Los votos del enfado,.
Una de las pocas cosas que han quedado claras en la campaña es que no existe un compromiso de los partidos para desbloquear la situación. Ni Pedro Sánchez ni Pablo Casado, que según las encuestas serán los más votados, se han comprometido a buscar la fórmula que evite que entremos en un eterno bucle electoral.
Sánchez evita hablar de unos pactos que parecen imprescindibles salvo que consiga una mayoría absoluta, algo que nadie pronostica. El presidente en funciones plantea dos alternativas: la primera es que gobierne la lista más votada, una variante que no contempla nuestro sistema parlamentario, por lo que de momento se queda en el limbo de las ideas irrealizables. Solo saldría adelante si el resto de partidos estuviese de acuerdo y no parece que el diálogo entre nuestros representantes sea muy fluido. La segunda vía apela a la responsabilidad de los electores: si no queréis bloqueo, votad al PSOE. Es decir, solucionad vosotros mi incapacidad de llegar a acuerdos con otras fuerzas dándome más representación.
No es razonable que los políticos carguen en nuestras espaldas su manifiesta torpeza en la gestión de los resultados electorales.
El trabajo de armar una mayoría de gobierno no recae en cada votante, que, con más o menos entusiasmo –y muchas veces con ninguno– ejerce su derecho a elegir entre todas las opciones que se le ofrecen la que le parece más oportuna. Que la suma de los votos no guste a los líderes es un asunto que deben resolver ellos y sus partidos. No el votante.
Y si no son capaces, deberían dar un paso atrás para que otros políticos menos inclinados a vetar a los adversarios desbloqueen las instituciones. Acabamos una campaña inevitablemente contaminada por asuntos que trascienden la gestión política. La sentencia de Cataluña y la exhumación de Franco se han colado en el debate político en detrimento de otros problemas que afectan más a nuestro día a día, desde ese enfriamiento económico que se va a traducir inevitablemente en más desempleo, al deterioro del sistema sanitario o la despoblación.
Sería lamentable que a toda España le ocurriera lo que ya lleva tiempo pasando en Cataluña: que los gobernantes dedican todo su tiempo y su energía a conseguir la independencia mientras los servicios sociales y la economía se deterioran por falta de atención.
La espectacularidad de las llamas de la quema de contenedores en Vía Layetana amenaza con taparnos el auténtico bosque de problemas que tiene el país.
Esta noche comprobaremos si, como dicen las encuestas, el verdadero ganador de esta repetición de elecciones es Vox. De lo que no hay duda es de que el resto de los partidos le han hecho la campaña a la medida de Santiago Abascal. Hace cuatro meses todos pensábamos que Vox estaba cayendo y ahora vemos cómo se adueña del escenario y los sondeos le adjudican hasta cincuenta diputados. Y tal vez no se deba a que de repente España se ha levantado sintiéndose de extrema derecha, sino a que el resto de partidos ha encadenado tantos errores de bulto que le han puesto en bandeja una representación que Abascal nunca soñó.
Hoy no deberíamos estar votando. Nuestro cívico paseo hasta las urnas es la evidencia de un gran fracaso político. Y votemos lo que votemos, no se debería volver a repetir. Si los españoles estamos enfadados con estas elecciones, imaginen cómo estaremos si a partir de mañana no se ponen de acuerdo.
TITULO: EL MAGO DEL TIEMPO - El mal tiempo no da tregua a Venecia, se temen nuevas mareas altas ,.
El mal tiempo no da tregua a Venecia, se temen nuevas mareas altas,.
La inundación, que este viernes obligó a cerrar la plaza de San Marcos, supone pérdidas de tres millones de euros cada día,.
No se registraban picos consecutivos tan altos de mareas altas desde 1782, por lo que las sirenas siguen sonando tres días después de las inundaciones que provocaron graves daños materiales a la ciudad y que obligaron al gobierno a declarar el estado de emergencia. Según el centro de monitoreo de las mareas, hacia las 11:20 horas se registró un pico de 154 centímetros, más alto del calculado, pero más bajo de los 160 centímetros temidos en la mañana.
Las sirenas comenzaron a sonar hacia las 6:50 horas y el cielo estaba plomizo y soplaba un fuerte viento que con las horas se calmó. La marea comenzó a bajar a media tarde, según informaron las unidades de control en mar abierto y el servicio de transporte público, -los famosos vaporetti-, volvió a ser reactivado.
Alerta roja para el sábado
Sin embargo, las autoridades declararon la alerta roja para el sábado en toda la región por las lluvias intensas y se esperan mareas altas al menos hasta el domingo.Por cuarto día consecutivo las escuelas y universidades permanecieron cerradas así como importantes museos e instituciones culturales, entre ellos el Guggenheim y el Teatro La Fenice. La noche del martes, la ciudad, joya de la arquitectura bizantina, registró su peor marea alta en 53 años. El agua inundó iglesias, tiendas, museos y hoteles causando inestimables daños al patrimonio artístico e inmobiliario.
Los daños ascienden a «cientos de millones de euros» y el gobierno autorizó el uso de un fondo inmediato de 20 millones de euros para reactivar los servicios esenciales e indemnizar a la población. «Ese primer fondo es sólo para las necesidades urgentes. Vamos a pedir una ley especial con cifras muy distintas», comentó por su parte el ministro de Cultura, Dario Franceschini. «Más de 50 iglesias sufrieron daños y se inundaron. La situación es más grave de lo que se ve por la televisión», admitió el ministro.
Una ola de solidaridad se ha desatado en toda la península italiana con donaciones y contribuciones para ayudar a los residentes y propietarios de actividades comerciales a recuperar buena parte de sus bienes perdidos. La alcaldía abrió una cuenta corriente para todos aquellos que quieran contribuir a la recuperación de una de las ciudades más bellas del viejo continente, declarada patrimonio de la humanidad.
Cientos de jóvenes se han movilizaron a través de las redes para protestar contra el cambio climático pero también para recuperar libros, mosaicos y partituras antiguas de bibliotecas, conservatorios y templos. Falta pan en los restaurantes entre Rialto y San Marco, la panadería de Emilio Colussi «fundada en 1840» quedó sumergida bajo el agua.
Siete de cada diez tiendas están cerradas. Entre ellas el célebre Caffè Florian, en plena plaza San Marcos y el American Bar a pocos pasos. Se pierden cerca de tres millones de euros al día, según el diario 'La Stampa'.
Para Claudio Scarpa, director de la asociación de hoteles de Venecia, la situación es preocupante. «Hemos registrado el 40% de cancelaciones para la próxima semana», lamentó.
Un comité especial sobre Venecia se reunirá el 26 de noviembre para discutir sobre la gestión general de sus problemas, incluido un plan para evitar el paso de cruceros por los canales del centro histórico, lo que ha debilitado su fondo marino. Mientras tanto crece la indignación de los venecianos por el megaproyecto Mose que debía salvar de las mareas altas a la ciudad de Marco Polo.
El complejo y costoso sistema de compuertas cuya construcción se inició en el exterior de la laguna en 2003, debería estar terminado en 2016, pero no estará listo antes de 2021. El sistema, que tenía que haber costado 3.400 millones de euros ya lleva invertidos unos 5.500 y es probable que llegue a costar de 6.000 a 7.000. Además estuvo parado por un millonario escándalo de corrupción y sobornos.
Especiales transmitidos por la televisión, expertos, ingenieros y simples ciudadanos consultados manifiestan furia por lo que consideran un ejemplo de «ineficiencia».
Este domingo 17 de
noviembre, a las 21.30, Cuatro emite una nueva entrega de 'Volando voy',foto .
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