TITULO : MAS QUE COCHES - Pulso épico Alonso-Hamilton en un Mundial sin el Red Bull,.
Pulso épico Alonso-Hamilton en un Mundial sin el Red Bull,.
¿Cómo sería el Mundial sin los resultados de Verstappen y Pérez? Fernando lideraría el campeonato con seis victorias y tres puntos sobre Lewis. Sainz sería tercero.
foto / Verstappen ganó 15 carreras de 18 esta temporada. Pérez venció otro par. Entre ellos se reparten igualmente la mayor parte de podios y buenos resultados en 2023. Y es lógico preguntarse cómo habría sido esta temporada sin un Red Bull tan dominante como el RB19. Pues bien, no hace falta más que echar las cuentas: si se elimina a los coches ‘33′ y ‘11′ de todas las clasificaciones y se reajustan las puntuaciones de cada gran premio, incluyendo las vueltas rápidas, la campaña se presentaría terriblemente emocionante con cuatro carreras para concluir el curso. Alonso sería el líder con apenas tres puntos de ventaja sobre Hamilton, y Sainz sería el tercer clasificado a 39 puntos del asturiano. Entre ellos tres y quizás Norris (4º, 226) estaría el tercer título de Max.
Alonso
Aunque Fernando es cuarto en el Mundial de verdad, le superó Hamilton, un reparto de puntos sin Verstappen ni Pérez le mantendría líder porque la diferencia suele favorecer a los ganadores de cada gran premio. En esa cuenta, el asturiano habría vencido seis carreras. Ha sido seis veces el primer coche no Red Bull, ningún otro piloto se acercó tanto en tantas ocasiones a los RB19. Fue así en Bahréin, Arabia Saudí, Miami, Mónaco, Canadá y Países Bajos. También se puede hacer la lectura contraria: desde el verano, han sido otros coches y no Aston Martin quienes han marcado la pauta en este segundo escalón tan poblado y peleado.
Ganadores
Hamilton se llevaría dos victorias de este particular reparto, Australia y España. Es el tercer clasificado por detrás de Max y Checo en el campeonato, pero destaca más por su regularidad que por haber estado cerca de ellos recurrentemente en la pista. Norris tendría cuatro triunfos (Gran Bretaña, Hungría, Japón y Estados Unidos) y su progresión es claramente ascendente tras un inicio discreto del McLaren, que no remontó el vuelo hasta que llegaron las evoluciones en Austria. Una victoria de Piastri (Qatar), tres para Leclerc (Azerbaiyán, Austria y Bélgica) y dos para Sainz (Monza y Singapur). Aunque todo esto no son más que cuentas de la lechera, la única victoria de verdad que no fue para los Red Bull la firmó Carlos en Marina Bay.
Regularidad
Si se elimina a los RB19 de la ecuación, se hace todavía más evidente la diferencia de tendencias esta temporada. Aston Martin fue muy fuerte al inicio como referencia, pero desde Silverstone ha dejado paso a otros. Ferrari ha tenido sus momentos, sobre todo a partir del verano, y McLaren se ha recuperado con una remontada impensable en los primeros meses del curso. Mercedes ha sido el más regular, siempre en la pelea por los podios, aunque nunca se hayan manifestado realmente como la alternativa a Red Bull. Aunque eso puede cambiar en los últimos grandes premios de 2023, más visto el potencial de Hamilton en Austin a pesar de la descalificación. En las últimas vueltas del GP de Estados Unidos llegó a presionar al campeón.
La dura realidad
Pero esta no es la clasificación del Mundial. Verstappen suma 466 puntos, más del doble que el tercer clasificado (Hamilton, 201) igual que Red Bull (706) duplica al segundo (Mercedes, 344) en el campeonato de constructores. La superioridad es insultante, a Max le sobraron cinco carreras para sentenciar matemáticamente su tercer título. Entre 2022 y 2023 suma 30 victorias en 40 carreras, tres de cada cuatro. La F1 pasa por un gran momento de salud en cuanto a relevancia, circuitos llenos e interés de los aficionados. Pero necesitan que esos tres coches que tanto pelean entre ellos lleguen a pelear, en algún momento, contra el neerlandés.
TITULO: Para Todos La 2 - El gran clásico del fútbol - Barcelona -1- Real Madrid -2-,.
El gran clásico del fútbol - Barcelona -1- Real Madrid -2-,.
Bellingham no necesita a nadie
Dos goles del inglés convierten en papel mojado la hora de dominio del Barça, que estrelló dos balones en los palos. Fabulosa media hora de Modric. Gil Manzano sobrevivió al Clásico.
Quién sabe si este Clásico 255 acabará siendo clave en esta Liga, pero sí quedará para la historia que fue el primero en el olímpico Montjuïc y lo ganó un inglés, que estuvo por encima del Barça y del Madrid. Allí, sobre la montaña mágica, el Barça fue mejor, sin presumir, durante tres cuartas partes del encuentro. Hasta que Bellingham, con la ayuda de un fabuloso Modric, lo cambió todo. En realidad, el inglés ha cambiado el Madrid de arriba a abajo en dos meses y con 20 años. Una aparición más que un refuerzo. Y Gil Manzano, encañonado por tanta polémica previa, salió ileso del bombardeo con su uniformidad de criterio: obvió un penaltito de Tchouameni y otro de Araújo.
El partido llegó con un principio de cautela bajo el brazo. Quedó probado con la alineación de Mendy en la izquierda, suerte natural, a costa de guardarse los pulmones de Camavinga; con la ausencia de salida de los tres revividos exprés en el Barça (Koundé, Raphinha y Lewandowski, de sur a norte); con la adición de un cuarto centrocampista en el once de Xavi, Fermín, el último canterano en asomar la cabeza, y con Araújo en la frontera entre el central derecho y el lateral para echarle el guante a Vinicius, medicina tradicional en los últimos Clásicos. La cosa quedaba en un 4-4-2 en ataque y un 5-3-2, con Cancelo ayudando en la derecha, en defensa.
Alaba, retratado
Hasta aquí, lo esperado. Lo inesperado resultó la presión alta del Madrid en los primeros minutos. Fue casi un principio fundacional en la renovación del equipo que ha ido olvidando con el paso de los partidos, quien sabe si por pereza, por fatiga o por estrategia. La cosa parecía marchar a medias, pero una cosa es el plan y otra los futbolistas. Y el Barça, que apenas había pisado campo contrario, se vio con un gol que casi le fabricó el Madrid. Gündogan inició una pared con Ferran, Tchouameni la interceptó con un toque hacia atrás y Alaba, que llegaba con enorme ventaja, metió su pie encogido y le sirvió el tanto al alemán, que ya había perdido la pelota pero no la fe, que esta vez movió esa montaña. Hace tiempo que el austriaco sale en demasiadas fotos.
Lo que siguió después fue un remate al palo de Fermín cuando Gavi le madrugó un balón a Kroos, dos futbolistas que simbolizaban el encuentro: fiereza en los azulgranas, astenia otoñal en los blancos. Esas averías en el motor de arranque son demasiado frecuentes en el equipo de Ancelotti.
Con el marcador a favor el Barça se mecía en el control del juego, sin permitirse errores y sacando contras sin demasiado éxito. La más notable, una de João Félix, que evaporó de un caño a Rüdiger y perdió luego el esprint con Carvajal, el único con el sistema nervioso en su punto. El Madrid era incapaz de llegar, por falta de inspiración general y de Vinicius en particular, que ante la primera discrepancia con Gil Manzano se perdió en quejas y conversaciones. Una de ellas, con Xavi, se alargó demasiado. Ambos van sobrados de pico.
Sin Vinicius el Madrid atacaba con pistolas de agua, incómodo, atascado, lento, desorientado por el genio de Gavi y Fermín y el buen orden de Gündogan. El Barça jugaba sin brillantez, pero con inteligencia. No le hacía falta otra cosa para someter a un rival menor, encogido. Bellingham, su fertilizante en los primeros meses de curso, estaba esperando que atardeciera para salir de caza. Vaya si lo hizo.
La primera parte dejó un dato extremadamente revelador: ni un disparo del Madrid entre los tres palos y dos, de dos defensas, Rüdiger y Carvajal, fuera. Kroos no había sido capaz de sacar ese camión del barro y mucho menos Tchouameni, que pierde sus poderes en cuanto cruza los Pirineos.
Un inglés que es un ejército
El descanso no pareció sacar de su depresión al Madrid. Tuvo más pelota, sacó tres medias ocasiones y el primer remate a puerta, lejano, sin maldad, de Kroos, pero el Barça siguió por encima en organización y garra. También sus oportunidades tenían más picante. Un cabezazo picado de Iñigo Martínez se fue al palo y el remate posterior de Araújo lo salvó Kepa con una parada intuitiva.
Ancelotti buscó alternativas: Camavinga en la izquierda, que sufrió mucho con las llegadas de Cancelo, Modric y Joselu. Un cambio de piezas que no parecía aventurar un cambio de rumbo hasta que Bellingham, ese futbolista anfibio capaz de recorrer todas las zonas del campo, cargó los cien millones que costó en su bota derecha para meter un latigazo brutal, casi desde posición parada, que superó la mano cambiada de Ter Stegen. Todo el trabajo de Gavi con el inglés volado por un misil de largo alcance disparado por un jugador que vale para cualquier cosa: todos sus goles hasta ahora habían llegado desde dentro del área.
De pronto el partido cambió de manos, pero sin exagerar. El Madrid, muy mejorado por Modric, tuvo más sensación de mando que ocasiones. Algo similar a lo que había sido el Barça durante su hora feliz. Xavi recuperó entonces un ataque más natural, Raphinha-Lewandowski-Lamine Yamal, y se quebró el partido. Solo entonces fue un Clásico de rompe y rasga, al borde del gol en un área y otro, pero el que lo metió fue otra vez Bellingham. Fue en un centro de Carvajal, rozado por Modric y rematado, en territorio del nueve, por el inglés, azote de todos los que se han cruzado con él hasta ahora.
TITULO: Gigantes de La 2 - Víctor Manuel ,.- Jueves -2 , 9 - Noviembre ,.
Gigantes de La 2 - Programa de entrevistas, de cincuenta minutos de duración y emisión semanal, para La 2 Jueves - 2 , 9 - Noviembre, 23:50 de Televisión Española.
Víctor Manuel ,.
Víctor Manuel: "No puedes gustar a todos a menos que no hables de nada como Julio Iglesias"
foto / VÍCTOR MANUEL,.
VÍCTOR MANUEL. Mieres, Asturias, 1947. Una de las leyendas de la música española saca su primer disco con canciones nuevas en 10 años: Casi nada está en su sitio. Y lo hace pese a que sabe perfectamente cómo lo van a recibir: "Todos van a decirme que los buenos eran los de antes".
- Llevaba 10 años sin grabar un disco de canciones nuevas, ¿qué le hizo ponerse a componer de nuevo? ¿Eso tan romántico de la inspiración y las musas?
- No, no. Simplemente lo decidí. Componer canciones es picar piedra. Encerrarte y ver qué te sale, sabiendo siempre que muchos días no te saldrá nada. Con la sensación además, cuando dejas pasar tanto tiempo, de que se te ha olvidado todo, que ya no sabes. Pero me encerré y me salió un chorro de canciones como nunca en mi vida. Yo normalmente escribo las justas para un disco y de golpe me vi con esa avalancha. Me obligué a parar porque se me iba de las manos.
- ¿Compensa salirse de la comodidad de las giras de grandes éxitos y el aplauso seguro?
- Depende de cada cual. Yo tengo muchos compañeros de mi edad que ya han decidido que no escriben ni una canción más. Con un gran argumento: que cada vez que sacan un disco nuevo les dicen que los buenos eran los de antes. Eso pasa siempre, te están esperando para decirte que la canción guapa era La romería. Eso tiene que ver mucho con cómo influye la música en la gente. La música te fija en una edad, un espacio, una primera novia... Estamos escuchando canciones desde la adolescencia a los 40 años como máximo, lo demás ya son repeticiones, sólo quieres volver a escuchar lo que ya te ha gustado.
- El disco suena a señor cabreado con el mundo.
- Sí, un poco. Es lo que hago siempre: tratar de contar el tiempo en el que vivo y cómo me llevo con él. Me han preguntado mucho por el título del disco: ¿qué es lo que no está en su sitio? Pues como me ponga a enumerar no acabamos nunca la entrevista.
- Lleva muchos años escribiendo canciones políticas en un país donde el debate tiende a ser a gritos ¿Le compensa el lío?
- Este país es muy sectario: conmigo o contra mí. España son dos países claramente, izquierda y derecha. Pero yo, desde que empecé a cantar, ya sabía que no podía gustarle a todo el mundo. Lo descubrí pronto, cuando cantaba algunas de mis primeras canciones y veía gente que se le ponían los pelos como escarpias. Y cuando asumes eso, ya te tranquilizas. Hay otra fórmula que es no hablar de nada para gustar a todo el mundo, ser Julio Iglesias. Es una elección de vida y de arte que respeto, pero no es la mía. Cada vez es más extendida en la música, de hecho. Casi nadie quiere ya tener aristas. Parece que los únicos que se salen del tiesto son Maluma y este tipo de cantantes latinos que dicen cosas que a nosotros nos parecen políticamente incorrectas... pero las dicen.
- ¿Escucha música actual?
- Muchísima... no a Maluma. Ahora me gusta mucho Imagine Dragons. Me interesa muchísima música actual y, con la facilidad que nos da Spotify para llegar a todo instantáneamente, es imposible no investigar.
- ¿Qué valoración hace del fenómeno Spotify?
- Como usuario, estupendo. Como percibidor de derechos, un desastre. Que yo me quejo a mí nivel, pero también se quejan Madonna y los grandes vendedores del mundo. No hay dinero ahí. Ha cambiado el negocio. Ahora todo el mundo ha vuelto a la carretera. Están viniendo de gira a España músicos que hace unos años ni se lo hubieran planteado y ahora los tienes por aquí cada dos por tres con la guitarra.
A Podemos se le calentó la boca con la Transición y han tenido que aceptar la realidad por cojones
- Volviendo a la política, ¿reconoce a la izquierda actual?
- Ser de izquierdas ahora mismo es complicado. Tanto encontrar a quién votar como definirlo. En trazo grueso debería ser aspirar a que toda la gente viva mejor y todo el mundo encuentre su sitio. Y extremando el concepto, a que África, si quiere, se venga entera aquí. Pero luego te das cuenta de las carencias que tienen los partidos y tú mismo respecto a ese ideal inicial. Y acabas cayendo en el voto práctico. Yo me he dispersado muy poco, la verdad. Voté muchos años al PCE, cuando militaba; voté a IU a pesar de Julio Anguita, y después, al PSOE.
- Siendo un símbolo de la Transición, ¿cómo vive la revisión negativa a la que se somete últimamente al proceso?
- Me sienta muy mal. Es doloroso por lo injusto que se es con muchísima gente que ha dejado su tiempo, su energía y su vida en pelear por un país mejor. A Podemos se le calentó la boca y ya está recogiendo velas y dando marcha atrás, porque aterrizan en el mundo real, ven lo difícil que es hacer política y reciben una dosis de realidad que han tenido que aceptar por cojones. La Transición se hizo como se pudo con los mimbres que había. No se podían hacer milagros. El único milagro que querían ambas partes era que no siguiera habiendo una escabechina de muertos y tratar de levantar un país mejor. Los políticos de entonces tenían más coraje que los de ahora, que están con la vista puesta de reojo en Twitter, en su imagen y en las próximas elecciones. Con la maquinita todo el rato. Podemos está negociando los presupuestos mientras públicamente tiene que darle una patadita al PSOE porque se lo pide su público. Pero, bueno, así se entretienen.
- Ana Belén y usted fueron durante muchos años la pareja referencial de la izquierda, un poco los Javier Bardem y Penélope Cruz de ahora. ¿Se sentían examinados?
- Sí, hemos vivido bajo la lupa y siempre se ha puesto ahí un listón moral absurdo. Ya sabes, lo típico de hay que ver lo bien que vivís para ser de izquierdas, tanto comunismo y mira qué de dinero... Siempre me ha parecido una chorrada a la que no se debe ni responder. Yo me considero un ser libre porque sólo dependo del público, no me manda nadie y nunca lo ha hecho. Sencillamente, pongo unas entradas a la venta y el día que no las compren, me voy a mi casa. No tengo otra opción de vida.
- Su abuelo paterno, republicano, fue fusilado en la Guerra Civil. ¿Entiende que aún sigamos sin haber resuelto el tema de las fosas comunes?
- Supongo que toda la derecha no es así, pero Casado ha dicho auténticas perversidades: que los familiares querían sacar los cadáveres por dinero y cosas así. Me parece terrible. Una parte de la derecha de este país es muy injusta al negar esa posibilidad a los familiares. Como estrambote, ¿por qué no le dicen a los padres de Marta del Castillo que no la van a buscar más? Con el mismo mecanismo de hijos de puta: decidles a unos padres que ya no hay más dinero, que es muy caro. Son cosas para mí incomprensibles.
- ¿Por qué no se solucionó antes, cuando en teoría hubo gobiernos proclives a ello?
- La clase política no hizo las cosas cuando tenía que hacerlas. En los años 80, con el PSOE con mayorías absolutas, a nadie le preocupaba exhumar a Franco ni sacar los cuerpos de las fosas. No había una exigencia social. Y pongo como ejemplo a mi padre: se murió sin hablarme de mi abuelo, no me contó nunca nada del fusilamiento. Cuando íbamos a la fosa común del cementerio de Oviedo y yo le preguntaba por qué habían matado al abuelo, me decía que por robar una cesta de huevos. Ellos venían del terror y no reclamaban nada. Cuando yo empecé a tener problemas políticos por mi carrera, a él le dejaban notitas amenazándolo en el parabrisas en Mieres. ¿Cómo va a pedir esa generación nada? Este ha sido un asunto ya de los nietos, que ven que somos el segundo país del mundo en número de muertos sin identificar tras Camboya. Echo en falta que hubiera habido más coraje en los 80, pero al mismo tiempo lo entiendo.
- ¿Se deja llevar a menudo por la nostalgia de aquellos años?
- Me gusta mucho acordarme de cosas y charlar, pero no tengo nostalgia de ningún tiempo que haya vivido. Me gustaría saber lo que sé ahora y tener 20 años, nos ha jodido... Pero como esto viene así, tratas de acompasarte con la edad y hacer las cosas con dignidad. Sobre todo, el objetivo es no dar pena en el escenario.
- Tras tantos años girando con Ana Belén, Serrat y Miguel Ríos, ¿se le hace raro salir solo a la carretera?
- Impone, impone. Porque cuando voy con ellos, nos resguardamos los unos en los otros. Si te da la pájara, hay otro que te cubre. Pero aguanto bien, con una mezcla cojonuda de agobio y excitación.
- ¿Cómo pueden varios de los cantantes más famosos de este país seguir siendo amigos? ¿Dónde queda eso del ego y las envidias de los artistas?
- Hay una mezcla de admiración en respeto. Sabemos cómo se llegaba antes, cómo te mantenías, qué tenías que hacer, que era ser como el corcho: a mí no me hunde nadie. Y hemos ido flotando, subiendo y bajando juntos. Somos familia.
TITULO: ¡ Atención obras ! - Cine - El arte de la felicidad,.
El arte de la felicidad,.
Este dúa surge como un día para enfocarse en lo positivo, disfrutar de la belleza de la vida y compartir actos de bondad con los demás
En un mundo que a menudo se enfrenta a desafíos y preocupaciones, el 20 de junio llega como un rayo de sol para recordarnos la alegría y la felicidad. Este día, conocido como el "Yellow Day" o "Día Amarillo", se ha ganado la reputación de ser el día más feliz del año.
Origen del ''Yellow Day''
El origen específico del Yellow Day como una celebración designada no está documentado oficialmente. Sin embargo, la asociación del color amarillo con la felicidad y el optimismo es ampliamente reconocida en diversos contextos culturales. El concepto de un día dedicado a resaltar la alegría y la positividad puede haber surgido de la necesidad de contrarrestar los aspectos negativos y estresantes de la vida cotidiana.
Es importante tener en cuenta que existen varias iniciativas y movimientos en todo el mundo que promueven días temáticos dedicados a la felicidad, la amabilidad y la positividad. Estos eventos suelen ser impulsados por individuos, organizaciones o comunidades que desean fomentar un ambiente de alegría y bienestar. El Yellow Day puede haber surgido de manera similar, como una manera de destacar la importancia de la felicidad en nuestras vidas y promover la búsqueda de momentos alegres y gratificantes.
Independientemente de su origen específico, el Yellow Day ha capturado la atención de muchas personas que ven esta fecha como una oportunidad para celebrar y difundir la felicidad. El significado y las actividades asociadas con el Yellow Day pueden variar según las tradiciones y las interpretaciones individuales, pero en general, se trata de un día para enfocarse en lo positivo, disfrutar de la belleza de la vida y compartir actos de bondad con los demás.
Por qué se celebra el 20 de junio
La primera vez que se celebró el Yellow Day fue en el año 2005 y surgió como contraposición al llamdo Blue Monday (el día más triste del año). La elección del 20 de junio como día de celebración, se estableció en base a una fórmula creada por un equipo de meteorólogos y de psicólogos, que definieron una serie de factores que hacen que este sea el día más feliz del año. La fórmula definitiva es esta: O+(NxS)+Cpm/T+He.
- O de ''outside'', ya que en esta época de verano se pasa más tiempo fuera de casa.
- N de ''naturaleza'', por la conexión con el medio ambiente.
- S de ''socializar'', ya que en esta época se está más tiempo con la familia y los amigos.
- CPM en referencia a los recuerdos de la infancia en esta misma época.
- T de ''temperatura'', ya que se trata de una temporada cálida como es el verano.
- HE de ''holidays'' ya que se considera una temporada vacacional para muchas personas.
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