Ana se
levantaba como todas las mañanas, se desnudaba completamente y se dirigía al
baño. Se posaba ante la báscula esperando varios segundos hasta ver lo que
marcaba y en esos segundos en los que la báscula calculaba el peso de su
portador, su cabeza solo pensaba en el número que había visto el día anterior,
deseando con todas sus fuerzas que la aguja del marcador no sobrepasase ni
siquiera varios gramos de más, sino que la fina aguja de su interior marcase
levemente un descenso en su peso.|foto|,.
Su
peso, aquello que marcaba su existencia, su materia, su ser. Aquello que
deseaba reducir con todas sus fuerzas, aquello que marcaba la fina línea entre
la vida y la muerte.
Después
se dirigía al espejo de cuerpo entero que tenía en su habitación y se observaba
detalladamente palpando con sus manos cada centímetro de su piel. Apretando en
varias zonas, estirando en otras e intentando reducir con ellas en su reflejo,
las partes que deseaba tersar o hacer desaparecer.
Su
visión supuestamente distorsionada le mostraba una imagen supuestamente irreal
que su celebro había almacenado y creado para si mismo como algo completamente
tangible y verídico. O al menos eso es lo que le decían, que su visión, su
realidad, era totalmente contraria a lo que el espejo reflejaba ¿acaso se había
vuelto loca? Su visión estaba completamente distorsionada, mostrándole una
imagen falsa y alterada.
Pero
fuese cual fuese la verdad, aquella imagen que observaba ante aquel espejo de cuerpo
entero, era su imagen, era su reflejo, era su verdad y podía tocarla como real.
Después
se dirigió a aquel lugar que un día muy lejano la había llenado de felicidad y
ahora se le antojaba como un momento angustioso y cruel que la atormentada todos
los días como si de una cadena perpetua se tratase.
Abrió
las puertas de su armario como si el infierno fuese a brotar de él, mientras
escarbaba entre su ropa algo que pudiese hacer disimular aquel cuerpo deforme
que su mente había creado. Encontró un pantalón negro, la prenda que más odiaba de su color
favorito, aquel que tanto hace disimular, después se enfundo en él y revisó
cada detalle frente al espejo.
La
textura de la tela pegada a su piel, marcando unas líneas deformes ante sus
ojos, recorrió con sus manos desde su cintura hasta los tobillos apretando y estirando
la tela elástica de aquella prenda que formaba una segunda piel sobre su
cuerpo. Por último metió la barriga hacia dentro aspirando el aire levemente
para apretar con sus manos y pasarse el botón que la encerraría en aquella
celda de tela.
Sus
ojos solo veían un inmenso ser deforme encerrado en una celda de piel. Una piel
grasa, llena de bultos y trozos que sobraban por todas partes, trozos que cogía
y estiraba con sus manos deseando tener un cuchillo láser que pudiese cortar y
hacer desaparecer de ella todo aquello que nunca debió estar ahí. Todo aquello
que la repudiaba y la hacía sentir un inmenso asco hacía un engendro amorfo.
Solo
quería salir de esa prisión, de la prisión de su cuerpo, pero era difícil
hacerlo sin llegar a la inexistencia. Lo peor es que ella lo sabía, pero no
podía evitar desvanecerse por una ilusión.
Su
estomago rugía como un tigre hambriento, y en realidad lo estaba… pero ella no
estaba dispuesta a ceder ante aquello que consideraba una debilidad… un pecado
capital… la gula…
Ya
estaba acostumbrada a esa sensación de hambruna pero ni mucho menos era lo
peor.
Lo peor
eran los calambres y hormigueos que recorrían todo su cuerpo como invisibles
parásitos en su interior. Lo peor era recordar cuando había sido la última vez
que había hecho de vientre o mejor dicho, era que no podía recordarlo. No
recordaba cuando había dejado de tener la menstruación y eso la hacía sentir
como una cuarentona menopáusica. Y aquel asqueroso vello fino en zonas extrañas
de su cuerpo que tenía que afeitar. Por el contrario su cabello caía en
considerables cantidades y sus uñas tenían un aspecto amarillento y quebradizo,
además siempre tenia un inmenso frío.
Aquellas
solo eran unas pocas de las consecuencias que su obsesión le había
obligado acostumbrarse.
Se
terminó de arreglar dentro de la medida posible y se puso el abrigo negro.
Mientras
andaba por la calle, un par de jovencillas jóvenes y vivarachas, torcieron la
mirada hacía ella que escondía su rostro en su capucha negra con los bordes
peludos.
Las dos
jóvenes se rieron de ella y susurraron en un tono de voz que ella pudo
escuchar, que parecía una vieja esquelética.
¿Acaso
no lo sabía? ¿Acaso no lo veía? ¿O no lo quería ver?
Ella
bajo la mirada pensando que nada les podía reprochar y deseando esta vez,
desaparecer de verdad.
TÍTULO: QUE HAY DE NUEVO, JEFF KOONS, EL CHICO DE ORO,.
- Jeff Koons es el artista más cotizado del momento (su Balloon Dog, versión naranja, alcanzó 42,5 millones de euros en subasta el año pasado ...|foto|,..El Museo Whitney de Nueva York arrasa con su retrospectiva del artista americano. La próxima parada de la muestra: el Guggenheim de Bilbao.
Su primer maestro fue Dalí; los críticos le comparan con Warhol; y el público le conoce a través de sus perritosglobo de acero. Jeff Koons es el artista más cotizado del momento (su Balloon Dog, versión naranja, alcanzó 42,5 millones de euros en subasta el año pasado, batiendo todos los récords para artistas vivos). Y el Museo Whitney de Nueva York, sancta sanctorum de los artistas estadounidenses, lo celebra con una gran retrospectiva en su honor.Son 150 obras que resumen 30 años de creación y que, gracias en parte a una estrategia de márketing que incluye hasta unos bolsos para H&M, están teniendo un éxito sin precedentes. Koons: a retrospective está dividida en secciones biográficas –una de ellas, dedicada a su ex, Cicciolina–, como corresponde a un artista que ha unifi cado su obra y su vida, y culmina en la monumental Play-Doh, pieza (que imita la plastilina) en la que lleva trabajando 20 años. La muestra viajará al Pompidou y llegará en junio de 2015 al Guggenheim Bilbao. Esperemos que el enorme Puppy, también de Koons, no se ponga celoso.TITULO: 7 DIAS CITAS, SANGRE FRESCA,.
Mi tío Luis, el sepulturero del pueblo, fue el primero que se dio cuenta de que la gente estaba resucitando. Temprano del día, de madrugada todavía, escuchó golpes en una de las tumbas de uno de los mausoleos más grandes del cementerio. Pensó que era un animal atrapado, pero luego escuchó la voz de una mujer. Sin pensarlo ni asustarse usó el pico, rompió la lápida y la pared del mausoleo, sacó la caja y liberó a la primera resucitada.|foto|,.Una noche de cervezas surgió la idea de organizar nuestros funerales en vida. Cada uno, por turnos, iba a tener su propio funeral. Se invitaría gente, habría un ataúd y se hablaría de todo lo bueno que era el difunto y de lo mucho que se le iba a extrañar. Todo sería como en cualquier funeral, salvo que en este caso el difunto iba a estar vivo. No sé a quién se le ocurrió la idea, pero todos estuvimos de acuerdo y brindamos por eso. Éramos jóvenes y chingones y con la excusa del funeral nos reuniríamos el último viernes de cada mes para celebrar nuestros funerales. Yo pensé que era una de esas tantas bromas que se hacen entre amigos y que nunca llegan a realizarse, pero un día me llamó Carlos para anunciarme que yo sería el primer difunto.
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