En Cáceres esperábamos un discurso ejemplar y tuvimos lágrimas-fotos,.
En Cáceres, esperábamos asistir este fin de semana a un discurso brillante de Mariano Rajoy sobre la corrupción, a una pieza tan transcendental como la de Franco en 1936, prometiendo restaurar la Monarquía desde el balcón del palacio de los Golfines de Arriba, o como la intervención de Alfonso Guerra en el convento de San Francisco, en 1991, sorprendiendo a España con su dimisión como vicepresidente del Gobierno. Pero en vez de un discurso importante nos hemos encontrado con un llanto histórico. En lugar de lanzar al mundo la imagen de Rajoy paladeando la cocina de la Capital Gastronómica o paseando por el segundo casco antiguo más bello de Europa, la imagen que ha quedado para la posteridad es: Monago llora.
No me crujan en las redes sociales, por favor, pero he de reconocer que me dio pena ver llorar a José Antonio Monago. Me conmovió. El panegírico que hicieron de él en los discursos me dio vergüenza ajena, pero sus lágrimas me dejaron tocado. Eso no me impide censurar el fondo de la cuestión: los viajes a Canarias, la naturaleza de esos viajes y el dinero de esos viajes. Pero en su llanto me vi reflejado y creo que fue mucho más importante que cualquier discurso. Lloraba él, pero con él llorábamos todos arrepentidos de haber llegado a esta situación tan deplorable y descorazonadora.
Lo de Monago ha sido una venganza. Pero eso es la anécdota. La categoría es que la política se ha convertido en una 'vendetta'. Parece como si el arte de gobernar se hubiera convertido en una disciplina de truchimanes en la que todos tienen algo que ocultar y lo importante es que no te pillen ni se venguen de ti. ¡Cómo hemos cambiado! Tanto, tanto, tanto, que dan ganas de llorar arrepentidos y con dolor de pecado.
Hubo un tiempo en que muchos llevábamos en la solapa o prendidas en el jersey las insignias de nuestros partidos políticos. Presumíamos de militar. Nos sentíamos orgullosos de nuestro compromiso y creíamos que con ello ayudábamos a crear un mundo mejor. Cuando yo era estudiante, tenía mi habitación empapelada literalmente con carteles de mi partido político, el PSP: la paloma por aquí, la efigie de Tierno Galván por allá, los pósteres de cada mitin sobre la cabecera de la cama. Ser político o estar en política era algo grande y a cambio solo recibías la gratificación de creer que estabas cambiando la sociedad para mejor. ¿No les suena esto a lo que está sucediendo con Podemos?
Entonces no vivíamos la política en las redes sociales, sino de mitin en mitin y de asamblea en asamblea. La acción política nos hacía disfrutar tanto y nos inflaba tanto la autoestima que acudíamos a los mítines como hoy se va a de fiesta o de botellón organizado: el lunes, Carrillo, el jueves, Tierno, el viernes, Felipe, el sábado, Suárez y el domingo vamos a ver la bronca que se monta en el acto de Fraga.
El pasado viernes, en vez de subir a la Montaña de Cáceres, como suelo hacer cada tarde, me acerqué por el Palacio de Congresos a cotillear un poco, en plan jubilado ocioso que busca entretenimiento. Estuve cinco minutos. Todo era desangelado y aburrido. Los políticos del PP salían del Auditorio y escapaban a los bares vecinos. No había corrillos, ni orgullo, ni satisfacción. Parecía todo casi clandestino. Por no haber, no había ni curiosos mirando ni indignados protestando. Y me subí a la Montaña.
Después, me emocionó en hoy.es el llanto desconsolado de Monago porque en sus lágrimas me pareció ver a todo un país llorando por no haber sabido parar a tiempo una espiral de todo vale que ha convertido la política y la vida española en una pena.
TÍTULO: El día que nació la radio,.
A los 18 años, Gemma Nierga entró en Radio Barcelona para ver de cerca a un locutor de Los 40 Principales. “El chico, casi de mi edad, presentó un tema, Can’t take my eyes off you, y lo hizo mirándome fijamente a los ojos. En ese instante descubrí lo más parecido a eso que llaman ‘la magia de la radio”. Con el tiempo, la periodista se ha convertido en una de las voces emblemáticas de la SER, una cadena cuyo embrión fue la estación EAJ-1 Radio Barcelona —una nomenclatura que hace referencia a los códigos de los radioaficionados, España, Telegrafía sin Hilos y el 1 por ser la primera—, que nació el 14 de noviembre de 1924. La voz de la locutora María Sabater inauguró la radio pionera en España hace justo 90 años. Eran los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera cuando echaba a andar un medio impulsado por fabricantes de aquellos aparatosos receptores de galena.
“La radio es el lugar en el que muchos hemos aprendido a hablar, a comunicarnos, a entretener, a informar. Nos ha enseñado a pensar”, apunta Nierga, que codirige el magacín Hoy por hoy, el programa más escuchado del dial y por el que transitó durante varios lustros Iñaki Gabilondo. “La radio ha vivido dos etapas: una anterior a la posibilidad de informar y otra posterior, cuando ya se podía informar. Durante la primera, cumplió un papel de acompañamiento a las fatigas de los españoles para superar tantas dificultades, con programas más básicos pero de enorme mérito como concursos, musicales, dramatizaciones… Era una radio amputada”, comenta el periodista. En la segunda, la cosa cambia. “Tras la muerte de Franco llega la información a la radio, pasando de ser un medio muy popular para públicos muy populares a alcanzar una posición destacada, notable como medio de referencia también en la información y en la opinión”.
Durante el medio siglo que ha estado ligado a las ondas, Gabilondo admite que ha vivido momentos buenos y no tan buenos. Entre los que perduran en su memoria está la primera vez que vio ante los micrófonos “a personas que habían estado denostadas y que parecían el diablo con rabo y cuernos”, como La Pasionaria y Santiago Carrillo, o las largas noches electorales, cargadas de emoción. Aunque observa que después de toda una vida haciendo radio, el día más poderoso en la historia del medio, el 23-F, él estaba en la televisión.
Nierga sintió la llamada de la radio en sus tiempos de estudiante de Periodismo. “Quería irme de reportera a Nicaragua, hablar de la revolución sandinista... pero un día me senté frente a un micrófono con 18 años y empecé a hablar de películas, de cine... A pesar de los nervios, sentí que eso me estaba gustando. Han pasado 30 años de ese ‘mi primer día”. Hasta hoy, no ha dejado de contar historias, hablar con los oyentes y escucharles desde la pecera de un estudio. Ha entrevistado a personajes “muy queridos, muy interesantes, muy admirados”.
En el fondo de la memoria de Nierga están las voces que salían del interior de aquellos artefactos: la de Elena Francis, que oía su madre, y la de Luis del Olmo, que escuchaba su padre. Aunque en sus inicios los receptores eran escasos, la radio se convirtió pronto en un gran medio de entretenimiento, con la adaptación de obras universales. En 1942 nació el Teatro del aire y poco después los populares seriales dramáticos, como la lacrimógena Ama Rosa (icono del género), o de humor, como Matilde, Perico y Periquín (16 años en antena) y La saga de Los Porreta. El concurso Cabalgata fin de semana, el espacio de solidaridad Ustedes son formidables o el futbolístico Carrusel deportivo, creado por el celebérrimo locutor chileno Bobby Deglané, han ido forjando la historia de la SER. Carrusel, decano de los espacios deportivos, comenzó a emitirse en 1954 y desde entonces sus goles acompañan a los aficionados. Ha logrado que el deporte sea una parte “muy importante de la historia de la radio. Ha sido la pasión, la emoción, la inmediatez del resultado y, en este país ha sido también, gracias a los deportistas españoles, el gran analgésico de la sociedad”, sostiene José Ramón de la Morena, al mando de El larguero y con más de treinta años en la SER. “Recuerdo las novelas de Guillermo Sautier Casaseca, que hacían llorar a mi madre, y un aparato AEG con el que mi padre intentaba coger por las noches Radio Moscú en onda corta para enterarse de cosas que aquí no se contaban”, dice el periodista. Con menos nostalgia, evoca “las madrugadas de niebla azulada, la carretera de doble dirección desde Brunete, la lluvia, los camiones de la basura” cuando llegaba a la radio a las 4.30 para entrar en el programa de Gabilondo.
La información es otro puntal de la SER. Aquella emisora que nació en el Hotel Colón de Barcelona supo esquivar en 1972, con Hora 25, la prohibición de que las privadas ofrecieran noticieros propios (era obligado conectar con el parte de RNE). El asesinato de Kennedy marcó un hito. Ese día de noviembre de 1963 la SER interrumpió por vez primera un programa para dar prioridad a una noticia de máximo interés.
Tras estos 90 años, ¿qué futuro le espera a la radio? “Hemos de mejorar. La humanidad ha ido mejorando a través de los siglos y noto una corriente en las nuevas generaciones de preocupación por mejorar la sociedad hacia una justicia social y una equidad e igualdad de oportunidades”, dice De la Morena. Nierga afirma que a diferencia de otros medios, la radio se entiende bien con Internet y defiende que muchas de las características que hoy creemos que ha traído Internet “las cultiva la radio desde hace décadas: inmediatez y participación. La radio es, sin ninguna duda, la primera red social, y lo va a seguir siendo en el futuro. Más social que nunca, gracias a su compatibilidad, incluso complicidad, con Internet”. Gabilondo mantiene que la radio es el medio que se adapta con más facilidad, rapidez y naturalidad a todos los pliegues de las novedades que se producen en la sociedad. “Incluso ahora mismo, todos estos fenómenos de las nuevas tecnologías que han puesto patas arriba el periodismo escrito no le han afectado a la radio de manera sustancial porque ambos hablan un mismo idioma: información continua en tiempo real y participación”.
TÍTULO: LUNES CINE, POSDADA, TE QUIERO,.
- Reparto
- Hilary Swank, Gerard Butler, Lisa Kudrow, Harry Connick Jr., Gina Gershon, Jeffrey Dean Morgan, Kathy Bates, James Marsters, Christopher Whalen, Dean Winters,.
- Holly Kennedy (Hilary Swank) es una joven viuda que trata de encauzar nuevamente su vida tras la muerte de su querido marido Gerry (Gerard Butler), al que amaba sobre todas las cosas. Pero un día, con motivo de su 30 cumpleaños, descubre que éste le ha dejado varias cartas, todas con la misma postdata: PD: Te quiero. Obsesionada con las misivas y su contenido, la madre de Holly (Kathy Bates) y sus mejores amigas Sharon (Gina Gershon) y Denise (Lisa Kudrow) comienzan a pensar que se está aferrando demasiado a un pasado que nunca volverá.
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