TITULO: España Directo - Las entradas de Podemos,.
Las diputadas de Unidas Podemos han renunciado a las invitaciones que les daban para los estrenos del Festival de Teatro Clásico de Mérida.
El gesto es ejemplar y se une al de otros políticos como el Alcalde de
Cáceres, Luis Salaya, que se paga las entradas de los conciertos. Sin
embargo, los ciudadanos deben saber que eso de ir a ver espectáculos
gratis no es tanta bicoca como parece y que, a veces, lo que puede
entenderse por gorroneo no es otra cosa que responsabilidad y
obligación.
Conozco a un alto cargo de Cultura que tuvo que ver seis veces 'Edipo Rey' en el teatro romano. Un día acompañó a un embajador, otro a un productor, un tercero a un director general de otra región, un cuarto, a un conocido escritor colombiano, un quinto a varios periodistas y el primer día tuvo que ir porque era el estreno y no le quedaba más remedio. ¿Se imaginan ver seis veces la misma obra?
Esas entradas, además, no crean que son de primera fila, a un paso del escenario. En realidad, están situadas en lo alto, justo debajo del 'gallinero', y te enteras de la obra más o menos, pero ni el gesto ni la intensidad te llegan y es difícil conmoverse.
Si los invitados viven en Mérida, todo es más cómodo, pero si viven, por ejemplo, en Cáceres, han de salir de casa a eso de las nueve de la noche ya cenados. Lo mejor es llevar una camiseta para sudarla en el coche y luego, tras dar mil vueltas para aparcar, hacer un strip-tease en plena calle, quitarse la camiseta empapada y ponerse una camisa decente.
Conviene llevar un termo de café o unas latas de refrescos con cafeína porque la obra acabará más allá de la una y a la vuelta, el sueño acecha inmisericorde. Eso sí, con un poco de suerte, te detendrá la Guardia Civil en un control por Aljucén y eso despeja completamente.
En esos controles de la Guardia Civil, siempre de madrugada, me han hecho dos tipos de interrogatorio: el filosófico y el dramatúrgico. El primero consistía en preguntas de fondo metafísico. «¿De dónde venimos?», me preguntaba un número. «¿A dónde vamos?», me preguntaba otro. Y esas cuestiones, planteadas en la noche estrellada, te sumen en las profundidades del yo, de la angustia, la náusea y el nihilismo. Pero te despiertan. Un guardia civil preguntándote a las tres de la mañana por el devenir te despeja 'ipso facto'.
El interrogatorio dramatúrgico era más fácil, aunque exigía atención durante el espectáculo. El guardia te preguntaba también: «¿De dónde venimos?», pero al responder que venías del teatro de Mérida, te pedía el nombre de la obra y, ¡atención!: «¿De qué iba?». Me imagino la desesperación de aquel director general que vio 'Edipo Rey': «Además de asistir a seis representaciones, ahora tengo que contarle la trama a la Guardia Civil». Pero bueno, esos encuentros con la Benemérita eran un magnífico estimulante y te ahorrabas un par de latas de Red Bull.
Otra cuestión polémica del festival de Mérida, además de las entradas para políticos, es el catering de después de los estrenos. Cuando escribía la crítica de las obras, en tiempos de Jorge Márquez, me quedaba al catering para recoger declaraciones de los actores y era un rollo chic de mucho cuidado. Siempre se puede hacer demagogia sobre el jamón gratis, pero la verdad es que el rendimiento publicitario de aquellos aperitivos los hacía rentables: los famosos y los importantes hablaban y escribían luego maravillas en los medios nacionales sobre tortas y embutidos y el catering salía barato.
En fin, Mérida es lo que es: teatro y acto social. El festival se ha convertido en referencia cultural y glamurosa veraniega y así hay que entenderlo. Normalmente, las mejores obras son las representaciones extremeñas, pero el turista de festivales quiere famosos y ministros y ahí los tiene. Unidas Podemos ha renunciado a sus entradas gratis y hacen bien, pero se van a perder el 'glamú' y los interrogatorios de la Guardia Civil, que tenían su punto.
Conozco a un alto cargo de Cultura que tuvo que ver seis veces 'Edipo Rey' en el teatro romano. Un día acompañó a un embajador, otro a un productor, un tercero a un director general de otra región, un cuarto, a un conocido escritor colombiano, un quinto a varios periodistas y el primer día tuvo que ir porque era el estreno y no le quedaba más remedio. ¿Se imaginan ver seis veces la misma obra?
Esas entradas, además, no crean que son de primera fila, a un paso del escenario. En realidad, están situadas en lo alto, justo debajo del 'gallinero', y te enteras de la obra más o menos, pero ni el gesto ni la intensidad te llegan y es difícil conmoverse.
Si los invitados viven en Mérida, todo es más cómodo, pero si viven, por ejemplo, en Cáceres, han de salir de casa a eso de las nueve de la noche ya cenados. Lo mejor es llevar una camiseta para sudarla en el coche y luego, tras dar mil vueltas para aparcar, hacer un strip-tease en plena calle, quitarse la camiseta empapada y ponerse una camisa decente.
Conviene llevar un termo de café o unas latas de refrescos con cafeína porque la obra acabará más allá de la una y a la vuelta, el sueño acecha inmisericorde. Eso sí, con un poco de suerte, te detendrá la Guardia Civil en un control por Aljucén y eso despeja completamente.
En esos controles de la Guardia Civil, siempre de madrugada, me han hecho dos tipos de interrogatorio: el filosófico y el dramatúrgico. El primero consistía en preguntas de fondo metafísico. «¿De dónde venimos?», me preguntaba un número. «¿A dónde vamos?», me preguntaba otro. Y esas cuestiones, planteadas en la noche estrellada, te sumen en las profundidades del yo, de la angustia, la náusea y el nihilismo. Pero te despiertan. Un guardia civil preguntándote a las tres de la mañana por el devenir te despeja 'ipso facto'.
El interrogatorio dramatúrgico era más fácil, aunque exigía atención durante el espectáculo. El guardia te preguntaba también: «¿De dónde venimos?», pero al responder que venías del teatro de Mérida, te pedía el nombre de la obra y, ¡atención!: «¿De qué iba?». Me imagino la desesperación de aquel director general que vio 'Edipo Rey': «Además de asistir a seis representaciones, ahora tengo que contarle la trama a la Guardia Civil». Pero bueno, esos encuentros con la Benemérita eran un magnífico estimulante y te ahorrabas un par de latas de Red Bull.
Otra cuestión polémica del festival de Mérida, además de las entradas para políticos, es el catering de después de los estrenos. Cuando escribía la crítica de las obras, en tiempos de Jorge Márquez, me quedaba al catering para recoger declaraciones de los actores y era un rollo chic de mucho cuidado. Siempre se puede hacer demagogia sobre el jamón gratis, pero la verdad es que el rendimiento publicitario de aquellos aperitivos los hacía rentables: los famosos y los importantes hablaban y escribían luego maravillas en los medios nacionales sobre tortas y embutidos y el catering salía barato.
En fin, Mérida es lo que es: teatro y acto social. El festival se ha convertido en referencia cultural y glamurosa veraniega y así hay que entenderlo. Normalmente, las mejores obras son las representaciones extremeñas, pero el turista de festivales quiere famosos y ministros y ahí los tiene. Unidas Podemos ha renunciado a sus entradas gratis y hacen bien, pero se van a perder el 'glamú' y los interrogatorios de la Guardia Civil, que tenían su punto.
TITULO:
Mi casa es la vuestra - Natalia Verbeke: «Me apetecía contar lo que nos pasa a los cuarentones . Viernes -2- Agosto,.
Viernes -2- Agosto - a las 22.00, en Telecinco, foto,.
Natalia Verbeke: «Me apetecía contar lo que nos pasa a los cuarentones ,.
Es una de los protagonistas de 'El nudo', la ficción que Antena 3 rueda este verano,.
El accidente de coche de Daniel (Oriol Tarrasón) cambia por completo la vida de dos parejas en 'El nudo', la serie que está grabando estos días Antena 3. A las afueras de Madrid, en uno de los escenarios de la adaptación española de la ficción argentina 'Amar después de amar', Natalia Verbeke (Buenos Aires, 44 años) asegura que «es un nudo difícil de desanudar». La actriz se mete en la piel de Cristina Arias, amiga de la infancia de Rebeca (Cristina Plazas), la mujer de Daniel (Oriol Tarrasón), que decidió dejar de lado sus labores como docente para «dedicarse a criar a sus hijos», tanto el que concibió con su marido Sergio (Miquel Fernández) como la que tuvo este en su anterior relación.-¿Cómo es Cristina?
Yo la veo como un pájaro enjaulado. Ha estado muy cómoda en la vida que ha tenido, pero siempre ha tenido aspiraciones y deseos de crecer. Le encanta la belleza, la vida en general, y es un momento de cambio vital para ella. Es ese pájaro que está en la jaula pero que de momento tiene un deseo muy fuerte de salir. A la vez está el miedo, y cada vez que da un paso hacia adelante, también da dos para atrás.
-La serie comienza con el accidente de Daniel. ¿Cómo le afecta?
El accidente genera en Cristina un cambio vital absoluto para siempre. Son dos parejas, amigas entre ellos, y con una relación muy, muy fuerte. El accidente marca a los cuatro, pero creo que el cambio en mi personaje es total.
-¿Qué pretende mostrar esta serie?
Hace un retrato de lo que ocurre en la vida. Uno está cómodo con una cosa, pero el ser humano cambia y tiene posibilidad de elegir. Al final, lo que te plantea la serie es: esto es lo que hay, y esto es lo que puede ocurrir. No pretende ser pedagógica ni nada. El propio espectador es quien saca sus propias conclusiones. Incluso creo que en cada capítulo la mirada del espectador es muy importante, y puede variar mucho su interpretación de una persona a otra. Puedes estar viendo dos series en una.
-Se mezcla el presente, tras el accidente, con el pasado. ¿Cómo está siendo rodar eso?
Uno tiene que ser muy consciente de la línea del personaje, de la evolución y de lo que está pasando en cada momento para no irse al presente cuando está en el pasado. Ese es uno de los atractivos de la serie. Y para nosotros también, porque el arco del personaje puede ser mucho más amplio y concreto.
-¿La ficción gira en torno a la investigación del accidente?
No, no. Es cierto que hay dos tramas de investigación, pero la serie habla de las relaciones, de lo complicadas que son, de la insatisfacción, de dos maneras muy distintas de ver la vida, de dos situaciones económicas muy distintas y cómo afectan en la vida.
-¿Qué le atrajo de la propuesta?
Me atrajo el poder trabajar con personajes tan potentes, con tantos cambios, con la posibilidad de que no todo esté escrito, sino abierto a que pasen muchísimas cosas, y el reto que es para un actor. Es una serie en la que tienes que estar muy entregado a las emociones, y eso es muy reconfortante. También hay carga sexual. Es muy bonito ver cómo es el sexo cuando no se es adolescente. No hay muchas series que hablen de lo que nos pasa a partir de los 40. Y eso, como cuarentona, me apetece contarlo y lo puedo entender mucho más en este momento, que no me interesan tanto otros tipos de historias que no me tocan. También hay conflicto generacional, porque es inevitable como padre involucrarte en los problemas de tus hijos.
-¿Cómo ha sido volver a la pequeña pantalla después de ser madre?
La verdad es que me apetecía mucho. Además, estaba esperando a que llegara un proyecto que realmente me motivara, porque es difícil separarte de la niña. Tenía que ser algo que como actriz me apeteciera. Y así ha sido.
TITULO: Detrás del muro - PÁGINA DOS - El viagra del Himalaya ,.
Página Dos
'Página Dos' -El viagra del Himalaya ,.
- '
- Martes 30 de julio a las 20:00 horas en La 2 / foto,.
-
El viagra del Himalaya ,.
Miles de aldeanos ascienden hasta 4.000 metros en busca del hongo más caro del mundo,.
La primera luz del día reverbera en la cumbre del Dhaulagiri (8.167 metros), séptimo pico más alto del planeta. Mientras el sol se despereza, Gupta y su familia se preparan para el gran viaje. Su sobrina recoge madera seca. Su cuñado despluma los últimos pollos. Y su hermana termina de cocer lentejas y hervir el arroz para el Dal bhat (plato típico en el Himalaya nepalí). “Acamparemos 6 ó 7 días en la montaña, a 4.000 metros de altura. Casi todos viajan con nosotros. Permanecen los más pequeños y los ancianos,” cuenta Gupta Bahadur, de 45 años, vecino de Siwang. La aldea se levanta a unos 2.500 metros de altitud y a dos días a pié de Beni –municipio más cercano con acceso a carretera–. La mitad de las casas de este pueblo de medio millar de habitantes quedarán vacías en unos días pero ahora es un hervidero de gente. Mujeres y hombres portan los víveres necesarios en sus doka (cestas de mimbre tradicionalmente atadas a la frente). Muchos cargarán montaña arriba con más de 30 kilos durante una semana. Gupta sale del establo de madera con aire serio y muestra un puñado de lo que parecen gusanos disecados descansando sobre la palma de su mano: “El año pasado no pudimos encontrar muchas. Es una planta muy misteriosa. Puedes buscarla en un metro cuadrado y no encontrarla, mientras otros la descubren rápido. Algunas veces no encontramos una sola pieza en una semana y otras veces recogemos 50 en un día.” Yarsagumba; o ‘viagra natural’, como se la conoce en la región, es el hongo más caro del planeta. Su recolecta moviliza a gran parte de los pueblos de la región occidental de Nepal todas las primaveras. “Esperamos tener fortuna este año,” dice Gupta señalando a las montañas del Himalaya.
El espécimen crece únicamente entre los 3.000 y 5.000 metros de altura, en las praderas alpinas de Nepal, India y Bután, y en la meseta tibetana. Durante más de 500 años, el hongo ha sido codiciado por la cultura asiática debido a sus propiedades afrodisiacas y medicinales. “El ophiocórdyceps sinensis [nombre científico] es muy conocido por ser un gran tónico revitalizante. Asegura el buen funcionamiento de muchos órganos del cuerpo y fortalece el sistema inmune. Al ser un regulador del sistema circulatorio, se utiliza para impotencia, el dolor de cabeza, y para mejorar la producción de sangre y esperma,” explica Jit Narayan Sah, profesor del Instituto de Estudios Forestales de la Universidad de Tribhuvan (Nepal). El biólogo describe las propiedades de este espécimen único formado de un hongo y una larva: “El parásito crece en las montañas del Himalaya durante las lluvias veraniegas y coloniza a una larva de gusano bajo tierra, momificándola durante las heladas de invierno. Pasados varios meses, una planta emerge del híbrido, dando lugar a la parte que se crece en el exterior”. El espécimen se recolecta antes del monzón, entre Mayo y Junio.
“Mis hijos de 17 y 20 años siempre nos acompañan en la recolecta. Es imprescindible tener buena vista, y manos pequeñas y ágiles para encontrar yarsagumba en el buki [nombre familiar dado a la zona montañosa donde se produce],” describe Ganesh Pun, comerciante de 38 años también de la aldea de Siwang. Ganesh explica que la larva que yace dentro de la tierra es la que tiene valor en el mercado. Cuanto más grande es ésta, más pequeña es la planta que crece en el exterior. Al riesgo que suponen las condiciones geográficas y climatológicas en el Himalaya, se une la dificultad para dar con el ejemplar. Ganesh lleva una década comerciando con la especie exótica y describe cómo se organiza la recolecta: “Hay comités encargados de controlar el acceso al terreno. Se establece que cada persona pague 250 rupias (2 €) para entrar, y una cantidad máxima de yarsagumba a recolectar por individuo.” Él y el resto de miembros del comité recaudan estos aranceles y los destinan a fines sociales, como ayuda a la pequeña escuela de Siwang.
Pero no todos los municipios de Nepal se organizan de la misma forma. Los vastos altiplanos de los distritos occidentales de Rukum y Dolpa son conocidos por dar la mejor clase de yarsagumba. Y estas semanas se ven invadidos por miles de tiendas de campaña. “El precio de entrada a los pastos incrementa anualmente. El año pasado, los locales pagaban 1.000 rupias (7,7 €) y los visitantes 1.500 (11,5 €), además de un extra por mulas y caballos. Todos los comerciantes están obligados a pagar 10.000 rupias (77 €) de impuestos al gobierno,” detalla Raj Kumar, comerciante en la cercana localidad de Maikut, mientras abarca con sus brazos marea de aldeanos que se ven arrastrados por la fiebre del oro de esta especie única. “Esto no sucedía antes. Hace veinte años la gente recolectaba individualmente y una pieza se vendía por un par de rupias como mucho.”
A finales de los 90, la comercialización de la especie no contribuía en modo alguno a la economía nacional nepalí, ya que su recolección, uso, transporte y exportación estaban prohibidos en base a la Ley Forestal de 1993 y su Regulación de 1995. El boom por el ‘viagra del Himalaya’ comenzó a raíz de la despenalización en 2001. Su comercio, generalmente en su forma no procesada, aumenta exponencialmente y el gobierno ingresa alrededor de 5,1 millones de rupias anuales (39.500 €), según la prensa local. Pero no son ni los recolectores ni el gobierno los que sacan más beneficio en el negocio del hongo medicinal, sino los comerciantes en el punto final de venta. Normalmente un intermediario compra un kilo de yarsagumba por un precio medio de 1.7 millones de rupias (13.200 €) y puede llegar a venderlo por 3 millones (23.300 €) en en Katmandú. Para cuando el codiciado ejemplar llega a Shanghái (China), su precio se puede disparar a 100 dólares (73 €) por gramo.
Una investigación científica publicada el año pasado en la revista especializada Conservación Biológica señala que el al auge económico de China ha situado el mercado global de la yarsagumba entre los 5 y 11 billones de dólares por año (3.700 – 8.100 millones de euros). El estudio, del que se hizo eco la revista ‘Nature’, desvela también que la cosecha del ejemplar exótico se ha reducido en los últimos años y con él también su comercio, en más del 50%. Los investigadores atribuyen esta caída drástica a la sobreexplotación y a la ausencia de regulación específica en torno a la recolección y comercialización internacional de yarsagumba. Y advierten que sin la intervención del gobierno, pronto se acabará el boom de esta especie única, dando lugar a consecuencias devastadoras para el ecosistema del Himalaya y la economía local. Kalyan Gauli, director del departamento de Biodiversidad, Ecosistemas y Cambio Climático de la Red de Asia para Agricultura Sostenible y Biodiversidad (ANSAB) en Nepal, cree que no hay evidencia sólida para aseverar que el incremento en la demanda de yarsagumba pueda incurrir en daño ecológico, pero señala que tanto población local como expertos ya han observado impactos negativos debido a la acción del hombre.
La escasez normativa no sólo da lugar a una recolección desmesurada sin tiempo para regeneración biológica del suelo, sino que también produce desigualdad de beneficios entre la población local. El propio doctor Gauli asegura: “Los ingresos varían mucho entre los comerciantes locales. Algunos se ven obligados a pagar algunas tarifas ‘informales’ a oficiales corruptos o bandas criminales locales.” Ragu Chitra, comerciante de hierbas en Katmandú, cuenta los problemas asociados con el mercado negro de la especie: “A un comerciante le confiscaron 5 millones de rupias (39.000 €) de ‘yarsa’ por no tener licencia. Era una banda criminal haciéndose pasar por policía. También hay robos y asaltos violentos. Incluso algunos aldeanos han sido asesinados por intentar irrumpir en la recolección de otro pueblo sin el permiso correspondiente.” Desde hace varios años no han dejado de salir a la luz robos y crímenes relacionados con el preciado espécimen. En 2011, un tribunal de Nepal condenó a 6 personas a cadena perpetua y a otros tantos a penas de prisión por el robo y asesinato de recolectores de la codiciada planta.
“Buscar yarsagumba es peligroso,” insiste Manita Garthi. Ella y su hermana Kapila, de 13 y 15 años respectivamente, perdieron a su padre durante la cosecha. “Dicen que un bloque de hielo se desprendió y nunca encontraron el cuerpo. Se lo tragó la montaña,” explica la mayor de las niñas. En la última década, cuatro niños de la escuela de Siwang han quedado huérfanos tras la época de recolecta. “Los aldeanos necesitan este dinero para sobrevivir. Es un viaje duro para los niños que van con sus familias y que pierden clases, pero recuperaremos estas lecciones durante días festivos,” se excusa Devkota Shora, profesor de primaria en el pueblo. Como cada año, la única escuela de la aldea permanecerá cerrada durante estos días, cuando más de la mitad de los niños acompañen a sus familias en la búsqueda del hongo medicinal. Los habitantes de Siwang saben que hay un paso entre encontrar fortuna o el infortunio. “La montaña es implacable. El año pasado tuvimos que enterrar a un aldeano en la misma montaña. Estaba recogiendo yarsagumba cuando resbaló y cayó 5 metros,” cuenta Dham Bahadour mientras termina de hervir roksy (vino local). “Esto ayuda a combatir el frío, la fatiga, el mal de altura… y da suerte,” sonríe señalando el vaso. Dham saldrá con la expedición de Siwang por décimo año consecutivo a recolectar yarsagumba. A buscar suerte. A encontrar su fortuna.
- TITULO: ANTENA 3 TV | MASTERS DE LA REFORMA -Estalla la ‘revolución francesa,.
El Lunes -29- Julio a las 22:45 por Antena 3, foto,. Estalla la ‘revolución francesa’ entre José e Iratxe: una discusión a voces que resuena por el hotel,.
Ni París parece capaz de evitar que surja una discusión fuerte entre José e Iratxe, que siguen evidenciando sus diferentes formas de enfrentarse a una reforma. “¿Sabes lo que significa dos? Unión, no es tú o yo”, le ha espetado Iratxe a su pareja. Ha sido tanta la tensión que Carolina Castedo ha tenido que mediar llevándose a Iratxe para que se relajara.
- TITULO: ANTENA 3 TV | MASTERS DE LA REFORMA -Estalla la ‘revolución francesa,.
No hay comentarios:
Publicar un comentario