TAPAS Y BARRAS LOS MEJORES HUEVOS ROTOS,-fotos,.
Visitamos al chef Vicente Alcoba en su casa de la muralla de Coria,.
Un buen día de 2005 llegué a Coria y, pegado a un portón de la
muralla, descubrí un bar llamado Casa Campana. Entré a tomar un café y
me encontré con un artista, con un señor llamado Vicente Alcoba Lisero.
Empezamos a hablar, me contó historias de setas y de su familia (su
abuelo, Vicente Lisero, fue el primer alcalde socialista de Coria y lo
fusilaron en Acehúche). De la barra pasamos a la cocina y me preparó
unas alubias con setas que aún no he olvidado.
Hace un par de sábados, volví a Coria para visitar a Vicente. Sabía que estaba enfermo y me apetecía saber de él. Subí a su casa, en plena muralla cauriense, y me lo encontré sentado en un sillón, con un radiador al lado, una tablet a mano y una manta sobre las piernas. Nos dimos un abrazo y empezamos a hablar rodeados de libros, pastillas y detalles.
«En 2006 me dio un derrame y estuve cinco meses en coma, más muerto que vivo», me cuenta. «Pero la cocina no se me ha olvidado. El corazón me dicta lo que tengo que hacer y la cocina es amor y transparencia, como el agua, como la vida. Me gusta cocinar con hierbas, con la albahaca, con la menta. También con las setas. Me llaman el brujo de las setas», confiesa cómplice.
Vicente vive solo en una casa preciosa del siglo XVIII con pilares romanos del siglo I. No se levanta mucho del sillón. Le cuesta. Tres gatos ronronean por las esquinas. A su lado, grita un loro. Se llama Emilio en homenaje a un amigo de Vicente que tenía la nariz aguileña. Nada más sentarme, un caniche con patitas blancas viene a jugar con mis zapatos. Se llama Carmelo en honor a la canción '¡Ay Carmela!' y a la batalla del Ebro. «Es que yo tengo ADN republicano», proclama Vicente. Luego me dice que se ha hecho de Podemos, «aunque soy consciente de que también pueden fallar porque somos animales racionales y nadie está libre de corrupciones». Vicente se encasqueta, coqueto, un sombrero de paja con una tira de la bandera republicana para la fotografía. Con la enfermedad está un poco demacrado, pero luce interesante y, sobre todo, luce lúcido.
En un ordenador, guarda miles de recetas con claves para que no se las copien, pero me regala un libro donde se desvela el secreto de los huevos rotos, ese plato que en Coria bordan, hasta el punto de que, al igual que cada extremeño tiene su jamón preferido, cada cauriense tiene sus huevos rotos favoritos.
A mí me gustaban los de Vicente. Los hace así: «Las patatas cortadas a gallo se echan en aceite hirviendo y, cuando están doradas, se baja el fuego para que queden jugosas por dentro. Se sacan, se les quita el aceite con papel de cocina y se salan al gusto. Los huevos se hacen de uno en uno, en aceite que eche chispas, con una cuchara, que se usa para echarles aceite sobre la yema y sacarlos con cuidado. Se colocan sobre las patatas y se les rompe la yema con un cuchillo. Después, en un mortero, se ponen dos dientes de ajo y un pimiento de la Vera, deshidratado y ahumado, muy picaditos y con sal gorda, se machan, se les echa un poco de aceite hirviendo, se vierte el contenido del mortero sobre los huevos y a comer».
Vicente Alcoba cree en el toro de lidia y en el Cristo de Calzadilla. «Es que soy misticista, como Lorca». A quien no entiende es a Picasso cuando representa en el Guernica al toro como la dictadura y al caballo como la paz. «Si el toro es un Dios».
Vicente cocina lírico y escribe trágico: «El día que naces empiezas a morir. Todos tenemos una razón para desaparecer». No es fácil para un genio de los fogones vivir recluido en esta habitación antigua y oscura. «Es que no me puede dar la luz de la calle y tengo que tomar cada día 40 pastillas», explica. Pero no se rinde. Se levanta a las cinco, se acuesta a la una. Tiene proyectos: «Quiero hacer una guía de la Sierra de Gata con todos los lugares donde hay setas, donde hay cuevas, donde hay cascadas o bodegas populares». Y, sobre todo, tiene un propósito: «Voy a salir de esta».
TÍTULO: ¡QUE TIEMPO TAN FELIZ! PEDROCHE DA LA CAMPANADA,.
Hace un par de sábados, volví a Coria para visitar a Vicente. Sabía que estaba enfermo y me apetecía saber de él. Subí a su casa, en plena muralla cauriense, y me lo encontré sentado en un sillón, con un radiador al lado, una tablet a mano y una manta sobre las piernas. Nos dimos un abrazo y empezamos a hablar rodeados de libros, pastillas y detalles.
«En 2006 me dio un derrame y estuve cinco meses en coma, más muerto que vivo», me cuenta. «Pero la cocina no se me ha olvidado. El corazón me dicta lo que tengo que hacer y la cocina es amor y transparencia, como el agua, como la vida. Me gusta cocinar con hierbas, con la albahaca, con la menta. También con las setas. Me llaman el brujo de las setas», confiesa cómplice.
Vicente vive solo en una casa preciosa del siglo XVIII con pilares romanos del siglo I. No se levanta mucho del sillón. Le cuesta. Tres gatos ronronean por las esquinas. A su lado, grita un loro. Se llama Emilio en homenaje a un amigo de Vicente que tenía la nariz aguileña. Nada más sentarme, un caniche con patitas blancas viene a jugar con mis zapatos. Se llama Carmelo en honor a la canción '¡Ay Carmela!' y a la batalla del Ebro. «Es que yo tengo ADN republicano», proclama Vicente. Luego me dice que se ha hecho de Podemos, «aunque soy consciente de que también pueden fallar porque somos animales racionales y nadie está libre de corrupciones». Vicente se encasqueta, coqueto, un sombrero de paja con una tira de la bandera republicana para la fotografía. Con la enfermedad está un poco demacrado, pero luce interesante y, sobre todo, luce lúcido.
En un ordenador, guarda miles de recetas con claves para que no se las copien, pero me regala un libro donde se desvela el secreto de los huevos rotos, ese plato que en Coria bordan, hasta el punto de que, al igual que cada extremeño tiene su jamón preferido, cada cauriense tiene sus huevos rotos favoritos.
A mí me gustaban los de Vicente. Los hace así: «Las patatas cortadas a gallo se echan en aceite hirviendo y, cuando están doradas, se baja el fuego para que queden jugosas por dentro. Se sacan, se les quita el aceite con papel de cocina y se salan al gusto. Los huevos se hacen de uno en uno, en aceite que eche chispas, con una cuchara, que se usa para echarles aceite sobre la yema y sacarlos con cuidado. Se colocan sobre las patatas y se les rompe la yema con un cuchillo. Después, en un mortero, se ponen dos dientes de ajo y un pimiento de la Vera, deshidratado y ahumado, muy picaditos y con sal gorda, se machan, se les echa un poco de aceite hirviendo, se vierte el contenido del mortero sobre los huevos y a comer».
Vicente Alcoba cree en el toro de lidia y en el Cristo de Calzadilla. «Es que soy misticista, como Lorca». A quien no entiende es a Picasso cuando representa en el Guernica al toro como la dictadura y al caballo como la paz. «Si el toro es un Dios».
Vicente cocina lírico y escribe trágico: «El día que naces empiezas a morir. Todos tenemos una razón para desaparecer». No es fácil para un genio de los fogones vivir recluido en esta habitación antigua y oscura. «Es que no me puede dar la luz de la calle y tengo que tomar cada día 40 pastillas», explica. Pero no se rinde. Se levanta a las cinco, se acuesta a la una. Tiene proyectos: «Quiero hacer una guía de la Sierra de Gata con todos los lugares donde hay setas, donde hay cuevas, donde hay cascadas o bodegas populares». Y, sobre todo, tiene un propósito: «Voy a salir de esta».
TÍTULO: ¡QUE TIEMPO TAN FELIZ! PEDROCHE DA LA CAMPANADA,.
-foto--Cristina Pedroche da la 'campanada' en Nochevieja.,
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La vallecana había prometido desnudarse si llegaba a los 2 millones de seguidores en su cuenta de Twitter,.
La Sexta apostó por Cristina Pedroche y Frank Blanco, su compañero de 'Zappeando', para dar las campanadas en Nochevieja. Era el debut de la vallecanacomo presentadora el 31 de diciembre y lo hacía rodeada de una gran expectación, ya que había prometido desnudarse si llegaba a los 2 millones de seguidores en su cuenta de Twitter.
Objetivo cumplido. No tuvo que desnudarse para ser lo más comentado de las campanadas, con permiso de Canal Sur. Pedroche apareció en pantalla con un elegante vestido negro largo. La sorpresa llegó cuando Frank Blanco le preguntó si llevaba puesto algo rojo. En ese momento la joven se levantó el vestido mostrando las transparencias que lucía y donde no dejaba lugar a la imaginación."Ya me dirás tú si llevo algo rojo", le aseguró a Frank Blanco antes de darse una vuelta completa y mostrar sus curvas sin complejos.
TÍTULO: SABADO CINE, AMOR CIEGO,.
- Reparto
- Gwyneth Paltrow, Jack Black, Jason Alexander, Joe Viterelli, Susan Ward, Bruce McGill, Rene Kirby, Molly Shannon,.
- Hal Larsen es un muchacho superficial que sólo encuentra bellas a las chicas que parecen supermodelos. Sin embargo, después de ser sometido a una sesión de hipnosis por un conocido gurú, sólo será capaz de ver la belleza interior de las mujeres. Rosemary, una chica obesa y bondadosa, se cruzará en su camino y Hal se enamorará locamente de ella.
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