sábado, 28 de septiembre de 2013

TRAZOS, ESCRITORES CONTRA LA PIRATERIA,./TRAZOS, HE IDO EN BICI AL MONTE, ME HE BAÑADO EN LA CONCHA Y ME DAN UN PREMIO, NUNCA LO OLVIDARE,.

TÍTULO; TRAZOS, ESCRITORES CONTRA LA PIRATERIA,.

Escritores contra la pirateríaSOCIEDAD

Escritores contra la piratería

-foto,.Julia Navarro, Lorenzo Silva, Javier Sierra y Juan Gómez-Jurado debaten fórmulas para evitar las copias ilegales de los libros

Cuatro escritores españoles, todos ellos autores de best sellers en los últimos años, alzaron ayer sus voces contra la piratería, una práctica a la que se han referido como un «robo» y que consideran que debe ser castigada en España, donde el sector del libro pierde 350 millones de euros debido a ella.
La madrileña Julia Navarro, con cinco millones de ejemplares vendidos de sus cinco grandes novelas, que se han traducido a 30 idiomas, subrayó lo «insoportable» que le resulta el que alguien decida «piratear» uno de sus libros después de trabajar tres años en él y ha creído necesario que ya en el colegio los niños aprendan que hacerlo es robar.
La autora de 'Dispara, yo ya estoy muerto' ha señalado que, a diferencia de los artistas musicales, a los escritores no les quedan los conciertos para rentabilizar su trabajo y que no pueden ir por las plazas de los pueblos narrando sus relatos a la gente. «Para nosotros no hay opciones», ha lamentado la también periodista, que aconseja una «multita» para aquellos que ejercen la piratería con el fin de que al menos sepan que eso no se debe hacer.
Navarro se manifestó de esta forma durante un taller celebrado en el campus de IE University de Segovia en el marco del Hay Festival. El encuentro, desarrollado bajo el lema 'Prohibido aburrir', fue conducido por los periodistas Jesús García Calero e Inés Martín Rodrigo, responsables de Cultura de ABC, y tuvo como protagonistas a Lorenzo Silva, Javier Sierra y Juan Gómez-Jurado.
Para Silva, Premio Planeta por 'La marca del meridiano', la práctica de la piratería, que supera de forma considerable en España niveles del resto del mundo, ha de atajarse con el código penal, si bien él no comulga con la idea de que se persiga al usuario. A su juicio, se debe penalizar al «listo que se monta el negocio» y se embolsa miles de euros en publicidad por la que no declara.
Derecho penal
Silva, conocido especialmente por sus novelas policiacas, reconoce que hay gente que carece de recursos para acceder a la cultura y considera por ello que deberían existir más bibliotecas, incluso una digital. Sin embargo, recrimina a quienes sí los tienen que opten por las copias porque ello supone «robar el pan a las familias». «Todo esto es local y ha de atacarse con el código penal. El derecho penal es muy feo pero para determinadas cosas hay que recurrir a él. Eso sí, no se puede perseguir a cualquiera», ha redundado.
Javier Sierra opina que los horizontes han de ser mucho más amplios, pues el mundo, ha dicho, ya no es como fue y en este entramado España no deja de ser más que un «barrio». Para el autor de 'El maestro del Prado' y primer español en el 'Top Ten' de la lista de los más vendidos de Estados Unidos elaborada por el New York Times --por 'La cena secreta'-, la piratería ha de legislarse, pero no a nivel local, sino en el ámbito europeo o de las Naciones Unidas.
Juan Gómez-Jurado, cuya literatura se ha difundido con éxito en 45 países, expresó por su parte la necesidad de hacer mejoras en la industria del libro, que él revolucionó cuando optó por difundir gratuitamente su novela 'Espía de Dios' a cambio de al menos un euro para la ONG Save the Children. «Nosotros podemos hacer algo más, la industria editorial tiene que cambiar y en esa transición habrá quienes sufran mucho», ha espetado el escritor y periodista madrileño, el más joven de los cuatro ponentes, que aboga por asociar el libro físico a lo digital aunque pide «respeto» a los lectores.
Durante el encuentro, se ha debatido asimismo en torno al precio de los libros electrónicos, que ha suscitado diferentes opiniones entre Julia Navarro, partidaria de no bajar las cuantías, y Silva y Gómez-Jurado, que han considerado que una cantidad de diez euros es alta para un producto de estas características por el hecho de que el usuario no está dispuesto a pagarlos.

TÍTULO;  TRAZOS, HE IDO EN BICI AL MONTE, ME HE BAÑADO EN LA CONCHA Y ME DAN UN PREMIO, NUNCA LO OLVIDARE,.

-foto--hugh jackman, premio donostia

«He ido en bici al monte, me he bañado en La Concha y encima me dan un premio. Nunca lo olvidaré»

Hugh Jackman recibió ayer el Premio Donostia, el máximo galardón que otorga el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y que este año también ha recaído en Carmen Maura. «Pondré el Donostia cada día delante de mis hijos en el desayuno para que sepan que me merezco respeto y que tienen que hacer los deberes cuando se lo pido», ha declarado el actor de 'Prisoners'

Había hambre de estrellas en San Sebastián y Hugh Jackman la ha saciado con ganas. A pesar de llegar al María Cristina pasada la medianoche, el popular Lobezno madrugó ayer para recorrer en bicicleta la ciudad seguido de un par de guardaespaldas, luego se comió un pintxo de tortilla en el Antiguo y terminó con un baño en La Concha sin que nadie lo reconociera. El segundo Premio Donostia de esta edición rebosó encanto y confirmó en las distancias cortas la buena planta que le ha convertido en uno de los actores más sexys de Hollywood.
A sus 44 años, Jackman también es el tercer actor mejor pagado en la industria del espectáculo gracias a su personaje mutante en la saga 'X-Men'. Desencasillarse no le va a resultar difícil, como demuestra en 'Prisioneros', el desasosegante 'thriller' que ha presentando en San Sebastián, donde interpreta a un padre que secuestra al hombre que cree autor de la muerte de su niña. Un filme que se ha colocado en el número uno de la taquilla estadounidense y que se estrena en España el 11 de octubre entre rumores de Oscar.
El australiano aparece como una rara avis dentro del mundillo de Hollywood, y no solo por llevar casado con la misma mujer desde hace veinte años, la actriz Deborra-Lee Furness. Sus dotes de cantante y bailarín le han reservado las letras más grandes en las marquesinas de los teatros australianos, Broadway y el West End londinense. Hasta presentó los Oscar en 2009 demostrando sus tablas y simpatía. Denis Villeneuve, el director de 'Prisioneros', dice que eligió a Jackman porque «irradia humanidad y el público le adora». «No hay muchos actores de su fortaleza dispuestos a mostrar la parte oscura de su personalidad».
- ¿Le hace ilusión el Premio Donostia?
- Significa mucho, estoy muy emocionado de estar aquí por muchas razones. Mi esposa ganó la Concha de Plata como actriz en los años 90, así que ya conocía el festival. Sé que grandes actores han ganado este premio y me siento muy orgulloso de estar en la misma categoría que ellos. Es algo peligroso mirar hacia atrás, pero es bueno reinventarse a uno mismo y desafiarse. Estoy contento de haber venido a San Sebastián con una película como 'Prisioneros'. Pondré el Donostia cada día delante de mis hijos en el desayuno para que sepan que me merezco respeto y que tienen que hacer los deberes cuando se lo pido.
- En 'Prisioneros' encarna precisamente a un padre dispuesto a todo con tal de recuperar a su hija, arrastrado en su comportamiento por una intuición. ¿Extrajo ese sentimiento de su vida real?
- Puedo hablar como padre y sé que es lo mismo en el caso de las madres. Por ejemplo, mi mujer tiene ese afán protector y de defensa de sus hijos más fuerte todavía. Cuando voy con ella al médico y no está de acuerdo con lo que nos dice yo le recuerdo que ese médico lleva veinte años ejerciendo. ¿Y sabes qué? Al final tiene razón mi mujer. Esa intuición que tienes como padre es una bendición y una maldición, porque estás conectado con tus hijos a nivel espiritual y emocional desde que nacen. Los celebras pero también los sufres.
- Por eso el filme se llama 'Prisioneros'.
- Sí. Habla de cómo somos prisioneros de nuestros propios temores. El personaje de mi mujer en el filme es incapaz de llevar esa carga, no puede con esa emoción. Yo en cambio encarno a alguien que quiere controlar su vida, que se prepara para el fin del mundo, profesa la religión y ha sido alcohólico. Todo está ahí para ayudarle a superar sus demonios.
- Su personaje tiene puntos en común con el Jean Valjean de 'Los miserables', ambos buscan la redención.
- Bueno, no creo que haya una secuela de 'Prisioneros' teniendo en cuenta cómo acaba, ja, ja. Yo también veo las similitudes con Jean Valjean, que se siente culpable por haberse convertido en ladrón una noche, aunque vaya a la cárcel de manera injusta. Ambos personajes se mueven por sus instintos, aunque en 'Prisioneros' hay muy poca redención. Lo triste es que la gente que tiene experiencias así cambia para siempre, y no a mejor.
- Se ha mostrado muy cercano en San Sebastián. ¿Tiene clara la diferencia entre un actor y un divo?
- Bueno, esta mañana me he bañado en su maravillosa playa y nadie me ha reconocido. ¿Sabes? Esto tiene que ver con vivir la vida. Te pueden llevar en un coche magnífico, pero te vas de un país con la impresión de que no has experimentado nada. Yo ahora nunca me olvidaré de San Sebastián. He andado en bicicleta por el monte , he nadado en el mar y encima me dan un premio maravilloso. Cuando me dicen que me han organizado una cena yo preferiría escoger el restaurante después de leer una guía, quiero vivir mi propia experiencia. Esto no lo puedes hacer si vas de divo: 'quiero una mejor bicicleta y que todo el mundo se aparte cuando entre en la playa'. Ni de coña.
- ¿Qué tiene que pasar para que se canse de 'Lobezno'?
- Hubo un momento hace tres o cuatro años que pensé en dejar de interpretarlo. Pero consideré que había un desafío con este personaje, que no había conseguido la mitad de lo que quería. Así que quise hacerle justicia. Si rodara otra más tendría que haber una buena razón, no voy a hacerla solo porque sí. Curiosamente, cada vez me están ofreciendo papeles más distintos y me encanta. Pero adoro hacer de 'Lobezno', siempre estaré agradecido a esas películas que son el fundamento de mi carrera.
- Ahora está número uno en la taquilla estadounidense con 'Prisioneros'.
- El mérito es del director, Denis Villenueve. Me encanta haber podido estar en su primera película de habla inglesa. Al leer el guion me di cuenta de que estaba ante un 'thriller' muy ambicioso, poco común, que logra emocionarte y conmoverte. Denis es un tío muy listo que entiende el lenguaje de las películas. Acepté hacerla porque él la dirigía.
- ¿Le asustaba interpretar a un ultraderechista paranoico? Aquí la violencia no es de cómic, como en 'X-Men'.
- Yo soy muy distinto. No soy cazador, ni religioso, ni exalcohólico. Es un personaje muy extremo. Y personifica al individuo frente al sistema, una lucha que ocurre cada día en el mundo, pero sobre todo en Estados Unidos. Mi trabajo como actor es entender a ese hombre, pero no juzgarle. En el guion original leía la Biblia todo el tiempo, y yo pedí quitarlo porque el público no se identificaría al verle como un fanático religioso. Le compadezco, porque la vida ha sido muy dura para él, no para mí.
- ¿Qué tipo de carrera cree que le espera? ¿Seguirá haciendo teatro?
- ¿Me está pidiendo que me jubile? Por supuesto que seguiré en el teatro. Siempre he dicho que los actores no tenían que hablar de una carrera, sino darse cuenta cada vez que trabajan de la suerte que tienen. No hay nada en tu carrera que sea un derecho, debes intentar no olvidar que es un privilegio cada cosa que haces. Tengo miedo de perder los músculos y el deseo necesarios para el teatro, sobre todo para cantar y bailar, así que procuro hacerlo con regularidad. Tengo una obra en la que salgo yo solo, un poco narcisista, y espero interpretarla.
- ¿Puede elegir los proyectos con libertad, rodeado de tanto agente y publicista?
- No, yo amo a mi publicista, ja, ja. Tengo a mi agente en Londres desde hace veinte años y otro en Estados Unidos desde hace quince. Me dan consejos y tienen una visión a largo plazo de la interpretación. Me aprietan para que elija proyectos por los que realmente me siento apasionado. Ahora puedo elegir más que nunca, y ese es el mayor lujo de un actor. También sé que esta racha igual no dura mucho.
- ¿Es un actor que improvisa?
- Cada película es distinta. Provengo del teatro, donde normalmente no se puede improvisar, tu trabajo es hacer que funcione un guion. En las películas de 'X-Men' improviso bastante, porque creo que hay que aportar humanidad y darle menos opciones al director y al montador. En 'Prisioneros' era importante venir de un lugar muy visceral y primario. Suelo hacer una toma o dos, intentando ser libre y sin pensar demasiado.
- Usted que conoce todas las facetas del 'show business', ¿es un mundo tan despiadado como parece?
- Entre actores no. Creo que en general no es un mundo despiadado, aunque en el lado de los negocios he visto cosas que me han dejado sorprendido. En este negocio quiere meterse mucha gente, pero pocos valen para ello. Hay mucha ambición y competitividad en el lado empresarial. Y ahí sí es despiadado. Alguien me dijo que la gente más cabrona no está en Washington, sino en el negocio del espectáculo. Eso sí, todos te ponen buena cara. Yo soy australiano y he podido trabajar en películas maravillosas. En Hollywood todos me han dado la bienvenida, pero si un actor americano fuera a Australia a hacer de australiano no creo que le recibieran igual. Le dirían que se volviera a su país.

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