"Hay que mirar de frente al
putero, hay que decirle que
es cómplice de
la existencia de esclavas sexuales en España", asevera la presidenta de
la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer
Prostituida (Apramp), Rocío Mora. Con motivo del
Día Mundial contra la Trata de Personas, el 30 de julio, Mora ha recordado, en una entrevista con Efe, que "la trata se lucra de la
prostitución"
y ha culpado a los demandantes de prostitución de la existencia de
trata y a la sociedad de permitirlo: "La trata de seres humanos existe
porque
todo el mundo mira hacia otro lado".
14 horas - La trata de mujeres, una realidad más cercana de lo que creemos
Según los datos del Informe Global sobre Trata de Personas de 2018 de
la ONU, la trata de seres humanos con fines de explotación sexual,
laboral o mendicidad afectó a casi 24.000 personas en 2016. De todos los
tipos,
la explotación sexual sigue siendo el delito más frecuente, donde el 94% de las víctimas son mujeres y niñas.
España, conocida como el "prostíbulo de Europa", según Mora, es el
primer país de Europa en demanda de prostitución y el tercero del mundo, de acuerdo con los datos de la ONU.
Acción contra la trata: desmontando las razones de los puteros
Esclavas del siglo XXI en España
Engañadas, desarraigadas y explotadas sexualmente. Esta es la estrategia trazada por las organizaciones de trata para
mercadear con mujeres y niñas extranjeras,
venidas a España para terminar en prostíbulos tras ser previamente
neutralizadas física y psicológicamente. Las esclavas del siglo XXI.
El
Tribunal Supremo, a través de una resolución en la que condena a cinco
miembros de una trama a entre 13 y 39 años de prisión, ha advertido de
que "no hace falta irse a lejanos países para observar la esclavitud del
siglo XXI de cerca, simplemente adentrarse en lugares tan cercanos, a
lo largo de los márgenes de nuestras carreteras".
“La mayoría de las víctimas comenzaron siendo menores de edad“
Son los
clubes de alterne, término de
un proceso cuya génesis arranca en hogares sin recursos a cientos de
kilómetros de España. Desde Apramp alertan de que la mayoría de las
mujeres que entrevistan "comenzaron siendo menores de edad", algo que se
debe a que la tendencia de los puteros en España es demandar "cuerpos
cada vez más jóvenes, que no superen los 25 años".
Y ahora el
Supremo se hace eco en su sentencia de la arquitectura de las redes para
delinquir con estas mujeres. Tres fases delimitadas cada una con una
finalidad concreta que avanzan hacia el objetivo final,
anular y someter a la víctima a su voluntad.
Tres fases: reclutamiento, traslado y explotación
Las
redes de trata operan en tres fases. Primero se busca ofrecer a
personas desvalidas de las barriadas más pobres unas mejores condiciones
de vida. El mecanismo es el engaño, que se traduce en
ofertas de trabajo legítimo,
ya sea en el servicio doméstico, fábricas o tiendas, o incluso como
modelos. A veces la oferta llega a los padres de la víctima, que dan el
primer paso para condenar a sus hijas sin saberlo.
“Con la crisis, perdí mi trabajo y no me llegaba para la universidad“
"En Brasil yo era estudiante de Derecho y trabajaba en
un bufete de abogados, pero por la crisis perdí mi trabajo y no me
llegaba para la universidad", relata Diana (nombre ficticio),
superviviente de trata. Fue entonces cuando contactó con una supuesta
agencia de empleo en Europa que
le ofreció trabajo doméstico por 1.200 euros al mes, de manera que en seis, pensó, tendría suficiente para la universidad.
En
su destino, Portugal, la llevaron a una lujosa casa para que se tomara
junto a otras chicas "una semana de vacaciones". Allí, la mujer que las
recibió se ofreció a guardar su documentación -
retener su pasaporte era habitual-,
"nos dijo que como éramos muchas podíamos perder el pasaporte y que
ella nos hacía el favor de custodiarlo", explica Diana, que se lo
entregó sin dudar porque para entonces se había ganado su confianza.
“Me dijo: Si escapas vamos a secuestrar a tus sobrinas y violarlas“
Después de esto, todo cambió para ellas. "Nos dijo: aquí
no habéis venido a un trabajo doméstico, aquí habéis venido a ejercer
la prostitución", rememora con voz temblorosa. "Me negué y uno de
seguridad
me dio un bofetón, empezó a sacar fotos y vídeos de mis hermanas y mis sobrinas (de
4 y 6 años) y me dijo: tengo gente en Brasil y si te decides a escapar
vamos a secuestrar a tus sobrinas y violarlas, lo vamos a grabar y te lo
vamos a enseñar". Relata cómo les hicieron reer que tienen una deuda
que saldar por el viaje y la semana de vacaciones, dinero que aumenta
con los gastos de comida, peluquería, manicura o tabaco. "La deuda nunca
disminuía, siempre aumentaba".
Diana relata cómo las movían de club cada 21 días porque
"los hombres quieren ver chicas nuevas y
cuando llegan se llena porque es como si todas nosotras viniéramos
vírgenes". En su caso, pasó por todos los clubes de Portugal hasta que
una redada hizo que la llevaran a Sevilla y, posteriormente, a Madrid.
Obligadas a drogarse
En Sevilla, cuenta,
la obligaron a drogarse para ganar más dinero.
"El camarero me dijo que me iba a enseñar. Vino con una bandeja de esas
de película, me preparó una raya bien grande, me enseñó a hacer un
'turulo' y me advirtió de que cuando entrase con un cliente que
consumiese cocaína, tenía que consumir hasta que él se cansase".
Así
fue como Diana, para saldar su deuda cuanto antes, se convirtió en la
que más se drogaba y la que más copas tomaba con los clientes, algo que
acabó afectando a su salud porque, explica, "cuando estás con un
demandante de prostitución que consume cocaína,
no comes, no duermes...".
“Me dieron la paliza de mi vida y luego me llevaron a la peluquería para que siguiera trabajando“
Tras pasar una semana con un putero en Madrid donde generó 14.000 euros fue a hablar con la dueña del club y
reclamó su pasaporte, su dinero y su libertad. "Fue
cuando me dieron la paliza de mi vida (...) me abrió la cabeza de los
golpes, me dejó toda marcada y cuando se cansó me llevaron a la
habitación para que me recuperara, y a la peluquería para que siguiera
trabajando".
Su
suerte, conocer a la Asociación para la Prevención, Reinserción y
Atención a la Mujer Prostituida (Apramp) y haber memorizado el número de
atención 24 horas.
"Yo dije: me da igual,
o salgo de aquí viva o salgo de aquí muerta, pero yo me voy".
Y así lo hizo. "Salí corriendo con los taconazos de vértigo que nos
obligaban a llevar y me monté en el coche de la asociación. Si me
preguntas cómo salí, no lo sé, el miedo era tan grande que tenía el
coche delante y no lo veía".
“Me robaron la autoestima, toda la fuerza que tenía y mis sueños los habían destruido“
"A mí me habían robado la autoestima, toda la fuerza que
tenía y mis sueños los habían destruido", cuenta sobre su proceso de
recuperación, que es largo, porque, según explica ahora como mediadora,
hay que trabajar la parte psicológica y muchas veces las mujeres tienen
insomnio, irritabilidad, somatizan todo y están continuamente enfermas.
"Si hay demanda, hay prostitución y si hay prostitución hay trata"
Diana
ha querido aprovechar su relato como superviviente para recordar que la
trata es un delito que sigue existiendo por culpa de la demanda, "si hay demanda hay prostitución, y si hay prostitución hay trata".
Sin
embargo, perseguir la trata de mujeres con fines de explotación sexual
sigue siendo una tarea complicada porque, cada vez más, el "modus
operandi" de las mafias dificulta el acceso de asociaciones y cuerpos de
seguridad del Estado a las mujeres víctimas, ha denunciado Mora. "Las
mujeres están siendo cada vez más aisladas, ejercen la prostitución de
manera clandestina, en pisos particulares", ha añadido.
Para
terminar con la situación, ha insistido en la necesidad de crear "una
ley integral de lucha contra la trata", porque, aunque se ha avanzado y
ya está tipificada en el Código Penal, "hay una necesidad de
posicionamiento por parte del Estado español": "Ninguna mujer nos dice
que quiere seguir así". Y es que, para Mora, el mensaje es rotundo: "la trata es un delito internacional", o te sumas a su lucha o eres "cómplice".
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