Naturaleza desde el sofá: los parques nacionales de EEUU abren una ventana virtual,.
fotos / Para
los que echan de menos las excursiones al monte, las bocanadas de aire
fresco, las vistas desde la cima, estas son cinco incursiones virtuales
en algunos de los escenarios naturales más sorprendentes del mundo.
Esta es una iniciativa del Servicio de Parques Nacionales estadounidense y Google Arts & Culture, el Instituto Cultural del buscador de Mountain View. La muestra abarca cinco espacios repartidos por todo el país y muy dispares en cuanto a clima y ecosistemas.
El P. N. de los fiordos de Kenai (Alaska),.
Esta excursión virtual te permite explorar los glaciares, fiordos y icebergs de este parque en torno al campo de hielo Harding, un manto helado que cubre unos 2.000 kilómetros cuadrados y una de las áreas salvajes más impenetrables de Alaska. Estamos ante un paraíso blanco que, desde el sofá, podremos explorar en kayak, remando entre majestuosos bloques de hielo. También podremos llegar por carretera al Exit Glacier, algo impensable en la realidad en esta época del año, y descender por una de sus intimidantes grietas de la mano de una guardabosques que domina el territorio.
P. N. de los Volcanes de Hawái
¿Alguna vez has explorado un volcán por dentro? Es lo que permite este tour virtual por uno de los parques más enigmáticos del planeta. La inmersión hawaiana te invita a caminar por un tubo de lava,
las venas de un volcán en erupción. También a contemplar los
acantilados del Pacífico que forma la lava cuando se derrama al mar. Y
hasta puedes sobrevolar el famoso Kilauea, que entró en erupción la última vez en 2018 y ostenta el título del volcán más activo del mundo. P. N. de Carlsbad Caverns (Nuevo México)
Viajamos ahora al desierto de Chihuahua y las montañas de Guadalupe, al sureste de Nuevo México. Este parque esconde un centenar de cuevas increíbles y el recorrido virtual permite descender a sus profundidades. Además del paseo por sus cavernas (una de ellas tan grande como seis campos de fútbol) y formaciones rocosas, podemos contemplar de cerca sus numerosos habitantes, los miles de murciélagos que seguramente muchos preferirán ver desde el sofá que in situ. El sonido que emiten en la oscuridad es inquietante.
P. N. Bryce Canyon (Utah)
Este es un lugar único en nuestro planeta. Un paisaje desértico repleto de hoodoos,
esas chimeneas de hadas de color rojo y naranja intenso cinceladas por
la erosión. El parque de Utah es también muy célebre por la oscuridad de
sus noches y está certificado como uno de los mejores rincones del
mundo para ver las estrellas. De ahí que, en esta ocasión, el recorrido virtual nos permite adentrarnos en este escenario mágico de día y de noche.
P. N. Dry Tortugas (Florida)
Y
del desierto a estas siete islas del Golfo de México conocidas por la
riqueza de vida marina y la variedad de aves, así como por las leyendas
de piratas y tesoros hundidos. Para situarnos, estamos a más de cien
kilómetros de Cayo Hueso. Es decir, a falta de barco, se agradece la visita virtual.
En esta ocasión nos espera un paseo por el histórico Fuerte Jefferson
y, más interesante aún, una inmersión en estas aguas y una sesión de
snorkel por el tercer arrecife de coral más grande del mundo. Incluso se
puede bucear para observar el pecio Windjammer, hundido en estas aguas en 1907.TITULO: AQUI HAY TRABAJO - El drama de la familia Lucio, el tabernero de la 'jet' ,.
El drama de la familia Lucio, el tabernero de la 'jet'
- Fallecimiento. Muere María del Mar García, la mujer de Lucio, dueño de Casa Lucio
- Distinción. Lucio Blázquez, torsón de oro de la orden de Santiago
El famoso restaurador Lucio Blázquez, dueño de la mítica Casa Lucio, en la castiza Cava Baja madrileña, está atravesando momentos difíciles. A sus 87 años ingresó hace unos días en la Fundación Jiménez Díaz, aquejado de neumonía y con síntomas de coronavirus,
según ha podido saber LOC y ha confirmado este lunes su familia, aunque
por el momento se encuentra estable. Otro duro golpe para este popular
"tabernero" como se define, que el mes pasado perdió a su mujer, María del Mar García,
su "María", fallecida el 20 de febrero tras una larga enfermedad.
Llevaban 59 años casados pero no pudieron cumplir el sueño de celebrar
sus bodas de diamante este 2020. En el funeral, donde se dieron cita
gran numero de rostros famosos, atendió amablemente a los periodistas
congregados.
Y es que, exquisiteces culinarias aparte, Casa Lucio es mundialmente famoso por la personalidad de su dueño, un number one
de las relaciones públicas "después del Rey Juan Carlos", como le gusta
puntualizar. Amigo del emérito, que frecuenta su restaurante para
degustar sus huevos rotos, también lo ha sido de otros clientes de la
talla de Bill Clinton, Felipe González, Vargas Llosa, Julio Iglesias, Camilo José Cela, el nobel Severo Ochoa y un interminable etcétera. Algo que ha convertido Casa Lucio en cita obligada de los famosos que pasan por la capital y allí se codean con la jet
y el famoseo patrio. Las innumerables fotos que cuelgan de sus paredes
de ladrillo, donde aparecen estadistas, realeza, estrellas de Hollywood,
futbolistas, cantantes... son una crónica en vivo de la historia
contemporánea. Lucio Blázquez nació en la localidad abulense de Serranillos pero con 12 años se estableció en Madrid, y entró a trabajar en el Mesón del Segoviano -así se llamaba Casa Lucio- convirtiéndose en la persona de confianza de su dueña, Doña Petra. Cuando se jubiló, con 84 años, le dijo: "Lucito, este negocio no se lo puedo dejar a nadie mas que a ti". Así adquirió el local en 1974 que rebautizaría como Casa Lucio, buque-insignia de un pequeño imperio gastronómico que cuenta también con otros restaurantes como El Landó, Los huevos de Lucio o el Mesón del Segoviano. Sin embargo, pese a las múltiples ofertas que ha recibido para abrir sucursales, siempre resistió la tentación de expandirse por el mundo. Quizá porque Lucio es un hombre sencillo, al que ni su apabullante nivel de amistades ni la considerable fortuna amasada se le han subido a la cabeza.
TITULO: 80 cm' - El ruido que hace la vida ,.
El ruido que hace la vida,.
No se escucha nada. Me esfuerzo por recordar el griterío del patio de los Maristas a la hora del recreo, el traqueteo de las maletas de los estudiantes los viernes por la tarde de vuelta a sus pueblos, las carreras de los nietos de mi vecina de arriba, el continuo ir y venir del ascensor... Nada. El confinamiento se ha llevado el ruido que hace la vida.
Distraigo la congoja con remedios caseros. Me pongo cada día a Simón, a veces ni puedo escucharlo porque estoy dándole a la tecla, pero solo verlo me calma las pulsaciones. He reordenado armarios y cajones. Tengo bisutería para dos vidas, un paquete de harina caducada desde 2012 y cuatro pares de medias que aún no he estrenado. Salgo al balcón al mediodía cuando da el sol. Víctor aplaca mi aprensión parodiando con ironía mi manía de echarle alcohol a todo lo que toco. Mi madre ayer empujó unas aceitunas machadas con pan y cenó torrijas con leche condensada. Cada día me cuenta por teléfono el menú con el que rebaja la ansiedad del encierro. Al lado está mi hermano, que entrena con una bombona de butano.
La vida resucita cada tarde dos minutos antes de las ocho. Es un momento de alivio. Los aplausos son el único ruido que me llega de fuera. Confirmo que hay supervivientes más allá de las paredes de mi casa y que desean tanto como yo romper este maldito silencio.
TITULO: Hacer de comer - Tortilla, vino y resaca,.
lunes -30 - Marzo - a viernes -3- Abril a las 13:25h, en La 1 , foto.
Tortilla, vino y resaca
ASÍ NOS VA,.
Arranco este lunes mejor adiestrado mentalmente ante esta pandemia sobre la que todos los días escucho que el Gobierno está a tope con nuestros sanitarios mientras los veo equipados con gafas de ventisca que traen de sus casas.
Fuera de la primera línea, superado el shock inicial, a día 16 diría que hemos asimilado la dimensión del desastre. Ya nos hemos ido de barbacoa y acabamos de dejar atrás un domingo de resaca porque ejecutamos rutinas bajo la premisa de que en esta vida todo tiende a la normalidad, aunque esta no asome por ningún lado. Lo mismo me da llamarlo resiliencia que decir que no nos queda otra.
Además de racionar víveres hay que mantener hábitos. El de dominguero enjaulado será uno porque este confinamiento de cuatro semanas ya no me parece la cuenta de siete por cuatro igual a 28, menos 16 igual a 12 días de cuarentena, aunque nos mintamos al acostarnos susurrándonos 'un día menos'. Aplazar el Primavera Sound a agosto o las comuniones a septiembre empieza a sonarme a placebo cuando no a arrogancia frente a este maldito enemigo.
Esto es una carrera de fondo. No sé si vamos sin frenos, por el itinerario equivocado o las dos cosas, así que prefiero bajar pulsaciones y llenar mi cabeza con todo lo bueno que pueda traerme el trayecto.
Ya no veo tantos informativos, miro menos el móvil y he retomado los libros. También me relaja saber que no habrá discusión sobre qué hacer el fin de semana, ese momento de la vida en que la playa y la montaña se han borrado porque lo más excitante ahora es sacar la tortilla y el vino a la terraza para divulgar la foto con la insana certeza de que nadie superará el plan.
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