martes, 2 de junio de 2015

SUDOKU,.El Celler de Can Roca recupera su trono,./ SOMBREROS, El método finlandés para acabar con el acoso escolar que está revolucionando Europa,.

TÍTULO: SUDOKU,.El Celler de Can Roca recupera su trono,.
Varios de los premiados celebran sus galardones.
SUDOKU,.El Celler de Can Roca recupera su trono,.fotos,.
  • El restaurante 'Mugaritz' de Andoni Luis Aduriz en San Sebastián mantiene el puesto número 6 que consiguió el año pasado,.

  • Noma, de Copenhague, ganador en 2014 se tiene que conformar con la tercera posición,.

  • Resultat d'imatges de SUDOKUAlbert Adrià entró por primera vez en la lista con su local barcelonés Tickets y ganó además el premio al Mejor Repostero del Mundo,.

    Los fogones de El Celler de Can Roca son los mejores del mundo. Otra vez. Recuperan el primer puesto del que disfrutó hace dos años en lo más alto de la lista de los 50 Mejores Restaurantes, dada a conocer anoche durante una gala celebrada en Guildhall, antiguo ayuntamiento de la City londinense. De esta manera, Jordi, Josep y Joan Roca reconquistan el trono del llamado «barómetro anual del gusto gastronómico», según los organizadores, que perdieron en 2014 frente al Noma de Copenhague (Dinamarca), que este año cayó a la tercera posición, precedido, en el segundo lugar, por la Ostería Francescana, de Módena (Italia).
    La votación de la noche supuso un gran resultado para la gastronomía española, dado que todos los restaurantes subieron posiciones respecto al año anterior. Los hermanos Roca vivieron con gran entusiasmo la noche en la que recuperaban verse en lo más alto. «La cocina está creciendo desde sus raíces y está expandiendo sus ramas hacia una sociedad sostenible, saludable y sensible», comentó Josep Roca con su trofeo de vencedor ya en la mano.
    Aparte de El Celler de Roca, otros nueve restaurantes españoles figuran en la selecta lista de los 100 mejores del mundo. Se trata del Mugaritz, en San Sebastián, que repite en el puesto 6. El Asador Etxebarri, en Atxondo (Vizcaya), subió este año hasta el puesto 13 después de escalar 21 posiciones, lo que tuvo su reconocimiento especial al convertirse en el mayor ascenso de la noche. El restaurante Arzak, de San Sebastián, fue, la única excepción entre los españoles del top 50, dado que bajó de la octava posición a la decimoséptima.
    Azurmendi, de Larrabetzu (Vizcaya), ascendió desde el puesto 26 al 19. También consiguió mejor posición Quique Dacosta, de Denia (Alicante), que pasó del puesto 41 al 39.
    Entre los mejores
    Por detrás se situó Albert Adriá, con el restaurante Tickets, en Barcelona, otro de los grandes triunfadores de la gala. Adriá entró por primera vez en la lista con sus fogones en el puesto 42. Este restaurador, además, fue galardonado en la velada como el Mejor Repostero del Mundo. Ya lejos de los puestos de cabeza se situaron el Diverxo de Daviz Muñoz, de Madrid, en el puesto 59; Martín Berasategui, de Lasarte (Guipúzcoa), en el 61; y el Nerúa, restaurante ubicado en el Museo Guggenheim, de Bilbao, que ocupa la posición 68.
    Varios de los premiados celebran sus galardones. / Benjamín Lana
    El evento organizado por la revista británica Restaurant comenzó en 2002, pero en aquella ocasión se dedicó a seleccionar las mejores mesas del país. Poco a poco fue abriéndose y, en la actualidad, la lista definitiva es el resultado de las votaciones de 972 expertos de todo el mundo, repartidos en 27 regiones (36 cocineros, periodistas o críticos cada una). Estos tienen que elegir siete restaurantes -tres de ellos de una región del planeta distinta a la suya-. Figurar en este barómetro equivale a asegurarse repercusiones positivas en cuanto a el aumento de reservas, subrayan a la vez los organizadores y los propios cocineros.
    España no es ajena a los primeros puestos de la lista de los 50 mejores restaurantes. Desde que en 2002 cuajó la lista, bautizada por algunos como los Oscar de la Gastronomía, el reinado de El Bulli, regentado por Ferran Adrià y cerrado en julio de 2011, ha sido incontestable. El templo de cala Montjoi, fue coronado en cinco ocasiones como mejor restaurante del mundo (2002, 2006, 2007, 2008, 2009). El Celler de Can Roca ya lleva dos y los hermanos Joan, Josep y Jordi prometen hacer todo y más para tratar de seguir en lo más alto del top 50 los años que hagan falta.

    TÍTULO:  SOMBREROS, El método finlandés para acabar con el acoso escolar que está revolucionando Europa,.

    Un grupo de niños escenifica una situación de acoso escolar  SOMBREROS, El método finlandés para acabar con el acoso escolar que está revolucionando Europa, fotos.

    El programa KiVa no solo detiene a los acosadores sino que también aumenta el bienestar y la motivación por estudiar,.

    Resultat d'imatges de sombrerosFinlandia es desde hace años el referente educativo para toda europa y además, ahora se está convirtiendo también en el espejo en el que se mira el continente para poner freno al acoso escolar. KiVa, acrónimo de Kiusaamista Vastaan (contra el acoso escolar), es un programa cuidado hasta el detalle con el que el país nórdico está logrando frenar el acoso y ciberbullying en sus aulas. Implantado ya en el 90% de los colegios de educación básica su éxito ha resultado tan arrollador que contar, o no, con este proyecto ya es un requisito que muchos profesores y alumnos tienen en cuenta a la hora de elegir y valorar un centro educativo donde trabajar o estudiar.
    Tras una década de no lograr acabar con los casos de acoso escolar y de ciberbullying entre los estudiantes, llegó un momento en que el entonces ministro de Educación, Antti Kalliomäki, se planteó seriamente atajar el problema y habló con un grupo de investigadores de la Universidad de Turku, que llevaba 25 años estudiando las relaciones entre los niños. Un año después, en 2007, arrancó el programa KiVa, financiado por el propio Gobierno, y diseñado por este equipo.
    «El proyecto se fue poniendo en marcha aleatoriamente en los colegios finlandeses», cuenta Christina Salmivalli, profesora de Psicología en Turku y una de las creadoras de KiVa. La universidad realizó, unos años después, un estudio para evaluar cómo se iba desarrollando el programa. Los resultados fueron espectaculares. «Fue el mayor estudio realizado en Finlandia. Participaron 234 centros de todo el país y 30.000 estudiantes de entre 7 y 15 años. KiVa había logrado reducir todos los tipos de acoso en los colegios. Los casos de acoso escolar desaparecieron en el 79% de las escuelas y se redujeron en el 18%», explica la profesora.
    Bajada del 40% en el primer año
    Sólo con un año de implantación los investigadores comprobaron que en algunos cursos el número de niños acosados bajó incluso un 40%. Pero además se llevaron una grata sorpresa al constatar que «KiVa también aumenta el bienestar escolar y la motivación por estudiar, al mismo tiempo que disminuye la angustia y la depresión», dice Salmivalli.
    A diferencia de otros modelos que se centran exclusivamente en la víctima y el acosador, «KiVa intenta cambiar las normas que rigen el grupo —indica la profesora—. Dentro del grupo están los otros, esas personas que no acosan, que observan, que son testigos y que se ríen. A través de esa comunicación no verbal transmiten el mensaje de que lo que pasa es divertido o está bien, aunque tengan una opinión diferente. No hay que cambiar la actitud de la víctima, para que sea más extrovertida o menos tímida, sino influir en los testigos. Si se consigue que no participen en el acoso, eso hace cambiar la actitud del acosador. El objetivo es concienciar de lo importante de las acciones del grupo y empatizar, defender y apoyar a la víctima».
    El programa
    Y así se sigue en el programa. Los estudiantes reciben una veintena de clases a los 7, 10 y 13 años para reconocer las distintas formas de acoso y mejorar la convivencia. Hay diez lecciones y trabajos que se realizan durante todo el curso académico sobre el respeto a los demás, la empatía... Cuentan con material de apoyo: manuales para el profesor, videojuegos, un entono virtual, reuniones y charlas con los padres... «Detectamos que muchos niños víctimas no contaban su caso. Así que añadimos un buzón virtual. De esta forma, pueden denunciar si son víctimas o testigos y nadie lo sabe», cuenta Christina Salmivalli. Para hacerse una idea, KiVa establece que los vigilantes del recreo usen chalecos reflectantes para aumentar su visibilidad y para recordar a los alumnos que su tarea es ser responsables de la seguridad de todos.
    En cada colegio hay un equipo KiVa, formado por tres adultos que se ponen a trabajar en cuanto tienen conocimiento de un caso de acoso escolar o ciberbullying en el centro. «Primero actúan como filtro, para reconocer si es un acoso sistemático o algo puntual. Después se reúnen con la víctima para dale apoyo, ayudarla y tranquilizarla. También hablan con los acosadores para que sean conscientes de sus acciones y las cambien», indica.
    La profesora Salmivalli está dando a conocer el programa en otros países y buscando socios-colaboradores para extenderlo. El proyecto ya ha merecido reconomientos internacionales y se ha exportado a Reino Unido, Francia, Bélgica, Italia, Suecia, Estados Unidos... ofreciendo también resultados muy esperanzadores. Se ha comprobado que el acoso escolar ha disminuido entre un 30 y 50% en esos países durante el primer año de implantar KiVa. En España, algunos colegios y organizaciones ya se han interesado por esta iniciativa. «Nosotros no podemos atender individualmente a las escuelas de todo el mundo que nos escriben. Necesitamos —concluye la profesora— que en cada país exista una organización encargada de extender el proyecto, con socios locales que aporten una inversión para la traducción del programa, para pagar la licencia del desarrollo de KiVa y el sueldo de una coordinadora internacional».

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