25 de noviembre,.
Midiendo las palabras,.
Una epidemia social que algunos pretenden negar como se negaba la epilepsia en la Edad Media creyéndola locura,.
Luz. Buena estudiante, mejor hija. De tanto querer a los demás fue dejando de quererse. De tanto exigirse se fue abandonando. Con Dani descubrió que había mundo detrás del papel y que la rebeldía podía absorber como el amor. Luego llegaron la tortura del móvil siempre sonando y el reproche por la falda corta o el estudio largo. La vigilancia constante del que, sabiéndose inferior, se erige en el más fuerte. Adolescencia tajada por la crueldad, esa masa viscosa que asfixia y atrapa. La navaja detrás del pestillo del baño. El final como único lugar donde, al fin, poder respirar.
Kelly. Veintitrés años y un mar entre su casa y su corazón. Un nido a miles de kilómetros con un pico abierto esperando la comida y las noticias, inventadas, que enviaba cada semana. Madre a los quince. Abandonada a los dieciséis. Sabía más del desamor que de la vida. Por eso ahora le pareció tan fácil. Un hombre atento y un hogar al que volver. La cama limpia abrigándole el corazón difícil de caldear. Un calor dulce que un día se tornó en llamas. Las mismas que abrasaron su vida y sus pulmones mientras su risa se helaba para siempre.
Ngemar. Chocolate y fresa. Dulce como las bayas que crecían en su tierra, seca como el barro cuarteado que le obligó a dejarla. Frágil como el cristal, dura como el bambú. Suave como la gacela herida que cualquier cazador pretende cobrar. Lleva la noche dentro del alma. Vende un cuerpo que no siente suyo porque hace tiempo lo repudió. Para no sentir el asco de las salivas ajenas. Para no apreciar los golpes si no ganaba el dinero esperado. Para no notarlo caer por el precipicio del dolor, un abismo más hondo que el mar que la escupió. Un cuerpo que ya era solo carne la noche que, en una cuneta, un pájaro decidió carroñear.
Pedro. Ocho años. No quiere irse a dormir. Sabe que un crujido es una amenaza y un portazo, una sentencia. Sabe curar las lágrimas y acariciar las heridas. Sabe que su madre, la que le canta y le arrulla, a veces también le miente y que los muebles de la cocina no tienen forma de navaja ni los peldaños de la escalera provocan hematomas tan negros. Sabe que el mismo que a él le dio la vida se la está quitando a ella. Y sueña, despierto, con crecer mucho y, algún día, poderle vencer.
Antonia, Luz, Kelly, Ngemar, Pedro, María. víctimas todos de la misma enfermedad. La que ha matado más de cincuenta mujeres este año mientras va dejando jirones por donde habita. Una epidemia social que algunos pretenden negar como se negaba la epilepsia en la Edad Media creyéndola locura. La violencia de género. El horror.
TITULO: Mi casa es la vuestra - Alfonso Gallardo recibe el abrazo de sus trabajadores ., . Viernes -29-Noviembre,.
Viernes -29- Noviembre a las 22.00, en Telecinco, fotos,.
Alfonso Gallardo recibe el abrazo de sus trabajadores,.
Para el empresario jerezano éste ha sido, posiblemente, uno de los reconocimientos más valiosos de toda su vida,.
La presidenta del comité de empresa de Siderúrgica Balboa, Almudena Llorente, ha llamado a la puerta del empresario y éste ha salido a la calle. Conteniendo el gesto, rearmado de valor ante una comparecencia muy difícil para él, sus ojos lagrimosos han mostrado al ser humano por encima del industrial y el momento ha resultado en cierto modo sobrecogedor, pues por encima de problemas, conflictos y dificultades vividas a nivel laboral y empresarial, ha estado el respeto de unos hombres y mujeres con los que Alfonso Gallardo ha compartido la lucha por el desarrollo industrial del suroeste de Extremadura. Agradecido y emocionado, Alfonso ha expresado a todos los presentes que «son cosas que pasan», que les estaba muy agradecidos y les ha animado a seguir trabajando y a dar lo mejor de sí con la nueva dirección de la empresa, sobre todo «por el bien de Jerez de los Caballeros y de su comarca». También les ha dicho que seguirá estando a su entera disposición para cualquier idea o cuestión que le deseen plantear.
Muchos trabajadores han querido reconocer el trabajo de Alfonso Gallardo,.
El empresario jerezano ha abrazado a los representantes de los comités de empresa que se encontraban en primer lugar y ha saludado a personas queridas por él que también se han sumado a este gesto. Los trabajadores han entregado un ramo de flores a su esposa Teresa quien se ha mostrado igualmente emocionada. Aunque Alfonso Gallardo ha bromeado con el frío para acortar el momento, han sido muchos los trabajadores que se han acercado finalmente a él para manifestarle su aprecio y respeto.
La intención de los comités es poder realizarle un reconocimiento formal y abierto a la participación de toda la ciudadanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario