Miro a Miley Cyrus y veo una descomposición a punto de
ocurrir». El vaticinio de Elton John tras el escandaloso baile de la ex
niña Disney en los premios de la MTV parece tomar cuerpo después de la
última aparición pública de la cantante. Ha sido en la revista 'Rolling
Stone', para la que la otrora dulce e inocente Hanna Montana posa en
'topless' y en la que arremete contra la «desagradable y asquerosa
cocaína» a la vez que eleva a los altares al MDMA (éxtasis) y a la
marihuana. Todo ellos mientras le hacen un tatuaje en los pies.
«Hollywood es una ciudad de cocaína, pero la marihuana es mucho mejor. Y
el MDMA también. Son drogas sociales que te hacen ser felices, abiertos
y agradables. No estás metido en un baño». Por si fuera poco, remata su
particular apología de los estupefacientes con experiencias personales:
«Una vez me fumé un porro con peyote y vi un lobo aullando a la luna».
La relación de Miley Cyrus con las drogas no es nueva, ni
mucho menos. Hace un tiempo la 'cazaron' en un vídeo fumando cannabis,
salvia divinorum (una planta alucinógena) y otras sustancias que no
trascendieron. En aquella ocasión salió a la palestra para pedir
disculpas a su público, aunque parece que el arrepentimiento solo era de
boquilla. Una de las canciones con las que intenta abrirse camino en
los primeros puestos de las listas de éxitos, 'We can't stop' (No
podemos parar), trata abiertamente el tema. Primero diciendo que 'todo
el mundo intentaba pillarse una raya' y luego rematando con la frase
'bailaban con Molly', el 'mote' con el que se conoce al MDMA en Estados
Unidos. Los medios americanos no paran de atizarla por «hacer alusión de
las drogas como si de algo bueno se tratase». Incluso algunos especulan
con que Miley Cyrus saliera colocada al escenario de los premios MTV.
«Jodidamente feliz»
Pero parece que a ella le siguen resbalando las críticas y
no tiene reparos en mostrarse feliz -no se sabe si tirando de sustancias
ilegales- cada vez que tiene la más mínima ocasión. La última vez fue
este pasado sábado, a través de su cuenta de Twitter, en la que colgó
una foto del libro que se estaba leyendo en ese momento: 'La maravillosa
vida breve de Oscar Wao', en el que se tocan asuntos como el racismo,
la dictadura de Rafael Leónidas o la vida de las segundas generaciones
de inmigrantes en Estados Unidos. A la foto le acompañaba un mensaje:
«Estoy cansada de ser tan jodidamente feliz. En la cama a las 9.45 y
sienta tan bien».
Y mientras la nueva chica malísima de la escena
norteamericana sigue abriendo bocas, su mánager, Larry Rudolph, que
también se ocupó de la 'transición' de niña a mujer de Britney Spears
con los resultados conocidos por todos, niega ser el autor intelectual
de las últimas y controvertidas actuaciones de Miley Cyrus, desde el
'perreo' con su compañero de escenario en los premios MTV Robin Thicke a
su último vídeo musical, en el que aparece totalmente desnuda a lomos
de una pesada bola de metal. Rudolph, además, rechaza una y otra vez
haber creado una estrategia específica de escándalos en torno a la
cantante, una de las ideas más extendidas para justificar semejante
carrera hacia el abismo y que, según el mánager, no tiene fundamento.
Viendo los derroteros por los que ya se mueve esta estrella de 21 años,
puede que eso sea lo más preocupante.
TÍTULO; EL PERIODICO LA RAZÓN, EL SOL SALIO POR EL OCASO,.
SOCIEDAD-foto--EL PERIODICO LA RAZÓN
El sol salió por el ocaso
La reedición del guión de 'Amanece
que no es poco' descubre nuevos detalles del filme más surrealista del
cine español.«Alguno de los disparates de la película los he oído de
primera mano», admite Cuerda
Yo no aguanto este sindiós! ¡No señor! ¡Me cago en el
misterio!» Fuera de sí, el cabo Gutiérrez ('Saza') dispara al sol que,
contra natura, ha empezado a salir por poniente. Es la última y
memorable escena de una película en la que casi todas las escenas lo
son. La editorial riojana 'Pepitas de calabaza' rinde homenaje a una de
las obras de culto del cine español publicando el guión original escrito
por José Luis Cuerda en 1988, pero con anotaciones actuales. 'Amanece,
que no es poco', al cabo de 25 años, amanece otra vez.
«Parece lo de siempre y es lo nunca visto», anuncia el
editor Julián Lacalle, uno de los muchos amanecistas devotos de ese
descacharrante pueblo regido por la ley del disparate, donde la Guardia
Civil vela por que los borrachos beban su alcohol preferido, hasta la
ebriedad absoluta; donde los amantes han de gozar los coitos por igual y
los delincuentes deben confesarse y poner en paz su alma antes de
entregarse a las autoridades terrenales; un municipio ejemplar donde se
celebran elecciones cada año para elegir los cargos de alcalde, cura,
maestro, puta, marimacho en periodo de prueba, seis adúlteras...
El mismo pueblo en el que Cuerda, que un año antes había
alcanzado el que sería uno de sus mayores éxitos con la deliciosa 'El
bosque animado', desplegó un talento único con una libertad irrepetible:
«Se me presentaba la oportunidad -explica en el libro- de hacer en
términos absolutos lo que quisiera, una inclinación sin freno hacia la
autenticidad más auténtica que pudiese encontrar en mi misma
autenticidad». El volumen contiene un prólogo del propio José Luis
Cuerda contextualizando el origen de su película más personal y un
documento fundacional titulado 'Ab urbe condita' que, según Lacalle, «no
es otra cosa que el jugosísimo proyecto original, un texto que Pepe
redactó allá por el año 1984 como punto de partida a una serie de
televisión y que no tiene ni una sola letra de desperdicio».
Inviable como película
Porque 'Amanece que no es poco' iba a ser inicialmente una
serie. Pero en TVE no lo vieron viable y aconsejaron a Cuerda hacer algo
en la línea de la popular 'Crónicas de un pueblo', un proyecto que
terminó por no fructificar. Solo después de 'El bosque animado', y con
Pilar Miró como directora general, pudo al fin realizar la película.
«Aquello -confiesa el cineasta- me facilitó dos hechos medulares en mi
vida: mi primer contacto con Rafael Azcona, indispensable y gozoso, y
hacer a partir de entonces, en el terreno profesional, lo que me diera
la gana».
Eso incluía -confiesa Cuerda en el jugoso anecdotario-
rodar «la tal película», tan deudora de su infancia, en su tierra.
Concretamente, en los pueblos serranos, muy alejados del tópico
albaceteño, de Ayna, Liétor y Molinicos. «Por raro que pueda parecer,
alguno de los disparates de 'Amanece...' los he oído de primera mano. El
porqué de los hombres que nacen en la tierra es algo que he tenido muy
presente cada vez que he hablado de alguien muy enraizado en su tierra.
La imagen física de eso es una persona sembrada».
Las notas con que el director ha enriquecido ahora aquel
viejo guión aportan detalles sobre el casting de «los habitantes del
amanecer» hasta configurar lo que su admirado Berlanga reconoció como
«el mejor reparto de la historia del cine español»: 94 actores con
frase, la mitad profesionales y otros tantos amateurs de la zona, así
como 120 figurantes entusiastas de las turgentes formas de Fedra Lorente
y de la simpatía de Gabino Diego.
En las páginas también se descubre la predilección de
Cuerda por las parejas formadas por Luis Ciges y Resines, por un lado, y
'Saza' y Cassen, por otro. O los papeles de Manuel Alexandre, Miguel
Rellán o el disconforme Cascales, interpretado por Quique San Francisco.
O curiosidades como que Cuerda ofreció a Serrat el papel de guardia
civil para que hiciera pareja con Ovidi Montllor en benemérito homenaje a
la Nova Cançó, pero que no pudo ser porque Joan Manuel estaba de
bolos... Secretos inéditos y anécdotas sobre el rodaje en aquel verano
del 88 «para que cualquier fan, presente o futuro -como puntualiza el
editor-, goce con este libro un poco más, si cabe, que con la película».
«Lo mío -resume Cuerda-, es mi firme creencia, no es
surrealismo, sino pegarle un revolcón a la lógica, fajarse con ella
cuerpo a cuerpo y retorcerle el pescuezo hasta que vomite sus últimos
argumentos. Para mí, 'Amanece, que no es poco' es el compendio de muchos
asuntos sobre los que vale la pena reflexionar y, burlando, reírnos de
ellos».