Butarque lo que falló en el Bernabéu. Antes del descanso sólo una vez le llegó el Madrid a Cuéllar. Isco fue durmiéndose en su galopada en solitario y Juanfran acabó quitándole el gol. Al descanso la posesión del Madrid no llegaba al 40%. La última imagen del Villamarín, con todo el equipo achicando agua. La última bandera por entregar: la pelota.
Pellegrino hizo un último intento poniendo a En-Nesyri a costa de uno de sus tres centrales y eso le dio un nuevo impulso al Leganés, en el que Braithwaite y Merino volvieron a intentarlo. Se lució Keylor y Brahim llegó para la despedida y estrelló la pelota en el palo tras entrega de Vinicius. El Madrid sólo vive de esperanzas.
Quedó claro que sí tiene un plan Solari para Isco: convertirle en jugador trascendente de los partidos intrascendentes. La de Butarque fue la declaración formal de que es futbolista para lo que no importa. Ponerle un miércoles en Leganés, rodeado de suplentes propios y ajenos en una eliminatoria de octavos de Copa presuntamente resuelta una semana antes no alivia el trato denigrante al futbolista. No fue el único mensaje que registró un pleito devaluado. Después de dos encuentros de reflexión volvió Marcelo para jugar por delante de Reguilón. Solari no le veía para salir a la calle (la del 3) sin guardaespaldas.
Con ellos, y sin ellos probablemente también, pasó el Madrid en su versión B con alguna inquietud, sin gloria y sin fútbol. El Leganés anunció, con su habitual buen humor, una despedida con la cabeza alta y con esa digna postura se fue, achicando a un Madrid ya chico aunque sin la potencia de fuego que se exigía para una remontada de gran calado.
El equipo de Solari repartió su cabeza entre la ida y el Sevilla que viene. Plagado de suplentes, con Vinicius como referencia en ataque (progresa adecuadamente en su curso de paracaidismo), Isco en la suerte natural del mediapunta y Odriozola en la derecha, anduvo extraviado, desganado, casi ausente. Le pudo la antipatía del partido al sentido del deber. En una noche así se fabricó el ‘alcorconazo’.
El Leganés fue de menos a más, con el debutante Kravets dejando una estupenda impresión e interesándose de verdad por el partido. Siovas, el propio Kravets y Sabin Merino probaron que la defensa del Madrid es de gomaespuma y Braithwaite, a la segunda (su primer cabezazo pegó en el palo), acertó en Butarque lo que falló en el Bernabéu. Antes del descanso sólo una vez le llegó el Madrid a Cuéllar. Isco fue durmiéndose en su galopada en solitario y Juanfran acabó quitándole el gol. Al descanso la posesión del Madrid no llegaba al 40%. La última imagen del Villamarín, con todo el equipo achicando agua. La última bandera por entregar: la pelota.
El último arreón pepinero
Para acabar con ese oprobio entró Ceballos por Reguilón y se le retiró la escolta a Marcelo. Al Madrid le fue mejor porque decayó la actividad del partido: apenas llegó pero resultó menos vulnerable para el Leganés, al que los minutos le fueron apagando el ímpetu y la esperanza. Isco se sacó un par de pases largos en medio de una actuación discreta y cambió su papel por el de Vinicius, que se sintió más cómodo en la izquierda. El malagueño tampoco sacó nada en limpio como falso nueve y acabó sustituyéndole Cristo. No pareció ponerle demasiado empeño en dejar mal a Solari.Pellegrino hizo un último intento poniendo a En-Nesyri a costa de uno de sus tres centrales y eso le dio un nuevo impulso al Leganés, en el que Braithwaite y Merino volvieron a intentarlo. Se lució Keylor y Brahim llegó para la despedida y estrelló la pelota en el palo tras entrega de Vinicius. El Madrid sólo vive de esperanzas.
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