El sabado -2- Febrero a las 23:30 por La 2, foto,.
En su incesante búsqueda de la píldora
milagrosa que lo convierta en invencible, Adolf Hitler inicia una
carrera de armas farmacológicas. El ejército alemán suministró drogas a
sus altos mandos y soldados hasta el punto de la extenuación. Y en la
postguerra, la CIA realizó experimentos en humanos, control mental,
irradiación, inyección de químicos, inoculación de virus… El objetivo
del experimento era la manipulación mental y el lavado de cerebro.
Esta Noche Temática incluye los siguientes títulos: “Los yonkis de Hitler” y “Las cobayas de la CIA”.
TITULO: MasterChef Junior 6 - Final,.
Esta Noche Temática incluye los siguientes títulos: “Los yonkis de Hitler” y “Las cobayas de la CIA”.
En su incesante búsqueda de la píldora milagrosa que lo
convirtiera en invencible, Adolf Hitler inició una carrera de armas
farmacológicas. El ejército alemán suministró drogas a sus altos mandos y
soldados hasta el punto de la extenuación. Y en la posguerra, la CIA
realizó experimentos en humanos: control mental, irradiación, inyección
de químicos, inoculación de virus... El objetivo era la manipulación
mental y el lavado de cerebro. La próxima edición de La noche temática incluye los siguientes títulos: "Los yonkis de Hitler" y "Las cobayas de la CIA".
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, los países quedan sorprendidos al ver la velocidad con que avanza el ejército alemán. La ofensiva contra Polonia en 1939 se convierte en "la guerra relámpago" que ganan por su superioridad táctica y en parte gracias a una sustancia: la pervitina, una metanfetamina que toman los soldados para mejorar su rendimiento físico. La pervitina era claramente un arma de guerra. Formaba parte del arsenal nazi que permitía a los soldados derrotar a sus enemigos.
Los altos mandos de las tropas, los conductores de carros de combate, los pilotos de avión, tenían todos la posibilidad de tomar pervitina. Por consiguiente, podían recorrer grandes distancias a través de Polonia y Bélgica hasta Francia, sin fatigarse. Porque incluso con los mejores blindados y la mejor estrategia, un solo factor resulta incontrolable para cualquier ejército: el sueño.
Se hablada de una droga que daba energía a los soldados. Pero la pervitina hace más que suprimir el sueño. Es un euforizante. Eleva el ánimo. Píldora milagrosa, producto dopante, o simple estimulante, resulta difícil cuantificar los efectos de la pervitina en la victoria alemana.
Pero nadie sabe que la pervitina es, en realidad, una bomba de relojería. Se empieza a hablar del síndrome del aviador, ya que algunos soldados muestran una tez cetrina. Además, sufren depresiones o muestran conductas muy agresivas. Los médicos están desconcertados. Algunos testimonios hablan incluso de alucinaciones en pleno vuelo. La pervitina revela poco a poco su verdadero rostro. Elimina totalmente el apetito, quita la sed y el sujeto pierde en un momento u otro, con una intoxicación muy alta, todos los reflejos de supervivencia. Las primeras muertes causadas por la pervitina se disfrazan bajo otras causas de fallecimiento, como ataque al corazón.
Adolf Hitler sabía quién tomaba pervitina en su entorno y en sus ejércitos. Sin embargo, ¿podemos afirmar hoy que él no la consumía?
Financiados por la CIA, médicos y científicos acosaron a negros, indigentes y desvalidos. Los encerraban en prisiones, en hospitales, en barracones e incluso en orfanatos. Y, contra su voluntad, con el pretexto de estudiar el cerebro humano, convertirían a decenas de millares de personas en auténticas ratas de laboratorio.
Miles de experimentos gubernamentales tuvieron lugar en hospitales, universidades y bases militares de todo el país. Su objetivo era borrar su memoria, encontrar un medio para hacer confesar al enemigo, fabricar una máquina humana dispuesta a matar contra su voluntad.
Fin de la Segunda Guerra Mundial. El mundo descubre con estupor la dimensión de los horrores perpetrados en los campos de concentración. Estados Unidos se erigió en guardián de la buena conciencia de las naciones, imponiendo que los procesos de Núremberg tuvieran lugar cuanto antes. Pero, al mismo tiempo, los estadounidenses codiciaban a los científicos y médicos alemanes y conseguían llevarlos a Estados Unidos.
Los norteamericanos se aprovechan de todos esos cerebros y de los conocimientos de esos alemanes para realizar experimentos en muchos lugares, especialmente en aquellos países que consideraban que estaban bajo su control. Fue así como, entre 1946 y 1948, en Guatemala inocularon el virus de la sífilis a cientos de soldados, prostitutas, presos e, incluso, niños. El resultado final: 83 muertos. Por ese acto, Estados Unidos sería condenado. En territorio estadounidense, experimentan con personas desvalidas, gente negra, ancianos, enfermos, pobres. Aquellas que nunca se atreverían a protestar. En 1946, y durante siete años, decenas de niños enfermos mentales son alimentados con cereales radiactivos en una escuela de Massachusetts.
Cuando termina la II Guerra Mundial, la prioridad absoluta es la tecnología nuclear. El ejército de EEUU está al mando. Desde 1946 realiza pruebas a gran escala, sobre todo en el atolón de Bikini. Para constatar los efectos de la radiactividad se utilizan soldados. Se explosionan bombas y luego se les ordena que vayan a limpiar los daños o a apagar los incendios. Los soldados son las cobayas perfectas: son disciplinados e ignoran por completo el riesgo que corren.
Los yonkis de Hitler
Iniciamos la emisión con una producción francesa de 2015 dirigida por François Pomès, de 52 minutos de duración y coproducida por Label News y Label Image.Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, los países quedan sorprendidos al ver la velocidad con que avanza el ejército alemán. La ofensiva contra Polonia en 1939 se convierte en "la guerra relámpago" que ganan por su superioridad táctica y en parte gracias a una sustancia: la pervitina, una metanfetamina que toman los soldados para mejorar su rendimiento físico. La pervitina era claramente un arma de guerra. Formaba parte del arsenal nazi que permitía a los soldados derrotar a sus enemigos.
Los altos mandos de las tropas, los conductores de carros de combate, los pilotos de avión, tenían todos la posibilidad de tomar pervitina. Por consiguiente, podían recorrer grandes distancias a través de Polonia y Bélgica hasta Francia, sin fatigarse. Porque incluso con los mejores blindados y la mejor estrategia, un solo factor resulta incontrolable para cualquier ejército: el sueño.
Se hablada de una droga que daba energía a los soldados. Pero la pervitina hace más que suprimir el sueño. Es un euforizante. Eleva el ánimo. Píldora milagrosa, producto dopante, o simple estimulante, resulta difícil cuantificar los efectos de la pervitina en la victoria alemana.
Pero nadie sabe que la pervitina es, en realidad, una bomba de relojería. Se empieza a hablar del síndrome del aviador, ya que algunos soldados muestran una tez cetrina. Además, sufren depresiones o muestran conductas muy agresivas. Los médicos están desconcertados. Algunos testimonios hablan incluso de alucinaciones en pleno vuelo. La pervitina revela poco a poco su verdadero rostro. Elimina totalmente el apetito, quita la sed y el sujeto pierde en un momento u otro, con una intoxicación muy alta, todos los reflejos de supervivencia. Las primeras muertes causadas por la pervitina se disfrazan bajo otras causas de fallecimiento, como ataque al corazón.
Adolf Hitler sabía quién tomaba pervitina en su entorno y en sus ejércitos. Sin embargo, ¿podemos afirmar hoy que él no la consumía?
Los cobayas de la CIA
Continuamos la emisión con una producción francesa de 2015 dirigida por Olivier Pighetti, de 52 minutos de duración y producida por AB Productions.Financiados por la CIA, médicos y científicos acosaron a negros, indigentes y desvalidos. Los encerraban en prisiones, en hospitales, en barracones e incluso en orfanatos. Y, contra su voluntad, con el pretexto de estudiar el cerebro humano, convertirían a decenas de millares de personas en auténticas ratas de laboratorio.
Miles de experimentos gubernamentales tuvieron lugar en hospitales, universidades y bases militares de todo el país. Su objetivo era borrar su memoria, encontrar un medio para hacer confesar al enemigo, fabricar una máquina humana dispuesta a matar contra su voluntad.
Fin de la Segunda Guerra Mundial. El mundo descubre con estupor la dimensión de los horrores perpetrados en los campos de concentración. Estados Unidos se erigió en guardián de la buena conciencia de las naciones, imponiendo que los procesos de Núremberg tuvieran lugar cuanto antes. Pero, al mismo tiempo, los estadounidenses codiciaban a los científicos y médicos alemanes y conseguían llevarlos a Estados Unidos.
Los norteamericanos se aprovechan de todos esos cerebros y de los conocimientos de esos alemanes para realizar experimentos en muchos lugares, especialmente en aquellos países que consideraban que estaban bajo su control. Fue así como, entre 1946 y 1948, en Guatemala inocularon el virus de la sífilis a cientos de soldados, prostitutas, presos e, incluso, niños. El resultado final: 83 muertos. Por ese acto, Estados Unidos sería condenado. En territorio estadounidense, experimentan con personas desvalidas, gente negra, ancianos, enfermos, pobres. Aquellas que nunca se atreverían a protestar. En 1946, y durante siete años, decenas de niños enfermos mentales son alimentados con cereales radiactivos en una escuela de Massachusetts.
Cuando termina la II Guerra Mundial, la prioridad absoluta es la tecnología nuclear. El ejército de EEUU está al mando. Desde 1946 realiza pruebas a gran escala, sobre todo en el atolón de Bikini. Para constatar los efectos de la radiactividad se utilizan soldados. Se explosionan bombas y luego se les ordena que vayan a limpiar los daños o a apagar los incendios. Los soldados son las cobayas perfectas: son disciplinados e ignoran por completo el riesgo que corren.
TITULO: MasterChef Junior 6 - Final,.
MasterChef Junior 6 - Final
Domingo -13- Enero 2019, a las 22:00 por La 1, foto,.
Gran final de MasterChef Junior 6.
Paula, Candela, Pachu y Josetxo lucharán por el trofeo en un
emocionante programa en el que les visitarán tres chefs: la primera
prueba, con Ángel León; la segunda, con Dabiz Muñoz; y en la tercera,
Joan Roca se sentará con el jurado a decidir el veredicto.
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