Que un príncipe se anude una corbata todas las mañanas
entra dentro de lo normal. Y, claro, lo suyo es que la colección de que
disponga sea importante, al menos en número. Que lo del gusto es otra
cosa. Yde eso, de un episodio de mal gusto, va esta historia. El
protagonista es el hijo pequeño de la reina de Inglaterra. El
príncipeEduardo, a quien hemos visto ataviado hasta con mallas de
ballet, es centro de la polémica por la elección de una corbata. Yno por
horrorosa, sino porque la Liga contra los deportes crueles -que sí,
existe- ha puesto el grito en el cielo al percatarse de que quien ocupa
el octavo lugar en la línea de sucesión al trono tuvo el valor de
presentarse a un acto oficial con una corbata repleta de toreros.
La escena se produjo en junio. Pero los dardos envenenados
se lanzan ahora, después de que el 'Daily Mail' haya recogido las
palabras, poco amables dígase de paso, de esta asociación que, entre sus
objetivos está el de un mundo con toros, pero sin matadores.
Si dejamos de lado la polémica desatada por la Liga contra
los deportes crueles, que no es tarea fácil, dado que es el hilo
argumental de esta crónica, la primera pregunta que a uno le viene a la
cabeza es... Sí, ¿qué hace este príncipe inglés con una corbata repleta
de toreros con traje de luces amarillos y capotes azules? ¿Alguien se
imagina al príncipe de Asturias luciendo una prenda de seda con motivos
de la caza del zorro? Yotra duda. ¿Cómo ha llegado dicha corbata a su
ropero?
Bien es cierto que no es difícil dar con lazos de motivos
taurinos. Aparte de en las tiendas de recuerdos 'made in Spain', en todo
aeropuerto español se encuentran. Corbatas hay para todos los gustos y
bolsillos, dado que firmas como Lester o Loewe también han estampado en
sus telas toros y toreros. La autoría de la corbata del príncipeEduardo
se desconoce, pero parece improbable que sea un sastre inglés el que se
haya lanzado al ruedo.
Regalo o adquisición propia, el caso es que el conde de
Wessex, como ya sucediera en ocasiones anteriores, es el centro de las
críticas de los defensores de los animales. Primero por ensañarse con un
pato herido hasta darle muerte y años más tarde por golpear a un perro
en una cacería. Claro, que poco o nada tiene que ver emplear la fuerza
contra un animal que levantarse de buena mañana, anudarse una corbata
llena de toreros al cuello e irse a la reinauguración de la Biblioteca
Central de Liverpool. Pero la Liga contra los deportes crueles tiene
entre ceja y ceja a nuestra fiesta nacional. Y en su empeño critica con
dureza en el 'Daily Mail' los encierros de San Fermín y el Toro de la
Vega. La asociación en cuestión también es firme detractora de las
cacerías que nos han regalado no pocas imágenes de Isabel II y buena
parte de su familia en plena campiña. Y de qué guisa. Bueno, la del
príncipe con corbata torera -y olé- lo supera.
TÍTULO; CINCO GRADOS MAS EN UN SIGLO,.
Sociedad
Cinco grados más en un siglo
El informe del cambio climático
acusa al ser humano en un 95% de ser el causante de los cambios que se
están produciendo en la Tierra. La ONU advierte de que las olas de calor
serán más frecuentes y durarán más tiempo
En el mejor de los casos, dejaremos el planeta casi como lo
recibimos; en el peor de los casos, la Tierra tendrá casi 5 grados más
dentro de cien años. Son los dos escenarios más extremos que ha
determinado el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC)
de la ONU en un informe de 30 folios, donde recopilan los datos de más
de 9.000 estudios científicos publicados, y en el que levanta el dedo
acusador sobre el máximo culpable de este fenómeno: el hombre. Hace seis
años, el anterior informe acusaba al ser humano de ser culpable en un
90%. Ahora, la culpabilidad sube un poco más: cinco puntos hasta el 95%.
En el siguiente informe, ya no quedará ninguna duda.
El estudio del IPCC establece cuatro escenarios posibles
hasta 2100, aunque no ofrece cuál de éstos es más probable de cara al
futuro. En el caso más optimista, la temperatura subirá 0,3 grados y en
el más pesimista 4,8 grados en relación con el periodo entre 1986 y
2005. Solo el escenario más optimista permitiría contener la subida de
las temperaturas en 2 grados. Pero esto «solo llegará si se lleva a cabo
una acción rápida», previno el secretario general de la Organización
Meteorológica Mundial, Michel Jarraud.
La elección del más benigno, el peor o los del medio
dependerá de la emisión de gases invernadero a la atmósfera durante las
próximas décadas. El estudio recuerda que la temperatura media terrestre
ya ha subido casi un grado -0,8- desde la era preindustrial. «La verdad
incómoda se confirma: el cambio climático es real, se produce a un
ritmo alarmante y las actividades humanas, principalmente la combustión,
lo provocan», afirmaron en un comunicado Amigos de la Tierra,
Greenpeace, WWF y Oxfam. «Si hay un tema que reclama más cooperación y
compromiso diplomático, es éste», apuntó por su parte John Kerry,
secretario de Estado de uno de los países que más contamina en el mundo y
que, en numerosas ocasiones, se ha negado a endurecer las medidas
medioambientales. «Solo una acción de los humanos puede salvar al mundo
de los peores impactos que pesan sobre el planeta», añadió el
representante de Barack Obama en el exterior.
Sube más el nivel del mar
Otro de los aspectos que trata el IPCC en su escueto
estudio es el nivel del mar. El IPCC determina que subirá entre 26 y 82
centímetros durante el siglo XXI, frente a los entre 18 y 59 cm que
preveía en 2007. Esta previsión al alza se debe a que los climatólogos
evalúan ahora mejor el fenómeno del deshielo de los glaciares de
Groenlandia y del Antártico, que hace subir el nivel del mar.
Pero además de estas dos consecuencias del maltrato
ambiental, los expertos de la ONU alertaron de que se van a producir
fenómenos extremos de los que se desconoce su magnitud. «Las olas de
calor se producirán con más frecuencia y durarán más tiempo. Con el
calentamiento de la Tierra creemos que habrá más precipitaciones en las
regiones húmedas y menos en las regiones secas, aunque habrá
excepciones», dijo Thomas Stocker, copresidente del IPCC en la
presentación de estos datos en Estocolmo.
Ahora, queda en manos de los gobiernos hacer caso de este
organismo creado hace 25 años para establecer un diagnóstico para
orientar, aunque no propone medidas de acción concretas. «Este nuevo
diagnóstico servirá de base a las negociaciones internacionales sobre el
clima con vistas a alcanzar un acuerdo en 2015. Los 195 países
participantes quieren limitar a 2 grados el aumento de la temperatura
con respecto a la de la era preindustrial», indicó Ban Ki-moon,
secretario general de Naciones Unidas. «Sabemos que los esfuerzos para
limitar el cambio climático no son suficientes para invertir la
tendencia del aumento de las emisiones» de gas de efecto invernadero,
dijo Christiana Figueres, responsable en la ONU sobre el clima.
Las voces que promulgaban un acuerdo se sucedieron. Desde
Bruselas, la comisaria de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, aseguró
que «la cuestión no es si creer en el cambio climático o no; la
cuestión es si hacer caso a la ciencia o no». Hedegaard indicó que no se
puede esperar a que haya una actitud unánime sobre este tema porque lo
que está claro es que es necesario actuar. «Si su médico estuviera
seguro en un 95% de que tiene una enfermedad grave, buscaría un
tratamiento inmediatamente», apuntó la comisaria danesa. «Europa pedirá
más acción de todos los emisores», agregó.
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