- bill no me ha dado ningun consejo sobre presentarme a la presidencia es una decision que sale del corazon. y el sabe mucho de eso,.Sin embargo, contrariamente a lo que dice su leyenda, Clinton sabe ... Me gusta mucho el saludo al Sol, la secuencia y la sensación que proporciona. ... ¿Le ha pedido consejo a Bill Clinton? H.C. No me ha dado ningún consejo, tan solo que haga lo que crea ... Presentarse es una decisión muy personal.| fotos,.
En portada Hillary Clinton: "Como mujer, no me arrepiento de nada"
Hillary Clinton podría convertirse en 2016 en la primera mujer en ocupar la Casa Blanca. Mientras deshoja la margarita para decidir si intentará suceder a Barack Obama, presenta sus memorias en una intensa gira no muy diferente a una campaña. Hablamos con ella de su vida, su carrera y su nuevo y apasionante desafío: ser abuela.¡Pero si yo lo conozco!». en el hotel Peninsula de Nueva York, Hillary Clinton me recibe con una gran sonrisa, como si fuéramos viejos amigos. Nos presentaron en Manhattan hace dos años, pero es imposible que aquel breve encuentro se le quedara grabado. La preparación de esta entrevista, con motivo de la publicación de sus memorias, Hard choices ['Decisiones difíciles'], estuvo precedida de un año de negociaciones y desacuerdos. Sin embargo, contrariamente a lo que dice su leyenda, Clinton sabe hacer que las personas se sientan cómodas.
Su voz es fuerte, pero sin arrogancia. Relajada, estalla en carcajadas de vez en cuando bajo la mirada de su amiga y consejera, Huma Abedin, y de su portavoz, Nick Merril. Entrevistamos a la más que probable futura candidata a la Casa Blanca, la primera mujer con opciones de convertirse en la persona más poderosa del mundo.
XLSemanal. Desde su salida del Departamento de Estado, en enero de 2013, no ocupa un cargo oficial por primera vez en años. ¿Ha aprovechado para reencontrarse con su marido?
Hillary Clinton. Sí. Ha sido estupendo. Nos fuimos de vacaciones por EE.UU. y el Caribe. Hace poco asistimos a un evento en Nueva York y luego regresamos a Chappaqua, donde vivimos. Dimos un paseo, cenamos en un pequeño restaurante y caminamos hasta casa. Adoro esos momentos: charlar con la gente, contemplar los jardines, observar...
XL. ¿Dónde le gusta vivir?
H.C. ¡En mi casa, en Chappaqua! Adoro mi jardín, descansar en él. El viaje de promoción de mi libro será intenso y largo. Cuando lo pienso, la única cosa que me viene a la mente es cuándo podré volver a mi casa.
XL. Ha aprovechado este periodo de inactividad para descubrir el yoga. ¿Cuál es su postura preferida?
H.C. No soy ninguna experta, así que me conformo con repetir las mismas una y otra vez. Estoy progresando con la del perro con la cabeza baja. Me gusta mucho el saludo al Sol, la secuencia y la sensación que proporciona.
XL. ¿Se arrepiente de algo en su carrera política?
H.C. Sí. La secretaria de Estado que fui siente un gran arrepentimiento, sí, por el ataque de Bengasi, en Libia, que costó la vida a cuatro ciudadanos estadounidenses.
XL. ¿Y como mujer?
H.C. No me arrepiento de nada, porque creo que he tenido suerte durante toda mi vida. He tenido muchísimas oportunidades.
XL. Tiene usted una relación muy cercana con su hija Chelsea. ¿Le hubiera gustado tener otro hijo?
H.C. Sí, me hubiera encantado, pero no ocurrió. ¡Y ya no me planteo la cuestión desde hace mucho tiempo!
XL. ¿Fue porque estaba demasiado ocupada como primera dama?
H.C. La vida decidió las cosas de otro modo. No voy a entrar en detalles.
XL. En su libro pasa de puntillas sobre el traumatismo craneoencefálico que sufrió en diciembre de 2012, al final de su mandato como secretaria de Estado. Estaba exhausta por sus viajes... ¿Pensó en abandonar la política?
H.C. No, en absoluto. Estaba en manos de un excelente equipo médico siempre pendiente de mí, y los médicos me decían: «Todo irá bien, recuperará el cien por cien de sus facultades, no tendrá secuelas». Por lo tanto, ese accidente no determina en absoluto la forma en que encaro el futuro.
XL. Se dice de usted que tiene una gran sangre fría. ¿Ha perdido el control en alguna ocasión?
H.C. Claro, por supuesto, es imposible controlarlo todo. No me gusta el control por el control. Lo que busco por encima de todo es tener disciplina, ser reflexiva y tener determinación. En una ocasión, me resbalé en el aparcamiento del Departamento de Estado y me rompí el codo; en otra sufrí una intoxicación alimentaria; y luego tuve este traumatismo. En esos momentos, haces una pausa y te dices: «Vale, ¿qué debo hacer? ¿Qué es lo que de verdad me apetece?». Y entonces sigues adelante.
XL. Usted ha criticado ásperamente a Vladimir Putin. Él respondió que sus opiniones eran un «signo de debilidad». ¿Se ve usted débil?
H.C. No es el primer líder del que recibo críticas de tipo sexista. Pero, en esta ocasión, hay algo muy interesante en la elección de sus palabras. Dijo: «Cuando alguien sobrepasa el límite, no es porque sea muy fuerte, sino porque es muy débil». ¿Quién sobrepasa los límites hoy sino Vladimir Putin? ¡Decidió extender las fronteras de su país! Su comportamiento no es un signo de fortaleza, sino de debilidad. Es un acoso.
XL. ¿Es un nuevo zar?
H.C. Quiere restaurar el Imperio ruso. Piensa que Rusia tiene el derecho a intimidar y amenazar a sus vecinos de Asia Central y Europa del Este; que puede modificar las fronteras a su antojo en esa zona. Y eso es algo muy peligroso.
XL. Lo califica usted de hombre del pasado...
H.C. Sí, porque mira hacia atrás, no como su predecesor. El expresidente Medvedev siempre hablaba de cómo diversificar la economía, de las nuevas tecnologías... Muchísimos rusos vienen a EE.UU. para trabajar en empresas de alta tecnología porque no hay trabajo en Rusia. Es una pena para un país con tanto potencial y un nivel educativo tan elevado. Pero lo que vemos son elecciones manipuladas, invasión y ocupación de Crimea...
XL. ¿Estamos a las puertas de una nueva Guerra Fría?
H.C. Espero que no lleguemos tan lejos, pero la situación es una amenaza para Europa y su unidad. Las naciones deben tener derecho a elegir las alianzas internacionales a las que desean adherirse sin que sus vecinos las intimiden.
XL. Durante sus cuatro años como responsable de la diplomacia de EE.UU. dio la impresión de ignorar a Europa y favorecer a Asia. Con el aumento de los extremismos, la crisis, la creciente impopularidad de sus líderes... ¿asistimos al declive del Viejo Continente?
H.C. No tengo la sensación de haber ignorado a Europa, sobre todo si me comparo con lo que hizo la Administración anterior, la de George W. Bush, que directamente le faltó al respeto. Europa es nuestro principal aliado. Se ha destruido mucho empleo en Europa, pero también en EE.UU. El aumento de los extremismos es una consecuencia directa de la crisis económica. Todo el mundo debe hacer sacrificios, y el papel de los líderes es explicar por qué, sea cual sea el coste político.
XL. Todavía no ha dicho si ha decidido presentarse a las elecciones presidenciales en 2016. ¿Le ha pedido consejo a Bill Clinton?
H.C. No me ha dado ningún consejo, tan solo que haga lo que crea que es mejor para mí. He ganado varias elecciones y he perdido una muy importante. Presentarse es una decisión muy personal. Viene del corazón. Bill lo sabe, es un experto en la materia.
XL. Pero él sí quiere que se presente...
H.C. Él quiere que aquello por lo que ha luchado toda su vida siga vigente en la América del día de mañana.
XL. Si gana usted las elecciones presidenciales de 2016, ¿en qué se diferenciará de Barack Obama?
H.C. Tenemos muchas cosas en común, porque ambos pertenecemos al Partido Demócrata. Tanto él como yo luchamos por la igualdad de oportunidades, creemos que todos los ciudadanos estadounidenses tienen derecho a una cobertura médica de calidad, queremos resolver los problemas que plantea el cambio climático... Nuestra forma de trabajar es muy similar: necesitamos el máximo de información, analizarla, escuchar las distintas opiniones a favor y en contra antes de tomar una decisión... Después, por supuesto, cada uno tiene su personalidad, sus orígenes...
XL. ¿Tiene usted una verdadera amistad con el presidente Obama?
H.C. Sí, totalmente. Nos enfrentamos en numerosas ocasiones en 2008. Pero, tras su victoria en las primarias demócratas, organizamos un encuentro y fue un momento muy importante que nos dio la ocasión de borrar el pasado y de expresar lo que sentíamos y lo que pensábamos. A partir de ahí hice todo lo que estaba en mi mano para que él fuera elegido presidente. Cuando me pidió que me convirtiera en su secretaria de Estado, fue una tremenda sorpresa. De hecho, rechacé su oferta en dos ocasiones. Finalmente, cuando acepté, me dijo: «Creo que vamos a convertirnos en buenos amigos, al contrario de lo que la gente dice». Y tenía razón.
XL. Se va a convertir pronto en abuela. Si se presenta, no tendrá tiempo para ver crecer a su nieto. ¿Puede eso hacer que dude?
H.C. No he tomado todavía una decisión porque precisamente quiero ver antes lo que supone ser abuela. No es el único factor que condiciona mi decisión, pero es uno de ellos, uno muy importante.
XL. ¿Qué América y qué mundo le gustaría legar a ese niño?
H.C. Quiero que él o ella tenga las mismas oportunidades que tuve yo en su día para beneficiarme del sueño americano.Quiero dejarle una democracia que sea verdaderamente representativa, que sepa resolver las necesidades de la gente; y un mundo más próspero y pacífico, en el que las personas puedan reconciliarse y prosperar gracias al talento que Dios les ha dado.
Hillary, por Hillary
Hillary Rodham Clinton repasa sus cuatro años (2008-2012) como secretaria de Estado en un libro de memorias Hard choices, 'Decisiones difíciles' (Ed. Simon & Schuster) recién publicado en los Estados Unidos. Lo más interesante no es tanto lo que en él se cuenta, sino la campaña promocional sin precedentes que lo acompaña, más parecida, de hecho, a una precampaña electoral. Que presente su candidatura a la Casa Blanca dependerá mucho de las sensaciones que reciba en estos meses de gira editorial. De momento, sus confidencias no dejan a nadie indiferente.
-El osito de peluche. "Los exsecretarios de Estado formamos una familia peculiar. Todos me dieron consejos cuando juré el cargo. Warren Christopher me dijo que no me fuese de vacaciones en agosto porque siempre pasa algo durante ese mes. Y Rusia invadió Georgia en 2008... George Shultz me dio el mejor regalo: un osito de peluche que cantaba Don't worry, be happy cuando le apretabas una zarpa. Lo puse en mi despacho, primero en broma, pero hubo momentos en los que apretar el oso y escuchar la canción me ayudaba".
-Su madre. Cuando me convertí en secretaria de Estado, mamá estaba a punto de cumplir 90 años. Nos la llevamos a casa y vivió con nosotros hasta su muerte. Disfrutar de esos últimos años con ella fue una bendición. Dorothy fue una mujer independiente. Le gustaban las novelas de misterio, la comida mexicana, sus nietos... Su infancia fue traumática. Sus padres se peleaban y se divorciaron. Ninguno de los dos quería hacerse cargo de ella, así que la mandaron con los abuelos paternos, que tampoco la querían. Una vez la castigaron un año entero encerrada en su cuarto por jugar a truco o trato en Halloween. Solo salía para ir a la escuela. Cuando cumplió 14 años, se fue de casa. Una señora muy amable le alquiló una habitación. Mi madre me diría que en los momentos decisivos siempre hubo alguien que le mostró cariño».
-Monica Lewinsky. «He pasado página asegura cuando le preguntan por la exbecaria. No pienso en ella. Que le vaya bien». En su momento no fue tan comprensiva. Hillary se refería a Lewinsky como una «lunática narcisista», según el diario publicado por una de sus colaboradoras.
-Bancarrota. «Cuando dejamos la Casa Blanca, no solo estábamos en la más absoluta bancarrota, teníamos muchas deudas [sobre todo minutas de abogados relacionadas con las infidelidades de su marido, Bill Clinton]. Nos costó reunir dinero para las hipotecas, la universidad de Chelsea... No fue fácil». Hoy, su principal fuente de ingresos son las conferencias. Desde que dejó el Departamento de Estado lleva ganados unos cinco millones de dólares. Su caché es alto (unos 200.000 dólares por charla), pero el del expresidente lo cuadruplica.
-Los apetitos de Bill Clinton. «Suena tonto decirlo ahora que he visitado 112 países como secretaria de Estado, pero Bill fue la primera persona que me llevó de viaje al extranjero». Bill Clinton, de 69 años, ha adelgazado mucho desde que lleva una dieta vegana después de su cuádruple bypass. Y los otros apetitos Paula Jones, Gennifer Flowers, Monica Lewinsky... quedaron atrás. «Me faltaba el aire y empecé a llorar y a gritarle», confesó Hillary en su primer libro cuando se enteró de la doble vida de Bill. Pero lo superaron juntos. «Lo que más valoro en nuestro matrimonio es la comunión de las mentes».
-Primera cita con Obama. Durante la campaña de 2008, Obama ya con una ventaja decisiva le pidió que abandonase la carrera presidencial y le diese su apoyo. «Fue una reunión secreta. Salí en una furgoneta con los cristales tintados. Ya solos, nos miramos a los ojos como dos adolescentes en una torpe primera cita y hablamos sin tapujos mientras bebíamos una copa de vino. Tanto Barack como yo teníamos una larga lista de quejas. Era hora de que entrase un poco de aire». Esa familiaridad entre ellos ya no se perdió. «En un viaje a Praga, Obama me dijo: 'Hillary, necesito hablar contigo. Me rodeó con su brazo y me llevó hacia una ventana. Yo me preguntaba qué delicado tema de política internacional quería discutir. Pero me susurró: 'Tienes algo entre los dientes'».
Meteduras de pata
Le cuesta reconocer sus errores. Tardó en disculparse por no dar propina a una camarera que resultó ser una madre sin seguro que ganaba menos de tres dólares por hora. También tardó en reconocer que no escapó del fuego de los francotiradores en Bosnia. O que no debió hacerse una foto con el dictador norcoreano Kim Jong-Il. «Mis ayudantes me aleccionaron para que, por lo menos, no se me ocurriese sonreír ni mostrar emoción alguna».
-El coletero. A su equipo le mortificaba su peinado. Ella recuerda, divertida: «En 2012 viajé a Bulgaria y el primer ministro Borisov me dijo: 'Señora secretaria, estaba muy preocupado porque cuando bajaba usted del avión vi que llevaba el pelo hacia atrás y mi gabinete me había informado de que eso significa que está de mal humor'. Borisov, por cierto, está bastante calvo. 'Me lo recojo con un coletero porque me cuesta un poco más que a usted peinarme', le respondí. Siempre me choca que, aunque desempeñe misiones muy delicadas, las televisiones solo hablen de si voy o no maquillada y de mis coleteros pasados de moda».
-¿Una abuela en el Despacho Oval? Cuando le comentan si se ve con 69 años en la Casa Blanca, bromea: «Procuraré llevar zapatos planos. La edad no importa a la hora de mostrar energía, hay gente que la tiene y gente que no. Hay muchos congresistas que son abuelos. Que me quieran apartar por esa razón me parece ridículo».
-Un día perfecto. El día perfecto es el que acaba en familia, dando un largo paseo con nuestros perros. Salir a cenar con amigos, ver una buena película, dormir hasta tarde. Desde que dejé el cargo, me estoy levantando a las ocho de la mañana. Para mí, eso es remolonear...».
-Feminismo & sacrificios. Nunca ha renunciado al feminismo militante de su juventud y cree que eso le costó caro durante la campaña presidencial. «Hubo un doble rasero. Y me faltó encararme con la gente que hace comentarios sexistas sobre las mujeres en política, en los medios o donde sea, que antes de hablar deberían pensar en sus hijas, hermanas, madres...». Pero también aceptó sacrificios. «Cuando dejé mi carrera como abogada en Washington para mudarme a Arkansas y casarme con Bill y fundar una familia, mis amigos me preguntaron: '¿Has perdido la cabeza?'. Escuché preguntas similares cuando abordé la reforma sanitaria, cuando fui candidata a la presidencia y cuando acepté el cargo de secretaria de Estado».
-La muerte de Bin Laden. El corazón se me salía. Veíamos en una pantalla cómo nuestros soldados se descolgaban de los helicópteros. Pero no vimos imágenes del interior del recinto, solo del patio. Me acordaba de las familias de las víctimas del 11-S. Quería que se hiciera justicia. Yo miraba al presidente. Estaba sereno. Rara vez me he sentido tan orgullosa de servir bajo su mandato. Pasaron 15 minutos que parecieron una eternidad y entonces el almirante McRaven informó de que habían encontrado a Bin Laden: 'Enemigo muerto en acción', dijo».
-Putin y la debilidad. «Tiene la actitud típica del ganador que se lo quiere llevar todo. No podemos presionarlo militarmente en el asunto de Ucrania, pero soy partidaria de sanciones económicas». Hillary comparó el expansionismo ruso con el de la Alemania nazi. Y Putin replicó que era mejor no discutir con mujeres. «No es el primer líder que hace un comentario sexista. Es un autócrata que no acepta críticas y persigue a los disidentes. Me dijo que yo era débil, pero luego añadió que quizá la debilidad no es tan mala en una mujer».
-La conmoción. Los republicanos cuestionan su salud después de que sufriese una conmoción cerebral por una caída en 2012 y fuese ingresada para disolver un coágulo. «Abordé al congresista Paul Ryan, que fue un gran atleta, y le pregunté si alguna vez tuvo golpes en la cabeza. Y me dijo que sí. Pero siguió adelante. Les pasa a los atletas, a los soldados, a los jóvenes en los accidentes de coche... Sufren golpes, pero se rehacen y siguen adelante».
Los rivales de Hillary
Brian Schweitzer. 58 años.
Gobernador de Montana. Descendiente de emigrantes alemanes. Casado, tres hijos. Es ingeniero agrónomo. Trabajó en proyectos de regadío en África, Asia, Europa y Sudamérica. Habla árabe con fluidez por los años que pasó en Libia y Arabia Saudí. Va a todas partes, incluso a actos oficiales, con su perro, un border collie llamado Jag. Es partidario de las energías renovables. Deslenguado y políticamente incorrecto. Se negó a llamar 'terroristas' a los cinco talibanes liberados por Obama para canjearlos por el soldado Bowe Bergdahl, secuestrado en Afganistán. «Cuando estos tipos, estos mismos cinco tipos, estaban combatiendo a los rusos, los llamábamos 'luchadores por la libertad'... Ahora los llamamos 'terroristas'. Son combatientes enemigos. Eso es lo que son».
Joe Biden. 71 años.
La edad es el gran inconveniente del vicepresidente y brazo derecho de Barack Obama, a pesar de que no empezaron con buen pie. Biden tuvo que disculparse por un comentario de tintes racistas: «Es el primer afroamericano limpio y elocuente que se presenta como candidato», dijo. También tuvo que pedirle excusas al reverendo Jesse Jackson. Abogado, católico. Su primer intento fallido de acceder a la Casa Blanca fue en 1988. Entonces estuvo envuelto en un escándalo por plagiar un discurso de un líder laborista inglés. Va directo al grano y sin rodeos. Llamó criminal de guerra al líder serbio Slobodan Milosevic en su cara. La dureza de su carácter está arraigada a una tragedia acaecida cuando comenzaba su carrera como senador. Su mujer y su hija Naomi murieron en un accidente de tráfico y sus otros dos hijos resultaron heridos de gravedad.
Elizabeth Warren. 64 años.
Profesora de Derecho y senadora por Massachusetts desde el año pasado. Es la tapada del Partido Demócrata. Habla de rebajar el coste de los préstamos a estudiantes y de subir el salario mínimo. Ella reconoce que sus posibilidades de ganar son mínimas. En realidad, y de acuerdo con las encuestas, nadie podría hacerle sombra a Hillary Clinton si decide presentarse. Ni demócratas ni republicanos. Entre estos últimos se postulan cuatro nombres: Chris Christie, de 51 años y gobernador de Nueva Jersey; el senador Ted Cruz, de 43 años y estrella del Tea Party; Rand Paul, de 51 años y senador desde 2011, y Jeb Bush, de 61 años, exgobernador de Florida y hermano pequeño de George W. Bush.
TÍTULO: SILENCIO POR FAVOR,. COMIC Y PERIODISMO CON JOE SACCO,.
Se habla de,.
- Para muchos, el cómic es una cosa de niños. ¿Se equivocan?Joe Sacco. A muchos les recuerda a su infancia y piensan que será una lectura ...-foto,.
Se habla de... Cómic y periodismo, con Joe Sacco
Ha revolucionado el mundo del reporterismo fundiendo cómic y crónica periodística. En 'La gran guerra' (Reservoir Books) recrea la batalla del Somme, de la I Guerra Mundial. Nacido en Malta en 1960, reside en Portland (EE.UU.).XLSemanal. Para muchos, el cómic es una cosa de niños. ¿Se equivocan?
Joe Sacco. A muchos les recuerda a su infancia y piensan que será una lectura fácil. Yo espero que el lector tenga una experiencia adulta con mis cómics, y que contengan tanta información como un documental o un libro.
XL. ¿Y es un arte?
J.S. Sí. Es una forma de arte, que en los Estados Unidos ha estado muy ligada a la contracultura desde los sesenta, a través de autores como Robert Crumb o Art Spiegelman, cuyo cómic sobre las experiencias de su padre durante el Holocausto no trata un tema precisamente infantil.
XL. Usted ha unido cómic y periodismo...
J.S. Estudié Periodismo porque quería escribir noticias, pero los trabajos que encontraba me defraudaban. Así que intenté ganarme la vida como dibujante: hacía cómic satírico, humorístico, pero echaba de menos narrar historias con más fondo. De una manera muy orgánica empecé a hacer cómic periodístico. ¡Me sonaba raro incluso a mí mismo!
XL. ¿Qué aporta el cómic que no se consiga con un libro o un reportaje?
J.S. Una vez un palestino me dijo que, cuando la puerta se cierra, el mundo ya no ve lo que ocurre en una habitación. Pero si alguien me cuenta lo que vivieron, en qué postura estaban, yo lo puedo dibujar, reconstruirlo para que sea visible.
XL. Y se incluye a sí mismo en los dibujos...
J.S. Es un modo de mostrarle al lector que está viendo las cosas a través de mis ojos. Puede que rechace mi visión, pero espero que aprecie que yo lo hago tan honestamente como puedo. El periodismo no puede ser objetivo, pero sí honesto.
XL. Aunque con La gran guerra se aleja del periodismo...
J.S. El periodismo y la historia están relacionados, cuentan el comportamiento humano.
XL. En esta obra narra el primer día de la batalla del Somme. ¿Por qué?
J.S. Es una síntesis de lo que ocurrió en la Primera Guerra Mundial. En un solo día, el 1 de julio de 1916, hubo 60.000 bajas en el Ejército británico y murieron 20.000 personas. Es el triple de los soldados que han fallecido hasta hoy en los conflictos de Irak y Afganistán...
XL. Y lo hace en un largo dibujo único y sin palabras.
J.S. Me lo propuso el editor y, después de darle vueltas, pensé que sí se podía contar la historia sin viñetas, en una sola imagen.
XL. Menciona a menudo a Goya. ¿Es un referente?
J.S. Lo descubrí tarde, pero me impresiona porque te transporta a un momento histórico concreto: te lleva a otros lugares, a otros momentos, a la humanidad de las personas que aparecen allí.
XL. Para crear otros cómics ha viajado a los escenarios, pero para La gran guerra se ha encerrado en su estudio.
J.S. Sí. Para algunos trabajos me he calzado las botas y para este... ¡las zapatillas de andar por casa! [Ríe].
XL. ¿Por el placer de dibujar en casa?
J.S. Dibujar es un placer, pero reflejar una batalla no. Cada vez que dibujo a alguien pienso que esa persona tenía una madre, una familia. Retratas a dos soldados... y el tercero está muerto. Y piensas, ¿por qué estoy matando a este? Este trabajo tiene algo de 'divino' [entrecomilla la palabra con sus manos] y a veces es incómodo: como artista eres el creador y el que destruye.
XL. Dice que 'habita' en la gente que dibuja...
J.S. Cuando entrevisto a los protagonistas de mis dibujos periodísticos, sé que necesito narrar una historia y trato de sacarles los datos necesarios. Pero cuando dibujo, es distinto: trato de introducirme en su cabeza. Y, muchas veces, dibujar resulta más difícil que escuchar.
Pregunta a bocajarro
Bosnia, Palestina, la Primera Guerra Mundial... ¿Está obsesionado con los conflictos?
No me interesan los disparos, pero sí el aspecto político que hay detrás de ellos. Y entiendo por qué un periodista de guerra vuelve una y otra vez al frente: ves lo que otros no ven y te vuelves a picar.
domingo, 6 de julio de 2014
REVISTA SEMANAL XL EN PORTADA, Hillary Clinton: "Como mujer, no me arrepiento de nada" / SILENCIO POR FAVOR,. COMIC Y PERIODISMO CON JOE SACCO,.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario