- Sara Baras, en el centro, junto al cuerpo de baile, en el estreno de ... La ortodoxia de la danza flamenca se actualiza o se transforma no en su ...|foto|,.
La compañía de la bailaora isleña firma una sugerente 'Medusa' en la que falla la palabra,.
Desconozco si los cincuenta pensionistas que alegran sus cuerpos estos días de julio en el Balneario de El Raposo, cerca de Zafra, y que la noche del miércoles decidieron subirse a un autobús para venir a Mérida salieron contentos tras ver a Sara Baras en una explicación diferente de la mitología griega. Apuesto a que sí. En cambio, se puede asegurar sin dudas que estaban felices como unas castañuelas cuatro alemanes sentados en la cávea ima alta del Teatro Romano que, al terminar el espectáculo, aplaudieron (de aquella manera, eso sí) y hasta se rieron durante unos segundos.
Ese sentimiento de reconocimiento y alegría es lo que mostraron la inmensa mayoría de los 1.700 espectadores que acudieron al estreno de 'Medusa, la guardiana', el último montaje de la genial bailaora andaluza y otra sorpresa para el público en el inicio del Festival de Mérida. Y, al igual que sucedió con la ópera 'Salomé', un cambio de guión sobre lo considerado como previsible que agrada más que desentona, aunque en el caso de 'Medusa, la guardiana', el montaje, que no llega a la hora y veinte minutos de duración, deje algún aspecto más chirriante que 'Salomé'', básicamente el recurso de introducir un narrador en la obra.
La ortodoxia de la danza flamenca se actualiza o se transforma no en su ejecución sino en su puesta en escena porque, definitivamente cumpliendo con lo anunciado en la previa, esta 'Medusa' de Baras se convierte en el trabajo más teatral de la artista andaluza, donde la música convencional, y no solo la de guitarra y percusión, dibuja una prolongada banda sonora.
A sus 43 años, ha transformado el flamenco en 'flamencomascope' (permítanme la patada al diccionario para compararla con el cinemascope y su transcendencia en el séptimo arte).
Cinco mujeres y cuatro hombres conforman el cuerpo de baile en intervenciones que por momentos dan la impresión de estar viviendo un trailer cinematográfico o secuencias de un filme mitológico. Todo, además, bajo una peliculera luna llena de verano.
Aciertos y lastreUna manera no solo para intentar sobresalir sino, dicho sea de paso, para ganar adeptos, para hacer más popular el flamenco. Por amor al arte y al bolsillo porque a nadie se le escapa que si a la mayoría de los espectadores que acuden al Festival se les hace una encuesta, puestos a gastarse 20 euros en una función, preferirían ver teatro antes que danza flamenca.
Esta 'Medusa' de la compañía de Sara Baras, avisados quedan los puristas de los tablaos, no es un zapateado permanente, ni palmeros que no dan abasto, ni cansinos 'olé y olé'. No. Medusa, su historia, se intenta ejecutar desde una panorámica de cine que supone una aire fresco en la danza flamenca porque los artistas lo son no solo por cómo hacen su trabajo sino por su capacidad de innovar.
Y en esta historia de la hermosa y luego fea, bondadosa y luego monstruosa sacerdotisa de Atenea que petrifica a los hombres, la innovación aparece a raudales y el público, que siempre es muy agradecido en Mérida, correspondió de todo corazón. El gran lastre del espectáculo, quien lo iba a decir en el Teatro Romano de Mérida, es la palabra, un texto que se ha encajado con calzador, sin duda con buen propósito pero con desafortunado resultado.
El papel de la conciencia de Medusa se introduce para, en teoría, clarificar la historia y avivar las neuronas de la comprensión al respetable, pero no cumple esa función. Encarnado por el actor Juan Carlos Vellido, chirría más que agrada. Confunde más que aclara. Distorsiona más que allana el terreno. Afea más que da lustre a la obra y, encima, en el día del estreno, el volumen del sonido de las intervenciones finales de Vellido descontroló los tímpanos de los espectadores. La culpa de que no encaje la palabra, hay que matizar, no es del propio Vellido, que firma una correcta interpretación, sino de lo que tiene que decir.
Sara Baras puso lo de siempre, esto es, pasión y belleza coreográfica, pero añadió un equipo imponente en el escenario, maravillosamente austero; un trabajo musical de Keko Baldomero descomunal y un vestuario increíblemente acertado, tanto en el blanco virgen del inicio del espectáculo como en el fantasmal negro funerario del tramo último.
La escenografía final, recordando casi a una película muda, resulta brutal. En ella queda también para la memoria visual la petrificación (se quedan literalmente como estatuas) que sufren los bailarines durante minutos al mirar a Medusa. Una imagen llamativa.
Todo para contar como Medusa, símbolo de pureza y hermosura, sacerdotisa del templo de Atenea, es violada por el dios del mar, Poseidón, y Atenea la castiga (a ella, no a Poseidón) enviándola al destierro transformándola en una bestia con serpientes en su cabeza y con otra pena incorporada: convertir en piedra a todo aquel que la mire. El joven Perseo, al final, consigue decapitarla. ¿Se puede entender todo esto a través del montaje de Sara Baras? Resulta conveniente ir predispuesto, saber de qué va la película (nunca mejor dicho), pero sí, se puede entender y hasta disfrutar si nos olvidamos del comentado texto.
La gaditana, que dice que ha teatralizado como nunca con este espectáculo, es Medusa en el Teatro Romano pero también recuerda a La Pepa, Juana la Loca, Mariana Pineda, Carmen..., los personajes que desde hace años han originado montajes que han apuntalado su carrera como referente de la danza flamenca. Ahora, en clave de mitología griega, esta Medusa 'flamencomascope' engancha aunque -y decir esto sea un crimen-, la palabra estorbe más que ayuda en las vetustas piedras romanas de Mérida.
- Yo no creo que el futuro del vino extremeño sea muy distinto del ... del vino extremeño, algo que para el vino de calidad ya es prometedor.|foto|,.
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Este veterano bodeguero cree que es necesario incrementar las exportaciones de vino español y subir los precios,.
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Fernando Giménez Alvear Bodegas Palacio Quemado,.
Copropietario de las bodegas Palacio Quemado, así como presidente del grupo cordobés Alvear y miembro de la octava generación familiar, destaca el cambio «radical» de hábitos de consumo en España. En poco más de 20 años las compras per cápita ha disminuido a la mitad, «pero tenemos 18 millones de españoles que consumen habitualmente vino; las mujeres se han incorporado plenamente a este mercado». El producto consumido en esos años era, fundamentalmente, granel local o Jerez o Rioja y las exportaciones de tintos eran muy limitadas. También ha cambiado la forma de beberlo.
¿Por qué decidió invertir en el vino extremeño?La oportunidad intrínseca de invertir en Extremadura era evidente: la tierra, el clima, y el saber hacer de los agricultores. Almendralejo como Haro, Jumilla, Jerez o Montilla es una de las contadas ciudades históricas del vino en España. Estos son los únicos ingredientes necesarios para hacer un vino de calidad.
¿Qué diferencias hay entre elaborar vino en Córdoba y en Badajoz?·-Lo importante es señalar lo común: la viticultura tradicional en clima cálido, que en Palacio Quemado hacemos en cultivo ecológico; los procesos de elaboración adaptados a vendimias tempranas de finales de agosto, con mucho calor, que exige aprovechar las horas de principio del día para la recolección y extremar las medidas de limpieza en el lagar; la necesidad de preservar el carácter frutal del vino, controlando la temperatura y las otras condiciones de la crianza. En cuanto a la comercialización, la sinergia es total.
¿Que futuro prevé para el vino extremeño?Yo no creo que el futuro del vino extremeño sea muy distinto del riojano o del andaluz. Se debe hablar de "presente" del vino extremeño, algo que para el vino de calidad ya es prometedor.
.¿Cómo puede afectar la U. E. al vino español?Es cierto que España no sabe manejar una cosecha tan abundante como los 52 millones de hectólitros que hemos tenido en 2013, que ha hecho bajar los precios en origen a valores muy preocupantes. Pero también es cierto que la cosecha media española de las últimas cinco campañas, 40,7 millones, sabemos comercializarla de sobra. Las medidas que deben aplicarse para solucionar el problema de excedentes de graneles no son evidentes y solo tendrán éxito si se basan en fomentar el crecimiento de las exportaciones. Si moderamos los precios, podemos recuperar fácilmente cinco o seis millones en las exportaciones con respecto a 2013, que equilibrarían de un solo golpe el balance vitivinícola.
¿Las D.O. más jóvenes pueden salir más perjudicadas?En cuanto al vino de DO envasado, fuera prevalece la marca España en los consumidores sobre cualquier otra consideración, por lo que el presente y futuro es muy favorable, ya que sigue creciendo a pesar de la crisis, un 3% en volumen y 8% en valor en 2013. El mercado interior es otra cosa, ya que aquí se une la dificultad de introducir una DO nueva con una imagen por desarrollar, con evolución histórica muy negativa del consumo de vino.
¿Qué le espera al vino español si se abre la frontera con EE UU?Yo recomiendo fijarse en la posición de Italia o Francia en exportación y converger hacia ellos, es decir, disminuir el porcentaje de vino a granel frente al total, subir los precios medios de los vinos envasados, y sobre todo los de los graneles, en los que somos los más baratos del mundo. También recomiendo incrementar las ventas hasta alcanzar la cuota de nuestros competidores en mercados internacionales. Es decir, seguir comercializando de todo, pero algo más de envasado en proporción, todo a mayores precios, y presionando en los mercados clave. Sin embargo, sí creo que será positivo para todo el sector, ya que se eliminarían aranceles.
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viernes, 11 de julio de 2014
ARTE Y TEATRO, Baras transforma en cine el flamenco,./ REVISTA CAMPO, EL FUTURO DEL VINO DE CALIDAD YA ES PROMETEDOR,.
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