La campaña viral de Trump y Biden,.
El presidente y el líder demócrata confrontan en las redes sus estrategias sobre la epidemia, que ya asola EE UU,.
El mundo se paró en seco. No más campañas, no más mítines, ni primarias. Biden desapareció de las noticias y se convirtió en el candidato invisible. «Lo que me preocupa es que ahora con esta crisis vemos a Donald Trump todos los días dando su informe a la prensa, y lo que yo quisiera es verle más a usted», le dijo uno de sus donantes.
Su reflexión encontró eco en el candidato y en todos los analistas. Trump, un animal del 'reality show', había olfateado con rapidez que la ansiedad colectiva era una oportunidad para ponerse delante de las cámaras y no la desaprovechó. Gracias a ello el presidente tiene ahora la popularidad más alta de su mandato, un 49% en comparación al 44% del mes anterior, cuando salió triunfante del proceso de 'impeachment'. Según la misma encuesta de Gallup, el 60% aprueba su gestión de la crisis, por catastrófica que haya sido. La tele manda. Y es que para saber que miente hace falta estar informado, lo que cada día es más difícil en la cacofonía mediática y digital.
Biden no ha tenido más remedio que aplicarse en su juego, en el que parte con desventaja. El presidente tiene 75 millones de seguidores en Twitter y 27 millones en Facebook, sin contar los grupos que le apoyan. Desde que empezó a dar las conferencias del coronavirus, cada tarde dispone de la atención exclusiva de todas las cadenas de televisión y de radio, pendientes a la última actualización del presidente.
Su presunto rival está recluido en su casa de Wilmington (Delaware), donde se ha montado un estudio de televisión en el sótano para dar entrevistas a las televisiones y grabar vídeos que cuelga en las redes. Sus números palidecen frente a los de Trump: 4.6 millones en Twitter, o seis veces menos, y 1.6 millones en Facebook. Su primera conferencia de prensa esta semana, transmitida por Periscope, deja claro que el único tema que ahora interesa al público es el coronavirus. En las anteriores intervenciones de campaña obtenía una media de 150.000 espectadores, pero cuando anuncia su respuesta a la crisis o se reúne virtualmente con los médicos para hablar de la pandemia, sube a los 400.000.
Con todo, los vídeos de sus producciones que realmente vuelan por la red son los que critican a Trump, exponen sus mentiras o explican la mala gestión de la pandemia. Esto último fue lo que hizo didácticamente Ron Klain, coordinador de la respuesta de la Casa Blanca de Obama al ebola. El vídeo tuvo una audiencia de 4.4 millones en menos de una semana. Biden por fin se había vuelto viral-
Después de medio siglo haciendo campañas, el político de 77 años que disfruta estrechando manos y abrazando a los extraños ha descubierto que puede llegar a más gente sentado en casa. «Es toda una ironía», confesó el martes en entrevista con 'The View'. Sus asesores han llegado a la conclusión de que la crisis del coronavirus representa también una oportunidad. «Todo el mundo en EE UU va a estar sentado delante de la televisión y el ordenador día y noche», observó Teddy Goff, director digital de la campaña de Obama en 2012.
El reto para Biden es encontrar la medida de este traje que Trump lleva vistiendo toda la vida. Su campaña virtual tendrá que averiguar a qué hora le ve la gente, qué temas les hacen pararse a ver el vídeo y cómo no aburrirlos con el mismo mensaje. Cosas que el presidente sabe por instinto. En un reto de creatividad, el pasado fin de semana Biden lanzó por Instagram Live una fiesta virtual de cuarentena auspiciada por el cantante de hip hop Dj D-Nice a la que se conectaron 100.000 personas, desde los Obama a Mark Zuckerberg, pasando por Oprah Winfrey y Jennifer Lopez. 'Don't try to slow me down, yeah!', cantaba Beyonce (No trates de frenarme).
Trump tiene una audiencia cautiva de ansiedad que devorará cada palabra que diga del coronavirus. Biden quiere mostrar el contraste de cómo gestionaría la crisis un presidente con experiencia, pero todo lo que diga serán palabras vacías, porque 2021 queda muy lejos. «Ahora estoy enfocado en resolver esta crisis», respondió respecto a su próximo debate con Sanders. Hablaba como si ya fuera el presidente, algo que sintió mal a Hillary Clinton. Trump, por su parte, aprovecha sus despistes para alimentar el mote del 'Adormilado Joe' que le ha puesto. «¿Le has escuchado? Ha dicho lo importante que son sus cinco nietos y tiene seis?», retuiteó. La batalla será viral y acaba de empezar.
TITULO: Mi casa es la vuestra - Silvia Álava ,. . Viernes -3- Abril ,.
Viernes -3- Abril a las 22.00, en Telecinco, foto,.
Silvia Álava,.
Silvia Álava: «Los niños deben hablar de sus pesadillas, temores y miedos»,.
Ellos son los que mejor se adaptan, pero que hay que estar vigilantes ante posibles secuelas tras este duro confinamiento, aconseja la psicóloga infantil / «La actitud de los niños dependerá de la nuestra, lo que perciban es determinante»,.
–¿Tienen los niños herramientas para enfrentarse al confinamiento?
–No. Lo que sí tienen es una mayor capacidad de adaptación. Se acomodan a las nuevas situaciones, a una adversidad como el confinamiento, antes y mejor que un adulto. Pero necesitan que nosotros les proporcionemos herramientas para facilitarlo.
–¿Asimilan lo que está pasando?
–Son conscientes de que ocurre algo, escuchan muchas cosas, pero necesitan procesarlo con nuestra ayuda. Es fundamental explicarles la situación de forma clara y sencilla, acorde a su lenguaje, a su desarrollo cognitivo y emocional, para transmitirles que vamos a salir de esto.
–No es lo mismo explicárselo a un crío de dos años que a uno de doce.
–Al de dos años habrá que insistirles una y otra vez, porque se les olvida y se quedarán, sobre todo, con que no pueden salir a la calle. Decirles que no es que papá y mamá no quieren salir, sino que un virus no nos deja. Buscar un 'malo de la película' para evitar la pataleta. Con los mayores, ser positivos sin mentirles, y pedirles que sean proactivos y colaboren.
–¿Cómo gestionar y aplacar sus miedos?
–Logrando que los verbalicen, que sean capaces de hablar sobre lo que les atemoriza, que sepan que les entendemos. No vale decir «no tengas miedo, que no pasa nada». Primero te escucho, valido y acepto tu miedo, y te explico que es normal sentirlo. Que todos lo tenemos. Cuando hemos empatizado con él y validado la emoción, podemos decirle con delicadeza y serenidad que sabemos que los abuelitos están bien, que no vamos a verles para no contagiarlos y que no se pongan malos. Que es bueno que les llamen y que hablen con ellos y que verles por videoteléfono les ayudará a sentirse mejor.
–¿Los niños son el espejo de nuestros sentimientos?
–Sí. Su actitud dependerá de la nuestra. Es determinante lo que perciban en los adultos. Reaccionarán en función de cómo nosotros vivamos la situación. Transmitir calma en lugar de estrés es primordial. Necesitan un entorno seguro. Si nuestra actitud es de nerviosismo, si oyen decir «¡ay Dios mío! ¿qué nos va a pasar?», lógicamente se inquietarán.
–¿Saldrán de esta más fortalecidos o afectados emocionalmente?
–Nunca hemos atravesado por una experiencia como está. No hay estudios sobre un confinamiento tan masivo y tan largo que nos aporten criterios. Dependerá de las características y variables de personalidad de cada crío. Los hay más vulnerables y preocupones; tendentes a obsesionarse con algunas cosas, y con ellos debemos tener más cuidado. Hay otros que lo llevan razonablemente bien. Padres y educadores tendrán que estar muy atentos. Calibrar qué hacen o dejan de hacer distinto de lo que hacían antes del confinamiento.
–¿Les dejará secuelas el confinamiento?
–Podría haberla en algún caso. Por eso hay que observar muy bien si están más retraídos, retadores, irascibles, tristes o apáticos. Si se ve alterado el apetito, el ritmo del sueño o si tienen pesadillas.
–Los más peques tendrán un recuerdo difuso pero, ¿qué pasa con los niños más mayores?
–Es difícil que se consoliden los recuerdos antes de los dos años. Todo dependerá de cómo lo vivan la familia y cómo les ayudamos los padres a superarlo.
–¿Van a aprender los papás de los hijos, y viceversa?
–Sí. Es una situación dura e inédita para las dos partes. Hay que sacar lo más positivo. Debemos hacer que esta convivencia sea enriquecedora y afiance los lazos familiares.
–En la educación 'online', ¿ven un regalo o un castigo?
-Es una buena herramienta que permite seguir con sus horarios y sus rutinas. Es la menos mala de las alternativas.
TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS -Andoni Zubizarreta ,.
Martes 31 de marzo, a las
20.00, en La 2, foto.
Andoni Zubizarreta,.
Andoni Zubizarreta: “Mezclarnos en Europa nos permite salir de nuestras inquietudes primarias”
Entrevista a un portero -ahora metido a director deportivo- que vivió la transición entre el pasado y el futuro de la mano de dos mares de un continente que no deja de cambiar
Ha pasado por el Athletic Club de Bilbao, el FC Barcelona y
el Valencia CF como jugador, todos ellos clubs de ciudades ‘de
frontera’ entre España y Europa, entre la Península ibérica y el
Mediterráneo. Todavía es el quinto jugador que más internacionalidades
acumula con la Selección española de fútbol. Y ahora nos habla desde
Marsella, como director deportivo del Olympique, uno de los grandes de
la Ligue 1 francesa. Andoni Zubizarreta (Vitoria-Gasteiz, 1961)
ganó jugando de portero en la Alemania dividida por el telón de acero,
perdió ante la desaparecida Yugoslavia y vivió los inicios españoles en
una Europa que daba pasos adelante. Hoy nos ilustra este Viejo
Continente que cambia y cambia. Y habla de fútbol como ejemplo, como
vanguardia, como aquello a lo que los europeos prestan más atención
entre el ayer y el mañana tamizado por el hoy, siempre directo, siempre
–en apariencia– seguro.
Hablamos mucho de Europa, pero la única competición en la que participamos como tal es el golf. ¿Cree posible que esto pueda generalizarse y tener una selección europea en otros campos o deportes como pueda ser el fútbol?
Eso, como en el golf, parte de la tradición de cada deporte. Y la tradición del mío, en el fútbol, es más de los ingleses. Por eso que también sea uno de las pocos en los que hay una selección inglesa, escocesa, galesa, norirlandesa… Se sustenta sobre los países. De vez en cuando suele haber algún partido amistoso, de Europa contra el resto del mundo, pero es difícil, porque el deporte permite identificarnos con cosas que son nuestras, que pertenecen a nuestra historia, de manera que hasta que este concepto de Europa no se traslade a la vida cotidiana, a nuestro día a día… Si se consolida, podría aparecer, pero creo que le va a costar mucho.
¿Y lo vería conveniente? Porque, es más, también hay quien pide la vasca, la catalana, etc.
No creo que el hecho de pertenecer a un proyecto que se llama Europa signifique perder tu identidad como país y disolverla en una más grande. Otra cuestión es el sentimiento europeo, que sí que creo que lo tenemos, aunque luego eso no esté significado con un pasaporte o una competición. No son cosas antagónicas, por decirlo de alguna manera. Y también nos permite un cierto movimiento.
De hecho, hablando sobre la identificación de cada uno con su país, liga, etc., hay algo que últimamente, en política, se escucha cada vez más: pedir fronteras más duras, más control migratorio... A veces parece un debate un poco futbolístico, entre aquel que pide la Superliga europea y otros que dicen que no, que mejor mantenernos en las ligas de cada país, sea la española, la Premier inglesa u otra. ¿El debate es tan lógico por los tiempos en los que vivimos, como peligroso por las consecuencias que pueda traer?
En el fútbol durante un tiempo también hubo proteccionismo sobre cada país. No se jugaba con extranjeros o había un límite y todos los europeos eran extranjeros. Al final nos hemos encontrado con la realidad de la movilidad de los trabajadores y ahora ya tenemos asumido que un español juegue en Francia, o un francés en Inglaterra, o un inglés en Portugal; o que Cristiano empezase su carrera en Portugal para luego irse a Inglaterra, luego jugar en España y ahora estar en Italia... Este es un elemento de trazabilidad europea bastante interesante. Todo aquello que era proteccionista o que cerraba fronteras, el fútbol y la dinámica de la vida lo ha llevado a espacios en los que compartir, que son enormemente más ricos e interesantes que aquellos que constriñen y que crean barreras. Además, en las fronteras se suelen producir cosas muy interesantes, porque son espacios de intercambio y de mezcla.
Pertenecer a Europa no significa perder tu identidad y disolverla en una más grande
Pero hay quien dice: ‘Bueno, con la ley Bosman... eso de ser un
jugador europeo, legalizar el trabajo comunitario, las migraciones
internas, a todo lo que ha llevado...’ ¿Ha sido positivo o negativo?
Es que las cosas no las entiendo como positivas o negativas. Son debates que cuando los miras después, dices, ‘bueno, si esto siempre tiene el mismo final’. Ahora veo jugadores que juegan por todas partes del mundo, entrenadores en China, el preparador físico que trabaja en Italia como especialista, o el analista de datos que está en un equipo belga… Eso lo entiendo como hacia donde va la vida, al destino que vamos, porque suma.
Si uno recuerda el tiempo de la transición y poco después, le viene a la mente una España básicamente preocupada por España. También en el fútbol. Con jugadores, entrenadores, directores deportivos, etc., españoles que se quedaban en España. En cambio, de un tiempo a esta parte, se sale, y usted mismo es un buen ejemplo hablándonos desde Marsella. ¿Si no hubiera sido por la UE o la Comunidad Europea, se hubiera dado la misma trayectoria?
Hombre, hubiese sido más difícil, más limitada. Pero yo creo que eso también está asociado a otro elemento. Hasta el final de mi carrera como jugador de fútbol, hasta el 2000 y pico o una cosa así, y después también, se consideraba que al jugador español le costaba adaptarse al extranjero, y que por eso no salíamos de nuestras fronteras. Luego ya empezó Benítez en el Liverpool, con Xavi Alonso, Luis García y otros, y, bueno, mira, les iba bien, ganaban la Copa de Europa y si desde allí igual también les veían como, ‘sí, de calidad, pero igual no trabajan tanto’ o no sé qué, cambiaba a ‘ah, estos tipos trabajan bien y además juegan muy bien al fútbol’. Luego ya viene toda la generación dorada de cuando España gana la Eurocopa en 2008, los títulos del Barça y del Madrid, y desde entonces ya no es tanto el gran futbolista español sino el futbolista en general el que sale. Incluso los chicos jóvenes empiezan a ser interesantes para los clubs europeos. Así se produce un flujo que ahora un futbolista entiende por normal.
Quizá no lo comparta, pero hay quien critica que este mercado tan abierto, comunitario o europeo, va contra aquellos clubs más de cantera o locales, como podría ser, por ejemplo, el Athletic Club de Bilbao, que conoce bien.
El equipo de Europa al que le va peor todo este tipo de cosas es el Athletic Club de Bilbao, porque si antes la potencia económica de un club se sustentaba en la cantidad de socios que tenía –y el Athletic era uno de los que contaba con más fieles, con un estadio de 45.000 personas y 30.000 socios que pagaban unas cuotas interesantes, lo que le daba nivel económico para competir en la Liga–, ahora mismo ese concepto ya no es el que lo marca. Ahora son más los derechos de televisión, o incluso las compras y ventas de los jugadores. Sin embargo, dentro de un mundo más global y sin fronteras también marca un proyecto que es absolutamente singular y único. No hay ningún club en el mundo que sea así. Es decir, en su misma definición está su propio riesgo y sus propias fortalezas. Puede competir a nivel europeo, pero a la vez es local porque lo hace con jugadores de su entorno más cercano. Desde este punto de vista debería ser un proyecto a mantener por Europa porque representa lo próximo y lo global.
Los espacios en los que compartir son enormemente más ricos e interesantes que aquellos que constriñen y crean barreras
¿Pero es sólo la excepción que confirma la regla?
Si hubiese un club que se fundase ahora para competir en la Primera División española, o si un propietario, supongamos, comprase un club hoy y dijera ‘Señores, he comprado el X y a partir de ahora sólo voy a jugar con jugadores de aquí’, como proyecto sería muy, muy, muy complicado. El Athletic se sustenta sobre una tradición, una historia, un legado entre padres, hijos, abuelos; sobre una continuidad en la historia, elementos que permiten identificarnos y recordarnos a nosotros mismos quiénes somos, un poco lo que es Europa también. Eso nos da una trazabilidad en la vida, y es un elemento muy importante, más en una sociedad en la que todo va tan rápido.
Hay quien señala que Europa ha permitido concentrar el poder, la riqueza, etc., en muy pocos países, en los líderes, como pueda ser Alemania. Algo en cierto sentido paralelo a lo que se dice sobre la Superliga europea planteada por la UEFA –si algún día llega a hacerse realidad–, de manera que ésta concentraría el poder en los que ya están arriba, en los clubs más poderosos. ¿Cree realmente que estas integraciones hacia arriba van en detrimento de los más pequeños?
Yo tengo una teoría, pero sin ninguna validación, y es que el deporte en general, pero el fútbol en concreto, el más popular del mundo y todo eso, cada vez suscita más interés del negocio. Mueve muchísimo dinero, y al dinero en general no le gusta la incertidumbre; le gustan más los espacios de seguridad. Y si una cosa define al fútbol es la incertidumbre. Es el deporte más maravilloso porque puedes jugar fatal y ganar 1-0 y puedes jugar maravillosamente bien y perder 1-0. Los pequeños pueden ganar a los grandes. Siempre puede pasar algo. Entonces, ¿cómo lo intentas solucionar? Creando este tipo de espacios, que son más seguros. La incertidumbre del juego está, pero todo lo demás que rodea al negocio, es decir, la Liga, que se pueda bajar o no, la clasificación o no para la Champions; que todo eso desaparezca y se convierta en seguro. Es una tendencia que veremos si el dinero consigue imponerla o si la cultura del fútbol por sí misma prevalece. Pero hasta ahora en todos los movimientos que ha habido de ese estilo es el negocio el que siempre ha ganado. Ahí no soy muy optimista.
Cuando habla de incertidumbre, yo pienso en el Brexit. Y cuando pienso en el Brexit, me pregunto: con la ley Bosman, la cantidad de jugadores, entrenadores, etc., europeos que están allí y pueden verse afectados. ¿Qué consecuencias puede tener?
Yo sé cómo funcionan muchas veces los equipos ingleses. Son clubs que acaparan mucho talento, sobre todo joven. Y cómo van a países clave como Francia, España, Holanda o Bélgica, donde invierten en jugadores jóvenes con la idea de desarrollarlos y tal vez en un futuro poder venderlos. Si esa puerta se cierra, pues es evidente que en esos países habrá un poco más de tranquilidad. Pero claro, desde el punto de vista del proyecto individual del jugador que tal vez piensa que fichando por el Liverpool podrá pertenecer al próximo equipo que gane la Champions, pues no sé cómo se mide. O desde los clubs que venden jugadores jóvenes igual a precios que no son tan espectaculares como los de los grandes, a dos-tres millones de euros, pero que sin embargo para sus economías son vitales… Si desaparece ese comprador, ¿cómo va a incidir en su economía diaria? Porque no todas las veces significa algo malo, muchas veces es para bien.
Europa es tradición, historia, legado, un poco como el Athletic
¿Y qué opina que pasará?
En política es difícil explicar ‘qué va a pasar con’ en muchas cosas desde el punto de vista práctico. En el fútbol es muy sencillo: ‘Bueno, ya, pero los europeos, quiero decir, los españoles, belgas o franceses que juegan allí, ¿tendrán consideración de extranjeros o no?’ Es sí, o no, y en qué condiciones. Pero el del Brexit es uno de los debates en los que tampoco nadie en nuestro ámbito del fútbol sabe qué es lo que pasará.
Ha vivido y trabajado en diferentes partes de España y ahora lo mismo lo hace en Francia. Es uno de los jugadores con más internacionalidades con España. Por su propia experiencia, ¿qué compartimos los europeos que nos distingue del resto?
Durante mucho tiempo hemos incidido más en lo que nos diferencia que en lo que nos une. A veces incluso con los tópicos más tontos. Y hemos hablado muy poco, o nos han hablado muy poco, o nos hemos hablado muy poco, de la cultura o de cosas que son más o menos comunes, o que nos pertenecen, como los derechos sociales, los derechos de los trabajadores, etc. De ‘situaciones’ que son parte de nuestra cultura. Me da la sensación de que lo que nos une lo hemos dado más por supuesto. Siempre es devaluar aquello que tenemos más en común. Pero claro, si dices: de un sueco a un español y de un español del norte a un español del sur, ¿su forma de ver la vida es la misma o es diferente? Partimos de unos suelos sociales o de vida mínimos –y ya sé que no llegan al 100% de la población–, que, en general, están distribuidos y los cuales consideramos atribuciones que tenemos per se.
¿Una Europa sin UE sería muy diferente de la actual?
Bueno… ¿Qué Europa? Cuando con el Barça en 1992 ganamos la Copa de Europa, eliminamos al último campeón de la Alemania del Este y al último campeón de la Alemania Federal. ¿A esa Europa? También jugué con España contra Yugoslavia en el 90 y nos eliminó del Mundial, pero fue la última Yugoslavia que compitió como Yugoslavia... Quiero decir, Europa está en movimiento, es dinámica. Y sin la UE seguramente seguiríamos muy anclados en muchos de nuestros muchos tópicos: ‘Es que los franceses, fíjate, son desagradables…’ O: ‘Los españoles no trabajan…’ El estar integrándonos y mezclándonos nos permite salir de nuestras inquietudes primarias y ver que nos parecemos o somos muy iguales.
Los europeos somos más complementarios que competidores
¿Y cómo cree que será Europa de aquí a medio o largo plazo? ¿La UE todavía estará ahí?
A mí me gustaría ver una Europa que también se sustentara en las personas y que protegiera al individuo y a sus necesidades; a los elementos que tienen que ver con la cultura, la sanidad, la educación, todo ese tipo de cosas que nos tocan en el día a día a cada uno de nosotros. Una Europa fuerte que estuviese unida en este tipo de elementos que nos dan oportunidades a todos y espacios para poder compartir, aprender y ver que somos más complementarios que competidores.
Se llame UE o se llame como se llame.
Europa es el nombre que se nos ha dado, y es verdad que como Europa hemos estado mucho más tiempo en guerra que en paz, pero no es un mal nombre.
De hecho, en 2020 la Eurocopa se celebrará por primera vez a lo largo de toda Europa, en hasta 12 países y entre otras en ciudades como por ejemplo Bilbao. ¿Qué significado puede tener para su futuro?
Recuerdo que fue una idea de Michel Platini, y creo que lo que intentaba era eso, utilizar el fútbol también para demostrar cómo Europa es evidentemente no un país, pero sí una entidad única, por decirlo de alguna forma, incluso para organizar una competición como esta como si fuese un solo país. El fútbol lo hace evidente. Cuando has jugado un campeonato del mundo en Rusia o EE.UU., donde entre la Costa Este y la Costa Oeste hay una diferencia horaria de cuatro-cinco horas, pues una Eurocopa en donde la distancia entre países y sedes puede ser de dos horas y media-tres de avión, evidentemente es factible. Y eso también nos permitiría visualizarnos. Es una buena forma de simbolizar lo que es Europa como proyecto común.
TITULO:
ANTENA 3 TV | MASTERS DE LA REFORMA - Las tiendas piden un cambio de imagen para modernizar Ricardo Carapeto ,.
El Lunes -30- Marzo a las 22:45 por Antena 3, foto,. Las tiendas piden un cambio de imagen para modernizar Ricardo Carapeto ,.
Estos
días la inmensa mayoría de los comercios están cerrados, pero
habitualmente Ricardo Carapeto es una de las avenidas con más movimiento
de la región. Sus casi dos kilómetros están llenos de tiendas y sus
propietarios quieren modernizar su imagen para competir mejor. Es la
propuesta de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de San Roque,
que está negociando con el Ayuntamiento para lograr un cambio de imagen
en su principal calle.
Uno de los impulsores del proyecto es Alberto Caballero, nuevo presidente de la ACE San Roque. Tiene 41 años y una asesoría informática. Explica que ya han presentado varias propuestas al concejal de Comercio, Ignacio Gragera, y que esperan llegar a un acuerdo para lograr inversiones para esta avenida.
En 2008 un tramo de esta calle, desde el puente de San Roque hasta el cruce con la calle Bilbao, fue nombrado Centro Comercial Abierto y contó con una inversión de 661.845 euros. Sin embargo, en este tiempo la cartelería que se instaló se ha deteriorado notablemente, de hecho, hay paneles señalizados por vallas de la policía porque suponen un peligro.
Además, Alberto Caballero reivindica que Ricardo Carapeto es la entrada a Badajoz desde Madrid y Mérida y que la imagen que da también representa a la ciudad para muchos visitantes que llegan por esta avenida cada día. Por eso cree que es aún más importante modernizar sus infraestructuras.
La crisis sanitaria debido al coronavirus ha dejado, por el momento, todos estos planes paralizados. El representante de los comerciantes explica que la mayoría de las empresas del barrio son pymes que depende de autónomos que lo están pasando muy mal debido a la situación». Si no hay una respuesta de la administración, la situación será muy complicada para el pequeño comercio, pero de verdad esperamos que haya una respuesta para superar esto».
Más allá del bache, desde esta agrupación ven el futuro del barrio con optimismo, principalmente porque creen que la apertura del Palacio de Justicia en Ronda Norte atraerá nuevos comercios y empresas a la zona. Para incentivarlo, Caballero quiere contar con una asesoría jurídica que ayude a los emprendedores a dar los primeros pasos. No solo quieren asentar el comercio con el que cuentan, «sino crecer, para ser más fuertes».
De hecho, una de las peticiones de la ACE San Roque es que se amplíe su Centro Comercial Abierto. En 2008 solo se concedió este reconocimiento al tramo hasta la calle Bilbao, pero consideran injusto que no se extienda al resto de la avenida que cada vez cuenta con más comercios (hasta la llamada rotonda del ocho).
A este respecto, otra reivindicación histórica es que el ultimo tramo de la calle, el más cercano a la carretera de Madrid, cuente con aceras y farolas. Actualmente los peatones deben caminar por la tierra y a oscuras para acceder al gimnasio, al bazar, a los campos de la federación o al restaurante que hay en la zona. La obra depende del Gobierno central y por el momento no hay fecha para que se lleve a cabo.
Otro proyecto de esta agrupación empresarial es extenderse a otros barrios. «Queremos unirnos con empresarios de la carretera de Olivenza, La Pilara o el Cerro Gordo porque ellos están solos en sus zonas y juntos seríamos más fuertes y podríamos lograr más cosas», concluye Alberto Caballero.
TITULO: Jordi Évole y Lo de Évole - con Pepe Mujica y David Broncano sobre la crisis del coronavirus,.
Hablamos mucho de Europa, pero la única competición en la que participamos como tal es el golf. ¿Cree posible que esto pueda generalizarse y tener una selección europea en otros campos o deportes como pueda ser el fútbol?
Eso, como en el golf, parte de la tradición de cada deporte. Y la tradición del mío, en el fútbol, es más de los ingleses. Por eso que también sea uno de las pocos en los que hay una selección inglesa, escocesa, galesa, norirlandesa… Se sustenta sobre los países. De vez en cuando suele haber algún partido amistoso, de Europa contra el resto del mundo, pero es difícil, porque el deporte permite identificarnos con cosas que son nuestras, que pertenecen a nuestra historia, de manera que hasta que este concepto de Europa no se traslade a la vida cotidiana, a nuestro día a día… Si se consolida, podría aparecer, pero creo que le va a costar mucho.
¿Y lo vería conveniente? Porque, es más, también hay quien pide la vasca, la catalana, etc.
No creo que el hecho de pertenecer a un proyecto que se llama Europa signifique perder tu identidad como país y disolverla en una más grande. Otra cuestión es el sentimiento europeo, que sí que creo que lo tenemos, aunque luego eso no esté significado con un pasaporte o una competición. No son cosas antagónicas, por decirlo de alguna manera. Y también nos permite un cierto movimiento.
De hecho, hablando sobre la identificación de cada uno con su país, liga, etc., hay algo que últimamente, en política, se escucha cada vez más: pedir fronteras más duras, más control migratorio... A veces parece un debate un poco futbolístico, entre aquel que pide la Superliga europea y otros que dicen que no, que mejor mantenernos en las ligas de cada país, sea la española, la Premier inglesa u otra. ¿El debate es tan lógico por los tiempos en los que vivimos, como peligroso por las consecuencias que pueda traer?
En el fútbol durante un tiempo también hubo proteccionismo sobre cada país. No se jugaba con extranjeros o había un límite y todos los europeos eran extranjeros. Al final nos hemos encontrado con la realidad de la movilidad de los trabajadores y ahora ya tenemos asumido que un español juegue en Francia, o un francés en Inglaterra, o un inglés en Portugal; o que Cristiano empezase su carrera en Portugal para luego irse a Inglaterra, luego jugar en España y ahora estar en Italia... Este es un elemento de trazabilidad europea bastante interesante. Todo aquello que era proteccionista o que cerraba fronteras, el fútbol y la dinámica de la vida lo ha llevado a espacios en los que compartir, que son enormemente más ricos e interesantes que aquellos que constriñen y que crean barreras. Además, en las fronteras se suelen producir cosas muy interesantes, porque son espacios de intercambio y de mezcla.
Pertenecer a Europa no significa perder tu identidad y disolverla en una más grande
Pero hay quien dice: ‘Bueno, con la ley Bosman... eso de ser un
jugador europeo, legalizar el trabajo comunitario, las migraciones
internas, a todo lo que ha llevado...’ ¿Ha sido positivo o negativo?
Es que las cosas no las entiendo como positivas o negativas. Son debates que cuando los miras después, dices, ‘bueno, si esto siempre tiene el mismo final’. Ahora veo jugadores que juegan por todas partes del mundo, entrenadores en China, el preparador físico que trabaja en Italia como especialista, o el analista de datos que está en un equipo belga… Eso lo entiendo como hacia donde va la vida, al destino que vamos, porque suma.
Si uno recuerda el tiempo de la transición y poco después, le viene a la mente una España básicamente preocupada por España. También en el fútbol. Con jugadores, entrenadores, directores deportivos, etc., españoles que se quedaban en España. En cambio, de un tiempo a esta parte, se sale, y usted mismo es un buen ejemplo hablándonos desde Marsella. ¿Si no hubiera sido por la UE o la Comunidad Europea, se hubiera dado la misma trayectoria?
Hombre, hubiese sido más difícil, más limitada. Pero yo creo que eso también está asociado a otro elemento. Hasta el final de mi carrera como jugador de fútbol, hasta el 2000 y pico o una cosa así, y después también, se consideraba que al jugador español le costaba adaptarse al extranjero, y que por eso no salíamos de nuestras fronteras. Luego ya empezó Benítez en el Liverpool, con Xavi Alonso, Luis García y otros, y, bueno, mira, les iba bien, ganaban la Copa de Europa y si desde allí igual también les veían como, ‘sí, de calidad, pero igual no trabajan tanto’ o no sé qué, cambiaba a ‘ah, estos tipos trabajan bien y además juegan muy bien al fútbol’. Luego ya viene toda la generación dorada de cuando España gana la Eurocopa en 2008, los títulos del Barça y del Madrid, y desde entonces ya no es tanto el gran futbolista español sino el futbolista en general el que sale. Incluso los chicos jóvenes empiezan a ser interesantes para los clubs europeos. Así se produce un flujo que ahora un futbolista entiende por normal.
Quizá no lo comparta, pero hay quien critica que este mercado tan abierto, comunitario o europeo, va contra aquellos clubs más de cantera o locales, como podría ser, por ejemplo, el Athletic Club de Bilbao, que conoce bien.
El equipo de Europa al que le va peor todo este tipo de cosas es el Athletic Club de Bilbao, porque si antes la potencia económica de un club se sustentaba en la cantidad de socios que tenía –y el Athletic era uno de los que contaba con más fieles, con un estadio de 45.000 personas y 30.000 socios que pagaban unas cuotas interesantes, lo que le daba nivel económico para competir en la Liga–, ahora mismo ese concepto ya no es el que lo marca. Ahora son más los derechos de televisión, o incluso las compras y ventas de los jugadores. Sin embargo, dentro de un mundo más global y sin fronteras también marca un proyecto que es absolutamente singular y único. No hay ningún club en el mundo que sea así. Es decir, en su misma definición está su propio riesgo y sus propias fortalezas. Puede competir a nivel europeo, pero a la vez es local porque lo hace con jugadores de su entorno más cercano. Desde este punto de vista debería ser un proyecto a mantener por Europa porque representa lo próximo y lo global.
Los espacios en los que compartir son enormemente más ricos e interesantes que aquellos que constriñen y crean barreras
¿Pero es sólo la excepción que confirma la regla?
Si hubiese un club que se fundase ahora para competir en la Primera División española, o si un propietario, supongamos, comprase un club hoy y dijera ‘Señores, he comprado el X y a partir de ahora sólo voy a jugar con jugadores de aquí’, como proyecto sería muy, muy, muy complicado. El Athletic se sustenta sobre una tradición, una historia, un legado entre padres, hijos, abuelos; sobre una continuidad en la historia, elementos que permiten identificarnos y recordarnos a nosotros mismos quiénes somos, un poco lo que es Europa también. Eso nos da una trazabilidad en la vida, y es un elemento muy importante, más en una sociedad en la que todo va tan rápido.
Hay quien señala que Europa ha permitido concentrar el poder, la riqueza, etc., en muy pocos países, en los líderes, como pueda ser Alemania. Algo en cierto sentido paralelo a lo que se dice sobre la Superliga europea planteada por la UEFA –si algún día llega a hacerse realidad–, de manera que ésta concentraría el poder en los que ya están arriba, en los clubs más poderosos. ¿Cree realmente que estas integraciones hacia arriba van en detrimento de los más pequeños?
Yo tengo una teoría, pero sin ninguna validación, y es que el deporte en general, pero el fútbol en concreto, el más popular del mundo y todo eso, cada vez suscita más interés del negocio. Mueve muchísimo dinero, y al dinero en general no le gusta la incertidumbre; le gustan más los espacios de seguridad. Y si una cosa define al fútbol es la incertidumbre. Es el deporte más maravilloso porque puedes jugar fatal y ganar 1-0 y puedes jugar maravillosamente bien y perder 1-0. Los pequeños pueden ganar a los grandes. Siempre puede pasar algo. Entonces, ¿cómo lo intentas solucionar? Creando este tipo de espacios, que son más seguros. La incertidumbre del juego está, pero todo lo demás que rodea al negocio, es decir, la Liga, que se pueda bajar o no, la clasificación o no para la Champions; que todo eso desaparezca y se convierta en seguro. Es una tendencia que veremos si el dinero consigue imponerla o si la cultura del fútbol por sí misma prevalece. Pero hasta ahora en todos los movimientos que ha habido de ese estilo es el negocio el que siempre ha ganado. Ahí no soy muy optimista.
Cuando habla de incertidumbre, yo pienso en el Brexit. Y cuando pienso en el Brexit, me pregunto: con la ley Bosman, la cantidad de jugadores, entrenadores, etc., europeos que están allí y pueden verse afectados. ¿Qué consecuencias puede tener?
Yo sé cómo funcionan muchas veces los equipos ingleses. Son clubs que acaparan mucho talento, sobre todo joven. Y cómo van a países clave como Francia, España, Holanda o Bélgica, donde invierten en jugadores jóvenes con la idea de desarrollarlos y tal vez en un futuro poder venderlos. Si esa puerta se cierra, pues es evidente que en esos países habrá un poco más de tranquilidad. Pero claro, desde el punto de vista del proyecto individual del jugador que tal vez piensa que fichando por el Liverpool podrá pertenecer al próximo equipo que gane la Champions, pues no sé cómo se mide. O desde los clubs que venden jugadores jóvenes igual a precios que no son tan espectaculares como los de los grandes, a dos-tres millones de euros, pero que sin embargo para sus economías son vitales… Si desaparece ese comprador, ¿cómo va a incidir en su economía diaria? Porque no todas las veces significa algo malo, muchas veces es para bien.
Europa es tradición, historia, legado, un poco como el Athletic
¿Y qué opina que pasará?
En política es difícil explicar ‘qué va a pasar con’ en muchas cosas desde el punto de vista práctico. En el fútbol es muy sencillo: ‘Bueno, ya, pero los europeos, quiero decir, los españoles, belgas o franceses que juegan allí, ¿tendrán consideración de extranjeros o no?’ Es sí, o no, y en qué condiciones. Pero el del Brexit es uno de los debates en los que tampoco nadie en nuestro ámbito del fútbol sabe qué es lo que pasará.
Ha vivido y trabajado en diferentes partes de España y ahora lo mismo lo hace en Francia. Es uno de los jugadores con más internacionalidades con España. Por su propia experiencia, ¿qué compartimos los europeos que nos distingue del resto?
Durante mucho tiempo hemos incidido más en lo que nos diferencia que en lo que nos une. A veces incluso con los tópicos más tontos. Y hemos hablado muy poco, o nos han hablado muy poco, o nos hemos hablado muy poco, de la cultura o de cosas que son más o menos comunes, o que nos pertenecen, como los derechos sociales, los derechos de los trabajadores, etc. De ‘situaciones’ que son parte de nuestra cultura. Me da la sensación de que lo que nos une lo hemos dado más por supuesto. Siempre es devaluar aquello que tenemos más en común. Pero claro, si dices: de un sueco a un español y de un español del norte a un español del sur, ¿su forma de ver la vida es la misma o es diferente? Partimos de unos suelos sociales o de vida mínimos –y ya sé que no llegan al 100% de la población–, que, en general, están distribuidos y los cuales consideramos atribuciones que tenemos per se.
¿Una Europa sin UE sería muy diferente de la actual?
Bueno… ¿Qué Europa? Cuando con el Barça en 1992 ganamos la Copa de Europa, eliminamos al último campeón de la Alemania del Este y al último campeón de la Alemania Federal. ¿A esa Europa? También jugué con España contra Yugoslavia en el 90 y nos eliminó del Mundial, pero fue la última Yugoslavia que compitió como Yugoslavia... Quiero decir, Europa está en movimiento, es dinámica. Y sin la UE seguramente seguiríamos muy anclados en muchos de nuestros muchos tópicos: ‘Es que los franceses, fíjate, son desagradables…’ O: ‘Los españoles no trabajan…’ El estar integrándonos y mezclándonos nos permite salir de nuestras inquietudes primarias y ver que nos parecemos o somos muy iguales.
Los europeos somos más complementarios que competidores
¿Y cómo cree que será Europa de aquí a medio o largo plazo? ¿La UE todavía estará ahí?
A mí me gustaría ver una Europa que también se sustentara en las personas y que protegiera al individuo y a sus necesidades; a los elementos que tienen que ver con la cultura, la sanidad, la educación, todo ese tipo de cosas que nos tocan en el día a día a cada uno de nosotros. Una Europa fuerte que estuviese unida en este tipo de elementos que nos dan oportunidades a todos y espacios para poder compartir, aprender y ver que somos más complementarios que competidores.
Se llame UE o se llame como se llame.
Europa es el nombre que se nos ha dado, y es verdad que como Europa hemos estado mucho más tiempo en guerra que en paz, pero no es un mal nombre.
De hecho, en 2020 la Eurocopa se celebrará por primera vez a lo largo de toda Europa, en hasta 12 países y entre otras en ciudades como por ejemplo Bilbao. ¿Qué significado puede tener para su futuro?
Recuerdo que fue una idea de Michel Platini, y creo que lo que intentaba era eso, utilizar el fútbol también para demostrar cómo Europa es evidentemente no un país, pero sí una entidad única, por decirlo de alguna forma, incluso para organizar una competición como esta como si fuese un solo país. El fútbol lo hace evidente. Cuando has jugado un campeonato del mundo en Rusia o EE.UU., donde entre la Costa Este y la Costa Oeste hay una diferencia horaria de cuatro-cinco horas, pues una Eurocopa en donde la distancia entre países y sedes puede ser de dos horas y media-tres de avión, evidentemente es factible. Y eso también nos permitiría visualizarnos. Es una buena forma de simbolizar lo que es Europa como proyecto común.
La asociación de empresarios negocia con el Ayuntamiento una renovación para hacer más atractivos los comercios de esta avenida,.
Uno de los impulsores del proyecto es Alberto Caballero, nuevo presidente de la ACE San Roque. Tiene 41 años y una asesoría informática. Explica que ya han presentado varias propuestas al concejal de Comercio, Ignacio Gragera, y que esperan llegar a un acuerdo para lograr inversiones para esta avenida.
En 2008 un tramo de esta calle, desde el puente de San Roque hasta el cruce con la calle Bilbao, fue nombrado Centro Comercial Abierto y contó con una inversión de 661.845 euros. Sin embargo, en este tiempo la cartelería que se instaló se ha deteriorado notablemente, de hecho, hay paneles señalizados por vallas de la policía porque suponen un peligro.
Los empresarios esperan que la apertura del Palacio de Justicia en Ronda Norte sirva para atraer nuevos negocios a la zona
La propuesta de los empresarios es instalar
nueva señalización, con luces, para marcar los comercios de la zona y
así orientar a los clientes. El alumbrado, además, serviría para eventos
porque podría iluminar de distintos colores. «Es una de las avenidas
más importantes de Extremadura y queremos modernizarla, hacer más
atractivas las tiendas», explica el representante de los empresarios.Además, Alberto Caballero reivindica que Ricardo Carapeto es la entrada a Badajoz desde Madrid y Mérida y que la imagen que da también representa a la ciudad para muchos visitantes que llegan por esta avenida cada día. Por eso cree que es aún más importante modernizar sus infraestructuras.
Noche en blanco de barrio
Por el momento, otra de las propuestas de los empresarios es dinamizar la zona. Este barrio puso en marcha hace unos meses su primera feria de la tapa. «Fue algo organizado bastante rápido, pero nos sentimos orgullosos del resultado y de la asistencia en los bares. Lo repetiremos los próximos años», explica Caballero, que también desvela que están planificando una Noche en Blanco en San Roque, un evento cultural y de ocio que animaría a todos los pacenses a acudir hasta la madrugada a estas calles. El objetivo no es solo fidelizar a sus clientes, sino atraer público de otras zonas».La crisis sanitaria debido al coronavirus ha dejado, por el momento, todos estos planes paralizados. El representante de los comerciantes explica que la mayoría de las empresas del barrio son pymes que depende de autónomos que lo están pasando muy mal debido a la situación». Si no hay una respuesta de la administración, la situación será muy complicada para el pequeño comercio, pero de verdad esperamos que haya una respuesta para superar esto».
Más allá del bache, desde esta agrupación ven el futuro del barrio con optimismo, principalmente porque creen que la apertura del Palacio de Justicia en Ronda Norte atraerá nuevos comercios y empresas a la zona. Para incentivarlo, Caballero quiere contar con una asesoría jurídica que ayude a los emprendedores a dar los primeros pasos. No solo quieren asentar el comercio con el que cuentan, «sino crecer, para ser más fuertes».
De hecho, una de las peticiones de la ACE San Roque es que se amplíe su Centro Comercial Abierto. En 2008 solo se concedió este reconocimiento al tramo hasta la calle Bilbao, pero consideran injusto que no se extienda al resto de la avenida que cada vez cuenta con más comercios (hasta la llamada rotonda del ocho).
A este respecto, otra reivindicación histórica es que el ultimo tramo de la calle, el más cercano a la carretera de Madrid, cuente con aceras y farolas. Actualmente los peatones deben caminar por la tierra y a oscuras para acceder al gimnasio, al bazar, a los campos de la federación o al restaurante que hay en la zona. La obra depende del Gobierno central y por el momento no hay fecha para que se lleve a cabo.
Otro proyecto de esta agrupación empresarial es extenderse a otros barrios. «Queremos unirnos con empresarios de la carretera de Olivenza, La Pilara o el Cerro Gordo porque ellos están solos en sus zonas y juntos seríamos más fuertes y podríamos lograr más cosas», concluye Alberto Caballero.
Lo de Évole' charla con Pepe Mujica y David Broncano sobre la crisis del coronavirus,.
Este domingo 29 de marzo, a
las 21.30, La Sexta emite un nuevo programa de 'Lo de Évole', dirigido y
presentado por el propio Jordi Évole. foto,.
El expresidente de Uruguay, Pepe Mujica, es uno de los invitados destacados de esta nueva edición de Lo de Évole. Tal y como hizo la semana pasada, Jordi Évole aparca la temática carcelaria para centrarse en cómo está viviendo el mundo la crisis del coronavirus.
Mujica reflexiona sobre las consecuencias sociales y económicas de la pandemia
y la manera en que los líderes políticos se enfrentan a ella. Con su
socarronería habitual, Mujica critica a aquellos que en situaciones como
ésta “piden que el Estado tome medidas, pero cuando quieren hacer dinero con sus negocios, piden que el Estado no se meta”.
El psiquiatra Luis Rojas Marcos y el líder de La Resistencia
Évole también conectará con Nueva York, donde reside el prestigioso psiquiatra Luis Rojas Marcos, que dará algunas claves sobre cómo superar la angustia del confinamiento.
El programa seguirá la realidad de los refugiados en Grecia, para los que el confinamiento es su normalidad. “Sería imposible contener un brote de coronavirus”, asegura Isabel, cooperante española, que cuenta la situación extrema en que viven: sin servicios sanitarios y expuestos a la violencia de grupos xenófobos.
El humor también estará presente en esta edición especial de Lo de Évole. El humorista David Broncano explicará los beneficios de la comedia en momentos como el que estamos viviendo.
Junto a Mujica, Rojas Marcos o Broncano, varios personajes anónimos compartirán con Évole sus vivencias en esta segunda semana de confinamiento. Es el caso de Julia, una anciana de 95 años que vive sola pero que no pierde las ganas de hacer cosas ni el sentido del humor. O el de Jorge, médico, infectado por coronavirus, que ha superado la enfermedad y que esta misma semana se ha reincorporado a su centro sanitario.
Como en el programa anterior, Jordi Évole realizará todas las entrevistas desde su casa a través de videollamadas.