TITULO: DESAYUNO CENA FIN SABADO - La matemática del espejo - Ignacio Camacho - Quinielas en Palacio ,.
DESAYUNO CENA FIN SABADO - La matemática del espejo - Ignacio Camacho - Quinielas en Palacio , fotos,.
Ignacio Camacho - Quinielas en Palacio,.
Ignacio Camacho ,.
El futuro de este mandato se va a decidir en los juzgados. Una cascada de imputaciones puede ponerlo todo boca abajo,.
( Desayuno )
Es una tradición del 12 de octubre que a los presidentes de izquierda los reciban en el desfile con abucheos . Ayer se escuchó menos la música de viento porque la lluvia era disuasoria y porque la organización había colocado a los espectadores más lejos. Lo que quizá Sánchez no esperaba es que la bronca se la dieran dentro, en la recepción del Palacio Real, donde la presidenta de la AVT lo abordó por las bravas con el asunto de la excarcelación de presos. Al «1» se le puso ese maxilar apretado de incomodidad que tantas veces se le aprecia en el Congreso. Se zafó mal que bien del aprieto, musitó a media voz algo que sonó,.
Ignacio Camacho conoce el periodismo como nadie y con infinitas aristas, desde escribir un breve hasta pilotar un periódico centenario. Ha sido reportero, cronista social, mando intermedio en diarios, director de ABC, y sobre todo es columnista, uno de los más brillantes articulistas españoles de las tres últimas décadas. Pronto cumplirá 45 años de oficio.
Su artículo «Una raya en el agua», cuyo nombre mantiene desde la década de los ochenta en Diario 16 y continuó en El Mundo, donde fundó en 1996 y junto a Francisco Rosell la edición andaluza, cabecera ya por desgracia desaparecida, es referencia absoluta para todo lector que quiera en un artículo información, exquisitas formas y cuidado lenguaje. Y jamás un punto de vista plegado al argumentario o a lo fácil, lo evidente.
Ignacio Camacho apura un café en el Círculo de Labradores de la calle Juan Sebastián Elcano de Sevilla. Vive una mañana optimista de primavera de aroma a verso limpio de Cernuda. En la bulliciosa cafetería se agrupan jubilados que leen en papel, teletrabajadores que fijan la vista en su portátil, señoras que vienen del gimnasio y estudiantes universitarios que preparan exámenes. El periodista divisa la Torre del Oro, la Giralda y el Palacio de San Telmo de la “Ciudad inevitable”, un sintagma que utilizó como título de sección y que acuñó Manuel Vázquez Montalbán.
El periodista, nacido en Marchena (Sevilla, 1957), y que ha ganado prestigiosos premios de periodismo como el triplete de oro formado por el González Ruano, Julio Camba o Mariano de Cavia, acaba de publicar Retratos para la eternidad (Reino de Cordelia). El libro es una antología de sus mejores obituarios periodísticos publicados en ABC que vienen acompañados del prólogo apasionado de José Luis Garci.
—Uno de los obituarios que tienen más fuerza es el de Umberto Eco. ¿Le conociste?
—Cuando era subdirector de Cultura de El Mundo estuve en su casa, con motivo de un viaje de prensa por la publicación de un libro suyo. Y vi su biblioteca, que no sé si era la misma que luego se hizo famosa en un vídeo viral.
—El obituario del intelectual italiano —Ecos, del 21 de febrero de 2016— conserva una serie de sentencias sobre lo que tú consideras que debe ser la cultura y la evolución de la memoria que creo que es una declaración de intenciones absoluta del mundo que te interesa más.
—Para mí era el sabio moderno total.
—Escribiste esto: “La sintaxis lineal del pensamiento exprés ha derrotado a las oraciones subordinadas y esa anorexia conceptual convierte el ejercicio de reflexión en un desafío de resistencia que suele recibir el estigma despectivo del anacronismo. La demagogia ya no es una técnica sino una mentalidad”.
—Sí, es exactamente lo que pienso. En el periodismo hoy en día también está pasando eso. Eco luego dijo que internet igualaba a los tontos y a los sabios. Creo que la vida y la obra, sobre todo de Umberto Eco y de muchos otros, es un esfuerzo contra la banalidad.
—Otro ejemplo es Milan Kundera.
—Es otra figura a contracorriente de la banalidad posmoderna. En el caso de Kundera, con una carga satírica muy interesante y muy divertida.
—¿Quién era realmente Umberto Eco?
—Un renacentista moderno. Le han acusado a veces de tener un poco de impostura intelectual, pero era científico, semiótico, escritor… y un literato que además es capaz de tomarle el pelo a la sociedad para crear un libro con la técnica de bestseller y llenarlo de trampas cultas y eruditas que a su vez son otra provocación. Hay otras cosas no le salieron tan bien como el resto de las novelas, aunque a mí me gustó mucho El cementerio de Praga. Y tiene una obra que para mi generación es un fetiche como es Apocalípticos e integrados. Este debate de la tecnología, las redes sociales, incluso hasta el del cambio climático y sobre el avance del progreso sigue abierto, pero reconozco que respecto al mundo digital soy más apocalíptico que integrado. También fue el propio Eco quien, como todo el mundo, abrazó al principio la enorme potencialidad del universo digital hasta que se dio cuenta de la deriva trivial del salto tecnológico. Le pasó algo similar a Alfred Nobel con la dinamita.
—Necrológica, obituario o incluso in memoriam.
—Son taxonomías académicas. Creo que todos son artículos. Seducen porque te permiten hablar de personajes que en general tienen que seguir haciendo ruido. Hay dos tipos básicos de necrológica: el obituario informativo, que es el que hace un resumen noticioso de la vida del difunto y su proyección en la comunidad. Es el de las grandes secciones de los periódicos anglosajones. Y luego está el obituario valorativo, que es un artículo de opinión, y que es el que compone este libro. Es un artículo de opinión publicado en la página de opinión, no publicado en la página de la noticia de los fallecimientos. Y, por tanto, de libre elección.
—Hay obituarios inevitables.
—Es obligado escribir si se han muerto Isabel II, el Papa Juan Pablo II, o Fidel Castro. Pero luego hay otros que he recogido aquí porque les quiero rendir un homenaje y un mensaje que ofrecer. A veces es un retrato de un personaje, a veces le han dado un gran galardón, otras es protagonista. Y escribes una especie de semblanza y piensas que te ha salido una necrológica anticipada. El obituario es un retrato que el periodismo cuelga en la pared de la historia, con el carácter efímero que tiene el periodismo, pero es el artículo que tiene más permanencia, o menos caducidad, por así decirlo.
—¿Siempre tenías interés en publicarlo?
—Alguna vez me han preguntado que por qué no me animaba a publicar una colección de artículos. Los que publico son muy perecederos, muy inmediatos y el análisis político lleva un sesgo ideológico importante. Hay un nicho de lectores que seguramente no se cansan nunca de que te metas con Sánchez, pero no me parece que eso sea objeto para un libro. En Retratos para la eternidad sí hay una galería de personajes.
—¿Era el título que habías pensado desde el principio?
—No, se iba a llamar Oficio de Difuntos. Me gustaba ese título, pero luego me di cuenta que ese título ya lo tenía registrado en la memoria: así se llama una novela de Arturo Uslar. Pero bueno, eso era igual, creo que se hubiera podido titular de la misma forma. Quizá lo de la eternidad es muy pretencioso, pero es la fracción de eternidad a la que puede aspirar un periódico.
—En los homenajes a Manuel Alcántara en vida, con motivo de sus cumpleaños en Málaga organizados por Teodoro León Gross para la Fundación que lleva el nombre del Maestro, él mismo decía que tenía el privilegio de haber leído sus propias necrológicas.
—En el fondo es lo que pasaba porque cuando tú estás escribiendo un perfil biográfico a una persona que tiene ochenta y tantos años. De alguna manera estás anticipando el obituario.
—En estos artículos no solo hay personajes conocidos por el gran público, sino otros para mí muy personales como el de Julio Manuel de la Rosa, quizá el más personal que tienes.
—Es el único personal, sí. También el de mi madre —se titula Memoria y se publicó el 5 de mayo de 2009—.
—O el de Carlos Cano, con el que estabas muy unido.
—El de Carlos Cano no me salió demasiado bien porque me agarrotaba mucho. De eso hace 24 años y uno va madurando en el estilo. Pero sobre todo porque me costaba distanciarme de la persona.
—¿En algún momento sentiste responsabilidad ante un artículo?
—La responsabilidad de un obituario de una figura importante o alguien con el que haya tenido una relación personal la he sentido y siento como con cualquier artículo. Uno se lo tiene que tomar muy en serio. Eso lo aprendí de Umbral: hay que vaciarse en cada artículo, como si fuera el último que vas a escribir. Siempre. El periodismo vale lo que vale tu último artículo. Y por tanto tienes que pensar que si te da de repente un infarto, te atropella un coche, la última imagen que va a quedar de ti para tus lectores es el último artículo. Y no les puedes decepcionar. Por lo menos que tenga dignidad.
—¿Siempre hay que tratar bien a los muertos?
—Soy partidario de ser piadoso. Incluso con los que no te gustan, con los que en vida no se merecieron un juicio crítico. A lo mejor tienes que decir alguna cosa que sabes que no va a gustar a su deudor, pero que es inevitable como cuando murió Fidel Castro, con él no tienes esa dimensión de proximidad. La oración fúnebre siempre tiene que resaltar un poco las virtudes del difunto, pero somos periodistas. Y aunque el resumen de su trayectoria vaya en otra parte, no escrito por un especialista que hace un perfil, en la valoración del obituario tú no puedes hablar de Santiago Carrillo y quedarte solo en su magnífico papel, en la Transición. Tienes que mencionar Paracuellos y viceversa. Sería sesgado decir «Se muere el verdugo de Paracuellos». No, se muere el tipo que facilitó la Transición en España de una manera crucial, con más importancia incluso que el Partido Socialista.
TITULO:
CARTAS AL CIELO - «¡Qué bien vivís sin niños!»,.
«¡Qué bien vivís sin niños!»,.
foto / La infertilidad es una realidad que afecta a una de cada seis parejas. Puede aparecer también después de haber tenido uno o varios hijos. Más de un matrimonio católico en esta situación me ha compartido la soledad que vive en la Iglesia. Cuántas veces tienen que soportar comentarios como: «¡Qué bien vivís sin hijos!». Y a cuántas se les pone la etiqueta de «egoístas», sin conocer sus circunstancias. Detrás de esas etiquetas y comentarios hay un gran desconocimiento de qué supone la infertilidad.
Algunos católicos a veces confunden la santidad con el número de hijos. Sin darse cuenta, pueden herir a otros matrimonios cuando muestran su sorpresa al ver que tienen «pocos» hijos o ninguno. La prole da la oportunidad de desarrollar muchas virtudes, especialmente la generosidad, pero eso no significa que las personas sin ella sean egoístas o no puedan alcanzarlas por otros medios. Todos estamos llamados a ser santos con nuestras circunstancias.
También hay quien piensa que quienes no podemos tener hijos somos egoístas si no adoptamos. Pero la adopción es una auténtica vocación, y no todos estamos llamados a ella. Por otra parte, la generosidad tiene 1.000 caras y cada familia la vive a su manera. Los matrimonios sin hijos cuyo camino no es la adopción están llamados a amar de otras maneras. Quizás lo egoísta sería adoptar para llenar un vacío emocional o para sentirse realizado, en lugar de por el bienestar del niño.
Es obvio que vivir sin hijos tiene ciertas ventajas, pero eso no significa que los matrimonios que no los tenemos no tengamos problemas. De igual manera, creer en Dios no nos ahorra el sufrimiento de no poder tener hijos cuando los deseas con toda el alma. Pero la fe nos ayuda a seguir confiando aunque no entendamos nada. Es importante profundizar en este campo para que todos sepamos acompañar a quienes sufren por esta causa.
TITULO: 3 RAZONES CON - "Tierra de Talento" - Wilo del Puerto vuelve a arrancar "olés" con su homenaje a La Paquera de Jerez,.
"Tierra de Talento" - Wilo del Puerto vuelve a arrancar "olés" con su homenaje a La Paquera de Jerez,.
El artista gaditano, uno de los participantes que más entusiasmo despiertan, ya está en semifinales. Su próximo reto será interpretar un tema de El Pele, otro gran cantaor.
foto - Wilo del Puerto ha vuelto a brillar sobre el escenario, igual que las cinco estrellas que se han encendido por unanimidad para abrirle las puertas a la semifinal de Tierra de talento. Su reto era un gran desafío: rendir homenaje a La Paquera de Jerez, una de las voces más grandes del flamenco.
"Tenía mucha garra, duende, pellizco, lo tenía todo...no quisiera imitarla porque es imposible", ha comentado el artista gaditano antes de la actuación. Pero él también nos demuestra, una vez más, que tiene muchísimas cualidades para triunfar.
"Esa voz limpia, directa al corazón como una flecha, con ese metal tan bonito", ha manifestado Mariola Cantarero. "Lo tienes todo: oidazo, afinas para reventar, una dicción perfecta y una cosa muy bonita que es la naturalidad", ha añadido Manuel Lombo. Falete le ha dado las gracias por mantener viva la pureza del flamenco y Antonio Canales ha destacado su valentía y nobleza.
Con la canción "Maldigo tus ojos verdes" y una soleá por bulerías, El Wilo ha arrancado, como ocurrió en la fase de admisiones, numerosos "olés" poniendo al público y jurado de pie. Su próxima aparición en el programa será para interpretar algún tema de El Pele, otro gran cantaor.
TITULO: POLICÍAS EN ACCIÓN - Prefiero que me robéis,.
Prefiero que me robéis,.
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