TAPAS Y BARRAS, ¿ ME LLAMARA VARA ? fotos,.
¿Me llamará Vara?
-
Cientos de extremeños miran su móvil a la espera del dedo divino,.
Estos días leo el HOY como si fuera el Marca y estuviéramos en julio. Emery suena para el City y Eva María Pérez suena para la Asamblea... Santos Jorna podría ser el consejero de Fomento y Casillas el portero del PSG... Las especulaciones políticas y deportivas justo antes de que comience la temporada son un género periodístico en sí mismo.
Extremadura es un hervidero de rumores políticos y cuando lees la prensa, quieres leña para echar al fuego de las tertulias mañaneras: «Pues dicen que fulanito va de director general, que menganita va de jefa de gabinete y, lo más gordo, que zutanita será consejera». Da lo mismo si es ciencia cierta u ocurrencia de correveidile. Lo que importa es el entretenimiento, la pelusa de imaginar a zutanita en coche oficial y el gusto de disfrutar cuando no la nombren y se apee del coche sin haberse montado. «Pues qué se había creído», dicen de ella, la pobre, que ni se había creído nada ni había optado nunca a ninguna consejería.
A mí, todo esto me suena a ese programa deportivo de la medianoche que acaba siempre con dos especuladores anunciando que el Sunderland se interesa por el míster del Alcorcón o el Molembeck por Ramonín, lateral del Conquense, que no sabes ni quién es Ramonín ni de qué país es el Molembeck, pero te duermes reconfortado con el fulgurante éxito del desconocido lateral manchego. Este subgénero de la especulación política y deportiva tiene unas reglas que hay que conocer bien. La primera es la de la intoxicación. Así, cuanto te dicen que Jorna va de consejero o Pérez de presidenta de la Asamblea, lo primero que debes adivinar es si quien te hace la confidencia es su amigo, que quiere lanzarlos al estrellato, o su enemigo, que pretende quemarlos antes de que nadie tome una decisión. Nada más empezar a escribir en la prensa extremeña, aprendí la segunda regla fundamental de la crónica política especulativa regional: si das por seguro que van a nombrar consejero a tal o cual político, Ibarra hará todo lo contrario.
No sé si era cierto o simple leyenda urbana, pero es verdad que quien aparecía en la prensa, no salía en la foto. Lo que se traducía en que, en cuanto le insinuabas a algún aspirante sus posibilidades, se espantaba y te rogaba que por nada del mundo lo escribieras. Y viceversa, si alguien quería eliminar a un contrincante, no tenía más que dejar caer su nombre en los círculos de la especulación y kaput.
La tercera regla que aprendí es el factor Guillermo el Impredecible, que consiste en que Vara suele descubrir durante la campaña el talento de algún desconocido candidato a concejal, al que luego nombra consejero, y nos vuelve a todos locos buscando biografías imposibles. Calculo que puede haber unas dos mil personas en Extremadura con la ansiedad de ser señaladas por el dedo divino de Vara. «¿Y si me llama?», se preguntan a cada rato mientras comprueban la batería de su móvil. Digo dos mil como podría decir cuatro mil o diez mil. ¿Quién no se siente con méritos para ser asesor de alguien o directora de algo?
Por eso hay que ser prudentes y misericordiosos a la hora de dar nombres: los señalados son brutalmente estimulados por una descarga de adrenalina, los preteridos caen en el abismo de la depresión pasajera, de la herida lamida. «Con todo lo que he hecho yo por el partido...»
Durante la campaña, me dio por aseverar que las candidatas socialistas Esther Gutiérrez y Lara Garlito tenían futuro político. Mala cosa esta de entrar en las quinielas del futuro. Lo mejor es que no digan de ti ni mu, como está pasando con Miguel Ángel Morales. ¡Huy!, perdón, ya lo nombré.
Si tan incierto y veleidoso es este género del pronóstico político, dirán ustedes que por qué se practica. La respuesta es sencilla: nadie imaginaría un periódico deportivo que no hablara de fichajes en julio ni un periódico generalista que no elucubrara sobre nombramientos en este incierto y entretenido mes de junio.
UN PAIS PARA COMERSELO, El Coletas y la ancianita ,. fotos,.
El Coletas y la ancianita
-
Hemos pasado de idolatrar al joven Pablo a enamorarnos de Carmena,.
Parecía que llegaba el tiempo de los jóvenes y resulta que quien realmente nos motiva es una ancianita de pelo blanco que aspira a ser alcaldesa de Madrid. La historia se repite: hace 30 años, todos queríamos ser jóvenes descamisados como Felipe y acabamos subyugados por Tierno Galván, un viejo profesor de perfil azañista y recursos de abuelete miope.
Ahora nos íbamos a dejar todos coleta y a descamisarnos de nuevo y resulta que quien de verdad nos emociona es Manuela Carmena con su estilo sensato, sincero y cercano. O sea, estilo abuela de toda la vida, que dice lo que piensa y hace como mi madre, que pregunta a mis parientes separados por sus amantes con toda naturalidad o les dice a las nueras que tienen caprichitos de niñas malcriadas, como hace Manuela con Espe.
A mí me gusta escuchar a los mayores más que a los jóvenes. No se trata de mi edad, ya más cercana a la de Carmena que a la de Iglesias, sino de mi entendimiento. Las ancianas tienen experiencia, tienen desvergüenza y si, además, son sabias, entonces ya es un placer escucharlas. Los jóvenes se controlan más porque tienen que perder, de experiencia, cero, y la sabiduría, si la tienen, les sale con un toque presuntuoso que los aleja. Cosas de la edad. Además, no les perdonamos casi nada. Una tontería de Carmena pasa por encantadora ocurrencia de ancianita. Una metedura de pata de un candidato treintañero lo inhabilita por tonto. Un gobierno de jóvenes es bautizado como gobierno de bibianas y la boutade malvada triunfa. Un gobierno de mayores, aunque sean inútiles, será 'un senado de sabios' y nadie rechistará.
Pero este proceso electoral del que estamos recuperándonos empezó con una ponderación extrema de la juventud física, que se tradujo en una proliferación de candidatos postadolescentes mientras los líderes de los partidos presumían de que ellos llevaban más chicos y chicas que nadie en sus listas. Al final, se ha impuesto la juventud moral, que es la que de verdad importa y atrae. Debe de haber frescura moral en los jóvenes que presentaban los partidos porque no les ha ido mal con tan inexpertos candidatos, pero el triunfo arrasador ha llegado de la mano de la vieja magistrada.
A mi hijo le perdono todo lo que diga porque es joven y es mi hijo. Pero lo que de verdad me interesa es lo que digan mi suegra y mi madre, que, sin pelos en la lengua, sueltan lo que les parece y no imponen su criterio, solo sonríen como diciendo que ya lo han visto todo, que ya lo saben todo y que espera y verás cómo tengo razón.
Entregados a la moda y a su péndulo, al igual que ahora nos hemos vuelto locos buscando candidatos jóvenes, me imagino cambiando de tercio dentro de cuatro años y buscando candidatos entre los profesores eméritos y los profesionales jubilados.
Durante el reciente mitin de Felipe González en la plaza de toros de Cáceres (él mismo se definió como viejo), me dediqué a observar las reacciones del público, que llenaba el graderío, al tiempo que Felipe hablaba como un abuelo cebolleta que saltaba de un tema a otro sin orden ni concierto.
Teorizaba el expresidente sobre los conceptos de democracia, libertad y justicia, se marchaba a Venezuela, regresaba a Extremadura, sin estructura, sin pretensión alguna de lograr aplausos, sin concesión a la demagogia halagadora propia de estos actos, pero el público lo miraba embobado, con, literalmente, la boca abierta. Escribí que cuando escuchas a Felipe, te hipnotiza la historia. Y así estaba la plaza, aturdida por aquel mejunje de ideas, pero en trance moral y respetuoso ante las palabras de la persona mayor.
En esta campaña, hemos redescubierto que la vejez es un arma política cargada de futuro. Y me alegro, porque ya me veía dejándome crecer la coleta y parece ser que no necesitaré tal milagro. La arruga es bella, la cana es un indicio ético y el estar de vuelta de todo puede significar que estás capacitado para ir a por todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario