TITULO: DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES - JUEVES - VIERNES - Adrià Collado ,.
DESAYUNO - CENA - MARTES - MIERCOLES -JUEVES - VIERNES - Adrià Collado , fotos,.
Adrià Collado,.
Adrià Collado | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
3 de agosto de 1972 (52 años) Barcelona, España | |
Nacionalidad | Española | |
Características físicas | ||
Altura | 1,79 metros | |
Educación | ||
Educado en | Universidad Autónoma de Barcelona | |
Información profesional | ||
Ocupación | Actor | |
Años activo | desde 1994 | |
Adrià Collado (Barcelona, España; 3 de agosto de 1972) es un actor español, conocido principalmente por los papeles de Fernando Navarro en Aquí no hay quien viva y Sergio Arias en La que se avecina.
(Desayuno)
Biografía
Después de finalizar sus estudios secundarios, Adrià decidió licenciarse en Geografía e Historia y en Antropología por Universidad Autónoma de Barcelona donde sus compañeros le animaron a ser actor, profesión que le haría superar su timidez.1 Para pagarse clases como intérprete en el Estudi Nancy Tuñón de Cataluña así como cursos de El actor frente a la cámara y Teatro del siglo de oro español, Adriá ejerció de modelo.
( Cena )
Sus primeros inicios como actor se localizaron en teatro, medio en el que estrenó Eduardo II (de Christopher Marlowe) y Salvats, obra en la que según sus palabras se encuentra Fragmento más duro que haya interpretado jamás: asesinato de un niño.
Poco a poco consiguió papeles en series como Oh, Espanya, La saga de los Clark dentro del espacio televisivo Lo + Plus y Estació d'enllaç que le allanaron camino hacia cine.1 En 1994 se produjo su debut en El porqué de las cosas, película en la que aparecía en una escena. Al año siguiente Alan Parker le llamó para cameo en película Evita que trabajó junto a Madonna y Antonio Banderas. Paralelamente aceptó protagonizar algunos cortometrajes como Estocolmo.
En 1997 accedió a su primer papel importante en película Mensaka en la cual encarnó a Fran, músico que abandonaba sus ideales y traicionaba su grupo de amigos de la vida en beneficio de exitosa carrera. Gracias a dicha película Adrià quedó asociado a generación de actores compuesta por intérpretes como Lola Dueñas, Tristán Ulloa, Laia Marull o Willy Toledo especialmente reivindicativa y crítica contra clase de injusticias.
En 1998 estrenó Atómica tras cuyo rodaje se incorporó al elenco de Hermanas, serie en la que Adrià se puso en piel de Alberto, fotógrafo hijo de Ángela (Ángela Molina), monja que lo dio en adopción al nacer y que se enamoraba de novicia que residía en convento al cual pertenecía su madre. Revista Fotogramas decidió incluirlo en su reportaje anual sobre nuevos valores en la que confesó que gracias a su profesión se había visto obligado a superar su miedo a volar en avión.
En 1999 estrenó la cinta de terror El arte de morir donde junto a grupo de amigos y tras desaparición de uno de estos comienzan a sucederles extrañas situaciones por lo cual deciden enterrar para siempre un gran secreto y Sobreviviré en la que fallecía a pocos minutos de empezar metraje no sin dejar embarazada a su mujer y ¿Entiendes? en la que interpretó a futbolista gay. Desde entonces Adrià se ha forjado imagen de actor moderno que combina varios géneros cinematográficos, alternando con frecuencia directores debutantes con nombres más consolidados.
Ese mismo año entregó junto a Daniel Guzmán y Joel Joan, Premio Goya a la mejor actriz revelación a Ana Fernández: miembro oficial de profesión algo que se ratificó cuando Carlos Saura requirió sus servicios para Buñuel y la mesa del rey Salomón (2001) cinta en la que actor encarnó a Federico García Lorca que contemplaba su fusilamiento en mesa con poderes mágicos que permitía vislumbrar futuro de quienes se reflejasen en ella. Adrià se preparó leyendo varias obras del escritor granadino. Junto al realizador y sus compañeros de reparto (Ernesto Alterio y Pere Arquillué) viajó al Festival Internacional de Cine de San Sebastián en el cual crítica masacró cinta salvando trabajo de intérpretes.
En 2002 rodó El sueño de Ibiza en la que protagonizó a joven que en plena búsqueda espiritual comienza a reflexionar sobre significado de amistad, inevitables pérdidas que conlleva paso del tiempo y soledad. También protagonizó Fumata blanca en la que encarnó a joven sacerdote que perdía su fe en Curia Romana al descubrir que su mentor (Cardenal Giovanello: José Sacristán) se vendía a intereses mercantiles de Roma tras haber luchado contra ellos. A estos títulos se le sumarían Bloody Mallody y Cámara oscura thriller en el que interpreta a hombre que junto a su mujer y otras personas se ve envuelto en situación tremendamente arriesgada al abordar clandestinamente barco tripulado por misteriosa comitiva.
En 2003 Elena Arnao sugirió su nombre para casting de serie Aquí no hay quien viva en la que interpretó a Fernando Navarro, abogado y novio de periodista llamado Mauricio "Mauri" Hidalgo (Luis Merlo) que lograba desahogarse como individuo al anunciar públicamente su condición de homosexual.1 La serie se convirtió en fenómeno social y Adrià no dudó en considerar trabajo de Luis y suyo como “un bien educacional”. Por esas fechas arremetió contra gestión de información del gobierno del PP durante 11M.
A pesar de ello en 2004 abandonó en pleno éxito serie. Durante ese año rodó Proyecto: Cassandra, Km 31 cinta de terror filmada en México basada en mito de La Llorona y Aislados de David Marqués, comedia basada en diálogos de dos amigos que pasan días en Ibiza apartados del resto del mundo. En esta película independiente colaboró en casi todas fases de producción.1
En 2005 regresó a Aquí no hay quien viva. En esa nueva temporada Fernando y Mauri consolidaban su relación tras haber intentado adoptar a un niño inadaptado -invención de los guionistas que desató furias del Foro Español de la Familia no así deAsociación de Usuarios de Comunicación2 y de haber fundado juntos despacho de abogados en el que Mauri aportaba capital. A lo largo de esa cuarta temporada, la pareja consolidaba su relación de diversas maneras entre ellas bailando travestidos en cabaré hasta punto de que al final decidían casarse. Apenas unas semanas antes de ese evento ficticio, Adriá había elogiado a su compañero de reparto, Luis Merlo considerándolo uno de mejores intérpretes del país.
Adriá combinó rodaje con la filmación de Películas para no dormir: Para entrar a vivir en la que encarnó a un hombre que junto a su pareja (Macarena Gómez) decidían visitar piso en venta guiados por extraña mujer en barrio abandonado en afueras de ciudad, El síndrome de Svensson y Está en el aire.
En 2006 aceptó protagonizar Proyecto Dos donde interpretó a hombre con vida tranquila mujer e hijo incluido que ve fallecer a treintañero idéntico a él por televisión.
En 2007 empezó a rodar con sus compañeros de Aquí no hay quien viva serie La que se avecina producida por Telecinco. Cuando aún no había renovado serie para tercera temporada, en 2009 formó parte del elenco de actores de Cuestión de sexo.3 Desde noviembre de 2010 del mismo año participó en serie Gavilanes.45 Ha participado en obras de teatro como Salvasts o Eduardo II.
El 20 de diciembre de 2011 se confirma su regreso a la serie de televisión La que se avecina tras sus duras negociaciones con cadena y productora.6 El 9 de agosto de 2013 se confirmó que volvió a abandonar serie La que se avecina en séptima temporada.7
A finales de septiembre de 2013 se termina rodaje y comienza postproducción de la película Dos a la carta estreno en verano de 2014 en la que interpretó al personaje Òscar.
El 5 de enero de 2018 se conoce fichaje del actor por serie diaria Servir y proteger como personaje fijo durante segunda temporada interpretando a Jesús Merino, nuevo frutero del barrio. En agosto de 2018 se anunció que participó en Sabuesos nueva serie de TVE.
En 2019 se anuncia su participación episódica en serie Brigada Costa del Sol, meses más tarde se anuncia su incorporación a octava temporada de Amar es para siempre interpretando a Emilio Santos, uno de personajes principales hasta enero de 2020. Y participa en la serie Atrapa a un ladrón interpretando a Diego Ayala junto a Alexandra Jiménez.
En 2020 forma parte del reparto de Diarios de la cuarentena.
TITULO:
EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - El exorcista exorcizado,.
EL PAPEL HIGIENICO ROJO - EL D.N.I. - El exorcista exorcizado ,fotos,.
El exorcista exorcizado,.
«Realizaba un ritual con tocamientos sacramentales en las partes íntimas»,.
Eso de que la vida puede ser maravillosamente extraña se da especialmente en el mundo de la creación en general y el de la literatura en particular. La historia de las letras está llena de mágicas casualidades que entrarían en la definición de “serendipia” tal y como la define el diccionario de la Real Academia, o sea, como hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. La serendipia tiene un aura misteriosa e incluso algo más noble que uno de sus sinónimos más castizos como “chiripa” como explica aquí (y la mar de bien, además) Álex Grijelmo. Para servidor de ustedes, la serendipia debe poseer también un aire de caos feliz de imposibles consecuencias. Y sólo así se puede explicar que la niña de El exorcista sea marxista en el único buen sentido del adjetivo y que es el que no está en Diccionario, es decir, relativo o perteneciente al marxismo, pero el de Groucho Marx.
Y es que la fábula demoníaca publicada por William Peter Blatty en 1972 y llevada al cine por William Friedkin en 1973 está directamente relacionada con Julius Henry Marx (1890-1977), el hermano Marx del que nunca se duda sobre su nombre artístico: Groucho. Es más, sin Groucho Marx, la aterradora historia de la posesión diabólica de la niña de doce años Regan MacNeil jamás hubiera existido.
En 1961, Groucho era uno de los personajes más populares de los Estados Unidos. Lo era no tanto por alguna de las 14 películas que había realizado con sus hermanos entre 1929 y 1949, sino por presentar un concurso de gran éxito que se llamaba You Bet Your Life (literalmente Apueste su vida, aunque una traducción más ajustada sería algo así como Qué te juegas) que se emitía simultáneamente por radio y televisión en la NBC. Hacía una década que Groucho llevaba las riendas del programa que antes se había emitido en la ABC y la CBS. Era el típico concurso de preguntas en el que el premio —y el riesgo de fallar— iba aumentando conforme se avanzaba. Como es lógico, la mayor parte del éxito del programa no se debía al formato, sino al presentador y a las delirantes entrevistas a las que sometía a los concursantes. Algunos de ellos se convirtieron en efímeras celebridades mientras que otros famosos aprovechaban el tirón del programa para consolidar sus carreras participando en él y donando el dinero que obtenían en los premios a causas benéficas.
Un buen día, uno de los participantes decía ser un multimillonario príncipe árabe embutido en un traje blanco y tras unas lentes oscuras. Aquel sujeto, por supuesto, fue desenmascarado por Groucho, quien le dijo que no se creía que fuera un árabe porque él tenía un caballo árabe en su casa y sabía qué aspecto tenían. Semejante boutade sería impensable en nuestros días de lo políticamente correcto, pero sirvió para que el supuesto aristócrata saudí acabara con la broma. En realidad se llamaba William Peter Blatty, tenía 33 años, era de Nueva York y trabajaba en el gabinete de prensa de la jesuítica Universidad de Loyola de Los Ángeles. Estaba divorciado y tenía tres hijos de su primera mujer (luego tendría otros cuatro más de las tres esposas siguientes con las que compartiría su vida) y, pese a su licenciatura en Literatura Inglesa, no había conseguido trabajar como profesor, tal y como era su intención. Su ascendencia libanesa (sus padres eran católicos de Beirut) le sirvió para que fuera reclutado como agente de Inteligencia de la Aviación americana y destinado al Líbano en la división de guerra psicológica.
No le fue mal en el concurso con Groucho. De hecho, se llevó los 10.000 dólares del premio, el equivalente a casi 98.000 euros de hoy en día. El dinero le permitió dejar el trabajo y dedicarse en exclusiva a escribir, que era lo que quería desde un año antes. Había publicado una novelita satírica titulada Which way to Mecca, Jack? (¿Por dónde se va a La Meca, Jack?) donde aprovechó anécdotas de choque cultural de su estancia como agente en Oriente Medio.
Tras su paso por el programa de Groucho y con dinero suficiente como para coleccionar unos cuantos fracasos, Blatty publicó dos cómics y una novela entre 1963 y 1966. Las dos primeras (John Goldfarb, Please Come Home y I, Billy Shakespeare) eran comedias, mientras que la tercera (Twinkle, Twinkle, “Killer” Jane) era un curioso híbrido entre farsa y drama psicológico. Las tres obras fueron bien recibidas por la crítica, pero cosecharon pocas ventas. Entre los que supieron apreciar el talento de Blatty para la escritura estaba un legendario director de cine: Blake Edwards, quien lo fichó como guionista y con quien firmaría cinco películas: tres comedias, un musical y la adaptación de una serie policiaca de televisión. Blatty, gracias a los 10.000 dólares ganados en el concurso de Groucho Marx, se había labrado un nombre como guionista de comedia. Sin embargo, su obra maestra iba a venir desde un género tan distinto, y a veces tan próximo, como el horror.
En junio de 1971 aparecía en las librerías El exorcista, editado por Harper. Y fue un fracaso en ventas. De nuevo, la televisión —o el mismísimo Satanás, quién sabe— acudió en ayuda de Blatty. The Dick Cavett Show era un programa de entrevistas que llamó a Blatty para sustituir a un invitado que se había puesto enfermo. En plena emisión, el otro invitado también tuvo que marcharse inesperadamente, con lo que Blatty dispuso de 45 minutos de horario de máxima audiencia para hablar del libro, de posesiones demoníacas e incluso del caso real que inspiraba la historia, y que se refería a un exorcismo practicado por jesuitas en la ciudad de San Luis (Misuri) en 1949 sobre un chico de catorce años y del que informó el mismísimo periódico The Washington Post llamando al joven endemoniado Robbie Manheim, o Roland Doe para proteger su identidad. En realidad se llamaba Ronald Edwin Hunkeler y, según contó el propio Blatty pocos meses antes de morir, sobrevivió al exorcismo, creció, se casó y terminó trabajando para la NASA como ingeniero.
A partir del empujón de la televisión, el éxito fue atronador y superó a lo que se consideraba entonces como otra anomalía literaria. Cuatro años antes, una novela de horror escrita por un tal Ira Levin había vendido cuatro millones de ejemplares. Se llamaba El bebé de Rosemary, más conocida en español como La semilla del diablo. Que una historia de género (y más minoritario aún como el terror demoníaco) se convirtiera en un best seller provocó un alud de imitaciones a cada cual peor y la certeza de que algo así no podía volver a ocurrir con la misma intensidad. Hasta que llegó Blatty con su aterrador relato de Regan, su madre Chris, los padres Merrin y Karras y el demonio Pazuzu.
No temo equivocarme al asegurar que entre Ira Levin y William Peter Blatty el diablo como personaje cambió definitivamente. El demonio ha estado en la ficción desde siempre pero a partir de estas dos novelas, y muy especialmente de El Exorcista, en el imaginario colectivo lo diabólico sería de una determinada manera y no de otra. Antecedentes literarios como el Satán impotente, estúpido y brutal tal y como aparece en La Divina Comedia de Dante, el cultísimo Mefistófeles de Fausto de Goethe, el Satanás épico y rebelde de Milton en El Paraíso Perdido o el cachondo e irreverente (y por lo tanto, genuinamente español e injustamente desconocido) Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara quedarían sepultados bajo toneladas de olvido. El diablo, desde hace 45 años (la película se estrenó en junio de 1973), nos asusta con la cara ajada de una niña de doce años que se masturba con un crucifijo y es capaz de girar el cuello 360 grados. No obstante, cabe recordar que Regan es la encarnación humana del ser infernal que la ha poseído y cuya representación es descrita en la primera página de la novela cuando el padre Merrin, que además de cura es arqueólogo, encuentra en una excavación en Irak “una pesada estatua de piedra caliza in situ: alas irregulares, pies con garras, bulboso pene saliente y rígida boca que se estiraba en una sonrisa maligna. El demonio Pazuzu. De repente lo abrumó una certeza. Lo supo. Aquello se acercaba”.
Ninguna narración escrita puede provocar semejante terror colectivo a tanta gente y durante tanto tiempo por sí sola. Si la endemoniada Regan es capaz —aún hoy en día— de asustarnos con su voz gutural, sus obscenidades, su sonrisa enloquecida y sus vómitos verdosos es gracias a la película que, dos años después de la publicación de la novela, aterrorizaría a medio mundo. La novela había vendido trece millones de ejemplares sólo en Estados Unidos durante su primer año de vida. Cuando se tradujo al castellano consiguió ser uno de los libros más vendidos del año 1975 en la España que estaba enterrando a Franco. La película —de 1973— llegó a lomos de este descomunal éxito y, cosa extraña también, superó todas las expectativas entrando en la selecta lista de las grandes películas de todos los tiempos y la mejor del género de horror. Ninguna otra cinta de terror ha conseguido diez nominaciones a los premios Oscar —incluyendo el de Mejor Película—, de los que ganó dos (Sonido y Guión Adaptado) y siete nominaciones a los Globos de Oro, de los que ganó cuatro (Mejor Película, Director, Guión y Actriz de Reparto para Linda Blair). Además, se convirtió en un auténtico fenómeno social. Las colas a los cines daban la vuelta a la manzana, así como las noticias sobre espectadores que no resistían el miedo y abandonaban la sala. Por supuesto, la polémica religiosa no se quedó atrás y recibió palos por ambos lados. Hubo vetos y prohibiciones por parte de determinados elementos de la Iglesia Católica y amenazas surgidas de círculos y sectas satánicas que obligaron a que Linda Blair, la actriz que interpretó a la niña, precisara de escolta durante casi un año. Por supuesto. Todo tipo de leyendas sobre una supuesta maldición rodeó al rodaje y a la película. Desde un incendio inexplicable al fracaso de las carreras de muchos de los participantes, como la propia Linda Blair o el director, William Friedkin. El peor destino fue el de Paul Bateson, un actor de reparto que hacía de técnico de radiología en las escenas del hospital que fue declarado culpable del asesinato de un crítico de cine y se sospechaba que podía haber matado a seis personas más, cuyos cuerpos, descuartizados y metidos en bolsas, se encontraron en el río Hudson en Nueva York.
En realidad, ni la novela ni la película aportan ninguna novedad que no se hubiera contado antes. Sin embargo, es interesante la fusión del concepto del Mal Externo (el demonio Pazuzu) que hace aflorar el Mal Interno como si de un Dr. Jekyll y Mr. Hyde con cara de niña se tratara. Stephen King —que es de los que detesta la novela— dice de ella que se trata de una historia de terror social que enfrenta a los padres ante el horror cotidiano que supone ver cómo los hijos, al crecer, se transforman en extraños. La metáfora, aunque algo cogida por los pelos, no deja de tener su gracia. Para quienes se pregunten qué diferencias hay entre el relato escrito y el audiovisual hay que decir que prácticamente nada. Recordemos que fue el propio Blatty el que adaptó el guión y que se ganaba la vida más como guionista de Hollywood que como novelista, con lo que la narración en la novela es casi una sucesión de imágenes y escenas. En todo caso, en la novela, el peso de la narración corresponde a Chris, la madre de Regan y a sus zozobras internas conforme su hija cambiaba —en principio, como cualquier adolescente— a un monstruo. En la película, en cambio, Blatty optó por hacer que el motor narrativo lo alimentara el padre Karras y sus dudas sobre la fe, las cuales desaparecen al contacto con el mismísimo demonio.
En todo caso, con El exorcista Blatty cumplió con la profecía que le había adelantado a Groucho Marx cuando el genial humorista le preguntó en el programa qué pensaba hacer con los 10.000 dólares del premio. “Escribiré una novela de éxito”, le dijo como si estuviera haciendo un pacto con el Diablo, sólo que en vez de cuernos y tridente llevaba mostacho, gafas y un puro. Y le salió bien.
TITULO : Donde comen dos - Sardinas Cuca - Crema de anacardos casera ,.
Donde comen dos - Sardinas Cuca - Crema de anacardos casera ,. fotos,.
Crema de anacardos casera,.
Deliciosa, sencilla y saludable, perfecta para picar,.
Esta receta se convertirá en tu aliada para aperitivos o para las tardes de meriendas en las que te apetece algo rico y sano. Solo necesitas cinco ingredientes y cinco minutos para elaborarla. Los anacardos son tus aliados, protegen el sistema cardiovascular y previenen el riesgo de sufrir enfermedades coronarias. También favorece el buen funcionamiento de nuestro sistema nervioso, ayuda a bajar el colesterol y previene síntomas externos de envejecimiento.
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Tiempo de preparación
5 min
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Tiempo de cocción
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Tiempo total
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Comensales
Cuatro
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Calorías
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Categorías
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Ingredientes
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100 gr de anacardos crudos
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15 ml de aceite de oliva virgen extra
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Sal al gusto
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Una cucharadita de pimienta blanca
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Un cuarto de cucharadita de pimentón de la vera
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Orégano (opcional)
Preparación
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Dejamos en remojo los anacardos entre 4 y 5 horas.
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Escurrimos bien y trituramos.
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Añadimos el aceite de oliva, la sal, la pimienta blanca y el pimentón y removemos bien con una cuchara hasta ver los ingredientes integrados.
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Opcionalmente puedes añadir una cucharadita de orégano a la crema.
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