- Llegaron por fin las peñas a la plaza el día del Patrón y la Monumental de Pamplona se llenó como siempre de bullicio, con música, cánticos, ...|foto|
El diestro madrileño prueba su madurez y corta la única oreja de la primera corrida de la feria de San Fermín, abierta con uno de sus hierros de referencia. Excelente quinto y un notable sexto,.
Dos toros muy descarados: el primero, veleto pero reunido, y el sexto, abierto y cornipaso. Muy astifinos los dos. El uno, cárdeno berrendo, badanudo, aire de toro viejo; el otro, negro bragado, cabezón, de inmensa culata, casi 600 kilos. Más astifino que ninguno, más que esos dos y más que cualquiera de los otros tres, fue el quinto de corrida, que solo dio en báscula 515 kilos pero tenía todo el trapío que cabe tener. Podría llamarse góticos -¡por qué no!- a los toros de cuerna ojival, que se van cerrando y apuntando como las ojivas del Císter. Dos puñales. De cepa a pitón el filo. Dos guadañas. Ni un gramo de grasa. El toro olímpico.
No se esperaba menos de la corrida de Torrestrella, que es en Pamplona una melodía clásica. Los otros tres toros, hermosos, no fueron ni tan astifinos ni tan descarados. El cuarto, salinero, más corto que sus hermanos, no llegó a correr el encierro sino que entró de reserva. Uno de los seis titulares fue aplastado en el encierrillo de la noche del lunes por uno de los mansos de guía. Quedó inválido y tuvo que ser apuntillado en los corrales de Santo Domingo. Esos corrales son el destino de los toros desembarcados días antes en los corrales del Gas, en la Rochapea, el suburbio de Pamplona regado por el apacible Arga. En ese viaje nocturno, que algunos tiene por la mayor pureza secreta de los sanfermines, perdió prácticamente la vida un toro criado para morir luchando y no en accidente.
La prueba evidente de que el encierro desentumece a los toros fue ese cuarto toro de reemplazo, que, rígido y contraído, se empleó a cabezazos y sin descolgar. No tuvo el cuajo de los demás. Muy bien pintada, la corrida tuvo general nobleza. El quinto sacó estilo de bravo, elasticidad agresiva pero noble, Y se encontró, además, con la muleta templada de Miguel Abellán como el zapato nuevo y acartonado la horma que lo doma. Daniel Luque toreó con facilidad y autoridad segura a sus dos toros, que no fueron ni fáciles ni difíciles, pero había que saber torear, ponerse, tragar y estar.
Solo que la faena de Abellán al quinto tuvo el carácter y el punto de descaro que les faltó a las dos tan meritorias de Luque. Sería la experiencia de torero veterano de Abellán, cuyo gesto sigue siendo, sin embargo, el propio del torero Peter Pan, siempre joven, risueño, embaucador. Y su temple, porque, sin él, no habría habido modo. Y el ingenio de abrochar faena con recursos de arte antiguo: el abanico y el desplante a cuerpo gentil, frontal e inerme.
Antes de abrir Abellán la caja de fuegos artificiales, hubo ritmo y ajuste, muletazos ligados y embraguetados, convincentes. La gente quiere sentir si el toro va a prender al torero o no. Esa es la intriga de las faenas de emoción. La esencia de la bravura. Muy certero con la espada, Abellán acertó con una gran estocada. Se pidió por aclamación una oreja. No es fácil en Pamplona el primer día de fiesta. Un varetazo en el muslo al cobrar la primera estocada tuvo a Abellán renco y sacrificado. Con los elementos pudo también el torero de Usera en tarde lucida y lúcida.
Luque, talentoso, atrevido y compuesto, cometió el craso error de pasarse de faena con el inmenso sexto, que fue de partida algo mirón, midió y se revolvió, pero terminó seducido. La cuna anchísima, buidas las puntas. Hizo de tripas corazón Luque, muy seguro. Pero no llevaba reloj. La perversa costumbre -es decir, el vicio- de prorrogar faenas sin razón lógica. En Pamplona es fundamental la brevedad. La diligencia. Un gasto sin recompensa el de Daniel, que entró en sanfermines por la puerta de atrás, como sustituto del lesionado David Mora, y estuvo a punto de salir por la de delante. En Pamplona no hay propiamente puerta grande para salir, sino solo de entrada y para pasajeros o peatones. Como las puertas del infierno.
Cumplió tan bien como suele Ferrera, que hizo el gasto como lidiador de gran oficio y en banderillas, y se dio coba con un primer toro noble pero de muy poca fuerza, y también con el salinero de los taponazos. Abellán, que se hizo en plaza de rodillas y en tablas para librar al segundo en el recibo con dos largas cambiadas, anduvo alegre y ligero con ese toro. La masa coral de sol entonó en ese segundo toro todo su repertorio, más menguado de año en año.
TÍTULO: LA CESTA HUEVOS, 'LA FIESTA' ORIGINAL DE HEMINGWAY,.
LA CESTA HUEVOS, 'LA FIESTA' ORIGINAL DE HEMINGWAY,.-fotos,.
Robert Cohn había sido en su tiempo campeón de pesos medios en Princeton». Así comienza Fiesta, la primera novela de Ernest Hemingway, ...|foto|
El diario The New York Times anticipó la revisión editorial de la primera y legendaria novela de Ernest Hemingway (1899-1961), 'Sun Also Rises' en su título original, horas antes del chupinazo que daba inicio a la celebración sanferminera que fascinó al escritor estadounidense hace casi noventa años.La nueva edición, a cargo del sello Scribner y que estará a finales de mes en las librerías estadounidenses, rescata, además del primer capítulo descartado, otras supresiones, parte de los primeros borradores y títulos alternativos. Originalmente, Hemingway comenzó su historia sobre los jóvenes viajeros de la 'generación perdida' introduciendo a su hermosa y afligida protagonista, la enfermera Brett Ashley: «Esta es una novela sobre una mujer».«Aunque se trata de material conocido y analizado de forma exhaustiva por los estudiosos, no había sido reunido nunca antes de esta manera, ni había sido accesible al público en general», ha explicado al rotativo neoyorquino Sean Hemingway, nieto del escritor. Conservador de arte griego y romano en el Museo Metropolitano de Nueva York, él ha sido el encargado de escribir la introducción para esta nueva edición.'Fiesta' se basa en buen parte en las experiencias Hemingway en los sanfermines durante el verano de 1925. El escritor vivió apasionadamente las jornadas festivas de Pamplona junto a su primera mujer, Hadley Richardson, y un grupo de amigos de la luego denominada 'generación perdida' en un viaje por Francia y España que concluirá en Madrid. Además de referir con todo lujo de detalles aquellos días, en el alma de la novelas están los vaivenes amorosos de Brett Ashley y sus compañeros de viaje.Entre las fotografías que incluirá la nueva edición hay una que muestra un boceto mecanografiado de la alternativa al primer capítulo que se centra en el torero Pedro Romero y que recurre a la narración en tercera persona, en lugar de la primera que Hemingway elegiría en última instancia para toda la novela.Otra instantánea permite ver la página del título mecanografiado en la que Hemingway añadió a lápiz, como un epígrafe, la cita de la escritora y mecenas Gertrude Stein: «Todos ustedes son una generación perdida». «Nadie habría tenido noticia de la generación perdida si Hemingway no la hubiera inmortalizado», asegura Patrick Hemingway, el único hijo vivo del escritor. Con 86 años y residente en Montana, el hijo de Hemingway cree que el material añadido de esta nueva edición proporciona «una lectura más agradable y tal vez más comprensible». También estima que es mucho mejor que la versión de la película que en 1957 dirigió Henry King.«Eso sí que es malo», aseguró el hijo del escritor tras haber visto de nuevo y hace poco la película protagonizada por Ava Gardner en el papel de Brett Ashley -enfermera en la Primera Guerra Mundial-, Mel Ferrer como Rober Cohn -con el que la enfermera ha mantenido un romance semanas antes- y Tyrone Power como Jake Barnes, un periodista norteamericano incapacitado sexualmente por una herida de guerra.La nueva edición de 'Fiesta' será la segunda entrega de una serie de publicaciones sobre Hemingway que el sello Scribner aborda en colaboración con los herederos del autor. Incluye detalles y percepciones desconocidas del escritor sobre las fiestas de San Fermín. «Por lo que yo sé, nosotros éramos las únicas personas que hablábamos inglés en Pamplona», escribió Hemingway en un texto publicado en 1923 por The Toronto Star Weekly sobre su primera visita a la capital navarra.En algunas notas de Hemingway de aquellos días se describen los preparativos de sus viajes en autobús y la lista oficial de prohibiciones en los encierros, como correr borracho o con el calzado inapropiado. Casi noventa años después los sanfermines acaso no satisfarían a un Ernest Hemingway responsable, quizá más que nadie, de su fama internacional.
martes, 8 de julio de 2014
REVISTA TOROS,. Bellos torrestrellas, bravo Abellán, TOROS,./ LA CESTA HUEVOS, 'LA FIESTA' ORIGINAL DE HEMINGWAY,.
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